DE LA MASONERÍA
La IX asamblea de la Confederación Masónica
reunida en Buenos Aires entre el 14 y el 20, aprobó por aclamación el siguiente
documento.
“Atento, a que la C.M.I. ha dejado sentado, en forma inequívoca, a lo largo de las conferencias que lleva celebradas: I) que repudia la explotación del hombre por el hombre; rechaza los privilegios; reconoce el derecho de todo hombre a la igualdad de oportunidades y al disfrute de un nivel de vida decoroso y en constante elevación; aspira a que los principios insertos en la Declaración Universal de Derechos Humanos (aprobada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948) pasen a formar parte de la legislación positiva de todos los países; admite que sus principios rectores comprenden los derechos políticos de los pueblos y también los económicos y sociales; proclama que sin un seguro bienestar económico la democracia política es ilusoria; afirma que se deben erradicar con urgencia el desequilibrio económico que separa las clases sociales, y reputa impostergable profundizar el conocimiento recíproco de las naciones da Latinoamérica y alcanzar su integración económica y social;
II) que para lograr la felicidad universal es
imprescindible la armonía entre los hombres siendo deber ineludible de todos
cooperar al mantenimiento de la paz. ya que en esta época supertecnológica y
nuclear las guerras no sólo ponen en juego el futuro de un pueblo y de una
generación, sino, también, el destino del hombre; que la historia prueba que
los acuerdos y solemnes declaraciones que se formulan prescindiendo de los intereses
y sentimientos de los pueblos, son impotentes para evitar las guerras y
resolver los problemas de la posguerra. En mérito a las consideraciones
precedentes la IX Asamblea de la Confederación Interamericana de la Masonería
Simbólica, declara:
1) que la Masonería se sabe parte integrante e inseparable de la
comunidad, y por lo mismo se siente comprometida en la superación de los infortunios
colectivos; 2) en la brega por la paz y la justicia social no se resignará a
ser testigo impasible, e intervendrá como actor conmovido; 3) que está
dispuesta a aunar esfuerzos con todos los hombres que luchen lealmente por
transformar pacíficamente las estructuras y alcanzar fórmulas justas de
avenimiento y paz, para que el mundo continúe progresando en beneficio de
todos; 4) que para los hombres y los pueblos que padecen miseria gocen de una
vida plena digna y segura, los cambios indispensables deben realizarse en paz y
mutua comprensión, sin sacrificio de los
derechos esenciales de la persona humana ni menoscabo de la libertad”.
Buenos Aires, octubre de 1973.
Semanario
Marcha
23 de
noviembre de 1973
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