Claves para entender a los Maestros

31 agosto 2015

Orestes Araujo

Orestes Araujo
22 de octubre de 1853 – 31 de agosto de 1915

Historiado, educacionista, profesor de la Escuela Normal para Maestros y Señoritas.

Autor de importantes libros, especialmente los relacionados con la enseñanza, entre ellos: Resumen de la Historia del Uruguay; Gobernantes del Uruguay; Geografía Nacional; Diccionario Geográfico del Uruguay e Historia de la Escuela Uruguaya.

Fue inspector departamental de Escuelas en el departamento de San José y profesor de los Institutos Normales.

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Perteneció a la Masonería nacional habiéndose afiliado a la Logia Dupla Alianza, de San José, en el año 1891, pasando luego a formar parte de la Gran Logia Central de Montevideo en la cual ocupó cargos de alta importancia desde los cuales desplegó una intensa actividad para que en nuestro país se hiciera realidad la idea valeriana de una enseñanza laica, gratuita y obligatoria.[1]






[1] Gran Logia de la Masonería del Uruguay- Biografías masónicas orientales. Tomo I. Montevideo. 1991. p. 18.

30 agosto 2015

ENRIQUE MARTINEZ

ENRIQUE MARTINEZ
15 de Julio de 1779 – 30 de Noviembre de 1870


Soldado de la Independencia Americana, junto con el Gral. Eugenio Garzón, es el militar de más vasta actuación en las guerras de nuestra regeneración política.

Batalla de Chacabuco
 En 1815 ingreso en el ejército del Gral. San Martin. El 12 de febrero de 1817 se halla como segundo Jefe de su regimiento en la batalla de Chacabuco.

El 5 de abril de 1818 se cubre de gloria en los campos de Maipú, en donde por su valor en el combate es ascendido a Coronel Graduado.

Proclamada la independencia del Perú el 28 de julio de 1821, el Gral. Martínez es uno de los fundadores de la Logia Lautaro de la ciudad de Lima. El 9 de diciembre de 1824 se encuentra en la batalla de Ayacucho a las órdenes del entonces Gral. Sucre siendo el encargado de conducir a Buenos Aires los restos de glorioso regimiento de Granaderos que regresaba de las campañas del Pacífico al mando del Cnel. Bogado. El 13 de diciembre de 1831 el Gobierno argentino le otorga el grado de Brigadier General en premio a los enormes y relevantes servicios prestados a la emancipación americana.

En 1838 es nombrado por el Gral. Rivera, Ministro de Guerra y Marina. El 14 de febrero de 1846 es designado para integrar la “Asamblea de Notables”. Retirado en la ciudad de Buenos Aires fallece un 30 noviembre de 1870.

Su féretro fue cubierto por la bandera argentina. El Gral. Mitre al despedir sus restos mortales manifestó lo siguiente: “Que las banderas en cubrir los restos gloriosos del benemérito soldado al que todas ellas le debían el triunfo de las palmas, de sus lágrimas y de su gratitud”.

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El Gral. Enrique Martínez fue un masón de larga actuación, formado por las Logias Lautarinas, fundadas por San Martín, siendo a la vez, como se ha visto, el fundador de la Logia Lautaro del Perú.[1]

Sostiene Enrique de Gandía que para 1810, la Masonería era importante en Buenos Aires y cita al Gral. Enrique Martínez quien, en carta a Andrés Lamas, declara que “desde época remota existía la sociedad masónica y Peña yVieytes pertenecían a ella”. Se refiere a tiempos del Virrey Sobre monte, cuando por un accidente fue descubierta la existencia de un taller. Señala Martínez que la Jabonería de Vieytes era sitio de reunión de la logia “Amigos de la Libertad”.[2] 

El general Enrique Martínez plateaba que el único objeto de la logia lautarina era propugnar por la independencia de todas las secciones de América.
 
Logia Lautaro





[1] Gran Logia de la Masonería del Uruguay- Biografías masónicas orientales. Tomo I. Montevideo. 1991. p. 96.

28 agosto 2015

Manuscrito Grand Lodge Nº 1 1583


Manuscrito Grand Lodge Nº 1
1583 e v


El manuscrito Grand Lodge No.1, que data de 1583, es el Antiguo Deber (Old Charge) que sigue al Regius (1390) y al Cooke (1410). Como demuestra el estudio de su lengua, el Regius y el Cooke eran textos emanados de logias de las regiones de Gloucester y Oxford1. El presente Antiguo Deber parece ser un texto emanado de la logia de York, a la que menciona. La logia de los masones de York comenzó probablemente a existir con el inicio de la construcción de la catedral, es decir, hacia 12202. Robert-Freke Gould escribió la historia de la logia de York, y hemos conservado las Ordenanzas de la catedral de York, que datan de 1370.

I.- Que la fuerza del Padre del cielo y la sabiduría del Hijo glorioso por la gracia y la bondad del Espíritu Santo, que son tres personas y un solo Dios, estén con nosotros en nuestras empresas y nos otorguen así la gracia de gobernarnos aquí abajo en nuestra vida de manera que podamos alcanzar su beatitud, que jamás tendrá fin. Amén.

II.- Buenos hermanos y compañeros, nuestra intención es deciros cómo y de qué sabia manera este excelente oficio de masonería ha comenzado, y después de ello cómo fue conservado por excelentes reyes y príncipes, así como por muchos otros hombres notables. Es por ello que impondremos a quienes aquí están los deberes que todo verdadero masón debe respetar. Con toda la buena fe, y con mucho cuidado, es algo excelente guardar estos deberes, pues es un oficio excelente y una curiosa ciencia.

III.- Hay siete artes liberales, y entre las siete este oficio es una de ellas, y los nombres de las siete artes son los siguientes. La primera es la gramática: ella enseña al hombre a hablar y a escribir correctamente. La segunda es la teórica, que enseña al hombre a bien hablar en términos sutiles. La tercera es la dialéctica, que enseña al hombre a distinguir o a reconocer la verdad del error. La cuarta es la aritmética, que enseña al hombre a calcular y a contar toda clase de números. La quinta es la geometría, que enseña al hombre la determinación y la medida de la tierra y de todas las cosas, ciencia a la que se llama masonería. El arte sexto se llama música: es el que enseña al hombre del oficio el canto vocal, así como a tocar el órgano, el arpa o la trompeta. Y el arte séptimo se llama astronomía: es el que enseña al hombre a conocer el trayecto del sol, de la luna y de las estrellas.

