Manuel
Ricardo Palma Soriano
7 febrero de 1833 – 6 de
octubre de 1919
Lima, Perú
Fue un escritor romántico, costumbrista, tradicionalista, periodista y político peruano,
famoso principalmente por sus relatos cortos de ficción histórica reunidos en
el libro Tradiciones peruanas. Cultivó prácticamente todos los
géneros: poesía, novela, drama, sátira, crítica, crónicas y ensayos de
diversa índole. Sus hijos Clemente y Angélica siguieron sus
pasos como escritores.
Manuel Ricardo Palma y Carrillo nació el 7 de febrero de
1833 en Lima (aunque existe una teoría de monseñor Salvador
Herrera Pinto que pone su cuna ocho años antes en el pueblo de Talavera
de la Reyna en Apurímac), en el seno de una familia humilde; fue
inscrito en la partida de bautismo como hijo natural de Pedro Ramón Palma
Castañeda y de Guillerma Carrillo y Pardos, a quien muchos consideran la abuela
materna y que su madre fue en realidad Dominga Soriano y Carrillo, la hija de
16 años de esta, con quien Pedro se casaría cuatro años más tarde, el 6 de
abril de 1837. Ramón, era un comerciante mestizo con aspiraciones, que
doblaba en edad a Dominga, quien era cuarterona (ascendenia subsahariana).
El matrimonio Palma-Soriano "fracasó prontamente –según el historiador
Oswaldo Holguín Callo– por las diferencias raciales, generacionales y
culturales", y el pequeño Ricardo, que tenía 9 años, permaneció naturalmente
en la casa paterna.
Asistió a la escuela para párvulos de Pascual Guerrero, a la
de Antonio Orengo y a la de Clemente Noel. Terminada la secundaria, siguió
leyes en el Convictorio de San Carlos (aunque algunos cuestionan este
dato como una superchería del autor y otros dicen que probablemente fuera
alumno externo).
A los 15 años comenzó su carrera literaria, primero
escribiendo poesía y dramas. Fue a esa edad que empezó a usar, junto con el
primer nombre, su segundo, Ricardo, que después ya utilizaría solo, sin el
primero original de Manuel. También desde joven se mezcló en política, y en
1857 secundó la sublevación del general Manuel Ignacio de
Vivanco contra el presidente Ramón Castilla, por lo que fue separado
del ejercicio de su cargo en el Cuerpo Político de la Armada del Perú.
Se inició como masón a los 22 años en la logia
chalaca del Callao Concordia Universal, el 4 de julio de 1855, siendo venerable
maestro Damián Alzamora, orador Antonio Álvarez del Villar y secretario José
Antonio Barboza.
En la Armada, a la que ingresó como oficial tercero en 1853,
sirvió en la goleta Libertad, el bergantín Almirante Guisse, el
transporte Rímac —donde el primero de marzo de 1855 estuvo a punto de
morir a consecuencia del naufragio de la nave— y el vapor Loa. Tomó
parte en el desembarco de Guayaquil en 1859, durante la guerra
con Ecuador.
En noviembre de 1860 participó en el fallido asalto a
la casa presidencial que acometió un grupo de civiles y militares de
tendendica liberal, liderados por José Gálvez. El fracaso del golpe contra
Castilla lo obligó a abandonar el Perú y el 20 de diciembre se embarcó con
destino a Chile.
En Valparaíso,
adonde arribó a fines de mes, frecuentó los salones literarios, fue miembro de
la Sociedad de Amigos de la Ilustración y colaboró en la Revista
del Pacífico y en la Revista de Sud-América. Los casi tres años que
pasó en esa ciudad —durante los cuales realizó frecuentes viajes a Santiago—
fueron literariamente «intensos y fructíferos». Allí conoció a José
Victorino Lastarria, Guillermo Blest Gana y otros escritores, y en
las revistas mencionadas publicó textos importantes: poesías, siete tradiciones
y lo que después derivaría en los Anales de la Inquisición de Lima que
aparecerían en la capital peruana a su regreso y con el que puede decirse que
«comienza la plenitud literaria de Palma».
Regresó al Perú en agosto de 1863, después de ser
amnistiado, y en julio del año siguiente fue nombrado cónsul en el Pará, Brasil,
cargo que aparentemente no llegó a ejercer: obtuvo una licencia y viajó a
Europa: El Havre, París, Londres. En 1865 retornó vía Estados
Unidos —se quedó un tiempo en Nueva York—, cuando Perú está ya en
pleno conflicto con España. Con el puerto del Callao bloqueado,
Palma desembarca probablemente en Paita y es nombrado asistente de
Gálvez, ministro de Guerra y Marina. Ambos participan, desde la torre La Merced
del Callao, en el combate contra la escuadra española el dos de mayo de
1866, en el que Galvéz murió cuando una bomba, disparada desde la fragata
española Almansa o desde la Blanca, cayó en unos depósitos de
pólvora. Palma se salva milagrosamente: había abandonado la torre minutos antes
de la explosión.
Tomó parte en la sublevación del coronel José Balta al
año siguiente, y estuvo en prisión y desterrado brevemente en Guayaquil. Balta
lo nombró su secretario particular después de ser elegido presidente en 1868.
Al poco tiempo fue elegido también senador por Loreto, cargo que ejerció
hasta 1872. El asesinato de Balta, ocurrido el 26 de julio 1872, marca el fin
de la vida política de Palma, que pasa a dedicarse exclusivamente a la
literatura. Tres años más tarde se retira a Miraflores y en 1878, se
muda con su familia al balneario de Chorrillos.
