Claves para entender a los Maestros

27 noviembre 2014

28º Caballero del Sol o Príncipe Adepto

28º Caballero del Sol o Príncipe Adepto


Grado Vigésimo Octavo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado
Décimo Grado del Consejo de Caballeros Kadosh
Décimo de los Grados Históricos y Filosóficos
Décimo de los Grados definidamente Templarios
Décimo Grado de la Sexta Clase o Serie



Este grado representa el Jardín del Edén, cuya entrada guardan los siete arcángeles. Adán, el Gran Maestro Presidente, simbolizando al padre de la humanidad, y el Hermano Verdad, simbolizando a la Naturaleza,  la misión de los seres humanos esta en buscar la Verdad. Este grado corresponde a los llamados cabalísticos, y fue creado por el hermano Dom Pernety, fundador del Rito de los Iluminados de Avigñón.

Se llama Caballero del Sol, porque este magnífico astro es la imagen sensible de la Divinidad, aquella que los masones egipcios honraban hace milenios en la ciudad de Heliópolis.

Este es un grado cabalístico y hermético de la antigüedad más remota, ocupándose de la materia primaria de todas las cosas. La alegoría es el hombre en busca de la verdad. Enseña un diseño filosófico para una doctrina de religión natural como parte del misterio.

De acuerdo con el enfoque filosófico, hay siete estaciones que representan los planetas que antiguamente explicaban el paso de las almas entre el cielo y la tierra. Aprendemos que la creación trae fuerzas opuestas de equilibrio y armonía. Así, los golpes martillantes de la adversidad son útiles para el desarrollo del carácter. Otra presentación es la creencia de los viejos sabios que lo que vemos en esta vida son reflejos de las cosas que existen en el mundo espiritual invisible. Por tanto, una vida similar después de la muerte estaba asegurada. La naturaleza también era elogiada por el estudio y por encontrar allí las características de la Deidad. Entonces, la fe es enseñada como la palanca milagrosa que puede mover a la humanidad. Una vez que se haya comprendido y se crea este concepto de la fe en un Creador Supremo Omnipotente, se tiene un escudo que desvíe para siempre el miedo.
Nuestro amor a Dios se puede hacer manifiesto en nuestro amor a la Verdad, a la Justicia y a la Nobleza del Alma. Estas formas pueden abarcar una confluencia poderosa del acto universal de piedad total. Estamos continuamente y por siempre dentro y fuera de grandes fuerzas del universo extenso de Dios.
También nos ponemos cara a cara con la Deidad infinita cuando enfrentamos el pensamiento de Dios al obtener una verdad; cuando descubrimos la regla conducta de Dios mientras que aprendemos lo correcto; o cuando participamos del sentimiento de Dios mientras experimentamos amor desinteresado. No podríamos esperar terminar un estudio de esto aún si dedicaríamos toda la vida a la tarea. Mucho antes de las pirámides de Egipto, el hombre antiguo adoraba al sol y sus planetas, así como el fuego, la luz y el calor como símbolos y muestras externas del Ser o Intelecto Supremo.
Se combina en una creencia del Gran Arquitecto del Universo, el Infinito, Incognoscible, un Dios Eterno. 
La enseñanza, sin embargo, no es sacramental. La creación es la manifestación de Dios. Cada uno es enteramente libre de investigar para si dentro de los métodos. Espacio simboliza esta idea de divinidad. Es ilimitado, infinito, insondable, Incognoscible. Pero es. Así pues, también, el hombre es. Dios no es deducido de la naturaleza pero la naturaleza se deriva de Dios.
Es simplemente imposible que lo finito entienda completamente lo espiritual infinito. El hombre busca y lucha por su realización espiritual. Si una verdad positiva de lo espiritual es lograda por la razón o la revelación, afecta sobre la mente humana solo hasta el punto en que la inteligencia humana finita es capaz de recibir. Creemos y conocemos las grandes verdades, lo infinito del espacio, y la naturaleza espiritual del alma de Un Dios. Pero la idea y los detalles completos de ese infinito y esa espiritualidad deben eludirnos en esta vida a menos que nuestras condiciones o energías finitas de revelación sean mejoradas. Las leyes de la naturaleza son el desarrollo del amor, que es la ley universal. La naturaleza es una gran armonía, y de esa armonía cada alma humana debe ser un tono. De Dios fluye en círculos incesantes, como luz y esplendor de Su sol”.[1]

