El Maestro masón es, simbólicamente un hombre que murió al mundo de las apariencias, para renacer siendo portador de valores universales, con la firme voluntad de ponerlos al servicio de la construcción del Templo de la Humanidad, asociándose así a la Obra del Gran Arquitecto. También se le considera la “corona de la logia azul”.
En este gradoa los símbolos propios del compañero masón se
añade el Compás, es el instrumento
que permite transportar medidas de uno a otro plano trazando círculos.
El aprendiz masón
ha de lograr dominar y controlar la palabra.
El compañero ha de
dominar el pensamiento y las pasiones.
Pero el Maestro
habrá de dominar sus instintos, el poder del mal, la miseria y la propia
muerte. Para ello, deberá emprender la lucha contra la mentira, la ignorancia y
la ambición, restos atávicos de nuestra imperfecta naturaleza humana.
Los viajes
Para abordar este
punto seguiremos el Manual del Maestro
de Aldo Lavagnini.[1]
La Retrogradación
Recordemos que en el
grado de compañero se realizan cinco viajes, bueno ahora en este grado se
inicia una retrogradación –retroceder en sus pasos- de ese quinto viaje de
compañero, para llegar nuevamente al umbral de su recepción como aprendiz, esta
palabra que representa un nuevo paso al revés, del segundo al primer grado, se
le pide, después de haberlo despojado del mandil, que se le dio al final de
los tres primeros viajes de su
iniciación.
Efectivamente, en su
quinto viaje, contemplando la Estrella Flamígera que brilla al Occidente -a
semejanza del rosetón que se halla sobre las catedrales, que iluminan los rayos del sol cuando declina,- el compañero
hace al revés el recorrido del cuarto viaje, en el que la escuadra del juicio
se había juntado a la rectitud de sus aspiraciones.
Ahora ha de realizar,
igualmente al revés, los tres primeros viajes simbólicos de las pruebas del
Fuego, del Agua y del Aire, después de los cuales se le permitió ver la
luz de la Verdad, que únicamente brilla
sobre el Camino de la Virtud. Procediendo nuevamente, del reconocimiento de la
Primera a la práctica de la Segunda -movimiento de los pies izquierdo y
derecho, - fija todavía su mirada sobre la Estrella que refleja a la misma
Verdad en su inteligencia y su corazón guiado por la punta de la espada
(emblema de la Voz silenciosa de la conciencia) franquea la Puerta del Templo
con movimiento retrógrado, es decir, al revés de como lo hizo de aprendiz.
Las palabras graves
que salen de la obscuridad en que todavía se encuentra, para preguntarle si
realmente es inocente del crimen que acaba de cometerse, reproducen en nueva
forma el simbolismo del cáliz de amargura que, así como antes tenía que
preceder a los viajes o estados de progreso, ahora sigue a la retrogradación
que los representa.
Esta amargura no
podría ser mejor representada que por la atmósfera de “duelo y consternación”
que reina en la Tercera Cámara, que, sin embargo, es sobre todo una emblemática reproducción del Cuarto de
Reflexión.
Invitado a volver a
sentarse, el símbolo de la muerte se hace nuevamente patente delante de sus
ojos, mientras el interrogatorio al que se lo somete recuerda su primer
testamento iniciático, y también el interrogatorio complementario que se le
hace al recipiendario, antes de llevarle a realizar los viajes.
El poder del amor
El Poder del Amor es,
pues, la Clave de todos los poderes del Magisterio: el Amor que se expresa y ha
de expresarse en creciente capacidad de dar. Únicamente “esforzándose en dar” lo que tiene, sabe y
es, ascenderá las dos gradas que lo separan del estado de Compañero al de
Maestro.
Con objeto de “dar” se
lo invita a hacer otros dos viajes que se juntan a los cinco del Compañero para
completar el místico número siete, los que se acaban cerca del Segundo y del
Primer Vigilante, a los cuales brinda, respectivamente, las Palabras de
Aprendiz y Compañero. En estos dos viajes también se sintetizan y se revisan
las pruebas, esfuerzos y progresos realizados durante su paso a través de los
dos primeros grados.
Comienza así para él
una nueva etapa evolutiva después del regreso que lo habrá conducido otra vez,
en el Cuarto de Reflexión, frente a las apariencias emblemáticas de la muerte,
los Principios de la Vida y su propio testamento iniciático.