IV.- Éstas son las siete artes liberales; estas siete se basan todas en un arte que es la geometría. El hombre puede probar que todas las artes del mundo se fundan en la geometría. Pues la geometría ha enseñado al hombre la medida, la ponderación y los pesos de toda clase de cosas sobre la tierra. Por otra parte, no hay ningún hombre que haya desarrollado cualquier oficio sin obrar con ayuda de alguna medida o instrumento de medida; y tampoco ningún hombre que haya comprado o vendido sin medir ni pesar, y todo ello es geometría. Estos comerciantes, estos artesanos, y también las siete artes y en particular el labrador, el comerciante especializado en toda clase de granos y de semillas, el vendimiador y el horticultor (que trabaja) el campo. Ni la gramática ni la aritmética ni la astronomía ni ninguna de las otras artes permiten al hombre encontrar una medición o una medida, excepto la geometría. Por ello pensamos que el arte de geometría es el más excelente que encontrarse pueda, comparado con cualquier otro.

V.- Cómo comenzó primero este arte excelente es lo que os voy a decir. Antes del diluvio de Noé había un hombre que se llamaba Lamech, así como se encuentra escrito en la Biblia, en el capítulo cuarto del Génesis. Este Lamech tenía dos esposas, una se llamaba Ada y la otra Sella. De su primera esposa Ada tuvo dos hijos, uno llamado Jabel y el otro Jubal. De la otra esposa, Sella, tuvo un hijo una hija. Estos cuatro niños inventaron todos los oficios que hay en el mundo. El hijo mayor, Jabel, fundó el oficio de geometría dividiendo los rebaños y los terrenos en los campos, y fue el primero que construyó una casa de piedra y de madera, así como se halla mencionado en dicho capítulo. Su hermano Jubal fundó el oficio de músico, el canto vocal (e instrumental), sea con el arpa o con el órgano. El tercer hermano, Tubalcaín, fundó el oficio de herrero, (que trabaja) el oro, la plata, el cobre, el hierro, y el acero. En cuanto a la hija, fundó el oficio del tejido.

VI.- Estos niños sabían que Dios se vengaría del pecado, sea por el fuego o por el agua. Por ello, escribieron los conocimientos que habían hallado en dos pilares de piedra de manera que se los pudiera encontrar después del diluvio de Noé. Una de las piedras era de mármol, a fin de que resistiera al fuego; y la otra piedra era de lo que se llama ladrillo, a fin de que resistiera al agua.

VII.- Nuestra intención es deciros verdaderamente cómo y de qué manera estas piedras fueron encontradas, así como los conocimientos que estaban escritos sobre ellas. El gran Hermarines, que era el hijo de Cube, que era hijo de Sem, el hijo de Noé (ese mismo Hermarines fue llamado más tarde Hermes, el padre de la sabiduría) encontró uno de los dos pilares de piedra y los conocimientos escritos en él y los enseñó a los demás hombres.

VIII.- Durante la construcción de la torre de Babilonia, se hacía mucha masonería. El rey de Babilonia, que se llamaba Nemrod, era él mismo masón y amaba el oficio, como dice entre otros el maestro de las historias.
Cuando la ciudad de Nínive y las otras ciudades del este fueron construidas, Nemrod, el rey de Babilonia, envió allí… masones a petición del rey de Nínive, su primo. Y cuando los envió, partir de ese día les dio el deber así concebido: (a saber) que deberían ser veraces uno con otro; y que deberían servir a su señor de acuerdo con su salario, de manera que su maestro pudiera obtener respeto y todo lo que le venga. Les dio muchos otros deberes; y fue la primera vez que todo masón tuvo un deber en su oficio.

IX.- Además, cuando Abraham y su esposa Sara llegaron a Egipto, habló de las siete artes a los egipcios. Tuvo un alumno excelente que se llamaba Euclides, que aprendió muy bien y que fue maestro en todas las siete artes. En su época ocurrió que los señores y los Estados de su reino engendraron numerosos hijos, bien de sus esposas, bien de otras damas del reino, pues este país es caluroso y fértil (en cuanto a) la reproducción. No habían encontrado para sus hijos una manera válida de ganarse la vida, por lo cual tenían gran tristeza. Cuando el rey del país reunió en gran consejo al parlamento, a fin de saber cómo podrían hacer de sus hijos honestos gentiles hombres, no encontraron ningún medio válido. Entonces ellos (hicieron proclamar) a través de todo el reino que si había un hombre capaz de informarles, debería llegarse hasta ellos y sería recompensado de su viaje de modo que se placiera con ellos.

X.- Cuando fue hecha esta proclamación, llegó entonces el excelente clérigo Euclides, quien dijo al rey y a todos sus grandes señores: Si tomo bajo mi mando a vuestros hijos… yo les enseñaré una de las siete artes, gracias a la cual podrán vivir honestamente, como hacen los gentiles hombres; a condición de que me den el poder de dirigirles conforme a las reglas del arte.
El rey y todo su consejo estuvieron de acuerdo al instante, y sellaron este pacto. Entonces este excelente (clérigo) tomó con él a los hijos de los señores y les enseñó el arte de geometría por la práctica, (es decir) a construir en piedra toda clase de las excelentes obras que se encuentran en la construcción de iglesias, de templos, de castillos, de torres, de casas y de todas las demás clases de construcciones.

