François Marie Arouet
21 de noviembre de 1694 –30 de mayo de 1778
París
Más conocido como Voltaire, fue un escritor, historiador,
filósofo y abogado francés que figura como uno de los principales
representantes de la Ilustración, un
período que enfatizó el poder de la razón humana, de la ciencia y el respeto
hacia la humanidad. En 1746 Voltaire fue elegido miembro de la Academia
francesa en la que ocupó el asiento número 33.
No comparto lo que dices, pero
defenderé
hasta la muerte tu derecho a
decirlo.
Voltaire defendió la tolerancia por encima de todo. Esta
célebre frase, que se le atribuye erradamente, pretende resumir su postura
sobre este asunto.
El 7 de abril de 1778 es iniciado, a los 83 años, en la
Logia “Les Neuf Soeurs” de París.
Voltaire fue introducido en el Templo apoyado en el brazo de Benjamin Franklin
(embajador de USA en Francia en aquel tiempo) y de Court de Gebelin con la presencia
de 250 hermanos. El Venerable Maestro era Lalande. Voltaire fue investido con
un mandil que había pertenecido a Helveius y que había sido donado por la
viuda.
Lalande le hizo
prestar entonces la obligación; le recibió como aprendiz, siguiendo la
costumbre, y le comunicó los signos, palabras y señales de reconocimiento. Una
corona de laurel vino a
ceñir su cabeza, que el nuevo hermano no quiso guardar, y cuando Lalande se le
acercó para colocarle el delantal que había pertenecido a Helvetius, el nuevo
hermano lo llevó a sus labios, rindiendo así homenaje a su
memoria.
Después de haber sido
colocado Voltaire en el Oriente por el Venerable -lo cual era algo excepcional-
Lalande le dirigió un discurso en el que entre otras muchas frases retóricas,
tras aludir a su amistad con Federico II de Prusia, señaló claramente cómo no
había sido masón antes, de una forma explícita, si bien lo había sido en
espíritu. Estas fueron sus palabras:
“Muy querido hermano,
la época más gloriosa para esta logia estará en adelante señalada por el día de
vuestra adopción. Hacía falta un Apolo en la logia de Las Nueve Hermanas; ella
lo encuentra en un amigo de la humanidad, que reúne todos los títulos de gloria
que podía desear para ornato de la Masonería. Un rey del que sois amigo desde
hace tiempo, y se ha hecho conocer como el más ilustre protector de nuestra
orden, debería haberos inspirado el gusto de entrar en ella; pero era a vuestra
patria a quien reservabais la satisfacción de iniciaros en nuestros misterios.
Tras haber oído los
aplausos y sobresaltos de la nación, tras haber visto su entusiasmo y
embriaguez, venís a recibir en el templo de la amistad, de la virtud y de las
letras, una corona menos brillante, pero igualmente lisonjera tanto para el
corazón corno para el espíritu. La emulación que vuestra presencia debe
difundir aquí, al dar un nuevo resplandor y una nueva actividad a nuestra
logia, repercutirá en provecho de los pobres que ella alivia, de los estudios
que patrocina y de todo el bien que no cesa de hacer.
¿Qué ciudadano ha
servido mejor a la patria que vos, al ilustrarla sobre sus deberes, y sobre sus
verdaderos intereses, al hacer odioso el fanatismo, y la superstición ridícula;
al devolver el gusto a sus verdaderas reglas; la historia a su verdadero fin;
las leyes a su primigenia integridad? Nosotros prometemos acudir en socorro de
nuestros hermanos, y vos habéis sido el creador de un pueblo entero que os
adora, y que sólo se conoce por vuestros actos de beneficencia; vos habéis
elevado un templo al Eterno; pero lo que todavía vale más, se ha visto cerca de
ese templo: un asilo para hombres proscritos, pero útiles, que un celo ciego
habría quizá rechazado. Así, muy querido hermano, vos erais francmasón antes
incluso de recibir el carácter, y habéis cumplido los deberes antes de haber
contraído la obligación en nuestras manos.
La escuadra que
llevamos como símbolo de la rectitud de nuestras acciones; el delantal que
representa la vida laboriosa y la actividad útil; los guantes blancos, que
expresan el candor, la inocencia y ]a pureza de nuestras acciones; la paleta
que sirve para ocultar los defectos de nuestros hermanos, todo hace alusión a
la beneficencia y al amor de la humanidad y, en consecuencia, no expresa sino
las cualidades que os distinguen; sólo podíamos añadir a ella, al recibiros
entre nosotros, el tributo de nuestra admiración y de nuestro reconocimiento”.
Voltaire agradeció la
bienvenida del Venerable. A continuación, varios hermanos leyeron poesías y
otros textos apropiados; y mientras tenían lugar estas lecturas, el hermano
Monnet, pintor del rey, dibujó el retrato de Voltaire. Siguió el banquete, y
poco después se retiró acompañado de gran cantidad de hermanos.
El sábado 11 de abril
de 1778, fue a su vez el Gran Maestre, el duque de Chartres, el que recibió a
Voltaire. Poco después, en la noche del 30 al 31 de mayo, fallecía Voltaire. No
obstante, a título póstumo,”Les Neuf Soeurs” consagraron a Voltaire su
sesión del 28 de noviembre de 1778, en el transcurso de la cual debían haberse
recibido masones a
Diderot, d’Alembert y Condorcet.[1]
https://www.libro-e.org/2016/07/descarga-libro-cronologia-masonica-pdf-de-lopez-rico-mario/
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