2º
Compañero
El pasaje de grado se da una vez cumplido
el proceso del mismo por lo que se denomina el aumento de salario, esto
implica: recibirlo en la Columna J\,
mientras que los Aprendices lo hacían
en la Columna B\ (en el Rito Francés es al revés), es decir, pasar de la Fuerza
(BOAZ), que el Aprendiz necesita
para el esfuerzo vertical por ascender, siempre más dificultoso al comienzo; al
establecimiento (JAKIM), a la fuerza
equilibrada y constante, que opera naturalmente como consecuencia de la
expresión de su ser.
En términos del Oficio, pasar de la perpendicular al
nivel. Notar que la perpendicular y el nivel, lo vertical y lo horizontal,
unidos, determinan una cruz.
El Aprendiz y el Compañero, conforman
entonces una cruz en cuyo centro se despliega la rosa, el grado de Maestro.
Además, existen algunas analogías entre el
simbolismo del propio grado de Compañero y el de los Rosacruces, comenzando por
los cinco pétalos de la rosa.
El Compañero, en su camino hacia la Luz de
la letra G, la Quintaesencia, el Fuego Central de la Naturaleza de los antiguos
Rosacruces, que produce la «generación de
los cuerpos»
La transición de Aprendiz a Compañero, del
Aprendizaje al Compañerismo, se expresa numéricamente como la transición del 3
(tres) al 5 (cinco).
Desde un punto de vista geométrico, ello
implica la transición del Delta a la Estrella Flamígera.
Los atributos se multiplican, lo cual
conlleva una cierta dispersión del simbolismo, pero al mismo tiempo su
extensión, multiplicación y desarrollo.
En lenguaje martinista: cuanto mayor es el
número de atributos, más nos alejamos de la Unidad, pero al mismo tiempo
multiplicamos la extensión de nuestras potencialidades.
Tenemos que tener presente que no es
solamente un aumento de salario, sino un cambio, una transmutación en el
salario. Según las Leyendas, los Aprendices recibían su salario en medidas de
trigo, vino y aceite; por su parte, los Compañeros lo hacían en las monedas
metálicas de la época.
Es un claro avance en la libertad e independencia:
el Aprendiz recibe un salario cuyo uso está determinado de antemano; el
Compañero es libre para utilizar sus talentos como mejor lo considere.
Este grado tiene como símbolos:
Las dos columnas:
Las dos columnas desempeñan un rol fundamental en el
simbolismo de la Masonería, recordemos; «Son
las piernas sobre las que se mueve la Masonería, y debe moverse el masón»
(W. Cox Learche).
![]() |
GOFMU MONTEVIDEO/URUGUAY |
|
Siendo este el segundo grado, es lógico que en él se
insista sobre la dualidad, simbolizada por las dos columnas. En primer lugar,
debemos considerar el simbolismo de la columna en general. Sabido es que la
Masonería deriva parte de su «espíritu»
de la Tradición Hermética, y que esta tradicionalmente proviene de un personaje
legendario que se suele relacionar con el dios egipcio Thot.
El tema es que Thot, en egipcio, significa,
entre otras cosas, «columna».
Veamos algunas citas:

Todos
estos ríos circulan en un mismo grado, llamado el «justo», como está escrito:
´Y el justo es la base del mundo´» (Zohar).
«Salomón
erigió los pilares a la entrada del Templo: y erigió el pilar derecho y le dio
el nombre de Jachin; y erigió el pilar izquierdo, y le dio el nombre de Boaz» (Reyes I, 7).
«Creó
una realidad de la nada, trajo la nada a existencia y labró, por así decirlo,
colosales pilares del aire intangible» (Sepher Yezirah).
La Estrella Flamígera:
Cuando en el interior de la Estrella o del
pentagrama se inscribe un ser humano, la curva inferior de la letra G se hace
coincidir con los genitales, para representar la generación.
“La
Estrella Flamígera, símbolo del Arquetipo del Hombre Universal”.