XI.- Les dio un deber así concebido. El primer (punto) era que debían ser fieles al rey y al señor al que sirven. Que deberían amarse mutuamente, y ser sinceros el uno con el otro.
Que deberían llamarse uno al otro compañero, o hermano, y no servidor, ni criado, ni con cualquier otro nombre vil. Que deberían merecer verdaderamente el salario que les pagara el señor o al maestro al que sirvieran. Que ordenarían al más sabio de entre ellos que fuera maestro de obras, pero que ni por sentimiento, ni a causa de su linaje o riqueza, ni por hacer un favor, instalarían a otro, dotado de poca destreza, para ser maestro de la obra (mandada) por un señor, pues este señor sería mal servido y ellos serían castigados. De manera que deberían llamar al director de los trabajos maestro durante el tiempo que con él trabajaran. Y muchos otros deberes de los que sería demasiado largo hablar. Con respecto a todos estos deberes les hizo prestar el juramento solemne que estaba en uso entre los hombres de esos tiempos. Les atribuyó un salario razonable, de modo que pudieran vivir honestamente. También les ordenó reunirse una vez al año en asamblea, a fin de que pudieran trabajar mejor y servir así tanto al interés de su señor como a su propia honorabilidad. Y corregir ellos mismos a quien hubiera ofendido el oficio.
De esta manera, el oficio fue establecido aquí. Y el excelente Euclides le dio el nombre de geometría, pues así es como ahora se llama en todos los países a la masonería.

XII.- Mucho tiempo después, cuando los hijos de Israel penetraron en la tierra prometida, a la que a partir de ahora llamaremos el país de Jerusalén, el rey David comenzó (a construir) el templo que se llama templo del señor, y que entre nosotros llamamos templo de Jerusalén. Este mismo rey David, amaba a los masones, y los quería mucho, y les dio un buen salario. Les dio también los deberes y costumbres que había aprendido en Egipto, aquellos dados por Euclides, así como muchos otros deberes de los que más adelante oiréis hablar. Tras la muerte del rey David, Salomón, su hijo, acabó el templo que su padre había comenzado. Mandó a buscar a masones en distintas regiones y países, y los reunió a todos cuando hubo 80.000 obreros talladores de piedra, y todos fueron llamados masones. Escogió a 3.000 de entre ellos, que fueron ordenados maestros y directores de esta obra.

XIII.- Además hubo un rey de otra región a quien los hombres llamaban Hiram. Amaba bien al rey Salomón y le dio madera de construcción para su obra. Tenía un hijo que se llamaba Aynon; era maestro en geometría, fue el principal maestro de todos estos masones, y también de todos los grabadores y escultores, y de todo otro género de masones asociados al templo. Hay un testimonio de ello en la Biblia, en el cuarto libro de los Reyes, en el capítulo tercero. Este mismo Salomón confirmó a la vez los deberes y las costumbres que su padre había dado a los masones. Es así como este excelente oficio de masonería fue confirmado en la región de Jerusalén y en muchos otros reinos.

XIV.- Artesanos curiosos recorrieron grandes distancias en diversos países, sea para aprender más destreza en su oficio, sea para enseñar a quienes poseían poca habilidad. Ocurrió entonces que hubo un curioso masón de nombre Naymus Grecus, que había estado en la construcción del templo de Salomón. Llegó a Francia y allí enseñó el arte de la masonería a los hombres de Francia. Hubo alguien del linaje real de Francia que tenía por nombre Charles Martel. Era un hombre que amaba mucho el oficio, se juntó con ese Naymus Grecus, aprendió de él el oficio y se encargó de los deberes y de las costumbres. Después de esto, por la gracia de Dios, fue elegido para ser rey de Francia.
Cuando fue investido de tal estado, cogió a los masones y les ayudó a hacer masones de los hombres que no lo eran, y les puso a trabajar, y les dio a la vez los deberes y las costumbres, así como un buen salario, tal como había aprendido de otros masones. Confirmó su carta de año en año, (les permitió) tener su asamblea donde quisieran, y les quiso mucho. Es así como llegó a Francia el oficio.

XV.- Inglaterra, durante todo este período, ignoró todo deber de masonería hasta el tiempo de san Albano. En su tiempo, el rey de Inglaterra, que era un pagano, construyó la ciudad que se llama Saint Albans. San Albano era un excelente caballero y el intendente de la casa del rey; detentaba el gobierno del reino y los muros de la ciudad. Amaba a los masones y les quería mucho. Hizo que se les pagara con gran justicia, según la costumbre del reino, pues les dio 2 chelines y 6 peniques por semana, más 3 peniques para animarles. Antes de este tiempo, en todo el país, un masón no recibía más que un penique por día y la comida, hasta que san Albano corrigió esto. Les dio una carta real, les aconsejó tener un concilio general y que se le diera el nombre de asamblea. Él mismo acudió a ella, y les ayudó a formar masones, y les dio deberes de los que muy pronto oiréis hablar.

XVI.- Después de la muerte de san Albano se produjeron guerras entre Inglaterra y otros países, así que la buena regla de masonería se perdió hasta la época del rey Athelstan, que fue un excelente rey de Inglaterra. En todo este país aportó reposo y paz, y construyó muchas grandes obras: abadías, torres y muchos otros edificios. Amaba mucho a los masones, y tuvo un hijo de nombre Edwin que amaba a los masones aún más que su padre. Fue un gran practicante de la geometría, y se reunía y hablaba mucho con los masones para aprender de ellos el oficio. Después, a causa del amor que tenía por los masones y por el oficio, fue hecho masón. Obtuvo de su padre el rey una carta y un consejo, que era el de tener cada año una asamblea allí donde quisieran en el reino de Inglaterra, a fin de que ellos mismos corrigieran las faltas y los abusos hechos en el oficio. Él mismo convocó una asamblea en York; hizo allí masones, les dio deberes, les enseñó las costumbres, les ordenó guardar siempre la regla. Les otorgó la carta y el consejo, y les hizo una ordenanza que debía ser renovada de rey en rey.

XVII.- Cuando la asamblea estuvo reunida al completo, hizo una proclamación según la cual todos los masones jóvenes y viejos que poseyeran un escrito o luces sobre los deberes y costumbres que habían estado antaño en vigor en este país o en otro debían a partir de entonces aportarlos y mostrarlos.
Cuando esto tuvo lugar, se encontraron testimonios en francés, otros en griego, otros en inglés cómo había sido creado el oficio. Propuso y él mismo ordenó que se leería en silencio o en voz alta cuando se hiciera un masón, a fin de comunicarle su deber. A partir de este día, y hasta hoy, las costumbres de los masones han sido conservadas en la medida en que los hombres podían imponerlas tal como eran. Además, en diversas asambleas se concibieron y promulgaron otros deberes para el mejor consejo de maestros y compañeros.