Los Rituales declaran que el objetivo del grado es «obtener los medios para satisfacer la sed que el hombre tiene por conocer el gran secreto de la Naturaleza». Según el Diccionario Masónico del Gran Oriente de Francia, se trata de un grado “sumamente interesante, que reclama una extensa meditación. Bajo el velo hermético, oculta el verdadero secreto de la Orden”.

Los objetivos exotéricos del grado son:
Ø  Respetar la fraternidad entre todos los hombres, nuestros Hermanos.
Ø  Trabajar para que toda la Humanidad posea las herramientas que le permitan transitar el Sendero de la Verdad.
Ø  Tratar a los «otros» como deseamos ser tratados.
Ø  Estudiar todo lo que es útil para el bienestar de la humanidad.

Los objetivos esotéricos del grado son:
Ø  Comprender las relaciones entre la Cábala y la Alquimia.
Ø  Efectuar una revisión general de todo el simbolismo masónico.
Ø  Generar el nacimiento del Rey”, en el sentido alquímico de la expresión.
Ø  Cultivar la Sabiduría y la Verdad.
Ø  Producir el oro potable”.
Ø  Alcanzar una vislumbre de la Piedra Filosofal, el verdadero Sol del reino metálico.


08 noviembre 2014

Simbolismo en el 3º Maestro

3º Maestro

El grado de Maestro ha recibido el calificativo de “Sublime”, de donde es frecuente la denominación “El Sublime Grado de Maestro Masón”.
Este término anticipa los grados de la Logia Capitular de Perfección, y justifica la consideración del Maestro como el primero de los Altos Grados.
El vocablo “Sublime” alude a la Palabra Sublime, la Palabra que se pierde y se recupera una y otra vez.
Finalmente, algunos asocian este término con la “sublimación” alquímica, que el Maestro Masón aspira conseguir.
Se encuentra en posesión de la plenitud de sus derechos masónicos, por lo que puede acceder a la Presidencia de la Logia, a formar parte de la Gran Logia, etc.
Ello se representa simbólicamente a través del hecho que puede tomar asiento en cualquier región del Templo, tanto al Mediodía como al Septentrión.
Y que aquellos Hermanos que poseen Altos Grados, cuando están trabajando en una Logia Simbólica, deben portar el mandil y los atributos de Maestro Masón, independientemente de los otros grados que puedan poseer.

Si bien el Maestro de una Logia ocupa el “Trono de Salomón”, y representa a este último personaje, la Maestría en general puede considerarse como un atributo netamente hirámico.
Hiram Abiff o Abif es el centro en torno al cual gira todo el simbolismo del Maestro Masón.
Hiram es el Maestro por excelencia, y la Maestría Masónica un esfuerzo por alcanzar el nivel de consciencia que Hiram simboliza.

“Maestro es aquel que puede enseñar”. En tal sentido, puede decirse que el Aprendiz aprende, el Compañero trabaja y el Maestro enseña; pero que, al mismo tiempo, todos aprenden, trabajan y enseñan.
Entre los grados simbólicos existe, por lo tanto, una doble relación: vertical y horizontal.
Vertical (la plomada) en sentido jerárquico, pues cada grado supera al precedente e implica nuevos y más profundos conocimientos.
Horizontal (el nivel), porque los tres grados interactúan entre sí, se alimentan y enriquecen mutuamente.
En síntesis, el esquema del simbolismo es, a la vez, jerárquico y a nivel, e implica un flujo permanente de la gnosis que circula entre los tres grados, y contribuye a unificarlos en una estructura común (la escuadra).


La escuadra y el compás
Este símbolo, tan común en la Masonería, presenta en el grado de Maestro una cierta paradoja.

