Claves para entender a los Maestros

21 febrero 2018

Inglaterra Masonería ¿Política?

Inglaterra y una polémica como en cualquier parte del mundo

Presentaremos una recopilación de notas que han salido en los periódicos ingleses en estos últimos días. Veremos que no hay muchas diferencias en los planteos que pueden realizarse en Uruguay ante temas similares.
Se podría pensar que esa discusión o dudas no existirían en Inglaterra, pero bueno queda claro que la imaginación o el tirar algunos datos que no son verdad, despierta la desconfianza o la imaginación de la gente.

Quiénes son los masones y por qué están rodeados de secretismo y polémica
BBC de Londres
20/02/2018
La leyenda negra de los masones volvió a ocupar titulares de prensa recientemente en Reino Unido.

El diario The Guardian informó a principios de este mes de febrero (Dos logias de francmasones establecidas en Westminster continúan operando) de la existencia de dos logias (las asociaciones en la que se agrupan los masones) que operan en secreto en el Parlamento de Westminster y que están integradas por políticos y periodistas.

Además, el hasta ahora presidente de la principal asociación sindical de las policías de Inglaterra y Gales denunció que los círculos masones dentro del cuerpo están bloqueando reformas que ayudarían a corregir las desigualdades que todavía sufren en las mujeres, los negros y otras minorías.

Estas noticias reabrieron el viejo debate sobre la supuesta influencia entre las élites dirigentes de la masonería, de la que en su día llegó a formar parte el ex primer ministro británico Winston Churchill.

Y si bien originariamente se constituyó como una sociedad secreta, ahora opta por defenderse públicamente de las acusaciones.

La Gran Logia Unida de Inglaterra publicó anuncios a página completa en varios periódicos británicos pidiendo el fin de la "discriminación" que sufren sus miembros, quienes se quejan de la representación "tergiversada" que se ofrece de ellos.

David Staples, líder de los masones de Inglaterra y Gales, negó las informaciones de The Guardian y dijo que ninguno de sus miembros era parlamentario o periodista político.

"No somos una sociedad secreta", le dijo a la BBC, a la vez que calificó de "ridícula" la noticia sobre el supuesto bloqueo a reformas por parte de masones dentro de la policía.

Ceremonias secretas
De hecho, Staples anunció que la masonería inglesa llevaría a cabo una serie de jornadas de puertas abiertas para responder las preguntas de la población sobre la naturaleza y funcionamiento de esta organización.
De este modo quieren combatir el hermetismo con el que tradicionalmente se ha asociado a los masones.

Peter, un joven masón de Londres, le dijo a The Guardian: "Mis compañeros de trabajo saben que soy miembro de una logia y nunca me he encontrado con ningún hermano masón que se niegue a dar a conocer su membresía o esconda lo que hacemos".

Cada logia se reúne cuatro veces al año oficialmente en las ceremonias de acogida a los nuevos masones, que pueden tener una hora de duración.

Lo que ocurre en ellas ha sido siempre un secreto bien guardado.

"La mejor manera de explicarlo es como si fuera una obra de teatro en la que todo el mundo tiene un papel", le dijo a la BBC una componente de la masonería inglesa que prefirió que no se revelara su identidad.

El venerable maestro, uno de los más altos grados en las logias, es el actor principal y lleva la voz cantante.

En la ceremonia, los nuevos masones deben responder a una serie de preguntas.

Lo que se dice en la reunión nunca se transcribe. Otro masón entrevistado por la BBC aseguró que "no hay trampa ni nada raro" en ello.

Mientras que a los miembros se les disuade de hablar de política o religión, la creencia en un poder superior ha sido, históricamente, un requisito para unirse.

Datos sobre los masones:
Se estima que hay unos seis millones de masones en todo el mundo.

Se reúnen en un templo al que llaman logia, ya que es donde los antiguos canteros se encontraban mientras trabajaban en una iglesia o catedral.

Usan delantales o mandiles masónicos, que se remontan a la teoría de que la masonería evolucionó a partir de los canteros que los usaban para protegerse durante el corte de las piedras.

El "tercer grado" es la etapa final antes de convertirse en masón de pleno derecho. La ceremonia implica un exhaustivo interrogatorio, que es de donde procede la expresión "someter a alguien al tercer grado".

Algunos masones reconocidos fueron el ex primer ministro británico Winston Churchill o los escritores Arthur Conan Doyle, Rudyard Kipling y Oscar Wilde.


Separación por sexos
La masonería segrega a hombres y mujeres en distintas logias.

La primera logia femenina en Inglaterra se creó en 1908. Su primer venerable maestro fue un varón. Después, el 100% de sus componentes fueron mujeres y se vetó la participación de ellos.

La masona británica entrevistada por la BBC aseguró que las actividades realizadas por hombres y mujeres son las mismas.

"Hacemos los mismos rituales, las mismas ceremonias, pero estamos completamente separados de ellos", dijo tras más de 21 años como parte de la asociación, lo que la convierte en uno de los miembros femeninos más veteranos de las logias de Inglaterra.

Pero la separación por sexos sigue teniendo detractores, también entre los propios masones.

El londinense Peter desea que "la Gran Logia se modernice completamente algún día y permita que ambos sexos se mezclen".

"Será magnífico para la organización y un día que yo estoy esperando".

Otro masón que también prefirió no identificarse afirmó que "la masonería está impregnada de tradiciones y sus rituales son peculiares, pero no más que los de la Iglesia católica".

¿Lealtad o nepotismo?
Preguntados por el motivo que les impulsó a ingresar en la hermandad y pertenecer como miembros, la mayoría de entrevistados coincidieron en varios puntos.

Por una parte apuntaron a la vertiente social del grupo, afirmando que los 33 millones de libras (unos US$46 millones) recaudados por las 180 logias inglesas para proyectos de beneficencia en 2017 convierten a la masonería en uno de los mayores donantes de Reino Unido.

Por otro lado, destacaron la lealtad y sentimiento de pertenencia a un grupo cerrado.

"Me gusta confiar en las personas, soy muy leal, ese tipo de cosas [ser parte de una comunidad] me atrajeron. De eso se trata", dijo uno de ellos.

"A lo largo de los años, construyes relaciones, acabamos haciéndonos amigos" que derivan en la formación "de una red".

Aunque matizó: "Uso esa expresión con cuidado porque esa red no está para ser utilizada en tu beneficio personal".

De hecho, una de las características que se suelen atribuir a los masones es la de que se valen de su posición en la sociedad para favorecer a otros hermanos y a la organización, a menudo en perjuicio de la población general. Los masones califican esta creencia de "mito absoluto".