XVIII.- Entonces uno de los más antiguos sostiene el libro, y aquel o aquellos (a quienes se recibe) apoya su mano sobre el libro, y deben leerse los preceptos.
Todo hombre que es masón observa con gran cuidado estos deberes. Si un hombre se considera a sí mismo culpable en cuanto a uno de estos deberes, se corrige a sí mismo ante Dios. En particular, aquellos que están encargados de responsabilidades tienen cuidado de poder guardar estos deberes con gran exactitud, ya que es un gran peligro para un hombre jugar sobre un libro.

XIX.- El primer deber es éste: que seréis hombres leales a Dios y a la santa Iglesia; y que no caeréis en el error ni en la herejía, sea por vuestro juicio, sea por vuestras acciones, sino que seréis hombres discretos y sabios en todo.
Además, que seréis verdaderos hombres fieles al rey de Inglaterra, sin traición ni falsedad; y que no cometeréis traición ni trampa, y que, a menos de corregiros en privado si podéis, advertiréis al rey o a su consejo.
Además que seguiréis todos los consejos de vuestros compañeros con lealtad, sea en logia o en la cámara, así como todos los demás consejos que deberían ser guardados con respecto a la masonería.
Además, que ningún masón será un ladrón, a partir de este día y durante tanto tiempo como pueda comprenderlo o ser advertido.
Además, que cada uno será sincero con el otro, así como con el señor o el maestro al que sirváis, y velaréis lealmente por su interés y su beneficio.
Además, que llamaréis a los masones compañeros o hermanos, y no con otras denominaciones viles.
Además, que no abusaréis de la esposa de vuestro hermano como bribones, ni desearéis de manera impía a su hija ni a su sirvienta, y no atraeréis hacia el la vergüenza.
Además que pagaréis lealmente vuestra comida y vuestra bebida allá donde vayáis a comer.
Además, que no cometeréis ninguna atrocidad en el lugar donde estéis alojados, pues el oficio podría ser calumniado.

XX.- Éstos son los deberes generales que toca guardar a todo masón sincero, incluidos los maestros y compañeros. Voy a enunciar otros deberes, éstos particulares, (reservados) a los maestros y compañeros.
En primer lugar, que ningún maestro o compañero tomará para sí el trabajo de un señor, ni el trabajo de otro hombre, a menos de que se sepa capaz y suficientemente hábil para acabarlo, de manera que el oficio no sea calumniado ni deshonrado, sino que el señor pueda ser bien y fielmente servido.
Igualmente, que ningún maestro se encargará de un trabajo a menos de hacerlo con razón, de manera que el señor pueda ser bien servido, conforme a lo que se le debe, y que el maestro pueda vivir honestamente y pagar a sus compañeros el salario que les corresponde, como es costumbre.
Igualmente, que ningún maestro o compañero suplantará a otro en su trabajo; es decir, que si ha tomado un trabajo, o si es el maestro de obra de un señor, no abandonará su obra salvo en el caso de que sea incapaz de conducirla a buen fin.
Igualmente, que ningún maestro o compañero tomará aprendiz por una duración inferior a siete años. Además, el aprendiz debe estar en posesión de sus medios naturales, es decir nacido libre, y físicamente íntegro, como todo hombre debiera serlo.
Igualmente, que ningún maestro o compañero tendrá autorización para hacer masones sin el acuerdo y el parecer de sus compañeros. Será contratado por un tiempo no inferior a seis o siete años. Y aquel que será hecho masón debe estar en posesión de todas sus facultades a todos los niveles, es decir, ser nacido libre, de buena familia, honrado, y no siervo. Debe tener también los miembros íntegros, como todo hombre debiera tenerlos.
Igualmente, que ningún masón tomará aprendiz a menos de tener suficientes ocupaciones que darle, y de tener trabajo para tres o al menos dos compañeros.
Igualmente, que ningún maestro o compañero tomará parte en el trabajo de un hombre que esté ausente a causa de un viaje.
Igualmente, que todo maestro dará su paga a sus compañeros según lo merezcan, de manera que no sea defraudado por los malos obreros.
Igualmente, que ningún maestro calumniará a otro a sus espaldas, a fin de hacerle perder su buena reputación o sus bienes temporales.
Igualmente, que ningún compañero, sea en la logia o fuera de ella, responderá mal a otro de manera impía o haciéndole reproches, salvo si es por una causa razonable.
Igualmente, que todo masón saludará a su superior, y le mostrará respeto.
Igualmente, que ningún masón se acostumbrará a los juegos de azar, o a los dados o a otros juegos desleales, pues el oficio podría ser calumniado.
Igualmente, que ningún masón se dará a los excesos o a la impudicia, pues el oficio podría ser calumniado.
Igualmente, que ningún compañero llegará a la ciudad de noche cerrada para ir a una logia de compañeros si no va acompañado por otro. Esto dará testimonio en su favor si se le viera en lugares deshonestos.
Igualmente, que todo maestro o compañero se llegará a la asamblea si está se celebra a 50 millas, si ha sido avisado, o si ha cometido un abuso perjudicial al oficio, así como para recibir lo que los maestros y compañeros deben concederle.
Igualmente, que todo maestro o compañero que haya cometido una falta en el oficio acatará la sanción de los maestros y compañeros, y éstos se pondrán de acuerdo si pueden; pero si no pueden ponerse de acuerdo, se recurrirá a la justicia pública.
Igualmente, que todo maestro fabricará molde, escuadra ni regla a fin de establecer los cimientos ; y no deberá tampoco poner un pavimento , sea en la logia o fuera de ella, con objeto de tallar así piedras no escuadras.
Igualmente, que todo masón recibirá y querrá a los compañeros extranjeros que arriben a la región, y les dará trabajo como es costumbre, es decir, que les pondrán en su sitio las piedras talladas ; de lo contrario, le dará el suficiente dinero para que puedan acercarse a la logia más cercana.
Igualmente, que todo masón servirá fielmente al señor a cambio de su salario. Y todo maestro conducirá lealmente a buen fin su obra, sea a destajo o de viaje, si tiene vuestras órdenes y todo lo que sus (obreros) deberían tener.
Estos deberes que os acabamos de repetir, y todo lo que pertenece además a los masones, los guardaréis, y que Dios os ayude y os santifique por este libro que tenéis en las manos, en la medida de vuestros medios.
Amén



Agustín Aldecoa Pérez

Agustín Aldecoa Pérez
28 de agosto de 1875 – ¿?
Montevideo

Hijo del militar  vasco Antonio Aldecoa –autor de padrón de Montevideo 1772/73- y Luisa Martina Pérez Castellano, se casaron en 1770.

