Claves para entender a los Maestros

30 septiembre 2015

Pintura Iniciática

Primer certamen de Pintura Iniciática

Hace poco más de un año, en el seno de la Comisión de Cultura, surgió la idea de ampliar en distintas formas el ejercicio cultural dentro de la Institución. Así fue que distintos actos multitudinarios fueron acompañados por artistas que con su música completaron exquisitamente las jornadas de premiaciones. 

También teníamos la impresión que debíamos darles posibilidades de expresión a los artistas plásticos y entonces nos pusimos a trabajar en la realización de este Certamen.
Esperábamos buena participación, ya que pese a que por la temática el evento estaba restringido a miembros de la Institución y familiares directos, sabíamos que contábamos con muchos amantes del arte pictórico.

Nuestras expectativas fueron desbordadas, en este primer Certamen de Pintura Iniciática recibimos cuarenta obras creadas por veintidós artistas.

El Jurado que estuvo compuesto por: José Luis RONDAN, artista plástico; Julio MARIÑO, galerista; y Enrique AGUERRE, Director del Museo Nacional de Artes Visuales trabajaron desde un principio con dedicación y demostrando su erudición en la materia.

Luego de una ardua tarea, que pasó por cuatro preselecciones, y teniendo a la vista la totalidad de las cuarenta obras presentadas por los veintidós artistas participantes, llegaron a las conclusiones de elección de los cuatro premiados.

Queremos por supuesto felicitar a los cuatro premiados pero extender también nuestro reconocimiento a los veintidós artistas que hicieron sus aportes y supieron utilizar las herramientas para demostrarnos a través de la pintura su acercamiento a lo iniciático.

Todos disfrutaremos la muestra de las Obras presentadas.

Los premiados fueron los siguientes:


Primer Premio: Luis Alberto Arias
Obra: "El ojo que todo lo ve"
Técnica: Oleo sobre tela. Dimensiones: 0,38 x 0,53

Mención Especial: Marta Escondeur
Obra: "La Luz"
Técnica: Oleo sobre tela. Dimensiones: 0,80 x 0,60

Mención Especial: Omar Scasso
Obra: "Bodegón con mazo y cincel"
Técnica: Oleo sobre fibra. Dimensiones: 0,60 x 0,50

Mención Especial: Jorge Carbajal
Obra: "Luz"
Técnica: Arcrílico sobre tela. Dimensiones: 0,50 x 0,50



































William Reid

William Reid
¿? - 30 setiembre de 1987
¿? - Montevideo


Venerable Maestro de Silver River Lodge en 1979.



Cementerio Británico de Montevideo.

28 septiembre 2015

Atanasio de la Cruz Aguirre Aguado

Atanasio de la Cruz Aguirre Aguado
2 de mayo de 1801 - 28 de setiembre de 1875
Montevideo


Presidente del Senado en ejercicio del Poder Ejecutivo, desde el 1º de marzo de 1864 al 15 de febrero de 1865.

En nuestras guerras de la independencia fue Oficial de la Comisaría General de Guerra en Junio de 1825; Oficial encargado en 1826 y el 2 de noviembre de 1833 Comisario General.

Al dividirse la opinión pública en la guerra civil de 1836/38, Aguirre defendió la causa del gobierno legalmente constituido y a la ciada de éste emigró a Buenos Aire volviendo con Oribe cuando éste comenzó el sitio del Cerrito en febrero de 1843.

Firmada la paz de octubre de 1851, es elegido Diputado por Minas.

Ante los sucesos políticos que depusieron al Presidente Giró (masón) y en razón de su intervención activa a favor del mismo., el gobierno del triunvirato le extiende su pasaporte para que abandone el país.

Durante la presidencia de Pereira (masón) fue designado miembro del Consejo Consultivo de Gobierno, instituido en marzo de 1856 y más tarde miembro de la comisión de inmigración y colonización y de la de repatriación y socorro de uruguayos.

En 1858 es Diputado por Paysandú y en 1861 Senador por Salto.