"Creo que en el pasado probablemente haya habido casos (de nepotismo) pero nunca he conocido un solo caso entre las masonas", dijo la mujer entrevistada por la BBC.

Intromisión en la vida pública
En diferentes momentos de la historia, la masonería ha sido acusada de conspirar y participar subrepticiamente en la política.

En la época en la que gobernó en España, el general Francisco Franco solía referirse a "la conspiración judeomasónica" y consideraba a la masonería como uno de los grandes enemigos de España.

El jefe de la Gran Logia inglesa subrayó que una investigación llevada a cabo por un comité especial de la Cámara de los Comunes concluyó que no había "nada siniestro" en la actividad de la masonería británica.

El informe de este comité, sin embargo, recomendó que, a los masones con responsabilidad en la policía, alcaldías y otras instituciones públicas se les requiriera declarar su pertenencia a la hermandad.

Steve White, quien acaba de dimitir como presidente de Federación de policía y que denunció el supuesto entorpecimiento de los masones a las reformas internas en el cuerpo, aseguró que "cuando se convierte en un problema es cuando afecta a su trabajo".



MAS INFORMACION








16 febrero 2018

Iglesia/Masonería

DECLARACIÓN
SOBRE LA DISCIPLINA CANÓNICA QUE PROHÍBE,
BAJO PENA DE EXCOMUNIÓN,
QUE LOS CATÓLICOS SE INSCRIBAN EN LA MASONERÍA
Y OTRAS ASOCIACIONES DE ESE TIPO

La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, con fecha 19 de julio de 1974, escribía a algunas Conferencias Episcopales una carta reservada sobre la interpretación del can. 2335 del Código de Derecho Canónico, que prohíbe a los católicos, bajo pena de excomunión, inscribirse en las asociaciones masónicas y otras semejantes.

 Código de Derecho Canónico del año 1917, expresaba con toda claridad lo siguiente en su artículo 2335:

 
            “Los que se adhieran a una secta masónica u otras asociaciones del mismo género, las cuales conspiren contra la Iglesia o los poderes civiles legítimamente establecidos, incurren por ese solo hecho en excomunión reservada a la Sede Apostólica”.


Puesto que dicha carta, al hacerse de dominio público, ha dado lugar a interpretaciones erróneas y tendenciosas, esta Congregación, sin querer prejuzgar las eventuales disposiciones del nuevo Código, confirma y precisa lo siguiente:
1. No ha sido modificada en modo alguno la actual disciplina canónica que permanece en todo su vigor.
2. Por lo tanto, no ha sido abrogada la excomunión ni las otras penas previstas.
3. Lo que en dicha carta se refiere a la interpretación que se ha de dar al canon en cuestión debe ser entendido, según la intención de la Congregación, sólo como una llamada a los principios generales de la interpretación de las leyes penales para la solución de los casos de cada una de las personas que pueden estar sometidas al juicio de los Ordinarios. En cambio, no era intención de la Congregación confiar a las Conferencias Episcopales que se pronunciaran públicamente con un juicio de carácter general sobre la naturaleza de las asociaciones masónicas que implique derogaciones de dichas normas.
Roma, sede de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, 17 de febrero de 1981.

FRANJO Card. ŠEPER 
Prefecto


JÉRÔME HAMER, O.P.
Arzobispo titular de Lorium
Secretario

En 1983, el Papa Juan Pablo II promulga el nuevo Código de Derecho Canónico cuyo artículo 1374, dejando de hacer referencia explícita a la que el Código de 1917 llamaba “secta masónica”, dispone simplemente lo siguiente:

 
            “El que se adhiera a una asociación que actúe contra la Iglesia sea castigado con una pena justa”.


Previendo posibles confusiones, un día antes de que entrara en vigor la nueva ley eclesiástica del año 1983, fue publicada una declaración el 26 de noviembre, por el entonces Cardenal Joseph Ratzinger, a la sazón prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, luego Papa Benedicto XVI, realizó la siguiente aclaración:

 
            “El juicio negativo de la Iglesia sobre las asociaciones masónicas permanece sin embargo inalterado, porque sus principios siempre han sido considerados irreconciliables con la doctrina de la Iglesia, y la inscripción en estas asociaciones permanece prohibida por la Iglesia. Los fieles que pertenecen a las asociaciones masónicas se hallan en estado de pecado grave y no pueden acceder a la santa comunión”.


La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe concluía así su texto:
 
            “Las autoridades eclesiásticas locales no tienen competencia para pronunciarse sobre la naturaleza de las asociaciones masónicas mediante juicio que implique derogación de lo aquí afirmado”.



https://www.religionenlibertad.com/castiga-el-actual-codigo-de-derecho-canonico-la-pertenencia-a-la-41376.htm
http://www.vatican.va/archive/ESL0020/_INDEX.HTM
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19810217_massoni_sp.html


  

15 febrero 2018

Domingo Faustino Sarmiento

Domingo Faustino Sarmiento
15 de febrero de 1811 - 11 de setiembre de 1888
San Juan, Provincias Unidas del Río de la Plata - Asunción, Paraguay


Brillante y recia personalidad argentina que fue uno de los más grandes propulsores del avance del país para que, sobreponiéndose al atraso que le significó la tiranía rosista, pudiera alcanzar a las más adelantadas naciones del mundo. Si bien fue legislador, gobernador de San Juan, diputado y senador nacional, ministro, embajador, general e incluso Presidente de la Nación Argentina, su más grande mérito reside en los esfuerzos que realizó a través del periódico, del libro y de los cargos públicos que desempeñó para difundir la enseñanza, afianzar el orden y propagar todo lo que significase cultura y progreso, desde el ferrocarril y el telégrafo, hasta el fomento de la inmigración, la fundación de escuelas, la creación de bibliotecas, etc. A este afán suyo de promover la educación se debe la creación que hiciera del Colegio Militar de la Nación, de la Escuela Naval, del Observatorio de Córdoba, de las Escuelas Normales, etc.

Fue iniciado masón en la Logia Unión Fraternal de Valparaíso el 31 de julio de 1854, junto con los argentinos Mariano E. de Sarratea y el doctor Javier Villanueva, y el chileno Jacinto Chacón.

De regreso a la patria en diciembre de 1855, es uno de los fundadores y primer Orador de la Logia Unión del Plata Nº1.

El 18 de abril de 1882 se afilia a la Logia Obediencia a la Ley Nº13.
El 12 de mayo de 1882 asume el cargo de Gran Maestre de la Masonería Argentina. Anteriormente el Supremo Consejo grado 33º para la República Argentina le había acordado el 18 de julio de 1860 dicho grado, que recibió junto con los generales Justo José de Urquiza, Bartolomé Mitre y Juan Andrés Gelly y Obes, y el doctor Santiago Derqui, el día 21 de ese mismo mes y año.

