La escalera de Jacob
Es el emblema de las virtudes y
de las cualidades espirituales del alma, tiene siete escalones que corresponden
a los siete planetas, indicando el progreso -o elevación progresiva- del hombre
en sucesivos estados de conciencia, desde lo material a lo divino.
Los siete peldaños de la escalera
se consideran, respectivamente, formados de plomo, cobre, hierro, estaño,
amalgamas, plata y oro correspondiendo a los siete planetas que dominan sobre
estos metales y a las virtudes de la Prudencia ,
Templanza, Fortaleza,
Justicia, Fe,
Esperanza y Caridad.
Otros realizan esta tabla:
7. El Oro. El Sol. La Verdad.
6. La Plata. La Luna. La Mansión de los
justos.
5. E1 Hierro. Marte. Mundo
de los orígenes.
4. El Estaño. Júpiter. La Mitad de la Vida.
3. El Cobre. Venus. Los
Cielos.
2. El Azogue. Mercurio.
Mundo de la vida primitiva.
1. El Plomo. Saturno. La
primera existencia.
LA ESCALERA MASÓNICA: Origen y
Significado

LOS
SIETE ESCALONES Y EL OCULTIMOS EN LA ESCALERA MASÓNICA
La Masonería adoptó a su vez el símbolo de la escalera como ascenso al
mundo de la luz Masónica. Allí le esperan los tesoros del conocimiento, una vez
vencida la escarpada y penosa pendiente por medio de un mejoramiento personal
que le permita el cambio de una vida inferior a otra superior.
La escala Masónica que está representada
en el simbolismo del primer grado deba consistir realmente de siete gradas,
las que ascienden así: la
Templanza , la
Fortale za, la
Prudencia , la
Justicia , la Fe ,
la Esperanza ,
y la Caridad ;
pero los ejemplos más primitivos de ella la representan únicamente con tres,
refiriéndose a las tres virtudes teológicas, de donde proviene el llamarla la
escala teológica. Parece por lo mismo, haber sido definido por la costumbre
general de que la escala masónica tiene únicamente tres gradas.
Para el OCULTISMO la escalera es símbolo de la elevación o el descenso.
Expresa el cambio de un mundo a otro.
De una manera o de otra, a través de las
distintas creencias, la escalera siempre fue representativa de los deseos del
ser humano de ver más allá, de ascender, ya sea espiritualmente o físicamente a
otro nivel, aunque a veces, también para retroceder o descender a las
profundidades del inframundo.
Para los egipcios, la escalera en sí era un símbolo de buena suerte. Fue una
escalera la que permitió al dios Osiris escapar del cautiverio al que le tenía
sometido el espíritu de la
Oscuridad.
Las escaleras siempre representan
el símbolo del ascenso o del descenso y ellos lo demostraban visiblemente en la
construcción de las pirámides, (especialmente en las escalonadas).
“Y tuvo un sueño: Vio una escalera que estaba apoyada en tierra, y su
extremo tocaba el cielo. Ángeles de Dios subían y descendían por ella” (Génesis
28:12).
Ciertamente, esta es la única mención
bíblica de una escalera donde se utiliza muy preciso el término hebreo de
sul-lám, en clara referencia a la visión que Jacob logra contemplar en sueños
al detenerse en su peregrinar desde Beer-seba a Harán.


Escalera alquímica, muy bellamente representada también en el árbol
filosófico, del Splendor Solís (S.
Trismosin, 1532-35). Y, en efecto, una escalera profundamente simbólica,
hermética y alquímica adorna la fabulosa y majestuosa obra; La
Melancolía I de
Alberto Durero. Permitiéndonos así, poder descubrir los símbolos y modos
artísticos sutilmente ocultos en el arte hermético del genial y esotérico
Maestro Durero (ver: E. Pano fsky,
Princeton, págs.157-171; 2005).