Casado con su prima en 1820, Juana María Benita Pérez Castellano y PAgola.

Hijos: Agustín Aldecoa y Pérez; María Natividad Aldecoa y Pérez; Juan Aldecoa y Pérez y Felipe Aldecoa y Pérez.

Se desempeñó en cargos públicos entre ellos el de Regidor.

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Integrante de la Sociedad de los Caballeros Orientales.



27 agosto 2015

La Reina Isabel II ¿Curioso?

La Reina Isabel II
¿Curioso?


Hace un tiempo hablamos de la relación del Príncipe y la masonería, hoy encontramos un dato, más que un dato, una foto que no nos debe pasar por alto.
El hecho que hacemos referencia se remonta al 3 de marzo de 2013, cuando la Reina Elizabeth dejo el Hospital King Edward VII, los medios masivos cubrieron el evento ampliamente, incluso describiendo su traje, su collar de perlas y su broche. La enfermera de la Reina lleva una hebilla de cinturón con símbolos masónicos. 


 










Según la biblioteca y el museo de la francmasonería, este cinturón se dio a las enfermeras que estudiaron en el Royal Masonic Hospital, un hospital privado para los masones. El Royal Masonic Hospital había dejado de existir en 1992 pero sus hebillas aparentemente todavía son usadas por las enfermeras de la "élite" (nwo) como la que trata a la Reina.

Tácitamente la hebilla pertenecería al  del rito escocés - 28º: caballero/a del sol (relativo al pentagrama).


26 agosto 2015

Manuel Oribe

Manuel Ceferino Oribe Viana
26 de agosto de 1792 – 12 de noviembre de 1857
Montevideo


Soldado de la independencia, 2º jefe de la Cruzada Libertadora de 1825 y 2º Presidente constitucional de la República.

Nacido en Montevideo era hijo de Francisco Oribe, Capitán del Real Cuerpo de Artillería de S.M.C. y de María Francisca Viana. Se enroló como voluntario en las filas patriotas cuando el levantamiento del país teniendo se debut en la batalla del Cerrito libra da el 31 de diciembre de 1812. Su audaz e intrépida actuación le valió el ascenso a Alférez de Artillería y la mención que hacían de su comportamiento durante el combate, señalando la “firme adhesión a la causa de América y el heroísmo desplegado frente a los españoles en todos los ataques hechos con la espada del enemigo”.


Tres  años más tarde producto de su valeroso comportamiento en los campos de batalla, como así también, de sus estudios en el arte científico de la guerra, le valen el grado de Capitán de Artillería.


Es nombrado ayudante del Gral. Argentino Soler en oportunidad que Montevideo es ocupado por las tropas porteñas en el año 1814. Cuando el 26 de febrero de 1815, Montevideo cae en manos de las fuerzas artiguistas, Oribe, se pliega a éstas. Durante la inversión portuguesa de 1816, actúa en las filas patriotas con intrepidez y temeridad, como en la batalla de Catalán –librada el 4 de enero de 1817- donde su valor admiró a propios y extraños.

Sin embargo el 7 de octubre de 1817, a causa de profundas discrepancias con Artigas en la forma de conducir la guerra, hacen que se retire de la lucha en compañía de su hermano Ignacio y del Cnel. Rufino Bauza, su superior jerárquico,  a quien debía, por encima de todo la obediencia que la disciplina castrense impone a sus integrantes.

En 1812 vuelve a Montevideo y producida la independencia de Brasil el 7 de setiembre 1822, pone su espada al servicio de los realistas portugueses al mando del Gral. Álvaro Da Costa.

Producida la capitulación de la plaza el 18 de noviembre de 1823 se ve la necesidad de emigrar nuevamente a Buenos Aires donde Lavalleja le trasmite su audaz plan para la inicial de los 7 patriotas que comienzan los trabajos preparatorios de lo que luego sería llamada la Cruzada Libertadora.

Todos ellos eran masones y sus nombres: Juan Antonio Lavalleja y su hermano Manuel; Manuel Oribe, Ceferino de la Torre, Pablo Zufriategui, Simón del Pino y Manuel Melendez.

Es el 2 jefe de los 33 patriotas que en el anochecer del 19 de abril de 1825 desembarcan en el Arenal Grande, con la misión de Libertad a la Patria o Morir en la Demanda.

Actúa en la batalla de Sarandí 12 de octubre de 1825, en el combate del Cerro el 6 de noviembre 1826 y en la batalla de Ituzaingo el 20 de febrero de 1827, con singular destaque.

El 14 de agosto de 1832 es nombrado Gral. “En premio a los importantes servicios prestados a la causa del restablecimiento del imperio de las instituciones y las autoridades constituidas”,  según nota del Poder Ejecutivo. El 18 de agosto  del mismo año es nombrado Jefe de Estado Mayor y el 9 de octubre de 1833 es designado para ocupar la cartera de Guerra y Marina.

El 26 de febrero de 1835, la Legislatura le confiere el grado de Brigadier General y el 1º de marzo del mismo año la Patria le otorga el premio más grande a que puede aspirar uno de sus hijos más preclaros: la Presidencia de la República, la cual desempeña hasta el 25 de octubre de 1838, en que es obligado por las circunstancias políticas del momento, a renunciar a la misma, en un documento memorable, que avala en forma inequívoca sus altas dotes y cualidades como hombre, como soldado, como político y como masón. Decía aquel documento en una de sus partes: “Convencido el Presidente de la República que su permanencia en el mando es el único obstáculo que se presenta para volver a la misma la quietud y la tranquilidad de que tanto necesita, viene ante vuestra honorabilidad que, como órgano de la nación le habías confiado…”.