En 1864 el Supremo Consejo y la Gran Logia le encomendaron su representación para que tomara contacto con el Supremo Consejo y las Grandes Logias de los Estados Unidos de América, lo que así hizo. Allá, visitó al Presidente Andrés Johnson (masón) que le obsequió el distintivo masónico que se encuentra actualmente en el Museo Histórico de Sarmiento junto con sus demás pertenecías masónicas.
También en Francia, tuvo destacada actuación.

Cuando el liberalismo resolvió dar la batalla en favor de la enseñanza obligatoria, gratuita y laica, Sarmiento fue uno de los grandes adalides de esa lucha, sufriendo por tal motivo los más soeces ataques por parte del clero y especialmente de uno de sus portavoces, el doctor Pedro Goyena. En menor escala los recibió de Estrada, quizás porque éste debía lo poco a que hasta entonces había podido llegar en su vida precisamente a Sarmiento.
Al producirse la muerte de Sarmiento, que negóse hasta su postrer instante a someterse a las normas para el caso de la iglesia católica romana, a la Masonería del Paraguay le rinde los primeros honores masónicos.
Posteriormente, a la llegada de sus restos a la ciudad de San Nicolás de los Arroyos es el ex Gran Maestre, doctor Agustín P. Justo, Presidente de la Cámara de Apelaciones de aquella ciudad, quien le tributa honores en nombre de la Masonería Argentina.
Cementerio de La Recoleta

Alcibíades Lappas- La Masonería Argentina a través de sus hombres. Bs. As. 1966. p. 356.
  


11 febrero 2018

Encíclica “Vehementer Nos”, PIO X

Encíclica “Vehementer Nos”,
PIO X
Podemos ver una condena indirectamente a la masonería.
Estamos llenos de ansiedad y angustia cuando pensamos en usted. ¿Y cómo no podría ser de otra manera, después de la promulgación de la ley que, rompiendo violentamente los lazos seculares con los que su nación se unió a la Sede Apostólica, crea para la Iglesia Católica en Francia una situación indigna de ella y muy lamentable?
Este es un evento muy serio; y todas las buenas almas deben deplorarlo porque es tan fatal para la sociedad civil como para la religión; pero no debe haber sorprendido a nadie que haya seguido la política religiosa de Francia con un poco de atención en los últimos años. Para usted, Venerables Hermanos, no habrá sido una novedad o una sorpresa, ya que ha presenciado tantas heridas terribles y numerosas infligidas de tanto en tanto por la autoridad pública a la religión. Has visto violar la santidad y la inviolabilidad del matrimonio cristiano con leyes que los contradicen formalmente; a escuelas y hospitales seculares; para remover a los clérigos de sus estudios y disciplina eclesiástica para forzarlos al servicio militar; dispersar y desnudar a las congregaciones religiosas y reducir a la mayoría de sus miembros a la miseria extrema. Luego vinieron otras medidas legales que todos ustedes conocen: la ley que ordenaba oraciones públicas al comienzo de cada sesión parlamentaria y judicial fue abrogada; los signos tradicionales de duelo a bordo de los barcos el Viernes Santo fueron suprimidos; eliminó del juramento judicial lo que le dio el carácter religioso; prohibido de los tribunales, escuelas, el ejército, la armada y, finalmente, de todas las instituciones públicas, cada acto o símbolo que de alguna manera podría recordar la religión. Estas medidas, y otras que poco a poco separaron a la Iglesia del Estado, no fueron más que pasos dados para llegar a una separación completa y oficial:

Para remediar la gran desgracia, la Sede Apostólica no ha escatimado nada. Mientras que por un lado no se cansa de amonestar a los que presidió la empresa francesa y que dan testimonio varias veces para examinar a fondo la inmensidad de los males que traería infaliblemente su política separatista, por el contrario, multiplicado delante de la Francia brillando testimonios de su afecto indulgente.
Tenía el derecho de esperar, gracias a los lazos de gratitud, para poder retener a los políticos que estaban al borde del precipicio y eventualmente llevarlos a renunciar a sus planes.
Pero las atenciones, esfuerzos, buenos oficios, tanto por parte de Nuestro Predecesor como por parte de Nostra, permanecieron sin efecto. Y la violencia de los enemigos de la religión ha terminado por ganar a la fuerza lo que siempre habían aspirado, en contra de los derechos de esa nación católica y de todo lo que sabiamente podrían desear los pensadores. Por lo tanto, en esta hora tan grave para la Iglesia, en la conciencia de nuestro oficio apostólico, se consideró como un deber de escuchar nuestra voz, y abre la Nuestra alma a vosotros, venerables hermanos, a sus sacerdotes y para su gente, a todos ustedes que siempre hemos estado rodeados de una ternura particular, pero que en este momento, como es correcto, amamos más tiernamente que nunca.
Es una tesis absolutamente falsa, un error muy peligroso, pensar que debemos separar el Estado de la Iglesia.
Este punto de vista es, de hecho, basado en el principio de que el Estado no debe reconocer ningún culto religioso, y es absolutamente un insulto a Dios, como el Creador del hombre es también el fundador de la sociedad humana y conserva en la vida tanto de ellos que nosotros, los individuos aislados. Por lo tanto, le debemos no solo un culto privado, sino también un culto social y honores públicos.
Además, esta tesis es una obvia negación del orden sobrenatural. Limita la acción del Estado a la búsqueda exclusiva de la prosperidad pública en esta vida, es decir, a la causa próxima de las sociedades políticas; y él no trata de ninguna manera, como con cosas extranjeras, de su causa más profunda, que es la bienaventuranza eterna, preparada para el hombre al final de esta vida tan breve. Y por lo tanto, dado que el orden presente de las cosas está subordinado a la conquista de ese bien supremo y absoluto, no solo el poder civil no debería obstaculizar esta conquista, sino que debería ayudarnos a lograrlo.