Se dice que el pentagrama contiene todos
los elementos del Arte Real, todo lo necesario para consumar la Gran Obra.
Es llamada también “pentalfa”, porque en su forma parece estar conformada por cinco
letras alfa mayúsculas (similares a la A latina).
Según Mackey, los masones medievales la
consideraban como el símbolo de la Sabiduría profunda, es decir, de la Divina
Sophía.
Cuando se dice que la Estrella Flamígera es
la “gloria en el Centro”, o que
simboliza la Belleza, claramente se la está asociando con la séfira Tiphereth.
“La
contemplación de la Estrella Flamígera” representa, por lo tanto, la
contemplación del arquetipo de la Belleza.
En estas ideas, por lo tanto, Sabiduría y
Belleza, Sophía y Afrodita, están relacionadas, y forman dos aspectos del mismo
arquetipo primordial.
También puede leerse plancha sobre este
tema:
El número de oro:
El número
de oro o sección áurea se obtiene como el cociente entre cada trazo de
la estrella (trazos conformados uniendo los vértices alternados del pentágono)
y el lado del polígono de cinco lados que la circunscribe. Sobre este número se
apoyaba el canon estético de varias civilizaciones antiguas, desempeñando
asimismo un rol fundamental en el arte del Renacimiento.
Con el número de oro se puede dividir un segmento en dos partes desiguales,
de modo tal que la razón entre ellas sea igual al cociente entre la parte mayor
y la línea entera.
La letra G:
Sobre el simbolismo de la letra G hay
múltiples y divergentes opiniones.
En algunos Rituales se afirma que
representa «la Inteligencia Universal».
Deriva de la gamma griega, la letra con forma de escuadra.
Es la inicial de Gnosis, entendida como la
Sapientia. «La Gnosis es la esencia y el
centro de la Francmasonería» (Pike).
Algunos autores consideran que la G
sustituyó a la yod o yud hebrea; sin embargo, otros, como J.B. Bayard, sostiene
que el simbolismo de la G se ha construido a lo largo de muchas épocas, y que
los constructores medievales no tenían por qué saber hebreo (e incluso inglés),
de donde la interpretación que podían ofrecer de este símbolo era absolutamente
sencilla.
Si bien en la actualidad la letra G suele
colocarse en el Oriente, una tradición Operativa la ubicaba en el centro del
techo del Templo, y hacía descender una plomada hasta el suelo mismo de la
Logia.
Tal plomada se transformaba en un eje
ordenador, convirtiendo al Templo en una Rota
Mundi, en un Cosmos en rotación en torno a la letra G, mientras que la
Estrella Flamígera era la Estrella Polar, punto central y fuente de aquella
rotación.
Oswald Wirth pone en cuestión el uso de una letra
perteneciente a un alfabeto histórico y específico como símbolo o grafismo para
destacarse en el centro de la Estrella Flamígera: G.
Su significado en los textos masónicos es
diversos: geometría, generación, gravitación, genio, gnosis. Algunas son más identificable
que otras para los profanos. También se pueden entender como: Génesis y Gran Obra. Claro que esta la posibilidad de asociarlo a “God”, “Dios” en inglés.
Por su parte Wirth recuerda que la Geometría
se destaca por ser una herramienta intelectual de los constructores o
arquitectos, pero no sólo con un valor de ciencia y técnica, sino, además, como
un cuerpo conceptual de inspiración filosófica, reflexiva, meditativa, tanto
sobre el ser humano como respecto de su lugar en el universo, tradición que la
masonería es depositaria como heredera de los pitagóricos.
Respecto de la Generación,
es menos claro, pero no menos elocuente, al señalar que la vida y su transmisión
están depositadas en elementos en oposición activa, fuerzas representadas a su
vez en las columnas BOHAZ y JAKIN del templo masónico. Este principio
pertenece a la tradición unánime y aparece nítidamente representado en el
Yin-Yang oriental.