La masonería tiene inscrita en su
corazón la frase platónica; Dios geometriza siempre. El Hombre en su
complejo y geométrico diseño corporal, siguen este patrón cósmico y
arquitectónico. Es la escalera mística una herramienta del Opus, del
oficio práctico y alegórico del constructor para poder esculpir artísticamente
las formas sublimes y superiores de la piedra, pero, esto de una forma
artística, delicada y majestuosa. Escalera de Jacob masónica, que afirma
como duro soporte en la tierra, pero se extiende infinitamente hacia los
cielos, y logra remontarse hasta los confines más remotos e ignotos del
espíritu universal y trascendente. La ciencia de la escuadra es ciencia
de la tierra, y la ciencia del compás es ciencia del cielo. Por otra
parte, la escalera masónica, para algunos investigadores, fue introducida en la
masonería en el ritual masónico de Dunckerly; aproximadamente para el
1776. Por el contrario, otros tratadistas sostienen que ya con
anterioridad, y desde 1732 -con Matin Clare- se logra establecer dentro de la Orden el símbolo. Esto
lo podemos evidenciar históricamente en los Tracing Boards de la época.
En efecto, ya para el 1720, en los rituales de la rica tradición masónica
francesa, se puede evidenciar la escalera: “This is to inform the Publick, that there will be no drawn Sword at the
Door, nor Ladder in a Dark Room”(Freemasonry a History; Ángel Millar, pág.
97). Entretanto,
para éste mismo investigador masónico: “The “ladder in a dark room” is perhaps more enigmatic and
enticing, and tells us a great deal more about the Masonic Ritual. Since
most lodges at the time met in the hired rooms of local taverns, not all of
them erected ladders or set up elaborate paraphernalia’’ (A. Millar,
pág. 97).
La
escalera masónica esconde en su simbología aquello que León Battista Alberti (1404-1472) llamó: ‘el secreto del arte de la proporción y la perspectiva’. Esta
amplia y culta concepción espiral matemática fue estudiada de una manera muy
precisa y rigurosa, por Jacques Bernoulli
(1654-1705). Podemos muy bien fusionarla y ligarla directamente a los
grados o etapas esotéricas de la ascensión en la Spira Mirabilis ,
(Eadem Mutato Resurgo) escalera de caracol o de espiral. Espiral
logarítmica universal, natural y física, como principio estructural del
nautilus, cuya forma erudita fue estudiada ampliamente por el sabio matemático
Arquímides. Por esta razón, es conocida como Espiral de Arquímides.
En cuanto a la espiral
logarítmica, es una forma expresiva maravillosa y constante, desde las formas
naturales más simples, hasta las más complejas dentro de la composición
geométrica espiral de las galaxias. El erudito A. G. Mackey, nos comenta de forma muy detallada acerca de esta
escalera de caracol en espiral, que conducía a la Cámara del Medio. Son para A.G. Mackey,
sus símbolos y alegorías muy fértiles y de instrucción fecunda (Enciclopedia,
Tomo II pág.522-528). Escalera mística que contiene en sí misma todo un
rico y complejísimo catálogo de la
Ley de Proporciones seminales establecida por el Gran
Geómetra del Universo.
Es gracias al sabio alemán, Enrique Cornelius Agrippa von Nettesheim
(1486-1535), -bebiendo en sabiduría de la inagotable fuente del Verbo Mirífico de Johann Reuchlin y del Abad Trithemius de Sponheim- quien había
establecido en su obra; De Occulta
Philosophia Libri Tres o Tres Libros
de La Filosofía
Oculta (1531), la certera opinión que la arquitectura y
la geometría -al igual que la
Bendita y Santa Kabbalah- tenían su significado profundo y de
una manera muy especial, en delicadas combinaciones simbólicas con la geometría
constructora del Templo de Salomón.
Estos modelos gráficos del Templo
(Retrato del Templo de Selomoh; Middelburg, 1642) comienzan a
enriquecerse por la mística cabalística de los sabios -Jajam o Hakham- como
Jacob Judah Aryeh León Templo (1603-1675). A él se le atribuye el trabajo
heráldico del Escudo de Armas de La Antigua Gran Logia
(Grand Lodge of Free and Accepted mason According to the Old Institutions).
Posiblemente fue él quien trabajó de forma esmerada el escudo que aparece en el
Ahiman Rezon de Dermott para
1764.