Esta tesis también trastorna el orden sabiamente establecido por Dios en el mundo, un orden que exige armonía armoniosa entre las dos sociedades. Estas dos sociedades, religiosas y civiles, tienen de hecho los mismos sujetos, aunque cada uno ejerce su autoridad sobre ellos en su esfera particular. La consecuencia lógica es que hay muchas cosas que necesitarán saber ambas cosas, ya que son responsabilidad de ambos. Ahora, si el acuerdo entre el Estado y la Iglesia desaparece, las semillas de la discordia surgirán fácilmente de estos asuntos comunes, que se volverán muy acres en ambos lados; la noción de la verdad se verá perturbada y las almas se turbarán.
Finalmente, esta tesis daña seriamente a la sociedad civil misma, que no puede ser próspera ni duradera cuando no hay lugar para la religión, el regulador supremo y el maestro soberano cuando se trata de los derechos y deberes del hombre.
Así, los Romanos Pontífices no abandonaron, según los tiempos y las circunstancias, para rechazar, condenar la doctrina de la separación de la Iglesia y del Estado. Es bien sabido que nuestro ilustre predecesor León XIII ha expuesto repetida y claramente lo que debería ser, según la doctrina católica, las relaciones entre las dos sociedades. Entre ellos, dijo, "necesariamente debemos tener una unión sabia, una unión que pueda ser comparada con la que une el alma y el cuerpo en el hombre". Añadió: "Las sociedades humanas no pueden, sin el crimen, comportarse como si Dios no existiera, o negarse a preocuparse por la religión como si fuera algo extraño o inútil ... En cuanto a la Iglesia, fundada por Dios mismo, excluirla de la vida activo de la Nación, por las leyes, por…
Si entonces cualquier estado cristiano que se separe de la Iglesia comete una acción esencialmente fatal y culpable, ¡cuánto debemos deplorar que Francia haya emprendido este camino, cuando debería haber entrado en él incluso menos que todas las demás naciones! Francia, que a lo largo de los siglos ha sido objeto de una predilección tan grande y singular por parte de esta Sede Apostólica; ¡la Francia de la que la fortuna y la gloria siempre han estado íntimamente unidas con la observancia de las costumbres cristianas y el respeto por la religión!
El mismo Pontífice León XIII tenía, pues, muchas razones para decir: "Francia no sabría olvidar que su destino providencial lo ha unido a la Santa Sede con vínculos demasiado cercanos y demasiado antiguos para que nunca los rompa. De esta unión, de hecho, ha surgido su verdadera grandeza y su más pura gloria ... Molestar esta unión tradicional significaría quitarle a la Nación una puerta de su fortaleza moral y su gran influencia en el mundo ". Los lazos que consagraron esta unión tenían que ser tanto más inviolables cuanto que requerían la fe jurada de los tratados.
El concordato entre el Soberano Pontífice y el gobierno francés, como todos los tratados del mismo tipo que los Estados concluyen entre ellos, fue un contrato bilateral que obligó a ambas partes.
El Romano Pontífice, por un lado, el jefe de la nación francesa, por otro, prometió solemnemente, tanto para sí como para sus sucesores, mantener el pacto que firmaron inviolablemente.
El resultado fue que el Concordato regulaba todos los tratados internacionales, es decir, los derechos de los pueblos, y no podía de ninguna manera ser anulado por la acción de una sola de las Partes Contratantes. La Santa Sede siempre ha observado con escrupulosa fidelidad los compromisos que ha firmado, y en todo momento ha reclamado que el Estado debe mostrar la misma fidelidad. Nadie que juzgue con imparcialidad puede negar esta verdad.
Ahora, hoy el Estado cancela con su exclusiva autoridad el pacto solemne que había concluido, y así transgrede la fe jurada. Y, para no retroceder ante nada para romper con la Iglesia y libre de sus amigos, que no duda de infligir la Sede Apostólica el ultraje que resulta de esta violación de la ley de las naciones, más de lo que dudo en perturbar el orden social y política, ya que, para la seguridad mutua de sus relaciones mutuas, nada naciones interesadas como la fidelidad inviolable en la observancia sagrada de los tratados.
La gran daño infligido a la Sede Apostólica con la abolición del Concordato, sigue aumentando, y tan sorprendente, si tenemos en cuenta la forma en la que el estado ha hecho la derogación.
Es un principio aceptado sin lugar a dudas en el derecho de gentes y observado por todas las naciones, que la ruptura de un tratado debe ser debidamente notificado con antelación y en una, la otra Parte clara y explícita Contratante de la que tiene la intención de denunciar el tratado.
Ahora, no solo no se ha hecho ninguna denuncia de este tipo a la Santa Sede, sino que tampoco se le ha dado ninguna indicación al respecto. De modo que el gobierno francés ha fallado frente a la Sede Apostólica de las preocupaciones ordinarias y de la cortesía que también es utilizada por los estados más pequeños.
Y sus representantes, que también representaban una nación católica, no tienen miedo a despreciar la dignidad y el poder del Pontífice, el Jefe Supremo de la Iglesia, cuando deberían respetar esta autoridad más alta que inspiran todos los demás poderes políticos, y mucho más grande porque, por un lado, este Poder tiene que ver con el bien eterno de las almas, y por el otro se extiende sin límites a ninguna parte.
Si examinamos en nosotros mismos la ley que se ha promulgado, encontramos otra razón para quejarnos aún más enérgicamente. Dado que el Estado se separó de la Iglesia rompiendo los lazos del Concordato, debería, como consecuencia lógica, dejarlo independiente y permitirle disfrutar de parte del derecho común, en la libertad que el Estado afirmó haberle otorgado. En realidad, nada de esto ha sucedido: de hecho encontramos en la ley varias medidas restrictivas excepcionales que odiosamente ponen a la Iglesia bajo el dominio del poder civil.
En cuanto a Nosotros, hemos experimentado una gran amargura al ver que el Estado invade asuntos que son competencia exclusiva del poder eclesiástico; y lloramos más dolorosamente porque, ajenos a la equidad y la justicia, ha creado de esta manera la Iglesia de Francia, una situación cruelmente deprimente y opresiva con respecto a sus sagrados derechos.
Las disposiciones de la nueva ley son, de hecho, contrarias a la Constitución según la cual la Iglesia fue fundada por Jesucristo. La Sagrada Escritura nos enseña, y la tradición de los Padres nos confirma que la Iglesia es el Cuerpo místico de Jesucristo, un Cuerpo gobernado por Pastores y Doctores; es decir, una sociedad de hombres dentro de la cual se encuentran líderes que tienen poderes completos y perfectos para gobernar, enseñar y juzgar (Mateo XXVIII , 18-20 ; XVI , 18-19 ; XVIII , 18 ; Tito II , 15 ; II Cor. X , 6 ; XIII , 10). Se deduce que la Iglesia es, por su naturaleza, una sociedad desigual, es decir, una sociedad formada por dos categorías de personas: los pastores y el rebaño, aquellos que ocupan un rango entre los de la jerarquía y la multitud de los fieles. Y estas categorías son tan claramente distintas entre ellos, que solo en el cuerpo pastoral residen el derecho y la autoridad necesaria para promover y dirigir a todos los miembros hacia los propósitos sociales; y que la multitud no tiene otro deber que dejarse guiar y seguir, como un rebaño dócil, por sus Pastores.
San Cipriano Mártir expresa admirablemente esta verdad, diciendo: "Señor, cuyos preceptos hay que venerar y observar, mediante el ajuste de la dignidad y la disciplina de su Iglesia del obispo, dicho en el Evangelio, convirtiendo a Pedro - Yo digo, porque eres Peter ... - etc. Por lo tanto, a través de los eventos de siglos y eventos, el orden del Obispo y la Constitución de la Iglesia se llevan a cabo de tal manera que la Iglesia descansa sobre los Obispos, que gobiernan toda su actividad ".