En febrero de 1864 asume la presidencia de la República, sucediendo a Bernardo P. Berro, en un momento dramático para los destinos del país que se hallaba en plena guerra civil contra el Gral. Flores.

El 15 de febrero de 1865 resignó el poder en manos del Presidente del Senado Tomas Villalba, buscando asilo en la cañonera española “VAD-RAS” para luego, días más tarde, trasladarse al vapor “TEVERE” que lo condujo a la ciudad de Paraná.

En 1867 vuelve a Montevideo pasando a vivir en  su quinta del Reducto.

En ese lugar con la íntima compañía de sus seres más queridos, lo sorprendió la muerte el 28 de setiembre de 1875.

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En la Masonería, fue miembro activo de la Logia Asilo de la Virtud.[1]






[1] Gran Logia de la Masonería del Uruguay- Biografías masónicas orientales. Tomo I. Montevideo. 1991. pp. 12-13.

26 septiembre 2015

Respuesta de los maestros en Teología de la Universidad de París

Respuesta de los maestros en
Teología de la Universidad de París

25 de marzo de 1308


Al serenísimo y muy cristiano príncipe Felipe, por la gracia de Dios, muy ilustre rey de Francia, sus humildes y devotos capellanes, maestros en Teología de Paris, aunque indignos, tanto en actividad como en inactividad, siempre resueltos y dispuestos, con una completa sumisión, a rendir a su majestad real entero y devoto servicio.


Los reyes muy cristianos del muy ilustre reino de Francia son conocidos por haber brillado, luego del origen mismo del reino, menos por la exten­sión de su poder que por la excelencia de sus costumbres y por su piedad cristiana. He allí, entonces, muy excelente príncipe, que imitando las loa­bles costumbres de vuestros santos predecesores, ardiendo de celo por la fe, pero queriendo no obstante defenderla, conforme con la regla legitima de la razón, sin usurpar el derecho de alguna otra potencia, y dado que vos po­déis exigir de nosotros. que somos vuestros humildes clientes, a consecuen­cia, además, de vuestra gran estima, habéis preferido demandamos ami­gablemente por vuestra carta como podéis, sin hacer injuria del derecho de otro, proceder contra ciertos destructores de la fe, proponiéndonos, sobre este asunto, ciertos artículos que debíamos responder; lo cual hacemos tar­díamente debido a la importancia del asunto y a la ausencia de algunos de los más importantes de nosotros (¡que la bondad real ya acostumbrada de vuestra clemencia quiera tener a bien perdonar la ofensa de este largo retardo!). Sobre los dichos artículos, luego de una deliberación diligente, ma­durada y reiterada, para ahorrar el tiempo de su majestad real, hemos de­cidido responder proponiendo brevemente las conclusiones que, persuadi­dos por muchos motivos que son razonables, creemos que son verdaderas.

Por lo tanto, sobre los dichos artículos, respondemos como sigue:

1) Sobre el primero, donde se pregunta si un príncipe secular puede arrestar a los heréticos, examinarlos y punirlos, nosotros decimos que nos parece que la autoridad del juez secular no llega hasta la ejecución de un proceso por herejía contra alguien que no está librado por la iglesia, a me­nos que la iglesia no lo requiera o no sea requerido, que no haya peligro in­minente, evidente o notorio; en tal caso, bajo condición cierta de ratifica­ción, está permitido a la potencia secular arrestarlos con la intención de re­mitirlos a la iglesia y que ella los encarcele, y no nos parece que en virtud del Nuevo o del Viejo Testamento se pueda admitir expresamente que el príncipe secular debe ocuparse del crimen antedicho.
En cuanto a la cuestión de saber si el derecho que los príncipes parecen detentar del Antiguo Testamento en las causas relativas a dicho crimen de alguna forma está restringido por el Nuevo Testamento decimos que, si se llama restricción a la revocación de cualquier tipo de estatuto o derecho que obtengan su fuerza solamente de la antigua Ley, todo bajo el régimen de la nueva Ley está restringido a este punto, lo que está fundado únicamente sobre la doctrina de la antigua Ley está revocado luego de la aplicación del Nuevo Testamento.

