Claves para entender a los Maestros

22 diciembre 2021

Serie: EL SIMBOLO PERDIDO

 

Serie:

EL SIMBOLO PERDIDO

El símbolo perdido es una novela escrita en 2009 por el autor estadounidense Dan Brown. ​ Se trata de un thriller que se desarrolla en Washington D. C., después de los acontecimientos de El código Da Vinci y se basa en la masonería tanto por su tema recurrente y sus principales personajes. ​

Publicado el 15 de septiembre del 2009, ​ es la tercera novela de Brown que involucra al profesor de simbología de la Universidad de Harvard, Robert Langdon, después de la novela Ángeles y demonios en el año 2000, y El código Da Vinci de 2003.[1]


La aventura ocurre una noche en la que Langdon atraviesa la ciudad de Washington para salvar a su amigo Peter Solomon, un masón grado 33, y durante ese lapso advierte los secretos que oculta el trazado de la capital de los Estados Unidos. 

 

Números:

·       La catedral de Washington, de estructura neogótica, con 333 escalones que conducen al campanario en la torre central. 

·       El edificio, situado en el número 1733 de Sixteenth Street de Washington, era una réplica de un templo precristiano.

 

Pinturas:

·       La obra de Constantino Brumidi, “La apoteosis de Washington”.


·       El grabado de Alberto Durero, “Melancolía I”.



Veamos que aparece en los capítulos:

1.     La cruz del leviatán.

La cruz de Leviatán es una variación del símbolo alquímico del azufre, que representa el fuego y azufre. El símbolo de azufre se colocó por encima de las Nueve Declaraciones Satánicas (p. 25), en la Biblia satánica, y es usado en rituales realizados por los satanistas.​ También se puede interpretar como una combinación de la cruz de Lorena y el símbolo matemático de infinito. A menudo se interpreta como un símbolo del satanismo, porque LaVey adoptó la Cruz de Lorena o incluso la Cruz patriarcal, que es también un símbolo del cristianismo y el hermetismo. Alquimistas herméticos del Renacimiento utilizaron el emblema como símbolo de la tierra y el espíritu mediante la combinación de la cruz

cuadrada, con la cruz de Cristo.

Algunas bandas de rock, black metal, death y otros géneros derivados del metal suelen usar el símbolo. Está presente en el logo de la banda de King Diamond. ​ La banda de rock Rush también muestra el símbolo en el álbum Clockwork Angels. ​ La banda de folk metal, Mägo de Oz, muestra el símbolo en su álbum Ira Dei. ​

También aparece en el videojuego The Binding of Isaac como una mejora en la sala de pactos con el demonio.[2]

 

2.     Es reiterada la mención al grado 33 de la masonería, Soberano Gran  Inspector General.

 


3.     La Acacia. Está relacionada a la leyenda del Maestro Hiram.

 


4.     Cámara de Reflexión. Leer acá.



5.     Alquimia. Sin duda esta es parte integrante del proceso que debe de realizar un masón en su recorrida, y bien clara su presencia en el punto anterior.

 

6.     En unas de las primeras imágenes aparece el ouroboros.

 


Ahora en su segundo capítulo se hace referencia al símbolo del TRISQUEL, claramente asociado a la cultura celta; pero se le marca una gran importancia en el mundo de los masones. Afirmación que no compartimos, capaz alguna masonería en el mundo lo pueda usar -pasado-presente-futuro / nacer-morir-renacer-, pero no ocupa un lugar destacado en la misma.



En el mismo capitulo se hace referencia a una secta dentro de la masonería denominada LEVIATAN -recordar el significado que le dio la obra de Thomas Hobbes-.

Primero anteriormente el propio profesor habla que la Masonería no es una secta y después carga con ese grupo y será el eje hasta el final de esta temporada. Es una gran libertad de la pluma de Dan Brown.

 

El anillo del grado 33º. Si bien esto no tiene un lugar de destaque en el mundo masónico, pero veamos su significado: “su forma circular, sin principio ni final, hace de él un símbolo de totalidad y eternidad empleado para consagrar un buen número de uniones…”.[3]

 

La mención al A'raf (árabe: الأعراف) es el reino separador musulmán o la frontera entre el cielo y el infierno, habitado por los equilibrados en sus pecados y virtudes, no son del todo malos ni del todo buenos. Este lugar puede describirse como una especie de purgatorio benéfico con privaciones, pero sin sufrimiento.[4]

 


En el capítulo 5 tiene la mención a la obra de Alberto Durero y a su obra Melancolía I, con un amplio abanico de significado en sus símbolos.

Esta composición alegórica, considerada una de las estampas más famosas de los antiguos maestros, ha sido objeto de más interpretaciones modernas que casi cualquier otra imagen en arte. José Pijoán afirmó «no hay otra imagen humana tan saturada de pensamiento»,​ refiriéndose a la obra. Cabe destacar la imprescindible interpretación de la obra de Durero realizada por Erwin Panofsky y el libro en dos volúmenes de Peter-Klaus Schuster. También Giorgio Agamben dedica parte de su ensayo Estancias. La palabra y el fantasma en la cultura occidental al estudio de este grabado.