San Cipriano afirma que todo esto se basa en una ley divina. Al contrario de estos principios, la ley de separación atribuye la protección y administración del culto público, no al cuerpo jerárquico divinamente instituido por Nuestro Señor, sino a una asociación de laicos. A esta asociación se le impone una forma, una personalidad jurídica y, por todo lo que respecta al culto religioso, la considera como la única que tiene derechos y responsabilidades civiles. Por lo tanto, esta asociación tendrá el uso de templos y edificios sagrados y la posesión de todos los bienes eclesiásticos de bienes muebles e inmuebles; él dispondrá de obispados, presbíteros y seminarios en lo que a ellos respecta; Él administrará los bienes, regulará las misiones y recibirá limosnas y legados destinados a la adoración religiosa. En cuanto al cuerpo jerárquico de los pastores, él está absolutamente en silencio. Y si la ley prescribe que tales asociaciones deben formarse de acuerdo con las reglas de la organización general de culto que están destinadas a garantizar el ejercicio, por otro lado, tiene miedo de declarar que en todas las disputas que puedan surgir en relación con sus activos, solo el Consejo de Estado será competente. Estas mismas asociaciones serán, por lo tanto, con respecto a la autoridad civil, en una situación de subordinación; la autoridad eclesiástica, es evidente, no tendrá más poder sobre ellos. Todos se dan cuenta a primera vista de que todas estas disposiciones son ofensivas para la Iglesia y contrarias a sus derechos y a su constitución divina. Sin mencionar que la ley no está formulada en este punto en términos claros y precisos, se expresa de una manera vaga y puede ser entendida arbitrariamente; y por lo tanto, podemos temer ver que los mayores desastres surgen de su propia interpretación.
Además, esta ley es más que nunca contraria a la libertad de la Iglesia. De hecho, dado que, dadas las Asociaciones de Adoración, la ley de separación impide que los pastores ejerzan toda la autoridad de su cargo sobre el pueblo de los fieles; ya que atribuye al Consejo de Estado la jurisdicción suprema sobre estas asociaciones y las somete a toda una serie de disposiciones fuera del common law, lo que dificulta su formación y dificulta su duración; ya que, después de haber proclamado la libertad de culto, restringe el ejercicio con una serie de excepciones; porque despoja a la Iglesia de la administración de los templos para invertir el Estado; ya que impide la predicación de la fe y la moral católica e indica un sistema penal severo y excepcional contra los clérigos; ya que sanciona estas disposiciones y muchas otras similares, extremadamente arbitrarias; lo que hace, si usted no pone a la Iglesia en un sometimiento humillante y, con el pretexto de proteger el orden público, quita a los ciudadanos pacíficos, que aún constituyen la mayoría en Francia, el sagrado derecho a practicar su religión? El estado por lo que ofende a la Iglesia, no sólo restringir el ejercicio del culto (a quien la ley de separación reduce falsamente toda la naturaleza esencial de la religión), sino también dificulta su influencia siempre tan beneficiosa en las personas, y paralizante de mil maneras actividad. Por ejemplo, entre otras cosas, no fue suficiente para él sacar de la Iglesia las Órdenes religiosas (sus preciosos colaboradores en el ministerio sagrado, en la enseñanza, en la educación,
Además del daño y los insultos que hemos destacado hasta ahora, la ley de separación aún viola el derecho de propiedad de la Iglesia y la pisotea. Al contrario de todo esto lo que es correcto, priva a la Iglesia de gran parte de esa herencia que también pertenece a muchos y títulos sagrados; suprime y anula todas las fundaciones piadosas legalmente consagradas al culto divino o a las oraciones por los muertos. En cuanto a los fondos que la generosidad católica había instituido para el mantenimiento de las escuelas cristianas y para el funcionamiento de diversas obras de caridad y religiosas, los transfirió a instituciones seculares, en las que se buscaría en vano el menor rastro de religión. En este sentido, no comete violación solo de los derechos de la Iglesia, sino también de la voluntad formal y explícita de los donantes y evaluadores.
También es muy doloroso para nosotros que, despreciando todos los derechos, la ley declara la propiedad del estado, departamentos o comunas, todos los edificios eclesiásticos antes del Concordato. Y si la ley le otorga un uso indefinido y libre a las Asociaciones de Cultos, coloca muchas de esas reservas en la concesión, lo que en realidad deja a la autoridad pública libre para disponer de ellas.
También tenemos muchas aprehensiones con respecto a la santidad de esos templos, jardines de infancia de agosto de la Divina Majestad, lugares mil veces queridos por la devoción del pueblo francés, gracias a sus recuerdos. Porque ciertamente están en peligro de ser profanados, si caen en manos seglares.
La ley, al suprimir el gasto de la adoración, lógicamente exime al Estado de la obligación de proporcionarla; y al mismo tiempo viola un compromiso contraído en una convención diplomática y ofende gravemente a la justicia. En este momento no es posible sin duda, y documentos históricos mismos ofrecen el testimonio más claro: si el gobierno francés asumió en el Concordato encargado de asegurar a los miembros del clero un tratamiento que les permita satisfacer convenientemente para su subsistencia y para el de culto religioso, no hizo todo esto en forma de concesión gratuita: se obligó a compensar, al menos en parte, las propiedades de la Iglesia, de las cuales el Estado se había apropiado durante la primera Revolución. Por otro lado, cuando en ese mismo Concordato, por el bien de la paz, el Romano Pontífice
Finalmente (y ¿cómo podríamos guardar silencio sobre este punto?). Además del daño que causa a los intereses de la Iglesia, la nueva ley también será muy desastrosa para su país. No hay duda de que arruina dolorosamente la unión y la armonía de las almas sin las cuales la unión y la armonía ninguna nación puede vivir y prosperar. Por eso, especialmente en la situación actual de Europa, esta armonía perfecta es el objeto de los más ardientes deseos de todos los franceses que aman verdaderamente a su país y tienen en el corazón la salvación de su país. En cuanto a nosotros, siguiendo el ejemplo de nuestro predecesor, y heredando su afecto especial para su país, que nosotros tratamos de forma natural en todos los sentidos para mantener la religión de sus antepasados ​​la plena posesión de todos sus derechos en medio de ti: pero al mismo tiempo siempre hemos trabajado para fortalecerlos a todos en la unión, apuntando a la paz fraterna de la cual el lazo más estricto es ciertamente la religión. Por lo tanto, con la angustia más intensa, hemos visto al gobierno francés llevar a cabo un acto que, provocando en el suelo pasiones religiosas ya terriblemente emocionadas, parece destinado a trastornar a todo su país.
Por lo tanto, recordando Nuestro oficio Apostólico, y conscientes del deber imperioso que nos ordena defendernos de cada ataque y mantener en su integridad absoluta los derechos inviolables y sagrados de la Iglesia, en virtud de la autoridad absoluta que Dios nos ha otorgado, Nosotros por las razones anteriores, intentamos nuevamente y condenamos la ley aprobada en Francia sobre la separación de la Iglesia y el Estado, tan profundamente perjudicial para Dios que oficialmente se negó al poner el principio de que la República no reconoce ningún culto. Intentamos nuevamente y lo condenamos votando en violación de la ley natural, de la ley de los pueblos y de la fe pública debido a los tratados; como contrario a la constitución divina de la Iglesia, a sus derechos esenciales y su libertad; Iglesia, comprada para muchos títulos y además en virtud del Concordato. Nosotros reprobamos y condenamos como gravemente ofensivo para la dignidad de esta Sede Apostólica, por nuestra persona, para el obispado, para el clero y para todos los católicos franceses.