La palabra de aprendiz
que le pide el Segundo Vigilante es la nueva fe que renace en su corazón,
después de haberse enfrentado con el Gran Misterio, a la luz de su
discernimiento individual. La palabra de compañero que le exige el Primero es
igualmente la manifestación de la esperanza, que es como la Estrella Matutina
que ilumina su sendero, permitiéndole progresar.
Se halla así en
condición de cumplir un tercer viaje misterioso, que lo hará “pasar sobre la
muerte” y lo conducirá a vivir realmente, en vez de ser simple testigo, como
protagonista, el drama simbólico, que constituyeel sujeto central del Tercer
Grado.
Pero, antes se le
pregunta si está dispuesto para atravesar “el negro tártaro” de los misterios
del más allá para poder gozar de “la Paz del Olimpo” que nada tendrá el poder
de turbar, demostrando así a los presentes, con la tranquila y serena seguridad
de su marcha, que se halla inmune de toda complicidad en el crimen que se le
imputó, al ingresar en la Tercera Cámara, por haber “vuelto”, en virtud de su
discernimiento espiritual, al estado edénico primitivo de inocencia ,
librándose del Pecado Original de la Ilusión.
La “marcha misteriosa” de los
maestros
El tercer viaje, de
Occidente a Oriente, ha de cumplirse, pues, por un nuevo y más recto camino
desconocido en los primeros dos grados, o sea por medio de la marcha misteriosa
de los Maestros, que le hace ingresar en la cualidad de éstos pasando por
encima del túmulo con el cual se había enfrentado y quedando al Oriente, frente
del Ara, después de dos etapas que lo condujeron hacia el Sur y hacia el Norte.
Este paso por un
camino estrictamente interdicto a los Aprendices y Compañeros, por representar
el Sancta Sanctorum, o bien el verdadero Templo, imagen del Templo Salomónico, frente al que se encuentran las
dos Columnas (dentro del Templo Alegórico del Universo y del Hombre, indicado
por la Logia en los dos grados), es en sí emblemático. Se materializa, pues,
con ese ingreso, el paso por la cámara del medio, que se encuentra igualmente
en el Universo y en el hombre y simboliza el sagrario íntimo de la conciencia,
en el cual se realiza la unidad del uno con el otro.
Así como sucede con los
dos estados positivo y negativo de la conciencia, el placer y el dolor, la
expansión y la contracción, producidos por los dos Principios del Bien y del
Mal (una de las acepciones de las dos columnas), este lugar central se
encuentra pavimentado de cuadrados blancos y negros, dispuestos
alternativamente, como en un tablero de
ajedrez, representando la unidad y continuidad de los opuestos. Como sobre el
tablero del ajedrez, aquí se juegan todas las grandes partidas de la vida, y
las victorias sonríen más fácilmente a quien sepa conservarse más desapasionado
y sereno.
Para llegar al
Magisterio hay que saber pasar y permanecer, con pie igualmente firme, sin
vacilar o dejarse impresionar, por estos dos estados opuestos de la conciencia,
hasta convertirse en dueño soberano y absoluto de los mismos. Hay que
sobreponerse por completo a estas dos condiciones contrarias de nuestro ser
interior, resistiendo y superando los impulsos que nos hacen víctimas pasivas
del uno o del otro.
En otras palabras, el
conocimiento del bien y del mal, que se efectúa por medio del Poder Engañador
de la Ilusión (simbolizado en la serpiente bíblica que conduce al hombre al pecado, víctima y consecuencia de
esa misma ilusión en cuanto el hombre se queda al exterior de un tal
conocimiento) ha de hacerse de una manera distinta para el Iniciado que aspira al Magisterio (que es
dominio completo de la Naturaleza Interior como Exterior), ingresando en el
centro de dicho Poder de la Ilusión y venciéndolo y superándolo con el
discernimiento de la Única Realidad.
Reconocemos así que
existe una sola Realidad, y que ésta es el Bien; mientras todo lo que se le
llama mal es producto y consecuencia de la: misma ilusión. La conciencia del
mal queda así vencida y desterrada para siempre, y con la misma su poder sobre
el hombre, su raíz interior, dentro de su ser, que es causa de la manifestación
física.