Durante la guerra con Chile participó en la
defensa de Lima. Cuando las tropas de ocupación incendiaron en enero
de 1881 su casa, ubicada en el balneario de Miraflores, Palma perdió su
biblioteca y algunos manuscritos, como el de la novela Los Marañones y
sus memorias del gobierno de Balta. Perdida su casa, se traslada a Lima donde
alquila una en la calle Veracruz.
Dos años más tarde, el dueño del diario La Prensa de Buenos
Aires le ofreció el cargo de redactor literario del periódico, pero el
presidente Miguel Iglesias logró convencerlo que aceptara la
dirección de la Biblioteca Nacional, que se encontraba destruida como
consecuencia de la guerra y que durante la ocupación había sido expoliada por
los chilenos. Al ocurrir esos hechos en marzo de 1881, Palma, que era a la
sazón subdirector de la Biblioteca, había redactado una carta de protesta,
firmada por él y el director, Manuel de Odriozola. Esto motivó que el
entonces contralmirante Patricio Lynch y comandante en jefe del
ejército de ocupación, dictara prisión contra el escritor, que cumplió primero
en el segundo piso de la misma Biblioteca ocupada y después en un buque en el
Callao, donde pasó 12 días hasta que recuperó la libertad gracias a gestiones
de diplomáticos franceses y brasileños. Odriozola, contra el que también había
orden de arresto, «logró asilarse en la legación norteamericana».
Su labor al frente de esta institución constituyó uno de sus
grandes logros. Fue en aquella época que se ganó el apelativo de "el
bibliotecario mendigo", porque, ante el magro presupuesto con el que
contaba, decidió utilizar su prestigio y sus contactos para pedir a
personalidades de diversos países que donaran libros. Gracias a su amistad con
el presidente de Chile Domingo Santa María (1881-1886), consiguió
recuperar unos 10 000 de manos chilenas. El 28 de julio de 1884 inaugura la
biblioteca, que dirige hasta febrero de 1912, cuando renuncia por discrepancias
con el gobierno de Augusto Leguía, que, en reemplazo, nombra a su
enemigo, Manuel González Prada. Verdad es que el escritor tendrá su
desagravio: el nuevo gobierno del coronel Óscar R. Benavides lo
nombrará director honorario de la Biblioteca en 1914, González Prada será
destituido y su puesto lo ocupará el candidato de Palma, Luis Ulloa. Esto,
sin embargo, no durará mucho: en febrero de 1916 González Prada recupera el
cargo y el famoso escritor renuncia a su nombramiento honorario.
Palma, ya convertido en el patriarca de las letras peruanas,
se había retirado en marzo de 1912 a Miraflores, donde viviría los últimos años
de su vida.
Fue miembro correspondiente de la Real Academia
Española (1878) y de la Peruana de la Lengua —que presidió desde
su fundación en 1887 hasta su renuncia en 1918, cuando pasa a ser director
honorario—, y de otras prestigiosas instituciones.
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Un miércoles 4 de julio de 1855, Ricardo Palma Soriano
ingresa a la Masonería Peruana con tan solo 22 años. Se inició en la
tradicional Logia del Callao, denominada “Concordia Universal”, registrada con
el Nº 2 en el Gran Oriente Peruano. Al año siguiente, el Gran Oriente Nacional
del Perú, presidido por su Gran Maestre, Matías León, promulgó un nuevo Estatuto Masónico. Esta época fue una etapa de florecimiento de
la masonería, a la que Ricardo Palma dedicaba mucho tiempo, a pesar de su trabajo
en la armada y en su vida literaria.
Durante su estancia en el vecino país sureño, Palma colabora
en la “Revista del Pacífico” y la “Revista de Sud- América”, además de publicar
un libro: “Dos poetas, apunte de mi cartera”. Al año siguiente publica “Anales
de la Inquisición”, además del primer número de “Heraldo Masónico”.
El periodo entre 1872 y 1877 fue de felicidad para Ricardo:
nació su primer hijo, Clemente, fundó el “Club Literario de Lima”, estuvo en la
Ceremonia del nuevo Templo Masónico en la calle Teatro, y publicó las series de
Tradiciones Peruanas”.
Gracias a su obra de las Tradiciones Peruanas, se conoce los
primeros indicios de un templo masónico en el Perú, en el capítulo “La Casa de
Pilatos”.
Sobre su pertenencia a la orden masónica se sabe que fue
iniciado el 04 de Julio de 1855, siendo V:.M:. Damian Alzamora, Secretario José
Antonio Barboza y Orador: Antonio Alvarez del Villar. Se afilió luego a la
Logia Virtud y Unión en el año 1856 siendo secretario en ese mismo año. Luego de
ello se logra ubicarlo en una ceremonia de instalación de la Logia Parthenón y
en el año 1871 figura como elegido su Venerable Maestro.
Todas estas logias mencionadas pasaron a formar parte de la
Gran Logia del Perú, y por lo tanto todas las actas y documentos están en el
Museo Histórico Masónico "Jorge Basadre" de la Gran Logia del Perú.
Documento donde
Ricardo Palma firma
como secretario de la Logia
como secretario de la Logia
https://es.wikipedia.org/wiki/Ricardo_Palma
https://logiahonorylealtad.blogspot.com.uy/2016/02/ricardo-palma-mason.html
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