Bastante más hermético es respecto de la Gravitación, la cual se entendería como
las energías que ligan a los miembros de la masonería entre sí, lazo que no es
sólo intelectivo, sino, además, de tipo emocional, lo cual refuerza las
ataduras espirituales en la obra común.
Más hermético es aún al describir el concepto de Genio, el cual estaría relacionado con
una inspiración intuitiva que conduciría al perfeccionamiento, a desarrollar
obras perfectas, acción que no sólo sería individual, sino articulada al conjunto
de los adeptos.
Tanto para Guenon como para Wirth la Gnosis es un Conocimiento Tradicional o
iniciático que constituye el fondo común de todas las iniciaciones, cuyas
doctrinas y símbolos se han trasmitido, desde la más remota antigüedad
hasta nuestros días, a través de todas las Fraternidades secretas cuya
extensa cadena jamás ha sido interrumpida. Su concepción está ligada
al conocimiento absoluto e intuitivo, especialmente de la divinidad, que
pretendían alcanzar los gnósticos.
Como expresión
particular de la gnosis, la numerología, parte de la base que los números no
son sino símbolos, que constituyen una forma particular de acceder a ese
Conocimiento Tradicional o Integral al cual hace referencia Guénon. Se
cuenta que Pitágoras enseñaba que los números tienen una significación
independiente de la que indican sus signos. Los números
representan cualidades; los signos representan cantidades. Es decir, los
números son símbolos o acordes que operan en el plano espiritual; en cambio,
los signos numéricos son grafismos utilitarios para ser usados por la mente y
medir las cosas en el plano material.
La escuadra y el compás:
La colocación de la escuadra y el compás en
la posición característica del Compañero
es en realidad una innovación, posiblemente de mediados del siglo XVIII.
En algunos Cuadros antiguos podemos ver que
tal posición era emblemática de todos los miembros del Gremio. Lo que es una
innovación, por lo tanto, es asociar esa posición sólo con el Compañero, y no
con todo el Gremio.
La escuadra y el compás son considerados “manifestaciones del Libro”.
En particular, para los Operativos, la
escuadra siempre fue uno de los símbolos más importantes.
«Todas
la escuadras son signos masónicos».
«Aprende
a dirigir tus pasos por la regularidad
del compás».
“Llama
la atención del H.·. que se encuentra arrodillado frente al A.·. al ver. la
nueva posición de la E.·. y del C.·. colocados sobre el volumen de la L.·. S.·.
es esta una gráfica y clara exposición de los adelantos efectuados en el curso
de su permanencia ininterrumpida en la Orden.
Las
puntas del C.·. simbolizan los conocimientos MAS.·. ocultos aún en el 1er grado
y que van siendo develados paulatinamente. LA NUEVA posición indica también que
el M.·. ya no está ampliamente dominado por su materia y que el estudio y la
Liberación espiritual marchan a la par' que su componente material”.[1]
La regla y la palanca:
La regla es un atributo del Experto y la misma tiene 24 pulgadas, simbólicamente
correspondientes a las 24 horas del día. Algunos agregan que la regla debería
tener una sección (área transversal) de forma triangular.
Se dice que esta regla permite comprender
la estructura y el orden interno inherente a los fenómenos y a las cosas.
Algunos afirman que, al ser elevado a Compañero, el Aprendiz “pasa de la regla a
la escuadra”. Este simbolismo es discutible, porque la escuadra ya tenía un
rol fundamental en el Aprendiz.
Según el Martinismo, los esfuerzos que el Iniciado realiza en pos de su
desarrollo, generan una correspondiente resistencia que, con la ayuda
simbólica de la palanca, que multiplica sus fuerzas, está en condiciones de
vencer.
Utilizando
la palanca se extrae la piedra bruta de la cantera. La palanca es, entonces, la
herramienta que permite superar la inercia natural de la materia.