Según ellos, los venerables sabios de la Palabra y Letra Sagrada,
la escala como “Scala Naturae”, representa
los amplios niveles cabalísticos o estados de progreso espiritual. Ese
poderoso árbol sefirótico logra integrarse y asimilarse, como todo un sistema
de ascenso formal y metódico, en una cadena áurea. Muy inmerso todo este
fecundo proceso, en la compleja simbología de la escalera, la cual, logra
sostenerse firmemente, por sus dos principios o columnas cabalísticas.
Ambas emanan refulgentes del Poder Emisor, el Shem Hameforash, de la Mashaba o Corona
sefirótica (C. Knorr von Rosenroth, Kabbalah Denutata, Sulzbach, 1648).
Son dos principios, semejantes a
dos columnas bipolares, que se reafirman establecen y fortalecen en fuerza,
como dos fuertes piernas (J.B.). Con ellas se logra establecer y
reafirmar el pórtico del templo y la forma del cuerpo glorioso del Shekinah o “formas de la Majestad ” cuya
Presencia Divina se encarna en el microcosmos del Hombre Templo. El
Divino Anthropos Hermético o Adam Kadmon nos puede hablar a través de una
Sabiduría o ciencia esotérica (mecubbal-be-nistarot). Es de esta manera
que para el Zohar: “Los Sabios son
aquí abajo las columnas del palacio celeste; y es gracias a su inteligencia
como los profanos (pro-fanum) pueden entrever los esplendores del mundo”. Así,
de alguna forma, se regresaría a ella, a la esplendorosa y Venerable Luz
Suprema inmanente y trascendente del Secreto en Dios {SOD} ‘ad en-sof’. Luz del Kabod en
esplendores, esparcida en luminosos destellos y emanaciones gloriosas desde la Bendita YOD.
Formas de la majestad en refulgentes rayos y middot divinas que proceden de la Pureza Divinal de la Corona Kether. Albert Pike señalaba: “This Divine Wisdom is comprehended in the
letter YOD; and YOD, it is said, is the beginning and the end of all
things. In IT all things are included” (Sephir H’Debarim, The
BooK of the Words, pág.122). De esta forma se regresa ya
ascendidos y totalmente purificados por la poderosa kavaná, se regenera y
realiza el iniciado, al superar este proceso de caída y reintegración (Romanos:
8:19-22). Se entra por las dos columnas y se sale por entre ellas “ascendidos” por esa escalera misteriosa
del Kadosch. Ascenso y descenso son la misma cosa, decía Nicolás de Cusa.
El Zohar nos advierte: “Todo está unido a
todo hasta el extremo inferior en eslabones de la cadena y la esencia verdadera
de Dios está, a la vez, arriba y abajo, en los cielos y en la tierra, y nada
existe fuera de Él”. Mackey logra enriquecer el asunto al
comentarnos: “La escala de los
Kabbalistas constaba de diez Sephirotes o emanaciones de la Deidad … Esta escala
formaba la excepción al número acostumbrado de siete gradas o peldaños” (Enciclopedia
de la Francmasonería ,
Tomo II, pág.521). En las escuelas Mistéricas, como en las de Mitra, la
escala y sus peldaños simbólicos o escalones, lograban representar los siete
planetas y los siete metales -al igual en la alquimia- como todo un conjunto
cósmico-astrológico alquímico y hermético (ver: A.G. Mackey , Enciclopedia
pág.522). Esos peldaños, contienen formas expresivas de sabiduría y de
jerarquía celeste. Asimilan valiosos componentes prácticos de la
configuración espiritual del hombre en su relación con una facultad superior de
comprensión espiritual, la
Sophia. Por cierto, Isaac Newton creía que el Templo de
Jerusalén contenía todo un código de proporciones arquitectónicas Cósmicas
(Freemasonry, The Reality; Tobias Churton, pág.85; 2007).
Esa escalera de Jacob, nos lleva
de vuelta al proceso de transformación de la piedra bruta o tosca, en la piedra
blanda y refinada de la pureza del espíritu. Es todo un proceso orgánico
y metódico, de riguroso estudio y meditación, para encontrar la solución oculta
en el Problema 47 de Euclides. Proceso nada fácil. Ya William Blake, bien
decía: “El progreso endereza el camino;
pero los senderos tortuosos son los propios del genio’’. In Alorum tuarum umbra canam (Salmo:
63:7).
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