2) Sobre el segundo artículo, donde se pregunta si los Templarios, da­do que son caballeros, deben ser considerados como no religiosos y no exentos, nosotros decimos que no parece que la milicia creada por el servi­cio de la fe no excluye un estatuto de orden religioso y que tales caballeros, pronunciando el voto de la Orden instituida por la Iglesia, deben ser teni­dos por religiosos exentos. Si ocurriera que no han hecho una tal profesión, pero solamente están obligados a observar esta herejía, ellos no son religiosos y no deben ser tenidos como tales. En tanto que sea dudoso que ellos hayan hecho una confesión semejante, ellos pertenecen a la Iglesia, que ha instituido su orden, para decidir en este punto. En razón de la naturaleza de su crimen, mientras tanto, todo lo referido a ese crimen pertenece a la Iglesia, con respecto a cualquier persona hasta que, como se dijo antes, sea abandonada por ella.

3) Sobre el tercer artículo, en el cual se pregunta si, a causa de las sos­pechas que provienen de las confesiones ya efectuadas, la Orden debe ser reprobada, nosotros decimos que, como a consecuencia de las confesiones ya hechas existe sospecha vehemente de que todos los miembros de la Or­den no eran heréticos ni factores de herejía, al no haber denunciado nada ni haber hecho conocer nada a la Iglesia, por ejemplo; como existe una pre­sunción vehemente de que ellos de ninguna manera ignoraban la existen­cia de esta herejía en la Orden, al menos en parte; y como, principalmente, los maestros de la Orden entera y un gran número de otros han confesado este crimen, esto debe bastar para hacer repudiar la Orden en aversión a las personas o a justificar una investigación contra la Orden así completa­mente difamada por un crimen tan grande.

4) Sobre el cuarto artículo, cuando se pregunta lo que conviene hacer con aquellos que no han confesado nada y que no han sido convencidos, si es que existen tales, nosotros decimos que, como existe una presunción ve­hemente contra todos los miembros de la Orden, tal como se ha dicho, aun­que tales no deben ser condenados como heréticos, dado que ellos no han confesado aún y que no han sido convertidos, mientras tanto, puesto que ellos son muy temibles a causa de la susodicha sospecha, nos parece que es bueno poder ponerse en guardia contra el peligro de infección de los otros.

5) En cuanto a la quinta pregunta, relativa a los treinta o cuarenta miembros restantes de la Orden, etc., la respuesta surge de lo que ha sido dicho en los artículos 3 y 4.

6-7) Por la sexta y séptima preguntas, donde se demanda lo que hay que hacer con los bienes de los Templarios, decimos que, como los bienes del Templo no fueron dados a los templarios a título particular, en tanto que señores, sino más que todo como defensores de la fe y auxiliares de la Tierra Santa, y que tal fue la intención final de los donadores de tales bie­nes, lo cual es hecho con vistas a un fin, por una cierta razón o por una cierta necesidad, debe surtir su efecto con vistas a tal fin, y como dicho fin subsiste todavía, aunque ellos estén desfallecientes, los dichos bienes deben ser fielmente administrados y conservados en vista de tal fin. Nos parece que, en lo que concierne a su guardia, debe ser ordenado lo que convenga más a este fin.

Tales son Serenísimo Señor; las conclusiones sobre las cuales nos he­mos puesto de acuerdo y que hemos redactado lo mejor que hemos podido, queriendo obedecer las órdenes reales con todo nuestro corazón al igual que a la verdad. Plazca a Dios, como lo deseamos, que ellas parezcan acepta­bles a Vuestra Majestad Real; pues muy voluntariamente, estamos listos a consagrar nuestra diligente aplicación a lo que pueda ser agradable a una tan grande Alteza. Y plazca al ciclo que una injuria tan grande a la fe, de la cual sois el principal campeón y defensor, una injuria también escanda­losa y horrible para el pueblo entero, sea rápidamente castigada según vuestro santo deseo.
Que el Altísimo quiera conservar por mucho tiempo a Vuestra Majestad Real, quien, nosotros lo creemos fielmente, es útil no solamente al gobier­no temporal sino, además, al provecho espiritual de la Iglesia, y que vues­tra eminente bondad se signe de tenernos bajo su guardia, a nosotros, sus devotos y humildes capellanes. En testimonio de lo precedente, pusimos nuestros sellos a las presentes. Dado el día de la fiesta de la Anunciación de la santa Virgen, el ano del Señor 1307.