Como resultado, protestamos solemnemente y con todas nuestras fuerzas contra de la propuesta, la aprobación y promulgación de dicha ley, diciendo que nunca se adjuntará a derribar los derechos inalienables e inmutables de la Iglesia.
Debemos dirigirnos y aclarar estas graves palabras a ustedes, Venerables Hermanos, a los franceses y a todo el mundo cristiano, para denunciar lo sucedido. Como ya hemos dicho, nuestra tristeza es profunda, si medimos con la mirada los males que esta ley está a punto de desatar en un pueblo tan amado por Nosotros. Y aún más profundamente, la idea de los dolores, de los sufrimientos, de las tribulaciones de todo tipo que también te incitan, Venerables Hermanos, y todo tu clero nos molesta. Pero para evitar, en medio de tantas ansiedades, excesos tristeza y momentos de desánimo, tenemos la memoria de la Divina Providencia, siempre misericordioso, y esperamos que mil veces se dieron cuenta de que Jesús no abandonará su Iglesia, que nunca se le priva de su fuerte apoyo. por lo tanto, No tenemos miedo por la Iglesia. Su fuerza, como su estabilidad inmutable, es divina: la experiencia de los siglos es gloriosa. De hecho, todos conocen las innumerables desgracias, una más terrible que la otra, que han sido derramadas sobre ella a lo largo de su larga historia: y donde toda institución puramente humana debería haber sucumbido, la Iglesia siempre ha adquirido una fuerza más vigorosa en las pruebas. y una opulencia más fructífera.
En cuanto a las leyes destinadas a perseguir, la historia enseña, y la propia Francia bastante recientemente certificados que tales leyes, nacidas del odio, siempre terminan siendo sabiamente abrogadas, cuando se hizo evidente el daño resultante de los Estados. ¡Es para Dios que aquellos que están actualmente en el poder en Francia pronto siguen a este respecto el ejemplo de aquellos que los precedieron en esto! Es agradable a Dios que, aplaudidos por todo lo bueno, no vacilen en hacer de la religión, la fuente de la civilización y la prosperidad para los pueblos, los honores que se le deben y la libertad.
Esperando, y durante todo el tiempo de la persecución, los hijos de la Iglesia "vestidos de brazos de luz" (Romanos XIII, 12 ) deben actuar con todas sus fuerzas para la verdad y la justicia; es su deber siempre, y hoy más que nunca.
En estos sagrados peleas, venerables hermanos, que tienen que ser los maestros y los duques de todos los demás, apporterete todo el ardor de que el celo vigilante e incansable, que en todo momento los obispos franceses han aportado pruebas en sus elogios tan bien conocida de todos. Pero sobre todo queremos (porque es una cuestión de suprema importancia) que en todo lo que emprenda para la defensa de la Iglesia, trate de lograr una unión perfecta de corazón y voluntad.
Estamos firmemente decididos a darte instrucciones prácticas en el momento correcto, porque te sirven como una regla segura de conducta, en medio de las grandes dificultades del momento presente; y estamos seguros de que a partir de ahora te conformarás fielmente con ellos. Sin embargo, continúe con su trabajo saludable; revivir la piedad entre los fieles tanto como sea posible; promover y difundir cada vez más la enseñanza de la doctrina cristiana; preservar todas las almas que sé que no te confían los errores y las seducciones que hoy se encuentran en todas partes: educar, prevenir, alentar, consolar a tu rebaño, finalmente cumplir, con respecto a esto, todos los deberes que tu carga pastoral te impone. En este trabajo, su clero sin duda será un colaborador incansable; él es rico en hombres notables para la devoción, la ciencia,
Además, los miembros de su clero ciertamente entenderán que en esta tormenta deben ser animados por los mismos sentimientos que una vez estuvieron en el corazón de los Apóstoles; se sentirán felices de haber sido considerados dignos de sufrir persecución por el nombre de Jesús (Acto V, 41 ).
Por lo tanto, defenderán valientemente los derechos y la libertad de la Iglesia, pero sin ofender a nadie. Además, teniendo cuidado de preservar la caridad, ya que es sobre todo el deber de los ministros de Jesucristo, responderán a la iniquidad con justicia, a los ultrajes con gentileza y maltrato a través de buenas obras.
Y ahora nos dirigimos a ustedes, católicos de Francia; que Nuestra palabra pueda llegar a todos ustedes como un testimonio de la tierna benevolencia con la que seguimos amando a su país, y como un consuelo en medio de las terribles desgracias que tendrán que sufrir. Ustedes conocen el propósito de las sectas impías que taladraron sus cabezas bajo su yugo, para este propósito ellos mismos le declararon con cínica audacia: decatholiciseFrancia. Quieren erradicar por completo de sus corazones la fe que ha cubierto a sus padres con gloria, que ha hecho a su país grande y próspero entre las otras naciones, que lo sostiene en el juicio, que preserva la paz y la tranquilidad de su hogar y eso abre el camino a la felicidad eterna. Con toda tu alma, lo entiendes, debes defender esta fe: pero sé persuadido de que todo esfuerzo, todo esfuerzo será en vano si tratas de repeler asaltos sin estar fuertemente unidos. Suprima, por lo tanto, todos los gérmenes de la discordia, si hay entre ustedes. Y asegúrese de que, tanto en el pensamiento como en la acción, su unión sea tan fuerte, que debe ser entre hombres que luchan por la misma causa, sobre todo si esta causa es una de esas para el triunfo de la cual cada uno debe voluntariamente sacrificar una parte de sus opiniones. Si quieres, en los límites de tu fuerza, y como es tu imperioso deber, salvar la religión de tus padres de los peligros que corren, es absolutamente necesario que expliques el gran valor y la generosidad. Estamos seguros de que tienes tanta generosidad; y mostrándose generosos con los ministros de Dios, induzcan a Dios a mostrarse cada vez más generoso con usted.
En cuanto a la defensa de la religión, si quieres emprenderla dignamente y continuarla bien y de manera útil, dos cosas sobre todo importan, primero debes conformarte tan fielmente a los preceptos de la ley cristiana que tus acciones y toda tu vida honrarán la fe que profesas. ; además, debes permanecer firmemente unido a aquellos que tienen el deber de velar aquí por la religión, a tus sacerdotes, a los Obispos y especialmente a la Sede Apostólica, que es el centro de la fe católica y de todo lo que se puede hacer en nombre de esto. Armados para la lucha, marchen sin temor a la defensa de la Iglesia; pero tenga cuidado de que su confianza esté en Dios, en ese Dios de quien irá para apoyar la causa, y ore a él sin cansarse de ayudarlo.
En cuanto a Nosotros, nos uniremos a ustedes con corazón y mente por el tiempo que tengan que luchar contra el peligro; compartiremos con usted todo: trabajos, dolores, sufrimientos; y mientras se convirtiesen a Dios, fundador y protector de la Iglesia, las oraciones más humildes e insistentes, suplico a ceder a Francia una mirada misericordiosa, rasgando la tormenta desatada alrededor de ella, y que sea pronto, a través de la intercesión de María Inmaculada, paz y tranquilidad
A medida que la esperanza de estos dones celestiales, y para declarar nuestro afecto especial, de todo corazón que impartirá la bendición apostólica a vosotros, venerables hermanos, a sus sacerdotes ya todo el pueblo francés.
Roma, cerca de San Pietro, 11 de febrero de 1906, año III de nuestro pontificado.

