Claves para entender a los Maestros

29 septiembre 2018

Enrico Fermi de Gattis


Enrico Fermi de Gattis
29 de setiembre 1901 – 28 de noviembre de 1954
Roma - Chicago

Físico nuclear italiano.
Fue el tercer hijo de Alberto Fermi, Inspector General del Ministerio de Comunicaciones. Su madre, Ida de Gattis, era maestra en una escuela. ​ Su hermana María era dos años mayor y su hermano Giulio era un año mayor que Enrico. Los dos hermanos fueron enviados a un pueblo con un ama de cría para su lactancia. Enrico volvió a Roma con su familia a los dos años y medio de edad. ​
Aunque fue bautizado como católico según los deseos de sus abuelos, su familia no era especialmente religiosa. Enrico fue agnóstico durante toda su vida adulta. ​ De niño compartió los mismos intereses que su hermano Giulio, construyendo motores eléctricos y jugando con juguetes mecánicos y eléctricos. ​ Giulio murió en 1915 durante la anestesia para una operación de un absceso en la garganta. ​ Su hermana María murió en 1959 en un accidente de aviación cerca de Milán. ​
Se interesó por la física a los 14 años de edad, tras la lectura de un viejo texto escrito en latín: Elementorum physicae mathematicae, un libro de 900 páginas publicado en 1840 por el jesuita Andrea Caraffa del Colegio Romano. Cubría todo el saber de la época en matemáticas, mecánica clásica, astronomía, óptica y acústica. ​ Su historial académico fue excelente, disfrutando de una gran memoria que le permitía recitar la Divina Comedia de Dante y gran parte de Aristóteles. Gozaba de una gran facilidad para resolver problemas de física teórica y una gran capacidad de síntesis.

Fue alumno de la Escuela Normal Superior de Pisa y se graduó en 1922. Entre este año y 1932 se desarrolló la primera fase de su actividad científica: la de la física atómica y molecular.
En 1927 aplicó la "estadística de Fermi" a los electrones que se mueven en torno al núcleo del átomo, con lo cual estableció un método aproximativo para el estudio de muchas cuestiones atómicas ("método de Thomas-Fermi").

El segundo período de su labor en el ámbito de la ciencia se extendió entre 1933 y 1949, y estuvo dedicado a la física nuclear.
En 1933 su teoría de la radiactividad "beta" dio forma cuantitativa al proceso de la transformación de un neutrón en un protón mediante la emisión de un electrón y un neutrino.
Luego estudió la radiactividad artificial, descubierta por Frédéric Joliot e Irène Curie (hija de Marie Curie), y en 1934 descubrió la provocada por un bombardeo de neutrones; posteriormente vio que las sustancias hidrogenadas y en general los elementos ligeros podían disminuir la velocidad de los neutrones después de choques elásticos. Y así, en 1935-36 estudió las propiedades de absorción y difusión de los neutrones lentos.
Todo ello le valió en 1938 el premio Nobel de Física.
A fines de aquel año se trasladó a los Estados Unidos; allí trabajó en la Columbia University de Nueva York, y luego, a partir de 1942, en la Universidad de Chicago, donde, tras las investigaciones llevadas a cabo con diversos colaboradores, hizo funcionar el 2 de diciembre de 1942 una pila de uranio y grafito, el primer reactor nuclear.

Terminada la guerra, se dedicó al estudio de los neutrones lentos y, en particular, de la difracción de los neutrones por diversos cristales. Durante el período 1947-49 realizó investigaciones teóricas y experimentales sobre las influencias mutuas existentes entre las partículas elementales y publicó un esbozo de teoría acerca del origen de los rayos cósmicos. La última fase de la actividad científica de Enrico Fermi empezó en 1949, comprendiendo una amplia serie de experiencias sobre las propiedades de difusión de los mesones por los protones, campo en el cual llegó asimismo a numerosos resultados fundamentales.

Además de unas doscientas memorias aparecidas en varias revistas de Italia y de otras naciones, publicó cuatro libros: Introduzione alla Fisica atomica (1928), Molecole e cristalli (1934), Thermodynamics (1937) y Elementary particles (1951).

En 1953 fue nombrado presidente de la American Physical Society. Perteneció a muchas academias italianas y extranjeras, y fue galardonado en diversos países; una partícula subatómica, el fermión, y el elemento número 100 de la tabla periódica, el fermio, recibieron su nombre en su honor.

La figura de Enrico Fermi destaca en la historia de la física no sólo por sus dotes de investigador, sino también por sus elevadas cualidades de maestro.


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Es iniciado en la Logia “Lemmi”, Roma, en 1923.
Tumba de Fermi en Chicago, Illinois


https://www.biografiasyvidas.com/biografia/f/fermi.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Enrico_Fermi

20 septiembre 2018

DIA LIBREPENSADOR


DÍA DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN DE PENSAMIENTO
SE DECLARA EL 20 DE SETIEMBRE DE CADA AÑO
Ley 17.778

Garibaldi fue un típico hombre del siglo XIX, repre­senta con coraje y generosidad las tensiones de su tiempo: el arrebato por la libertad, la lucha en favor de los países más débiles, la solidaridad con los postergados.