Junto con El caballero, la Muerte y el Diablo y San Jerónimo en su gabinete, Melancolía I forma parte de las denominadas Estampas Maestras de Durero. Las estampas fueron realizadas entre 1513 y 1514 y son la culminación de su trabajo como grabador. Se han interpretado como autorretratos en clave simbólica, que nos presentan la imagen que Durero tiene de sí mismo: como artista de carácter melancólico en Melancolía I, como intelectual en San Jerónimo en su celda y como caballero cristiano en El caballero, la muerte y el diablo. ​A su vez, Melancolía I simbolizaría la esfera intelectual dominada por el planeta Saturno, según la tradición astrológica ligado al sentimiento de la melancolía, constituyendo una conexión entre el mundo racional de las ciencias y el imaginativo de las artes. 

Al parecer, Durero estaba muy interesado por el estudio de las clasificaciones médicas y filosóficas que en su época dividían a los hombres en cuatro temperamentos: flemático, colérico, sanguíneo y melancólico. De estos cuatro temperamentos, Durero era identificado con el melancólico. La bilis negra a menudo se asociaba a los artistas y los arquitectos. Esto justifica el hecho de que la figura femenina de Melancolía I aparezca rodeada de instrumentos relacionados con las matemáticas y la geometría.

Para realizar la estampa, Durero se inspiró en las ideas que Marsilio Ficino recoge en su libro Libri de Triplici Vita, sobre el carácter melancólico y saturniano.

El hecho de que su título sea Melancolía I se explica recurriendo a otra fuente: el libro De Occulta Philosophia de Agrippa de Nettesheim, que fue publicado en 1531 y cuyo manuscrito era conocido desde 1510. Agrippa distinguía entre la “melancolía imaginativa”, la “melancolía mentalis” y la “melancolía rationalis”. Aunque no se sabe con certeza si Durero pensó en realizar una serie con estos tres aspectos de la melancolía. ​

Se ha sospechado que Melancolía I había sido concebido bajo el sentimiento de duelo por la pérdida de su madre. Incluso se ha dicho que los números del cuadrado mágico contendrían una referencia secreta a la fecha del fallecimiento.[5]

 




Por su parte en el capítulo 6 se presenta a los ROSACRUCES. Considerados una sociedad secreta de gran influencia en las elites intelectuales de occidente, en el período de la Edad Media. En esta oportunidad se rescata su papel en la alquimia, y como tal la figura de Isaac Newton.

 


Los CABALLEROS TEMPLARIOS, irrumpen en el capítulo 7, aparecen imágenes de la masonería como las dos columnas J y B.

 

El penúltimo capítulo está muy dinamico en el tema de la simbología. Filmando en el Almas Temple, es un edificio masónico frente a Franklin Square en 1315 K St NW en Washington, DC. Alberga Almas Shrine, un subgrupo de Shriner's International cuya sede se encuentra en Tampa, Florida. El edificio es de estilo arquitectónico morisco y presenta una elaborada fachada de terracota multicolor.


 

Siguen los símbolos.



Para pasar a tener momento de descifrar el mensaje se realizara en la Casa del Templo, actualmente conocida como le Templo del Rito Escocés, diseñada en 1911-1915 por John Russell Pope, ubicado en la calle 16 Noroeste. La obra se baso en la tumba de Halicarnaso, una de las siete maravillas de la antigüedad.



"El señor Brown estuvo aquí, documentándose para su libro", explica Arturo de Hoyos, Gran Archivero y Gran Historiador de la logia. "El libro es, sin duda, una obra de ficción, y en eso se queda. No hay parecido con lo que es la realidad de los masones. Somos una hermandad nacida bajo los principios de la Ilustración".

Como demuestra este lugar, los masones gustan de recargar sus templos y monumentos de símbolos tomados de muchas tradiciones, la del Antiguo Egipto, sobre todo: las esfinges, las pirámides, los obeliscos. "Enseñamos a través de los símbolos, creemos en la iluminación del alma a través de estas alegorías", explica De Hoyos.[6]

 

El último capítulo de esta temporada no podía terminar sino con el obelisco.

Admiradores de la arquitectura y el arte de la antigüedad, los masones tomaron el símbolo del pilar como una representación de su relación con la divinidad. Tal y como el experto masón Carl Claudy dijo en su Introducción a la masonería, "los pilares son símbolos de gran valor; el iniciado de la antigüedad veía en el obelisco el verdadero espíritu del dios al que adoraba".

Se puede ascender hasta un mirador situado en la pirámide que corona el monumento, a 169 metros de altura, con un ascensor. Para acceder a él hay que retirar unas entradas gratuitas, muy preciadas en la ciudad, que se reparten a las ocho y media de la mañana y se agotan en minutos, en un centro de visitantes cercano.

Subir hasta esa pirámide significa estar en el punto más elevado de la ciudad, en el nivel más elevado de cuantos se puede encontrar en esta masónica ciudad. Dan Brown así lo entendió, y por eso le dio a este punto, visible desde la Casa Blanca, el Capitolio y casi toda la ciudad, un protagonismo merecido en su novela. Desde aquí se confirma lo que el escritor observa en el libro: "Incluso desde el aire, Washington DC exuda un poder casi místico".[7]



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