Por un lado, la joya del Venerable Maestro de la Logia es la escuadra.
Por el otro, sobre el Altar, el compás se coloca con ambas puntas sobre la escuadra, indicando una cierta jerarquía del primero sobre la segunda.
Se trata, aparentemente, de simbolizar que el Maestro se encuentra entre la escuadra y el compás, entre la Tierra y el Cielo, entre los Principios y sus efectos.
No es, por lo tanto, sólo del Cielo o sólo de la Tierra, sino que se ha transformado en el mediador, en aquel que maneja tanto la escuadra como el compás.
La relación que adoptan estos dos instrumentos puede ser expresada recurriendo al lenguaje alquímico: «la materialización del espíritu y la espiritualización de la materia».

La «enseñanza gestual»
Toda la enseñanza masónica es simbólica y, dentro del simbolismo, lo «gestual», es decir, los signos y posturas ejecutados con el propio cuerpo, revisten gran importancia.
Se dice que los gestos y signos corporales masónicos intentan reproducir «el gesto creador del Gran Arquitecto del Universo».
Si bien, en lugar de «creación», el término más correcto sería «emanación», lo cierto es que los gestos masónicos pretenden tener un sentido cosmológico, expresando a través del cuerpo el proceso evolutivo del Universo.
En tal sentido, los signos y gestos parten del «propio cuerpo, considerado en sí mismo como un símbolo».
Si bien, como dijimos, lo gestual se halla presente en toda enseñanza masónica, es en el grado de Maestro donde alcanza la plenitud de su expresión.
Es por ello que los signos, símbolos y toques en este grado son muy numerosos, además de incluir todos los signos del Aprendiz y del Compañero.
Algunos de tales signos han caído en desuso, o están dispersos entre los distintos Ritos.
¿Tales pérdidas no nos recuerdan «la pérdida de la Palabra»? Se trata, en este caso, de una Palabra muda, que se compone de gestos, de posturas corporales, previas a la emisión de los sonidos.
Y todo ello nos indica que el aforismo «reunir lo disperso» en este grado adquiere una vitalidad y necesidad absolutas.
Por otra parte, la importancia de la enseñanza gestual indica que la instrucción del Maestro no puede consistir en largos discursos, sino que prioriza el lenguaje del cuerpo, el simbolismo y las expresiones verbales cortas pero a la vez significativas.


Los números
El simbolismo numérico de este grado es complejo, pues incluye los números 3, 5, 7 y 9.
El 3 aparece en la importancia simbólica otorgada al Delta.
El 5 en los Cinco Puntos del Compañerismo.
El 7 en el hecho que «el Maestro Masón en sí mismo es una Logia Justa y Perfecta», recordando que tal condición es alcanzada cuando siete masones la componen.
El 9 en su carácter de «número de fin de ciclo», en este caso, el fin del ciclo de la Masonería Simbólica.


La ceremonia de Iniciación en este grado se conoce como “Exaltación”.
Exaltar” significa elevar a una dignidad, ensalzar los méritos de algo o las cualidades de alguien. Exotéricamente, esto simplemente puede entenderse como que la condición de Maestro es una dignidad, y quienes la reciben son exaltados a la misma.
Sin embargo, desde un punto de vista esotérico, “exaltar” tiene un contenido alquímico:
exaltar” la materia por medio del fuego transmutador. En este sentido, “exaltar” es similar a “sublimar”.
En todo el simbolismo y la filosofía del grado de Maestro hay un eje central: el Verbo, la Palabra, el Logos.
La pérdida de este Logos, la muerte de Hiram, la incapacidad para pronunciar la Palabra Verdadera, es la gran “caída” que los Rituales del grado intentan simbolizar.
Una “caída” que, sin embargo, no es del todo deplorable, porque la misma motoriza la posterior queste (búsqueda): primero, del cuerpo de Hiram; luego, de los Asesinos y, finalmente, de la Palabra en sí misma, que habrá de encontrarse en el grado 14°.
Por lo tanto, la muerte de Hiram es casi un sacrificio, la necesaria Muerte del Padre, sin la que sus hijos quedarían aprisionados en una fórmula, en una estructura: es una muerte fructífera, que vivificó el simbolismo masónico al generar el conjunto de los Altos Grados.