Citado por Georges Lizerand, op. cit., p. 63.


James Best

James Best
26 de setiembre de 1854 - 28 de noviembre de 1927
¿? - Montevideo

Venerable Maestro de Silver River Lodge en 1915.



Cementerio Británico. Montevideo.

24 septiembre 2015

Gervasio M. Burgueño

Gervasio M. Burgueño
19 de junio de 1814 - 24 setiembre de 1900


Militar que alcanzó el grado de General de la República.

Era hijo de un oficial de la independencia llamado Tomás Bargueño.

Comienza sus servicios como soldado en la Guardia Nacional en el año 1836. Durante la guerra grande sirvió en el ejército de Oribe con mando militar en Canelones. Merece destacarse en razón de lo que era norma en casi todos los jefes de esa época, su actitud humanitaria para con sus enemigos. Esta notable conducta le valió a Bargueño elogios, que no se los prodigaron sus compañeros de causa, sino sus adversarios de la Capital sitiada. En los terribles días siguientes a la capitulación del Paso de Quinteros, su intervención personal logró salvar innumerables vidas, como la de José Cándido Bustamante, quien le rindió tributo público de gratitud.

En febrero de 1858, el gobierno de Pereira premió sus brillantes servicios nombrándolo como Coronel graduado de Caballería y poco después se lo nombró como Jefe del 1er. Regimiento de Guardias Nacionales de Maldonado. Su recta conducta en el cumplimiento de sus deberes en la jefatura política de aquel departamento desembocó en el álbum que le ofrecieron los vecinos de aquella localidad en el año 1860 como un testimonio de agradecimientos hacia su persona.

Estuvo en el levantamiento que acaudilló en 1870 el Gral. Timoteo Aparicio.

El 30 de enero de 1875 el gobierno militar de Lorenzo Latorre lo designó para ocupar la Jefatura Política de Canelones y la Comandancia Militar de los departamentos de San José y Canelones.

El 26 de febrero de 1890, durante la presidencia del Gral. Tajes recibió las palmas de General de Brigada.

El 10 de febrero de 1892, durante la administración del Dr. Herrera y Obes, fue integrado al Tribunal Militar cargo que desempeñó hasta el día de su desaparición física.

En el momento de su muerte no dejó fortuna a pesar de haber sido rico, en razón de su ilimitada generosidad con la gente humilde a quienes ayudó con semillas, animales e implementos de trabajo.

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En la Masonería nacional fue miembro activo de las Logias Constante Amistad y Fe en la que se inició el 30 de octubre de 1860s/Libro Matrícula, Foja 71 en las cuales se destacó por su fraternal comportamiento ocupando diferentes cargos de jerarquía.[1]





[1] Gran Logia de la Masonería del Uruguay- Biografías masónicas orientales. Tomo I. Montevideo. 1991. pp. 28-29.

23 septiembre 2015

CEMENTERIO DE GUICHÓN

CEMENTERIO DE GUICHÓN
PAYSANDÚ – URUGUAY 

Siendo una localidad de nuestro país muchos montevideanos podrán conocer el nombre, dado que en la capital circulan algunas camionetas con el nombre Panadería Guichón. Para otros podrá sonarle las Termas de Almirón, las mismas se ubican a unos 5km. de la misma.


Pero el Cementerio tiene lo suyo…


Ante que nada comencemos haciendo un poco de historia del lugar.