Durante su gobierno se pone en funcionamiento la Universidad de la República, se organiza el crédito público se crea la Junta de Higiene Pública, se organiza la Dirección de Museos y la Biblioteca Nacional, se dicta el primer reglamento consular del país, se sanciona la ley de jubilaciones y pensiones civiles y militares, se reforma el derecho civil y penal, se redacta y sanciona la ley que prohíbe la introducción de esclavos al país, se reanudan las relaciones diplomáticas con España y la sabia administración de los dineros públicos, abate en más de un 50% la deuda externa.


Es el propulsor de la creación de una Liga Americana de naciones con el fin de proteger contra el peligro de ataques interiores o exteriores de cualquier potencia continental o extra-continental.

Entre los años 1840 y 1842 dirige la exitosa campaña militar del interior argentino, como General en Jefe del ejército de la Confederación de aquel país, demostrando a través de la misma, ser el más brillante táctico y el más hábil estratega de su época.

En febrero de 1843, luego de la victoria de Arroyo Grande, lograda sobre la coalición de los ejércitos unitarios, al mando del Gral. Rivera, inicia lo que se conoce como el Sitio del Cerrito, instalando el Gobierno del mismo nombre, que se extiende hasta 1851 8 de octubre- fecha en que se firma la paz que declaraba que no había “Vencidos NI Vencedores”.

Los hermanos masones de ambos bandos fueron los que con su intervención, llegaron a un acuerdo en el cual estaban contemplados los intereses de los Vencedores y de los Vencidos con total Justicia y Tolerancia.

En 1853 el Presidente Giró que había sido uno de sus colaboradores en el gobierno del Cerrito le impone el abandono del país, por creerlo sospechoso de un intento revolucionario. Vuelve al Uruguay en agosto de 1855, en el momento que el Gral. Venancio Flores, único superviviente del triunfo del año anterior, ocupaba la presidencia de la república.

El 11 de noviembre, en una cabal demostración de su voluntad por lograr la Unión definitiva de todos los Orientales a través del afianzamiento de las Instituciones, firma con el Gral. Flores lo que se conoce como el Pacto de la Unión, compromiso por el cual, ambos caudillos, renunciaban a proponer sus candidaturas a la presidencia de la República. Desde ese momento hasta la fecha de su muerte, ocurrida el 12 de noviembre de 1857, a las 2 de la madrugada, a los 65 años de edad y luego de 8 días de agonía, su vida transcurrió en un casi completo y voluntario ostracismo, cambiando su radical e intransigente conducta de los años anteriores, por una moderada actitud, que intentaba unir a los orientales, para siempre, bajo la protección de la instituciones legales constituidas.

Esa fue su ambición más cara: servir a la Nación, pensamiento que no abandona, ni aun cuando en el umbral de la muerte, cuando en plena agonía, quizás atormentado por su tumultuoso  pasado, le manifestaba a su amigo Manuel Tristany: “toda mi vida tuvo un único fin, servir a mi Patria”.

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En la Masonería nacional ocupó lugares de importancia.

Fue integrante de la Logia de los Caballeros Orientales; integró como Secretario el Tribunal del Grado 31, que fue creado en noviembre de 1834, siendo acompañado en aquella ocasión por los ilustres hermanos Gabriel Pérez, Pedro Lenguas, Juan y Paulino González y Jorge Torquinst.

Fue miembro activo de la Logia Asilo de la Virtud y al momento de su muerte ostentaba el grado 33.[1]

Gran Logia de la Masonería del Uruguay: HERMANO MANUEL ORIBE

Manuel Oribe, el militar, el estadista, el masón
Compilación de trabajos presentados en tenidas de Primer Grado
de la Resp.∙. Log.∙. Simb.∙. Manuel Oribe No 190, entre agosto y diciembre de 2014,
por los RResp.∙.HH.∙. JK y RA.
El masón
En Manuel Oribe se visualiza claramente la calidad de Masón operativo. Fue integrante de la Logia “Caballeros Racionales”, que posteriormente cambió su nombre y adoptó el clásico nombre de “Caballeros Orientales”, para contraponerse a las logias filo-portuguesas que funcionaban en la Banda Oriental. Esta logia tuvo una actuación muy destacada en la preparación de los intentos revolucionarios de 1823 y 1825 y desde ella se difundieron profusamente las ideas de independencia, libertad y unión, que prepararon los espíritus para los acontecimientos de 1825.
Asimismo, Oribe participó de la idea de muchos libertadores, y en particular de San Martín, que entendían que la creación de logias era el medio más adecuado e insustituible para consagrar el triunfo de la causa de la independencia americana.
Para integrar la Logia “Caballeros Orientales” se requería: ser americano, jurar por su honor dedicarse a luchar por la independencia de América, no admitir otro gobierno que no surgiera de la libre y expresa voluntad de los pueblos americanos.
De acuerdo a las investigaciones de Lagomarsino, Manuel Oribe integró posteriormente la Logia “Asilo de la Virtud”, entre 1830 y 1831. Entre los documentos oficiales de los archivos históricos de la Gran Logia de la Masonería del Uruguay, compilados y organizados por el investigador e historiador Mario Dotta Ostria, encontramos el Acta Constitutiva de la Logia mencionada, en la que los asistentes firman y agregan su grado masónico. Entre los primeros firmantes están Antonio Acuña, Francisco Lecocq y José María Platero, reconocidos integrantes de la Sociedad de los Caballeros Orientales.
En un acta inmediata, ya asumidos sus cargos, detrás del también fundador Gabriel Pérez, quien ocupó el de Venerable Maestro, aparecen Antonio Acuña como Primer Vigilante y José María Platero como Segundo Vigilante. En una lista de concurrentes anexada a las actas, figura en el ingreso No 28 Pedro Hilario Lenguas, como General del Ejército y grado 31. Detrás suyo, en el ingreso No 40, firma Manuel Ceferino Oribe Viana, grado 31 y estableciendo su actividad como “Presidente de la República”.
A partir de noviembre de 1834 integró como Secretario el Tribunal del Grado 31, siendo acompañado en aquella ocasión por los ilustres hermanos Gabriel Pérez, Pedro Lenguas, Juan y Paulino González y Jorge Tronsquist.
Durante su primera magistratura (1835-1838) contó con la colaboración de destacados HH.·. MM.·., tales como Juan Benito Blanco (Ministro de Gobierno), Ramón Massini, Manuel Errazquin, Cristóbal G. Salvañach, Miguel Teodoro Vilardebó, Francisco Solano Antuña, Silvestre Blanco, Pablo Zufriategui, Juan Francisco Giró, Carlos de San Vicente y otros.
Al momento de su muerte, Manuel Oribe ostentaba el grado 33. Leer completo el trabajo.