Contribuyó a forjar parte de la conciencia nacional con su enorme aporte durante la Guerra Grande. Luchador incan­sable por la libertad, le trajo a defender Montevideo y su salida al mar, en momento en que la uruguayidad se estaba forjando como expresión de esos ideales que Garibaldi personificaba, más allá de sus contradicciones:

la libertad de conciencia, la igualdad social, la solidaridad y el laicismo.

Persuadidos de que es deber de todo hombre libre combatir por la libertad donde quiera que asome la tiranía, sin distinción de tierras ni de pueblos, porque la libertad es el patrimonio de la humanidad, no han seguido sino la voz de su conciencia al ir a pedir un arma a los hijos de esta tierra para dividir con ella los peligros que la amenazan”.[1]

El papel que cumplió Garibaldi en la Unidad Italiana, lo lleva a ser una de las personas más queridas por estos lares.

La figura de Garibaldi era recordada todos los años, proponiendo grandes manifestaciones y festejos en conmemo­ración del 20 de setiembre de 1870:

...Garibaldi, el cruzado de la libertad en ambos continentes, caudillo sin sombra del más abnegado patriotismo, dictador de la Italia Meridional, brazo y acción del partido unitario proclamado por las multitudes y adorado por el ejército, y que renun­cia sin embargo a los ideales republicanos que lo destina­ban a las mayores alturas de los sucesos, para poner sus fuerzas al servicio del que llama jefe del reino futuro y titula así el primer parlamento general de Turín el año de 1861”.[2]

Fue uno de los héroes que provocaron la caída de Roma:

...día en que cayeron definitivamente del trono romano los jefes de la iglesia temporal; de festejar el aniversario de la total redención y unidad política de una nacionalidad despedazada, Italia ...la memoria augusta de José Garibal­di, el sencillo héroe republicano, el grande y noble cam­peón de todas las santas causas en este siglo de general descreimiento, ligado a la libertad de su patria por acon­tecimientos trascendentales e imperecederos, ligado a nuestra libertad por los azares gloriosos del sitio de Montevideo, relacionado con la libertad universal por los ideales comunes a las agrupaciones contemporáneas.

Garibaldi ha sido la personificación más selecta, que ha podido concebir nuestra edad, de los principios de la democracia; él, puede decirse, era el mismo principio liberal en acción; el apóstol de una religión nueva, de la cual se constituyó en cruzado, derramando su sangre por el espacio de dos continentes, hasta que la vejez, obligándole al descanso que un día solicitan las almas más generosas, lo hizo buscar el refugio de una isla apartada donde murió...”.[3]


Tanto Florencio Aragón y Etchart como Julio María Sosa en setiembre de 1900 responderán al diario El País[4] que atacaba el entusiasmo ante el levantamiento de una estatua de Garibaldi.

En Colonia.
Julio María Sosa defenderá a Garibaldi en contraposi­ción a la actitud del partido de Oribe:

Salvo honrosísimas excepciones, los nacionalistas brillaron por su ausencia en la manifestación popular que, en homenaje a la memoria del general Garibaldi, realizóse el viernes. Era de esperarse, sin embargo, que esa abstención se produjera, si se tiene en cuenta las opiniones vertidas por “El País” en un artí­culo que sólo se distingue por su fraseismo rimbombante y por el sello partidario que convierte cada uno de sus párrafos en un desahogo de rabias importantes contra un héroe que no pertenece a su leyenda histórica y que, por el contrario, es símbolo de glorias perdurables para los herederos de los ideales de la libertad que irradiaron la luz de nuevas auroras desde lo alto de las almenas improvi­sadas de la Nueva Troya Americana.


En Montevideo.

...La libertad no necesita intérpretes: habla al alma más que a la inteligencia. Y Garibaldi, que era todo cora­zón, todo sinceridad, todo entusiasmo altruista y desinteresado, llevaba en sí mismo la integración de la libertad, que era su culto en todas partes. … Vino a Montevideo, sabiendo que aquí peligraba la libertad y que del otro lado del Plata la tiranía preparaba el malón defi­nitivo sobre nuestro país y sobre nuestra independencia. …. “Yo no daría mi título de legionario ni por todo el oro del mundo”, exclamaba Garibaldi pocas horas después del triunfo en San Antonio. Es que sabía que las glorias de la Defensa eran las glorias de la libertad; es que profetizaba sus triunfos posteriores usando la misma camiseta roja con que aprendió a ser héroe en la escuela popular de la Defensa”.[5]

En Salto.

Sin duda esa gesta del 20 de setiembre, marca un mojón dentro de la masonería, y es una impronta que en el Uruguay laicista esta presente y es recordada con diferentes actos.


Monumento en la ciudad de Dolores-Soriano














[1] Traversoni, Alfredo- Entre el liberalismo y el nacionalismo. En Revista Reflexiones del batllismo. Nº 5. pág. 12.
[2] 20 de setiembre. El Día. Setiembre, 19 de 1891.
[3] La manifestación de mañana. El Día. Setiembre, 24 de 1892.
[4] No se debe de confundir el nombre de El País, con el actual diario, ya que a lo largo del siglo pasado varios fueron los órganos de prensa denominados de esa manera.
[5] La apoteosis a Garibaldi y el Partido Nacional. El Día. Setiembre, 24 de 1900.