TEODORO PEDRO LUIS GUICHÓN
Hacedor y visionario
(1828-1905)


Los antepasados de los Guichón se pueden remontan a los tiempos de la gesta de la independencia.
Su padre, Luis Marcos Guichón, francés que llegó al país en 1806, luego de haber participado en la batalla de Trafalgar (1805).[1]
Los hermanos Guichón eran tres; Luis Marcos quien será el padre de Teodoro Pedro Luis. Luis Marcos primero se fue para Chile pero regreso dado los permanentes temblores de la tierra, producto de los sismos. Se vino para Montevideo. En esos tiempos España y Francia estaban en guerra. Durante ese período decidió marcharse al interior e instalarse en campos en lo que hoy es el departamento de Florida.
Estuvo en el movimiento revolucionario y alcanzó a participar en la cruzada libertadora de los 33 Orientales. 
El 23 de febrero de 1809 contrae enlace con Dominga Sastre, de la ciudad de Florida, con la que tuvo 16 hijos.


Teodoro Pedro Luis, el duodécimo hijo, nació el 9 de noviembre de 1828. En su juventud trabajó en Durazno como carpintero, y allí conoció a la también floridense María Felicia Froste, con quien contrajo matrimonio el 25 de junio de 1853.

Poco después de su casamiento decidieron trasladarse al departamento de Paysandú y se establecieron en Paso de Andrés Pérez, sobre el río Queguay, donde construyó una estancia con comercio de Ramos Generales y Posta de Diligencias. Allí nacieron sus primeros seis hijos. También levantó un edificio donde funcionó la primera escuela de varones de Guichón, eran las primeras señales de un intento de urbanización. Hoy, en dicho solar hay un monumento erguido en hierro recordando a la figura de quien fuera gestor e impulsor de Guichón. 

Posteriormente arrendaron una finca en Puntas del Arroyo Capilla Vieja, en la zona de Pandule, y, ya con una familia de diez hijos, Guichón se afincó en Palmar, en la Cuchilla de Haedo, alrededor de 1884. Teodoro Pedro Luis encomendó a Antonio Baptista la compra de 2700 hectáreas en la quinta sección de Paysandú, limitando al sur con el departamento de Río Negro y lindando con Palmar Grande.
Construyó su vivienda frente al camino de Cuchilla de Haedo, junto a la única palmera (la «palma sola») de un cerro que dominaba una extensa área desde la altura.
Teodoro Pedro Luis, al ver que el territorio se podía adaptar para planificar las bases de un centro poblado, decidió regalar predios a los propios peones y empleados del establecimiento. Así comenzó a tomar forma Guichón. 

El primer cementerio se construyó en el cerro Colorado, también conocido por el nombre de Cerro de los Indios, donde fue sepultado originalmente Guichón, ya que sus restos hoy descansan en el cementerio de la ciudad que él mismo proyectó. Fue por el año 1890 que también a instancias de Teodoro Pedro Luis aparece por los territorios mencionados el ferrocarril.
En el año 1890, la vía del ferrocarril Midland (Paso de los Toros – Paysandú) cortó sus propiedades, quedando una franja angosta (donde se encuentran hoy los barrios Sinéu, Tacuarembó y Mevir I de la ciudad de Guichón) separada del resto de la propiedad. Con gran visión de futuro, apreciando las posibilidades de desarrollo que genera el ferrocarril, procedió a donar varias hectáreas para el movimiento de cargas y haciendas y para la construcción de una estación de ferrocarril. Las donaciones consistieron además en una manzana para plaza pública y predios para escuela pública, cementerio y comisaría. Los habitantes se dedicaban a la ganadería; luego las parcelas donadas por Guichón se fragmentaron hasta configurar el pueblo actual.
En 1902 Teodoro Pedro Luis encomendó al agrimensor José Princivalle el trazado de un pueblo, tomando como angulación recta la estación del ferrocarril. El resultado fue un damero de unas 40 manzanas. Las calles paralelas a la vía férrea recibieron los nombres de virtudes y labores que Guichón quiso quedaran presentes como inspiración para sus pobladores: Paz, Fraternidad, Orden, Trabajo y Comercio.

Para conseguir habitantes, Guichón publicó avisos en el diario sanducero «El Paysandú», ofreciendo a la venta terrenos, obsequiando arados y bueyes, proporcionando en muchos casos materiales y vacas lecheras, carros, caballos e incluso dinero a sus propios peones. Ofrecía así grandes facilidades a quienes poco a poco se fueron afincando en el medio.