Tumba de Manuel Oribe en la
Iglesia de la Medalla Milagrosa
de San Agustín
Barrio: la Unión / Montevideo




[1] Gran Logia de la Masonería del Uruguay- Biografías masónicas orientales. Tomo I. Montevideo. 1991. pp. 103-105.

25 agosto 2015

MASONERIA EN EL PERÚ

LA MASONERIA EN EL PERÚ


Un rápido recorrido a los elementos de la masonería, visita de templos.


Gran Oriente de Uruguay

Gran Oriente de Uruguay

(G.O.U.)



Saludamos al Gran Oriente del Uruguay, en su aniversario 25, y por muchos años más.

Repasando un poco su historia:
La misma tiene su nacimiento un 25 de agosto de 1990, donde obtiene su carácter de potencia regular a partir del Gran Oriente de Brasil.  Se permite acceder a sus logias tanto a Hombres creyentes (en cualquier religión) como a hombres NO creyentes.

Tiene su sede en Montevideo, y sus estatutos fueron aprobados por el Poder Ejecutivo el 3 de abril de 1992, los mismos constituyen la normativa fundamental para su funcionamiento como potencia masónica. Una vez que  la Institución estuvo integrada al marco legal vigente, obtiene su Carta Patente que le es otorgada por el Gran Oriente de Río Grande del Sur, con fecha 31 de octubre de 1992. Pocos días después, el 4 de noviembre de 1992, recibe el reconocimiento de la COMAB, Confederación Masónica del Brasil.

El Gran Oriente de Uruguay[1]conserva siempre la antigua divisa de la Masonería: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Y es bajo esta divisa, confiado en su fuerza, que prosigue con calma la obra intelectual, moral y humana que le han legado las generaciones pasadas de masones, entre los que se encontraron los hombres más destacados de todos los tiempos.
El masón del Gran Oriente de Uruguay reconoce la idea de un único y común origen de los seres humanos, lo que representa el fundamento en que se basan los conceptos sociales de libertad, igualdad y fraternidad. Esta concepción del único y común origen de los seres humanos es laica, porque prescinde de la relación con lo divino, no reconoce el acto creativo del hombre por parte de Dios, o un dios, si bien cada Masón considerado individualmente puede reconocerse en tal acto.
Sí acepta la existencia de un principio creador, superior, ideal, único y regulador que denomina Gran Arquitecto del Universo.
El sentido de este principio dependerá de la concepción individual de cada Masón sobre la naturaleza y el hombre. Su interpretación no es dogmática y la conciencia de cada uno le dará el significado que armonice con sus convicciones religiosas o filosóficas, siempre que ellas no contengan dogma alguno que entre en contradicción con los principios de la Masonería.
Para que sea efectivo el principio de fraternidad entre todos los Masones y con toda la Humanidad, el Gran Oriente de Uruguay, GOU recomienda y enseña a sus miembros el respeto a la fe religiosa y a las opiniones políticas, tanto de sus miembros como de todas las personas en general, siempre que ellas tengan por base la moral y el respeto a la Ley de nuestro país y su sistema democrático republicano que para su Gobierno adoptó nuestra Nación, tal como se establece en el Artículo 82 de la Constitución de la República Oriental del Uruguay.
EL SERENISIMO GRAN ORIENTE DE URUGUAY, GOU, SE HONRARA EN SERVIR LA CONSTITUCION DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY Y LAS INSTITUCIONES DEMOCRATICAS DE GOBIERNO ESTABLECIDAS EN DICHA CONSTITUCION.
SERAN SUS INTERESES PROPIOS TODOS AQUELLOS QUE SEAN DEL BIEN NACIONAL”.[2]
La Estructura
Agrupa a masones que se integran en Logias Simbólicas o en Triángulos donde no exista aún una Logia Simbólica del Gran Oriente de Uruguay.
Son simbólicas porque trabajan en los primeros tres grados de la masonería, grados que son universales a todos los ritos masónicos conocidos.
Cada logia simbólica es la oficina o agrupación básica dentro de la Institución, y está dirigida por autoridades electas entre sus integrantes de acuerdo a los usos y costumbres de la masonería universal, y en forma democrática.
La autoridad que preside la logia simbólica es el Venerable Maestro, a quien los hermanos integrantes del taller u oficina confían la administración de la logia y la dirección de los trabajos en los tres grados simbólicos.
Para el gobierno y administración de la Institución en su totalidad, así como para el relacionamiento con otras potencias masónicas o con la sociedad, la organización se establece según el Capítulo V, Artículo 15 de su Constitución. En el mencionado artículo se estipula que para este fin regirá el principio fundamental de la separación de poderes: el Poder Legislativo representado por la Asamblea General de Masones, el Poder Ejecutivo representado por el Consejo de la Orden, el Poder Judicial representado por las diversas logias, la Cámara Suprema de Justicia Masónica y el Tribunal de Justicia Masónica.
Los representantes legales del Gran Oriente de Uruguay para el relacionamiento con las autoridades civiles, así como cualquier autoridad masónica de otra obediencia, son el Venerable Gran Maestro y el Gran Secretario General. El primero, presidente del Consejo de la Orden y el segundo, su secretario general.[3] Su presencia en nuestro país está dada por las logias:
Ø  Logia Libres Pensadores Nº1 de Melo-Cerro Largo.
Ø  Logia Fraternidad Universal Nº2 de Montevideo.
Ø  Logia Solidaridad Universal Nº3 de Rivera.
Ø  Logia Nuevo Sendero Nº4 de Montevideo.
Ø  Logia Hermandad y Tolerancia Nº6 de Artigas.
Ø  Logia Unidad Nº7 de Montevideo.
Ø  Logia Unión y Trabajo Nº8 de Fray Bentos-Río Negro.
Ø  Logia Acacia Nº9 de Tacuarembó.
Ø  Logia Simón Bolívar Nº10 de Las Piedras-Canelones.
Ø  Logia 18 de Julio de 1830Nº11 de San José.
Ø  Logia Armonía Nº12 de Melo-Cero Largo. Instalada en el 2010, es la primera en trabajar en el rito francés.