“He
aquí la primera de las herramientas que corresponden al grado de Compañero de
manera privativa, su rol simbólico en manos del Compañero es en primer lugar un
gesto de confianza y reconocimiento de la libertad que ha ganado. La palanca es
una herramienta de fuerza, capaz de levantar el mayor peso. Desde el punto de
vista físico, representa una barra estática que descansa y oscila sobre un
punto fijo o fulcro cuyo movimiento pone en juego dos fuerzas contrapuestas:
Potencia y Resistencia. Aunque el principio de la palanca es visto más
fácilmente en la acción de levantar grandes pesos o arrastrar cuerpos de grandes
masas, el mismo principio activo se ocupa en el trabajo de las pinzas, los
alicates y hasta los remos de un bote.
El
Compañero Masón debiera considerar los aspectos simbólicos de la acción física
de la palanca: pequeñas unidades de fuerza doblegan grandes esfuerzos de
resistencia y pequeños desplazamientos de unidades de fuerza consiguen grandes
desplazamientos de unidades de resistencia. La fuerza ha dejado de ser valiosa
en este punto del símbolo y es reemplazada por la idea, el logos que es capaz de
vencer la inercia.
Una
segunda cuestión simbólica de primer orden, es la comprensión necesaria de la
importancia del punto fijo o punto de apoyo al que llamamos fulcro, muy
probablemente representado por los valores masónicos en los que ahora el
Compañero pondrá su confianza”.[2]
La perpendicular y el nivel:
La perpendicular es vertical, el nivel
horizontal.
La perpendicular indica esfuerzo, el nivel
equilibrio.
La perpendicular corresponde al Aprendiz,
el nivel al Compañero.
Exotéricamente, el nivel representa
igualdad, equilibrio, justicia y equidad.
Esotéricamente, el nivel es la condición
que equilibra la desigualdad, generada por la acción de las dos columnas.
Los cinco órdenes de arquitectura:
Además de las interpretaciones
convencionales, se ha intentado dar a este símbolo una lectura más esotérica.
Por ejemplo, el Ritual de Aprendiz Cohen,
de la Orden de los Elus Cohen,
denomina a los cinco órdenes: «el simple,
el perfecto, el simbólico, el justo y el apócrifo», y dice que simbolizan «el cuerpo del hombre, el cuerpo universal,
el cuerpo general terrestre, el cuerpo inferior material y el Templo apócrifo»,
entendido este último como «lo
convencional que los hombres se esfuerzan por establecer impunemente en el
error».
Algunos consideran que la columna dórica representa al Aprendiz, que debe buscar la Fuerza
para ascender; la jónica al Compañero, que anhela la Sabiduría,
y la corintia al Maestro, que puede expresar la Belleza
de la Obra.
“Los
cinco órdenes de arquitectura estudiados por los antiguos constructores,
caracterizados por sus columnas, según aparecen en la ilustración, pueden
servir como una representación material de los cinco estados de la
inteligencia, de los que acabamos de hablar.
Estas
columnas se distinguen principalmente por los capiteles, o sea por su capacidad
sostenedora del edificio mental que las corona, en la que se demuestra una
constante evolución, hasta un límite que no puede superarse sin destruir las
Leyes o reglas de la Armonía y de la Belleza.
El
Toscano y el Dórico –los dos más sólidos y sencillos- muestran la Inteligencia
rudimentaria basada sobre las percepciones y la memoria de las mismas, que el
hombre tiene en común con los animales. El Jónico indica los conceptos
concretos elaborados sobre los primeros, el Corintio y el Compuesto las ideas
generales y abstractas que provienen de las ideas más particulares y concretas,
expresando respectivamente la imaginación, el juicio y la comprensión.
En
cuanto al edificio simbólico, construido por los esfuerzos de la Inteligencia
Individual, su forma afecta más bien la imagen de la Pirámide de la cual ya
hemos hablado, que apoya su base tetragonal sobre la observación del mundo
fenoménico, y desde el estudio de los hechos, por medio de los cuales llega a
formarse sus conceptos, pasa a inferir y reconocer las Leyes que los gobiernan,
y por éstas los Principios fundamentales y primordiales, representados por las
ciencias matemáticas, es decir, en la comprensión de la Realidad Trascendente
simbolizada en el punto que constituye el vértice de la Pirámide, el Oriente y
el Origen primero de toda Verdad, como de toda Realidad.