El color del grado
Si bien el grado de Maestro pertenece a la Logia Azul y, por lo tanto, se halla influido por el simbolismo de ese color, el tono característico del Maestro es el negro.
A veces puede resultar paradójico que los autodenominados «Hijos de la Luz» hagan tanto hincapié en la negrura, en la obscuridad.
Pero recordemos que la obscuridad es la condición necesaria (no suficiente) para la expresión y la manifestación de la Luz, de donde lo negro, lo obscuro, es la matriz de la que emerge lo luminoso.


La Mesa del Maestro
Frente al Trono del Maestro se encuentra su Mesa, también llamada Altar.
Es de forma rectangular, y está cubierta con un tapete negro, sembrado de lágrimas blancas y orladas de una ancha franja de plata.

Sobre la Mesa se encuentran:
           La espada.
           Un reloj de arena, Al reloj de arena a veces se le agregan alas, para simbolizar el rápido paso del tiempo y lo transitorio de la vida. «El reloj de arena, o de agua, en su doble movimiento, es decir, en sus inversiones sucesivas, sugiere los latidos del corazón. El pasaje de la arena entre los dos compartimentos se efectúa a través de un estrecho orificio, lo cual puede asimilarse a la dificultad que se experimenta al pasar de un estado a otro. El flujo de la arena de un compartimento al otro es imperceptible al principio, y se acelera gradualmente. Girar la clepsidra significa comenzar un nuevo ciclo de posibilidades».
           La escuadra.
           El compás.
            El mazo.
            Una calavera humana. En el fondo del dosel del Oriente, a la derecha del Trono del Maestro, habrá un esqueleto humano con un mazo en la mano derecha, en actitud de golpear. Nótese como numerosos símbolos de la Cámara del Medio son similares a los del Cuarto de Reflexión del Aprendiz.

Algunos Rituales añaden a lo anterior una llana o trulla, lo que nos parece muy adecuado, por ser este el instrumento con el que el Maestro Masón extiende el cemento de la fraternidad sobre las asperezas que aún puedan permanecer en los materiales.

Las dos columnas
Se colocan en Occidente en la posición usual, pero son diferentes a las dos columnas del Aprendiz y del Compañero.
Ambas son de orden dórico; la de la derecha, entrando, lleva grabada la letra M\, y la de la izquierda la B\; es decir, las dos letras con las que se abrevia la Palabra Substituta.
Sobre los capiteles de las columnas descansan sendas urnas funerarias, de las que sobresalen las hojas de una rama de acacia.

Los símbolos principales del grado se encuentran:

·         La piedra cúbica de punta
«La cubo y la esfera corresponden, respectivamente, al doble punto de vista estático y dinámico» (Mainguy).

En algunas ocasiones, la piedra cúbica de punta, o piedra cúbica piramidal, se considera un símbolo propio del Maestro, y en otras algo intermedio entre el Compañerismo y la Maestría.
En este último caso se la interpreta como la Obra Maestra de un Compañero apto para acceder a la Maestría.
Desde esta interpretación, las distintas “piedras” se consideran símbolos de transición, la piedra cúbica de Aprendiz a Compañero y la Piedra Cúbica de Punta de Compañero a Maestro.
En cualquier caso, la Piedra Cúbica de Punta, a través de la pirámide que la corona, marca un centro, un punto de convergencia de las distintas direcciones del espacio, y por ello corresponde a algo cumplido, terminado, donde todos los esfuerzos se han focalizado en un punto, produciendo un resultado que puede calificarse de “magistral”.
«La piedra cúbica representa la estabilidad absoluta y es en tal sentido un reflejo del Principio».
Se ha comparado el cubo con la forma simbólica de la Jerusalén Celeste, cuyo estudio detallado corresponde al grado 19°.
Asimismo, la pirámide remite al simbolismo del fuego y a ideas de transformación y trascendencia.
Las cuatro caras laterales del cubo representan los cuatro puntos cardinales, mientras que la pirámide manifiesta la preeminencia del zenith.
El cubo tiene seis caras y doce aristas.
La pirámide está sólidamente apoyada en la Tierra a través de su base cuadrada, mientras que se eleva hacia el Cielo como una montaña; por ello fue considerada por los egipcios como el Templo sagrado por excelencia.