Así queda limpio el
corazón del pecado original, y habiéndose restituido intelectualmente, por su
conocimiento de la Verdad, al primitivo estado de inocencia (y de toda
complicidad en los crímenes ocasionados por la Ignorancia, el Fanatismo y la
Ambición, los que tienen su origen en este pecado), puede dignamente aspirar al
Magisterio.
Este reconocimiento se
hace en tres etapas distintas, las que repiten otra vez los tres viajes del
Aprendiz y las tres simbólicas pruebas del Aire, del Agua y del Fuego.
En la primera etapa
tiene uno que vencer la Ignorancia, partiendo del Occidente -la región de la
apariencia, dominada por el dualismo que representan las dos columnas, simbólicas de los dos principios opuestos y
complementarios- y parándose al Sur, es decir, en un estado de conciencia
aclarado por la Luz de la Verdad.
En la segunda dominará
el Fanatismo, pasión que hace del hombre un esclavo más o menos inconsciente de
su propia emotividad. Es, pues, necesario partir aquí de la cálida región del
Sur, dominada todavía por las pasiones, y pararse ante el juicio severo de la
mente, que se encuentra al Oriente, del lado Norte, que caracteriza este
dominio que uno adquiere y realiza sobre
sí mismo.
Finalmente, la tercera
etapa -partiendo del Norte y parándose al Oriente, al término del cuadrilátero
de cuadros blancos y negros- muestra la purificación completa de todo egoísmo o
ambición, y de la misma frialdad implícita en el dominio realizado sobre las
pasiones, llegando a la plena Conciencia de la Unidad del Ser, que reside en el
Oriente, origen de la Vida y manantial primero y eterno de sus diferentes
manifestaciones.
Microcósmicamente la
marcha se efectúa, con un sentido análogo, desde la cabeza del cadáver
simbólico (victoria sobre la Ignorancia, con el conocimiento de la Realidad) al
pecho y brazo derecho (dominio del Fanatismo y de los impulsos que provienen
del corazón), y de allí, pasando por el vientre, para pasarse del lado de la
pierna izquierda (dominio de los instintos y de la Ambición que busca su
satisfacción).
Sus pies juntos,
formando una escuadra oblicua, están ahora delante de los pies del muerto,
indicando que, identificándose con éste, está destinado a tomar su lugar,
para poder en él renacer a una nueva
vida, alcanzando, por medio de su resurrección espiritual, aquel grado de mayor
perfección queresulta de este proceso de palingenesia o regeneración.
Perfil del Maestro Masón
Conferencia del hermano Andrés Flores Colombino.
Tenida solemne de Gran Logia conmemorando el Día del Maestro Masón.
Oriente de Montevideo, 11 de Mayo de 2002 era vulgar
EL MAESTRO JUSTOY PERFECTO
…
Muchas veces hemos
reflexionado en la Institución sobre una “crisis de Maestría”. Sobre que
nuestro sistema de instrucción, tradicional, cumplido en el “nicho” de nuestras
Logias, adolece de carencias tales que el resultado final de la misma lleva a
que los Maestros se orienten a delinear
tres perfiles imperfectos:

Ø Maestros operativos puros:
Interesados sólo en la trascendencia de la Orden en el mundo profano; y
Ø Maestros ritualistas puros:
Cumplidores a rajatabla de las normas, usos y costumbres, y exigentes fiscales.
Pero los tres perfiles
son imperfectos, pues toda esta visión maniquea y reduccionista de la Orden es
incompleta, y a nuestro entender, equivocada. No está mal que se enfatice en
cualquiera de estos aspectos de la dimensión masónica de nuestro quehacer y
formación, pero sí está mal cuando esa visión unidimensional de la Orden nos
lleva a buscar y reclamar que la Masonería sea una secta filosófica, un partido
político o una organización de servicio, o una religión, tan sólo.
Hay instituciones
humanas y profanas muy dignas que cumplen con esos cometidos parciales, pero la
Masonería tiene un cometido más amplio y pretende que sus miembros sean tan
espirituales como hombres de acción, tan intelectuales y pragmáticos como
observantes estrictos de nuestros sabios y trascendentes rituales. Por lo menos
dos de estos Maestro Masón, pero no se puede omitir del perfil operativo, como
eje de nuestra identidad.