PIO PP. X


https://w2.vatican.va/content/pius-x/it/encyclicals/documents/hf_p-x_enc_11021906_vehementer-nos.html

07 febrero 2018

Manuel Ricardo Palma Soriano

Manuel Ricardo Palma Soriano
7 febrero de 1833 – 6 de octubre de 1919
Lima, Perú



Fue un escritor romántico, costumbrista, tradicionalista, periodista y político peruano, famoso principalmente por sus relatos cortos de ficción histórica reunidos en el libro Tradiciones peruanas. Cultivó prácticamente todos los géneros: poesía, novela, drama, sátira, crítica, crónicas y ensayos de diversa índole. Sus hijos Clemente y Angélica siguieron sus pasos como escritores.

Manuel Ricardo Palma y Carrillo nació el 7 de febrero de 1833 en Lima (aunque existe una teoría de monseñor Salvador Herrera Pinto que pone su cuna ocho años antes en el pueblo de Talavera de la Reyna en Apurímac),​ en el seno de una familia humilde; fue inscrito en la partida de bautismo como hijo natural de Pedro Ramón Palma Castañeda y de Guillerma Carrillo y Pardos, a quien muchos consideran la abuela materna y que su madre fue en realidad Dominga Soriano y Carrillo, la hija de 16 años de esta, ​ con quien Pedro se casaría cuatro años más tarde, el 6 de abril de 1837. ​ Ramón, era un comerciante mestizo con aspiraciones, que doblaba en edad a Dominga, quien era cuarterona (ascendenia subsahariana). El matrimonio Palma-Soriano "fracasó prontamente –según el historiador Oswaldo Holguín Callo– por las diferencias raciales, generacionales y culturales", y el pequeño Ricardo, que tenía 9 años, permaneció naturalmente en la casa paterna. ​
Asistió a la escuela para párvulos de Pascual Guerrero, a la de Antonio Orengo y a la de Clemente Noel. Terminada la secundaria, siguió leyes en el Convictorio de San Carlos (aunque algunos cuestionan este dato como una superchería del autor y otros dicen que probablemente fuera alumno externo). ​
A los 15 años comenzó su carrera literaria, primero escribiendo poesía y dramas. Fue a esa edad que empezó a usar, junto con el primer nombre, su segundo, Ricardo, que después ya utilizaría solo, sin el primero original de Manuel. También desde joven se mezcló en política, y en 1857 secundó la sublevación del general Manuel Ignacio de Vivanco contra el presidente Ramón Castilla, por lo que fue separado del ejercicio de su cargo en el Cuerpo Político de la Armada del Perú.
Se inició como masón a los 22 años en la logia chalaca del Callao Concordia Universal, el 4 de julio de 1855, siendo venerable maestro Damián Alzamora, orador Antonio Álvarez del Villar y secretario José Antonio Barboza. ​
En la Armada, a la que ingresó como oficial tercero en 1853, sirvió en la goleta Libertad, el bergantín Almirante Guisse, el transporte Rímac —donde el primero de marzo de 1855 estuvo a punto de morir a consecuencia del naufragio de la nave— y el vapor Loa. ​ Tomó parte en el desembarco de Guayaquil en 1859, durante la guerra con Ecuador.
En noviembre de 1860 participó en el fallido asalto a la casa presidencial que acometió un grupo de civiles y militares de tendendica liberal, liderados por José Gálvez. El fracaso del golpe contra Castilla lo obligó a abandonar el Perú y el 20 de diciembre se embarcó con destino a Chile.