         El hacha
Las armas son auxiliares de las herramientas, y las herramientas pueden utilizarse como armas”.
Por supuesto que no armas para librar una guerra contra otros seres humanos, sino la batalla interior por elevar y desarrollar el ser.
Si bien el hacha es un símbolo que se profundiza más en los Altos Grados, en el Maestro a veces se la coloca sobre la piedra cúbica de punta, señalando su vértice, símbolo del origen de toda manifestación.

         El compás
La punta central del compás representa los principios, mientras que la otra traza el círculo de la manifestación.
Desde un punto de vista teúrgico, una punta del compás representa entonces el centro y la otra la cadena de los Maestros, considerados como operadores en un acto mágico.
«Trazando las imágenes en movimiento, y móvil él mismo, el compás se ha convertido en el símbolo del dinamismo constructor, atributo de las actividades creadoras».

         La escuadra y el compás, en la posición del Maestro
Se dice que, en este grado, la escuadra simboliza el «acto rectificador».

Por otra parte, el compás es un símbolo propio y específico del grado, pues es aquí donde se alcanza la perfecta igualdad (todos los presentes en la Logia son Maestros, y todos se encuentran a igual distancia del centro, es decir, se hallan sobre el círculo trazado por el compás).
También se afirma que la nueva posición del compás simboliza que “ahora tienes libertad para trabajar con ambas puntas, con el fin de que el círculo de tus deberes masónicos esté completo”.
«Es en la escuadra y el compás donde está la perfección del cuadrado y del círculo».

         La plancha de trazar
Como la plancha de trazar era originalmente de madera se la consideraba un material “vivo”, es decir, los planos y proyectos del Maestro se trazaban sobre la vida misma.
Algunos consideran que proviene del ábaco (del fenicio abak), una tablilla cuadrada cubierta de polvo sobre la que se trazaban caracteres, planos y figuras.
El Manuscrito Dumfries la denomina «Trasel Board», y afirma que sobre ella «El Maestro traza sus diseños».
P.: ¿A qué usos se destina la plancha de trazar?
R.: A múltiples usos. Ella será utilizada por el Secretario para elaborar el Acta de los trabajos de la Logia. Los Maestros la emplearán para componer planos capaces de instruir a los Aprendices, a los Compañeros y a los demás Maestros. Siempre se tratará de reflexionar con madurez antes de proceder a la aplicación concreta de cualquier proyecto. Finalmente, se dice que el Maestro Masón es él mismo una plancha de trazar cuyos actos y acciones, fluyendo libremente, sin coerciones exteriores, sino respondiendo a la expresión natural de su ser, pueden servir como modelos para que otros, tanto profanos como Iniciados, encuentren en ellos inspiración y ejemplo.

         Los símbolos sobre la plancha, matriz de los alfabetos masónicos
Generalmente, sobre la plancha de trazar se inscriben los símbolos que se muestran.

Tales símbolos son la clave para la construcción de los alfabetos masónicos.
Es decir, las letras, los bloques constitutivos del Universo, nacen de la plancha, que es entonces la matriz del Cosmos.

         El tablero de dibujo
Si bien no es exactamente lo mismo que la plancha de trazar, su simbolismo es similar.
Existe una tradición de la Orden que habla de las mesas utilizadas por Hiram Abif en sus “planos y diseños arquitectónicos”.

En todos los casos la idea es de diseño, de plan, de obra concebida primero en el pensamiento, y luego materializada en el mundo concreto.
         La trulla
La trulla favorece la unión y la fusión entre las piedras; es por lo tanto el símbolo de la unidad.
La trulla es el instrumento mediante el cual la Obra del constructor adquiere su perfección y acabado final.
La trulla simboliza el arte de armonizar las oposiciones, y transformar tal oposición en fecunda creatividad.

         La cuerda, el lápiz y el compás
En algunos Rituales, son las herramientas del Maestro Masón.
«La cuerda determina el margen que tiene el Maestro para orientar la línea límite de la edificación. El lápiz (con su centro de grafito) con el que traza los planos, determina la armonía de las leyes de la mecánica con las del Gran Arquitecto del Universo. El compás determina el centro invisible (eje) sobre el que gira el cosmos; sus puntas miden la relación-proporción de las manifestaciones» (Daza).