En ese sentido,
afirmamos con frecuencia que la Masonería es una escuela de virtudes, la más
amplia y completa escuela de hombres libres y éticos que ha existido en la
Humanidad en todas las épocas. Pero como bien lo afirma el Resp.·. H.·. Alfonso
Mario Cataldi: “La Masonería no se aprende sino que se debe sentir: no interesa
saber de memoria los rituales o conocer los resortes ceremoniales que rodean
los trabajos dentro del Taller, si todo se agota en eso y no se tiene en el
Templo, y fundamentalmente fuera, en el ámbito profano en que cada uno actúa,
una conducta masónica, una orientación masónica, un proceder masónico aplicado
en sentido constructivo, de progreso, de avance, de liberación”. Estas ideas
nos aproximan mucho más al perfil del Maestro masón más perfecto.
El Resp.·. H.·.
Horacio Oñate García del Or.·. de Chile, traza un perfil del Maestro masón. “El
mismo”,- dice- , “debe ser capaz de:
Ø Discernir por sí mismo.
Ø Practicar el libre examen.
Ø Estar consciente de su
propia dignidad.
Ø Ser amante de la libertad,
de lo bello, lo bueno y lo verdadero.
Ø Ser amigo de la duda
filosófica.
Ø Ser conocedor de las
facultades de que está dotado y de los medios para utilizar esas facultades.
Ø Ser capaz de realizar
trabajos sistemáticos, de cultivar la Verdad conocer los métodos para
encontrarla y aplicar esos métodos al estudio de la vida y de la muerte.
Ø Enseñar a los más
subyugados a conquistar la libertad.
Ø Proclamar que los hombres y
los pueblos deben mancomunarse entre sí con vínculos de fraternidad.
Ø Cada Maestro masón ha de
ser capaz –finalmente- de iluminar su vida y la de los demás con grandes
ideales”.
Creemos sinceramente
que cada Maestro masón posee suficientes fuentes en la Constitución, los
Antiguos limites, los Rituales y los Manuales, abundantes fuentes, además de su
propia experiencia y la de sus maestros, para elaborar el perfil del Maestro
justo y perfecto de nuestros días.
CUATRO RASGOS
INELUDIBLES
El Venerable Gran
Maestro Resp.·. H.·.CarlosBolaña, ha manifestado su inquietud sobre cuatro
rasgos ineludibles que deberían acentuarse en el perfil perfecto de un Maestro
masón para una Masonería uruguaya renovada. Ellas son:
1º Haber ingresado a
la Masonería poseyendo la capacidad de cumplir con los fines de la Orden
establecidos por la Constitución, leyes y decretos de la misma.
2º Haber recibido una
instrucción masónica eficaz, que lo lleve a entender, aceptar y practicar la
filosofía de la Orden.
3º Poseer y ejercitar
efectivamente una ética de comportamiento social, personal, laboral y familiar
intachable.
4º Practicar una
militancia activa y gravitante en el campo del mundo profano en que le toca
actuar.
Vamos a desarrollar
sintéticamente estas ideas con nuestras propias palabras y las de fuentes que
citaremos oportunamente.
I. CAPACIDAD DE
CUMPLIR LOS FINES DE LA MASONERIA
Como Orden selectiva,
la Masonería debería estar integrada, en cada comunidad -ciudad, departamento,
país, región, continente-, por los mejores hombres de la misma, en todos los
campos imaginables. Y desde que proponemos a un profano para su ingreso,
estamos depositando en él nuestra esperanza de que será un buen Maestro masón.
Los dos primeros grados son preparatorios de la maestría. Tenemos que ser
clarividentes en la selección adecuada y oportuna de los nuevos ingresos.
Sabemos que el
criterio de proposición apunta a que ingresen los “masones sin mandil”, y no
nuestros amigos, nuestros socios comerciales o jefes, en el peor de los casos,
o nuestros familiares, por el sólo hecho de serlo. Pero si los masones nos
movemos en un ámbito de acción limitado, mal podríamos conocer a los profanos
capaces de liderar funcionalmente a la sociedad en que viven, poseedores de una
ética intachable y con sentido trascendente de la vida. Esos profanos, una vez
ingresados, serán los HH.·. que regirán los destinos de las Logias y de la
Orden toda, en el futuro.