Pasamos
así desde el dominio de las ciencias naturales, que constituyen la parte
inferior de la Pirámide de la Gnosis, al de las ciencias físicas y matemáticas
que informan su parte media, y de éstas a las ciencias metafísicas por medio de
las cuales se construye su parte superior, y sin las cuales quedaría truncada
como la Torre de Babel, ejemplo típico de toda construcción que no se halla
dirigida por la Sabiduría que proviene del conocimiento de las Causas y del
discernimiento de lo Real”.[3]
Los cinco sólidos platónicos:
«La doctrina de los
cuerpos platónicos es una alta enseñanza simbólica que se sitúa en el corazón
de la Geometría y que, como tal, debe ser objeto de estudio por la Cámara de
Compañero. Este es el espacio Ritual en que se propone el masón investigar la
simbólica de las artes liberales a fin de avanzar en el conocimiento de sí
mismo y del cosmos, de lo que las cosas son en verdad, a fin de efectivizar la
conciencia de la unidad del Ser que la Iniciación promueve».[4]
La piedra cúbica:
P.:
¿Hay joyas en vuestra Logia?
R.:
Sí, tres, una piedra bruta, una piedra cúbica y un gran óvalo (Manuscrito Wilkinson, 1696).
El cubo (uno de los cinco sólidos
platónicos) representa algo que ha llegado a un cierto estado de consumación
(el Compañero es ya un Obrero, ha dejado de ser un Aprendiz).
Por su forma, el cubo implica equilibrio,
un estado “horizontal”, característico
del Compañero.
Las «cinco Grandes Logias»:
Poéticamente, se le da esta denominación al
Punto Creador Primordial, el Espacio de él emanado, con sus tres dimensiones, y
el Tiempo.
Cada una de estas “Grandes Logias” es, por lo tanto, una “instancia” en la trama del Universo.
Las siete Ciencias y Artes Liberales:
Desde un punto de vista cabalístico, se
considera que cada una de las siete
Ciencias y Artes Liberales es la emanación de un poder “divino” diferente.
Podemos pensar que cada una de ellas
corresponde a uno de los siete sephiroth
de la manifestación, desde Chesed en
adelante.
Desde una óptica social, debemos formular
una necesaria aclaración. El término «liberales»,
es decir, practicadas por hombres libres, se opone a las profesiones «manuales», consideradas en el pasado
como trabajo propio de esclavos.
Masónicamente esto no tiene sentido, ni
tampoco corresponde a lo que era la actividad de un masón operativo.
Por lo tanto, si bien retenemos el término
clásico «liberales», debemos entender
que la actividad del masón, y más específicamente la del Compañero, es manual y liberal al mismo tiempo, y que ningún
trabajo digno, sea manual o no, puede ser considerado como propio de esclavos.
La espiga de trigo:
En este grado representa la estabilidad
productora y fecunda, fruto de la maduración llevada a cabo en el Aprendiz.
El mes de Abib (recordemos el nombre de
Hiram), en el que comienza la primavera, es el “mes de las espigas”. Abib es realmente un término cananeo, que se
reemplaza generalmente por el hebreo Nisán.
El pan:
Algunos consideran que el término francés
para pan (pain) es el origen del
vocablo compain, la matriz
etimológica de «compagnon», «compagnonage»; relacionado con el latín cum panis, compañía, literalmente «con pan».
Los Compañeros son, por lo tanto,
aquellos que comparten el pan, y aquí recordamos la ceremonia del ágape
solsticial, en la que el pan se hace circular por toda la mesa, y cada Hermano
toma una porción del mismo para sí.