         El skirret
Es un instrumento utilizado en la construcción en Gran Bretaña, consistente en un carretel y una cuerda, que suele mencionarse en conjunción con esta última como uno de los instrumentos del Maestro.

Se utilizaba el skirret para varios trabajos de medición.
En el sistema inglés también aparece la “gramilla”, un aparato que gira en un eje o perno que tiene en su centro, de donde parte la línea o cordel enyesado, con el que marca los cimientos para la construcción de los edificios.


         El Libro y la espada
Sobre el Libro, además de la escuadra y el compás, pueden colocarse otros símbolos.
Uno de ellos es la espada: habitualmente se dice que el Libro simboliza la Ley y la espada su cumplimiento. Esotéricamente, la espada es un símbolo de penetración, en este caso, del contenido del Libro.
Con la espada penetramos en el sentido interno del Libro (es decir, del Universo), y así lo comprendemos en profundidad.

         El ataúd
Es llamado el “pastos”, el que en los Misterios Antiguos era una caja o celda cerrada en la que se colocaba durante algún tiempo al Candidato, para simbolizar su muerte mística.
El ataúd es (y la similitud en las palabras debe ser una coincidencia) el athanor alquímico, el recinto cerrado en el que tiene lugar la transmutación.

         La acacia
Este es un símbolo complejo, que muchas veces se ha interpretado como el emblema de «la inmortalidad del alma».
Desde nuestro punto de vista, eso no tiene sentido, como tampoco lo posee el tratar de imponer algún «dogma masónico» referido a la existencia del alma o a su supuesta inmortalidad.
Por el contrario, sí nos parece muy valiosa la acacia siempre verde como un emblema del renacimiento, operado durante esta misma vida, una renovación integral del ser.
La acacia se ha tomado como símbolo de la Iniciación, es decir, del concepto mismo de lo iniciático.
En hebreo acacia se dice shittah, y de su madera estaban hechos numerosos objetos sagrados del Templo.
Los Elus Cohen decían que existen «tres clases diferentes de acacia», la «acacia verdadera» representaría al Elegido, a los «humanos de equidad» (término que recuerda al Zaddik, el Justo, en la Cábala), la segunda clase de acacia a sus discípulos, y la tercera a «los profanos incultos, errantes y vagabundos».
         El cuadrado mágico
El cuadrado «mágico», Tabla de Theon o Sello de Saturno, es uno de los símbolos del Maestro Masón.
Es también llamado la «Tabla de la Memoria», y se dice que sus nueve cifras corresponden a las nueve Musas.
En el centro del cuadrado se encuentra el número 5, símbolo del Hombre Verdadero, y sus filas y columnas suman 15, como los peldaños de la escalera que conduce a la Cámara del Medio.

         La mujer que llora
Se dice que este símbolo fue ideado en los Estados Unidos por J. Cross.
Sin embargo, un símbolo similar aparece en la Hieroglyphica, de Nicolás Flamel
En el Rito Escocés este símbolo corresponde al sexto grado (Secretario Íntimo), por lo que pospondremos un estudio extenso del mismo hasta ese momento.
De todas formas, como emblema de la finitud de la vida, del paso inexorable del tiempo y de la situación del hombre en este mundo, el símbolo es realmente muy apropiado para el Maestro.




Entre otros símbolos se encuentran: el incensario, el león, la guadaña, etc.
En realidad, los símbolos que pueden asociarse al grado de Maestro son prácticamente innumerables.
Uno de ellos es el incensario, que en los antiguos Rituales se conocía como la marmita de incienso. Se trata claramente de un símbolo alquímico de transmutación, de transformación de la materia.
También puede aparecer el león, otro símbolo alquímico, que lamentablemente suele ser interpretado desde una óptica religiosa.

El símbolo de este grado, por excelencia, es el cuerpo de Hiram.

FUENTE:
Dr. Jorge Norberto Cornejo.
Buenos Aires – Argentina.