La Masonería no es un
partido político de accionar colectivo, por lo que no está interesada
prioritariamente en la cantidad de miembros, sino en la capacidad de cada Hermano
para incidir, por su fuerza espiritual, equidad e inteligencia, en el mundo
profano, así como en su capacidad de cumplir los fines de la Orden, de su
Constitución y de su Filosofía.
La Masonería busca
adeptos, desde luego, pero su fuerza radica en el rigor de la selección, no en
la velocidad de su expansión. Si el crecimiento acelerado es riguroso,
bienvenido sea. Esforcémonos por lograr que todos los que deban ingresar, estén
con nosotros.
Pero también debemos
esforzarnos con tanto vigor por lograr que nadie que no deba estar permanezca,
pues estarían neutralizando la tarea de todos.
II. UNA INSTRUCCION
MASONICA EFICAZ
La instrucción de
Tercer Grado es muy variada y compleja, y cada Logia utiliza diversos recursos
de docencia, con una riqueza formativa peculiar, más o menos directiva, más o
menos espontánea. Sin pretender dar directivas, sino a simple titulo de
reflexión, pensamos que la instrucción del Maestro masón no puede eludir las
siguientes actividades.
Los Maestros deben
estudiar, burilar trabajos de los tres grados, intervenir en las tenidas con
verdaderas recreaciones.
Deben investigar
determinados temas masónicos, por iniciativa propia o por indicación del Orador
o el Venerable Maestro, y debe dar el “cuño masónico” que muchas veces necesitan
los trabajos de los Hermanos del Taller. Constantemente, un tema debe estar
bajo su interés.
Debe tener siempre un
Libro o trabajo masónico en su mesa de trabajo diario, que estudiará con
espíritu crítico de librepensador.
Por todo ello, debe
ser capaz de aprender, conocer, entender, la Filosofía de la Orden, así como
debe aceptarla efectivamente, asumirla como propia, por convicción, y debe
practicarla en todos lados donde su vida transcurra.
La capacidad de
enseñar que debe poseer cada Maestro debe ser cultivada a través de la palabra
y el ejemplo. Cuidemos de no borrar con el codo del ejemplo inadecuado, lo
escrito hace momentos por el Vigilante de Aprendices y Compañeros. Y cuando
hablemos, hagámoslo con precisión y belleza. El silencio de los Maestros no
siempre es humildad.
III.UNA ETICA
IRREPROCHABLE
Los masones aspiramos
a la perfección mediante el cultivo de todas las virtudes. Para ser éticos,
debemos construir o estructurar, desde nuestra más tierna infancia, una
conciencia moral. Esa conciencia no debe ser ni laxa ni rigorista, sino sólida
e incorruptible, probada antes de su ingreso a la Orden, y mantenida e
incrementada cualitativamente con el engarce masónico.
Por más mitos que se
tejan en torno a la Masonería, en el mundo profano es sabido que los masones
somos buenas personas, honestas, sin fisuras morales. O que debiéramos serlo.
Cuántas veces nuestras cuñadas, que conocen nuestros principios, nos reclaman
ser morales y buenos masones. No es esperable que el masón sea drogadicto, transgresor,
advenedizo, desleal o traidor, venal, corrupto o agente de desunión. El maestro
es fuente de unión, armonía y concordia en donde se mueva.
La moral del masón no
se limita a la Masonería. No es admisible que sea observante de virtudes en
nuestros templos, pero que a la vez sea infiel, castigador, violento,
explotador, pérfido, resentido, mentiroso o desprolijo en el mundo profano:
matrimonio, trabajo, familia, sociedad.
La Masonería no es un
reformatorio, todos lo sabemos.
Las enseñanzas
masónicas redimensionan las virtudes, pero no las generan. El amoral sigue
siéndolo en la Masonería o donde esté. Digámoslo: no es ético quien quiere sino
quien puede. El masón debe ser capaz de serlo o no puede ser masón, y menos un
Maestro masón.
El Resp.·. H.·.Otto
Medina Villegas, Ex Venerable Gran Maestro de la Gran Logia de Venezuela dice
que la Masonería es un centro emanador de los ideales de los que el Mundo tiene
una urgente necesidad. Y que la espiritualidad del masón, cultivador de valores
por excelencia, debe ser la base de la “Revolución de Virtuosismo” que la
sociedad reclama imperiosamente.