En Valparaíso, adonde arribó a fines de mes, frecuentó los salones literarios, fue miembro de la Sociedad de Amigos de la Ilustración y colaboró en la Revista del Pacífico y en la Revista de Sud-América. Los casi tres años que pasó en esa ciudad —durante los cuales realizó frecuentes viajes a Santiago— fueron literariamente «intensos y fructíferos». Allí conoció a José Victorino Lastarria, Guillermo Blest Gana y otros escritores, y en las revistas mencionadas publicó textos importantes: poesías, siete tradiciones y lo que después derivaría en los Anales de la Inquisición de Lima que aparecerían en la capital peruana a su regreso y con el que puede decirse que «comienza la plenitud literaria de Palma». ​


Regresó al Perú en agosto de 1863, después de ser amnistiado, y en julio del año siguiente fue nombrado cónsul en el Pará, Brasil, cargo que aparentemente no llegó a ejercer: obtuvo una licencia y viajó a Europa: El Havre, París, Londres. En 1865 retornó vía Estados Unidos —se quedó un tiempo en Nueva York—, cuando Perú está ya en pleno conflicto con España. Con el puerto del Callao bloqueado, Palma desembarca probablemente en Paita y es nombrado asistente de Gálvez, ministro de Guerra y Marina. Ambos participan, desde la torre La Merced del Callao, en el combate contra la escuadra española el dos de mayo de 1866, en el que Galvéz murió cuando una bomba, disparada desde la fragata española Almansa o desde la Blanca, cayó en unos depósitos de pólvora. Palma se salva milagrosamente: había abandonado la torre minutos antes de la explosión.
Tomó parte en la sublevación del coronel José Balta al año siguiente, y estuvo en prisión y desterrado brevemente en Guayaquil. Balta lo nombró su secretario particular después de ser elegido presidente en 1868. Al poco tiempo fue elegido también senador por Loreto, cargo que ejerció hasta 1872. El asesinato de Balta, ocurrido el 26 de julio 1872, marca el fin de la vida política de Palma, que pasa a dedicarse exclusivamente a la literatura. Tres años más tarde se retira a Miraflores y en 1878, se muda con su familia al balneario de Chorrillos.
Durante la guerra con Chile participó en la defensa de Lima. Cuando las tropas de ocupación incendiaron en enero de 1881 su casa, ubicada en el balneario de Miraflores, Palma perdió su biblioteca y algunos manuscritos, como el de la novela Los Marañones y sus memorias del gobierno de Balta. Perdida su casa, se traslada a Lima donde alquila una en la calle Veracruz.
Dos años más tarde, el dueño del diario La Prensa de Buenos Aires le ofreció el cargo de redactor literario del periódico, pero el presidente Miguel Iglesias logró convencerlo que aceptara la dirección de la Biblioteca Nacional, que se encontraba destruida como consecuencia de la guerra y que durante la ocupación había sido expoliada por los chilenos. Al ocurrir esos hechos en marzo de 1881, Palma, que era a la sazón subdirector de la Biblioteca, había redactado una carta de protesta, firmada por él y el director, Manuel de Odriozola. ​ Esto motivó que el entonces contralmirante Patricio Lynch y comandante en jefe del ejército de ocupación, dictara prisión contra el escritor, que cumplió primero en el segundo piso de la misma Biblioteca ocupada y después en un buque en el Callao, donde pasó 12 días hasta que recuperó la libertad gracias a gestiones de diplomáticos franceses y brasileños. Odriozola, contra el que también había orden de arresto, «logró asilarse en la legación norteamericana».
Su labor al frente de esta institución constituyó uno de sus grandes logros. Fue en aquella época que se ganó el apelativo de "el bibliotecario mendigo", porque, ante el magro presupuesto con el que contaba, decidió utilizar su prestigio y sus contactos para pedir a personalidades de diversos países que donaran libros. Gracias a su amistad con el presidente de Chile Domingo Santa María (1881-1886), consiguió recuperar unos 10 000 de manos chilenas. El 28 de julio de 1884 inaugura la biblioteca, que dirige hasta febrero de 1912, cuando renuncia por discrepancias con el gobierno de Augusto Leguía, que, en reemplazo, nombra a su enemigo, Manuel González Prada. Verdad es que el escritor tendrá su desagravio: el nuevo gobierno del coronel Óscar R. Benavides lo nombrará director honorario de la Biblioteca en 1914, González Prada será destituido y su puesto lo ocupará el candidato de Palma, Luis Ulloa. Esto, sin embargo, no durará mucho: en febrero de 1916 González Prada recupera el cargo y el famoso escritor renuncia a su nombramiento honorario.
Palma, ya convertido en el patriarca de las letras peruanas, se había retirado en marzo de 1912 a Miraflores, donde viviría los últimos años de su vida.
Fue miembro correspondiente de la Real Academia Española (1878) y de la Peruana de la Lengua —que presidió desde su fundación en 1887 hasta su renuncia en 1918, cuando pasa a ser director honorario—, y de otras prestigiosas instituciones.

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Un miércoles 4 de julio de 1855, Ricardo Palma Soriano ingresa a la Masonería Peruana con tan solo 22 años. Se inició en la tradicional Logia del Callao, denominada “Concordia Universal”, registrada con el Nº 2 en el Gran Oriente Peruano. Al año siguiente, el Gran Oriente Nacional del Perú, presidido por su Gran Maestre, Matías León, promulgó un nuevo Estatuto Masónico. Esta época fue una etapa de florecimiento de la masonería, a la que Ricardo Palma dedicaba mucho tiempo, a pesar de su trabajo en la armada y en su vida literaria.
Durante su estancia en el vecino país sureño, Palma colabora en la “Revista del Pacífico” y la “Revista de Sud- América”, además de publicar un libro: “Dos poetas, apunte de mi cartera”. Al año siguiente publica “Anales de la Inquisición”, además del primer número de “Heraldo Masónico”. 
El periodo entre 1872 y 1877 fue de felicidad para Ricardo: nació su primer hijo, Clemente, fundó el “Club Literario de Lima”, estuvo en la Ceremonia del nuevo Templo Masónico en la calle Teatro, y publicó las series de Tradiciones Peruanas”. 
Gracias a su obra de las Tradiciones Peruanas, se conoce los primeros indicios de un templo masónico en el Perú, en el capítulo “La Casa de Pilatos”.

Sobre su pertenencia a la orden masónica se sabe que fue iniciado el 04 de Julio de 1855, siendo V:.M:. Damian Alzamora, Secretario José Antonio Barboza y Orador: Antonio Alvarez del Villar. Se afilió luego a la Logia Virtud y Unión en el año 1856 siendo secretario en ese mismo año. Luego de ello se logra ubicarlo en una ceremonia de instalación de la Logia Parthenón y en el año 1871 figura como elegido su Venerable Maestro.
Todas estas logias mencionadas pasaron a formar parte de la Gran Logia del Perú, y por lo tanto todas las actas y documentos están en el Museo Histórico Masónico "Jorge Basadre" de la Gran Logia del Perú.



Documento donde Ricardo Palma firma
como secretario de la Logia

https://es.wikipedia.org/wiki/Ricardo_Palma

https://logiahonorylealtad.blogspot.com.uy/2016/02/ricardo-palma-mason.html