Tiene su sede en la calle Minas 1064. Tel. 2412 29 97, al Oriente de Montevideo.

Gran Maestro
Amadeo Pereira
Roberto Rebagliati
José Luis Orlandoi

El Gran Oriente de Uruguay ha firmado tratados de reconocimiento y amistad con las siguientes grandes potencias:
Ø  Gran Oriente de Francia.
Ø  Gran Oriente de Mato Grosso do Sul.
Ø  Gran Logia de Bélgica.
Ø  Gran Logia de Francia.
Ø  Sun Gran Logia del Líbano.
Ø  Gran Oriente de Santa Catarina.
Ø  Gran Oriente Italiano Obediencia Piazza dei Jeju.
Ø  Gran Oriente Lusitano.
Ø  Gran Logia de Libres y Aceptados Masones de la República del Paraguay.
Ø  Supremo Consejo Grado 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, Gran Oriente de Uruguay.


Curioso, pero el GOU ha firmado acuerdo con Grandes Logias, y en nuestro país se lo considera como irregular por la Gran Logia de la Masonería del Uruguay. En algún momento hubo conversaciones para lograr la unificación de ambas instituciones pero estas no llegaron a cumplir dicho objetivo.

Palabras de bienvenida del Venerable Gran Maestro del G.:O.:U.:
Queridos Hermanos y visitantes:
Bienvenidos a la página del GOU. Espero que en las zonas de navegación pública, encuentren elementos que les permitan conocer un poco más a nuestra institución.
Por lo pronto desearía transmitirles que nuestro principal objetivo, es trabajar sin descanso, en la formación de hombres que breguen por nuestros principios de libertad, igualdad y fraternidad, difundiéndolos primero en sus familias y luego en la sociedad toda. Esto que parece una formula sencilla, encierra dificultades a vencer.
En el permanente proceso de cambio que vive nuestra civilización, notoriamente acelerado por el desarrollo de las ciencias, los valores en los que se sostiene nuestra convivencia se ven permanentemente cuestionados y ante un mundo que aún dista mucho de ser justo, la masonería también debe mutar. Basada en sus milenarias enseñanzas, encuentra hoy nuevos desafíos, las viejas miserias que han oprimido siempre la humanidad, siguen en nuestros días encubiertas tras los velos de la hipocresía, convocando a la discriminación, la violencia, el egoísmo y el odio.
Nuestros hermanos, formados en nuestros valores, procuraran siempre difundir la tolerancia, la integración social, la solidaridad y la paz. La lucha es permanente, por que el primer enemigo son nuestras propias imperfecciones y no podemos permitirnos descansar, en el trabajo de superar nuestras pasiones desordenadas.
No es necesario ser masón para creer en la libertad, la igualdad y la fraternidad, pero siéndolo, se adquiere un compromiso de vida con ese lema. Guiados por el amor a la humanidad, seguiremos buscando que los hombres alcancen mayor elevación espiritual, dejando atrás ese enfermizo materialismo economicista que margina y oprime.
Que la alegría, la justicia y el amor, brillen en el futuro de la humanidad. Ese día todo será masonería. Reciban todos mis más fraternales saludos.
José Luis Orlandoi
Venerable Gran Maestro[4]


Ritos
En la actualidad en el Gran Oriente de Uruguay se practican los ritos "Escocés Antiguo y Aceptado, (REAA)" y el "Rito Francés o Moderno, (RF)". Nuestra institución prevé la posibilidad de la práctica de distinto ritos del arte real, de acuerdo con la concepción fundamental y básica de lo que significa ser un Gran Oriente, es decir una institución masónica que se enriquece con la diversidad agrupando logias que trabajan distintos ritos masónicos.

El Gran Oriente de Uruguay, GOU a través de sus Logias administra los primeros tres grados simbólicos, o sea los de: Aprendiz, Compañero y Maestro. Mientras que los grados superiores son administrados por los correspondientes supremos consejos de cada uno de los ritos que integran el GOU.
Para el REAA la secuencia completa es de treinta y tres grados, mientras que para el RF es de nueve grados.
Los tres primeros grados introducen al aprendiz masón en las doctrinas y filosofía de la Masonería, constituyendo así una escuela de moral. De ninguna manera estos grados constituyen un "cursus honorum" mediante el que se jerarquiza algunos hombres en un ámbito estratificado; estos grados son el devenir natural del aprendizaje y la asimilación de los conocimientos iniciáticos y simbólicos de la Masonería.
El Rito Escocés Antiguo y Aceptado, es un rito masónico derivado del sistema escocés que se practicaba en París, a mediados del Siglo XVIII. Sus orígenes se remontan al año 1786, o en caso de aceptarse como auténticas las llamadas Constituciones de Federico II, su origen se habría dado en 1762.Este es probablemente uno de los ritos masónicos más difundidos mundialmente y el más practicado en los talleres del GOU.
El Rito Moderno o Francés, fue creado en 1761, pero su implantación definitiva solo se dio el 09 de marzo de 1773, por el entonces Gran Maestro Duque de Cartres, Flipe de Orleans. Las características principales del Rito Moderno, son la defensa intransigente de la libertad de conciencia, el laicismo, el agnosticismo, la tendencia filosófica humanista y padrones de pensamiento racional y científico, así como la condena de cualquier tipo de tiranía y absolutismo
Destaquemos que en la actualidad algunas fuentes bibliográficas han registrado más de 150 ritos masónicos distintos. Si bien en el Uruguay es posible encontrar en el proceso histórico de la Masonería talleres que durante muchos años practicaron el Rito de York.[5]