Pero agregamos que no
es mediante cursos o lecturas sobre Moral, Ética, Axiología y Virtud, que los
masones encontraremos la perfección, sino mediante su práctica, colocando
nuestra voluntad al servicio del bien. Y todo ello se aprende en un hogar
equilibrado, una niñez sana y una mente adulta que discierna y goce de buena
salud.
Los masones no siempre
conservamos la salud mental durante nuestros años de permanencia en la Orden,
hacemos crisis y enfermamos, así como también morimos, como consecuencia de
nuestra humana naturaleza. Darnos cuenta, tener conciencia, reconocer nuestros
errores y agradecer a quien nos los señalan, son señales de las personas de
bien que debemos ser, a toda costa, los masones. Y tener la responsabilidad de
tratarnos cuando enfermamos, sin esperar a enfermar a la Logia y a la Orden
toda.
IV. MILITANCIA ACTIVA
EN EL MUNDO PROFANO
La participación
protagónica del masón en el mundo que lo rodea, es un corolario natural, pero
necesario e ineludible, sobre todo para el Maestro masón. No puede concebirse
al mismo encerrado en los Templos o en una torre de marfil, entregado a baños
de filosofía o a la contemplación ociosa “de quien huye del mundanal ruido”,
como decía Fray Luis de León.
No somos una Orden de
clausura. Tampoco una escuela de ciencia pura. Somos una escuela de virtudes,
de estudios de la realidad a la luz de la filosofía masónica, pero con el fin
de aplicar al mundo profano lo que sabemos y profetizamos, como Maestros.
No sólo debemos
cultivar los valores y virtudes intemporales, sino sobre todo los valores
actuales, en continua revisión y cambio por los nuevos paradigmas de la
sociedad en que vivimos, para lo que debemos conocer profundamente la sociedad,
sus progresos o fracasos, para poder intervenir como un deber ineludible,
luchando a favor del progreso de un mundo mejor y en contra los antivalores y
males que aquejan a la humanidad y frenan su avance hacia la libertad, la igualdad
y la fraternidad universal.
Los masones que han
cambiado el mundo, - que veneramos por igual masones y profanos – respondieron
con hechos – a veces con sus vidas - a las exigencias de cada momento
histórico. Los Maestros masones estamos llamados a ocupar esos lugares, como el
Maestro Hiram, cumpliendo la misión profética o de realización; o en su
defecto, apoyando a los que luchen por la felicidad colectiva.
Siempre nos queda esa
alternativa cuando ya nuestras fuerzas flaquean o son insuficientes, aunque nunca
inútiles.
Imbuidos por nuestros
principios de fraternidad, igualdad, tolerancia, solidaridad, racionalismo,
laicismo, humanismo, librepensamiento como fuente de utopías y siempre
colocados en la sublime postura irreverente de los buscadores de la Verdad,
dudando de los dogmas establecidos, imitando a la rebelión de los maestros que
encontraron al Maestro Hiram Abí, habremos de transformar el mundo para el
bien.
Si no lo logramos,
hemos fracasado como Maestros masones. “El verdadero Maestro es el que ha
acortado el espacio entre lo que dice y lo que hace”, dice el Resp.·. H.·.Oñate
García, ya citado.
La necesidad de que el
Maestro masón sea un líder funcional, carismático o técnico en el campo que
actúa, no implica que debamos favorecer colectivamente la carrera de HH.·. que
no lo merecen en la asignación de cargos, beneficios y honores en el mundo
profano. Esto debe quedar claro. Pero el masón debe aceptar el desafío de no
familia, trabajo, sociedad - su condición de hombre ecuánime, justo, mesurado,
factor de unión y de concordia, tan ausente como valorada tal condición en
todos los medios humanos.
El Maestro masón suele
resplandecer por su virtud y atraer por su bondad. También por su sano
raciocinio y su tolerante amplitud. No tenemos derecho los masones a guardar
nuestra Luz. No valen la indiferencia, el individualismo, la comodidad y la
abstención, en Masonería.