La fecha de su fundación corresponde al 15 de julio de 1907, vinculado primero a la existencia del ferrocarril de la empresa Midland; en segundo lugar a la iniciativa del propietario de dichas tierras don Teodoro Pedro Luis Guichón.

El Ferrocarril
Conrado Hughes
Las primeras empresas ferroviarias que operaron en Uruguay eran nacionales. Pero al poco tiempo fueron compradas por capitales británicos, que construirían y gestionarían la mayor parte de la red hasta su proceso de nacionalización en el siglo XX. En 1913, 60% de las vías férreas estaban controladas por el Central Uruguay Railway Company (CUR), que operaba el eje central de la red que entraba en Montevideo y varios ramales. La vía restante se dividía entre el Midland,[2] quien operaba casi el 20%, y algunas empresas más pequeñas”.[3]

A mediados de 1912 se produce algunas modificaciones a los tramos lo que dio paso a la formación de una compañía nueva bajo la denominación de “Midland Uruguay Extensión Railway”.
Puente sobre el Queguay
La concesión del Midland fue otorgada por 35 años. Los talleres de reparación y refacción de esta Empresa están situados dentro del recinto de la Estación principal de Paysandú y están montados como para atender todas las exigencias y necesidades de la Empresa.

Los puentes principales tendidos en todo el trayecto de esta línea, son, el del arroyo Salsipuedes, el de Guayabos, el San Francisco, Queguay, Algarrobos, Quebracho, Chapicuy grande y chico, Guabiyú, Ceibal grande, y Río Daymán.[4]

En la década de los 50 se vive una época de bonanza económica y de progreso social inauditos.

En 1955, se aprobó en la Cámara de Diputados de la República, el Proyecto de Ley, por el cual el Pueblo de Guichón, pasaba a la categoría de Villa. Este proyecto fue presentado por intermedio del diputado de Paysandú, Miguel D. Serra.
El 24 de noviembre de 1962, el departamento pasa a contar con dos ciudades, ya que Guichón fue ascendida a dicha categoría.
 
Y ahora…  
Al observar las calles donde se ubica el cementerio, destacamos Orden y Progreso, si bien más arriba tiene una explicación, también podemos leerlo en clave de presencia de la hermandad masónica.


Algún dato más que nos permite establecer esta afirmación están en las siguientes imágenes:








Estos son símbolos que no pueden llevar a ninguna asociación, pero el siguiente no nos da la posibilidad de especular en ese sentido.

No hay ningún nombre para identificarlo, si se encuentra una familia a su cuidado, tiene sus años como se ve. Compás y escuadra en posición de Maestro. El sol, el tímpano, las columnas, la planta cuadras y una cúpula esférica.

Y la puerta orientada al Este.


Y si quedan dudas lo último, la presencia de la tumba del Soldado desconocido, del Combate de Guayabo el 7 de Setiembre de 1875 –dentro de lo que fue la Revolución Tricolor-, correspondiéndole el triunfo a las fuerzas del gobierno, al mando del Cnel. Nicasio Borges.[5]



Toda una obra. El ojo que todo lo ve, el cubo, el círculo, el compas y la escuadra, el número 33, el sol. Tener en cuenta los rayos, 16, 8 y 8.











[1] Las tropas francesas y españolas fueron vencidas por los ingleses comandados por el almirante Nelson. A los derrotados los llevaban prisioneros a Inglaterra y en el trayecto se amotinaron, tomaron el barco y se vinieron hasta el Río de la Plata. 
[2] Iniciada por el Conrado Hughes, y que explota el tráfico de los departamentos de Río Negro y Paysandú. La concesión del Midland fue otorgada en noviembre de 1884 a los señores Conrado Hughes y Tomás Colebug Watson, a su vez realizan la transferencia a Henry Gale en 1887 y éste a su vez, en el referido año a la Compañía “The Midland Uruguay Railway”, formada en Londres.
[4]  “Libro del Centenario del Uruguay” 1825-1925.
[5] Walter Rela- Cronología anotada de la Historia del  Uruguay. Tomo 4.