UNA MISION HISTORICA
La Masonería ha sido
contemporánea del despotismo, la monarquía, la desigualdad, el colonialismo, la
lucha por la independencia, las grandes revoluciones universales, el
capitalismo, la revolución industrial, la guerra atómica y su control, el
triunfo y el fracaso del comunismo, el triunfo y el ocaso del nazismo, la caída
del muro de Berlín, las guerras mundiales y locales, los golpes de estado, los
magnicidios, el liberalismo, el socialismo, el neoliberalismo, la conquista del
espacio y su uso pacífico, el fundamentalismo, el postmodernismo, la crisis de
la energía mundial, el riesgo ecológico, la revolución informática, la
explosión y el control demográfico, la actual revolución del conocimiento y la
tecnología, la aldea global, la globalización, las comunicaciones electrónicas:
el fax, internet, la clonación, el Viagra, la decodificación del genoma humano,
el megaterrorismo en los grandes centros mundiales, el colapso económico y
moral, de países enteros en que la Orden posee Grandes Logias activas.
La Orden estuvo y está
atenta a estos grandes hechos y situaciones, de variado signo, y sus miembros
han participado como protagonistas, propulsores o antagonistas de los mismos
procesos. Unas veces se han anticipado.
Otras, han recogido
frutos o sufrido sus consecuencias.
Consecuencias en
libertad, bienestar y vida. ¿Fue casualidad? El mundo nos necesita. Los
profanos que saben –solo conocen- los fines de la masonería, se preguntan:
¿Dónde están los
masones?
¿Porqué los masones
estamos siempre en el ojo de la tormenta? Porque siempre han habido Maestros
que cumplían con los fines y la filosofía de la Masonería, con ética incorruptible
y valentía intelectual. Porque por nuestra condición de librepensadores, nos
colocamos en el límite del conocimiento, y como progresistas, poseemos la
irresistible vocación de ir más allá. Los Maestros masones nos atrevemos a ser
humildes y poderosos guías hacia la Luz. La luz de la Verdad.
La Verdad gnoseológica
o intelectual es una sola de las dimensiones de la Verdad. A los Maestros
masones nos interesan todas las verdades: la lógica o formal, la verdad
histórica o concreta, la verdad metafísica y la verdad epistemológica. Somos
eternos buscadores de la Verdad en todas sus formas. En ese camino podremos
perfilar el destino personal y colectivo y podremos lanzar luces de esperanza
para un mundo por momentos caótico.
Pero la verdad hay que
descubrirla. Allí comienza la gran obra de la Masonería. Del Maestro masón.
CONCLUSION
Todo perfil es un
esbozo. Nuestra tarea estará cumplida si estas líneas buriladas puedan hacer
que los Maestros masones presentes reflexionen sobre ellas, llenen los claros que
los trazos gruesos han dejado y hagan sus propios descubrimientos. Y se
interrogue en lo profundo de su corazón y su razón: ¿Qué nos falta a cada uno
para ser un Maestro masón más perfecto?
Pues como decía el
filósofo Heidegger “la Verdad no es verdadera en tanto no haya sido descubierta
por cada uno”.[2]
Estos tres grados, son los grados tradicionales los
conocidos por todo el mundo, también la llamadaMasonería Azul,esto no es el fin sino que queda todavía un camino
del conocimiento de un hermano masón. Si bien el lograr el grado de Maestro posee todos los derechos;
pero si lo desea puede continuar con la vía iniciática sin ninguna obligación,
profundizando en la comprensión de los símbolos y de los temas que han tenido
ocasión de tocar en los grados simbólicos, reflexionar e intercambiar ideas con
sus hermanos.
“El ser Maestro masón
asume el derecho de dar y obtener auxilio masónico, hacer vistas y recibir un
entierro ritual.“El auxilio masónico
puede ser brindado por cualquier maestro masón, ya a su propia
logia, o a un maestre masón individual. En todos
los casos, el individuo al que se lo solicita tiene el derecho de determinar el mérito del pedido y si tal ayuda puede
brindarse sin perjuicio material para su familia. El auxilio es una función
voluntaria tanto de la logia como del
individuo. Si la situación económica de la logia no le permite ayudar, puede
pedir ayuda a la gran logia. Con el fin de ser elegido para recibir
auxilio masónico, el hermano no debe haber
sido suspendido en los últimos cinco años y no puede haber cargos pendientes contra él al momento de la
solicitud. La viuda y/o el huérfano de un maestre masón, miembro de la
logia en el momento de su muerte, tienen derecho a consideración si solicitan
asistencia”.[3]