Algunas ceremonias de ágape de la Masonería Operativa explican que, cuando
se recibía a un Hermano visitante, se le ofrecían cinco vasos de vino y cinco
platos de pan (recordar que el cinco es el número del Compañero). El visitante
debía tomar una porción de pan de cada plato, para comerla, mientras que con el
resto formaba una bola, aplastándola con el puño de la espada, al tiempo que
pronunciaba frases rituales.
Finalmente, la bola en cuestión era
esparcida por el suelo, en señal de ofrenda a los Hermanos del Oriente Eterno.
La cornucopia:
La cornucopia (del latín cornu, ‘cuerno’ y copĭa, ‘abundancia’), también conocida
como cuerno de la abundancia, es un símbolo de prosperidad y afluencia que
data del siglo V A. C.
En la mitología griega,
la cabra Amaltea crio
a Zeus con su leche. De niño, mientras jugaba con uno de
sus rayos, Zeus rompió -sin querer- uno de los cuernos de la cabra. Para
compensar a Amaltea, al cuerno roto se le confirió poder para que, a quien lo
poseyera, se le concediese todo lo que deseara.
De ahí surgió la leyenda de la cornucopia.
Las representaciones originales eran el cuerno de la cabra lleno de frutas y
flores. A varias deidades, especialmente a Fortuna, se les
representaba con el cuerno de la abundancia.
La Torre de Babel:
La Torre de
Babel (en hebreo: מגדל בבל Migdal Babel; en griego antiguo Πύργος τῆς
Βαβέλ, Pirgos tēs Babel) fue una edificación clave en la
tradición operativa.
De hecho, algunos afirman que, como
símbolo, precedió al Templo de Salomón, que la reemplazó posteriormente.
La Torre de Babel es un monumento al
esfuerzo del hombre, que desafía a los “dioses”
en su lucha por alcanzar la Verdad.
La escalera de caracol:
El número de sus gradas es siempre impar,
pues los pitagóricos los consideraban símbolos de la Perfección, a la que el
Compañero aspira (es decir, la Maestría).
La escalera de caracol es, en último
análisis, otra forma de la Torre de Babel.
La colmena:
Desde un punto de vista exotérico, se la
toma como símbolo del trabajo y de la industria.
Sin embargo, esotéricamente la colmena
representa el athanor alquímico, en el que se produce la miel (la Piedra Filosofal), considerada como un
elemento orgánico incorruptible.
En los Antiguos
Misterios la colmena fue siempre un símbolo de renacimiento, del pasar de
la muerte a la vida.
Un dato curioso: las celdillas de la
colmena tienen forma de hexágonos, polígono cuyos ángulos interiores valen 60°
(por estar formado por 6 triángulos equiláteros; el mismo ángulo en el que,
según algunos Rituales, se abre el compás en el grado de Compañero).
Las Tres Luces:
Algunos Old Charges dan de las Tres Luces
(a las que califican de «Joyas Preciosas»),
que ya estudiamos extensamente en el Aprendiz, nuevas interpretaciones.
Por ejemplo, el Edimburgh (1696), dice que
representan «al Maestro, el Vigilante y el Compañero».
Lo curioso es que este último término, en
lugar de Fellowcraft, está escrito, en una forma que parece humorística, como «setter croft».
Se dice que cada una de las tres luces «iluminan a los hombres hacia, en y desde su
trabajo» (Manuscrito Dumfries, circa 1710).
El Maestro
enciende su luz y dice: «Que la Sabiduría
presida la construcción de nuestro Templo, por la Libertad».
El 1°
Vigilante hace lo propio y dice: «Que
la Fortaleza lo sostenga, por la Igualdad».
El 2°
Vigilante enciende su luz y culmina: «Que
la Belleza lo adorne, por la Fraternidad».
El Maestro
sintetiza el rito agregando: «Que esta
verdadera Luz que emana de tres luminarias diferentes manifieste en nosotros la
Sabiduría, la Fortaleza y la Belleza del Gran Arquitecto del Universo, que
preside, apoya y adorna este Templo particular que estamos elevando en su
Nombre».
Las cinco luces:
Sobre la
mesa del Maestro, en lugar del candelabro de tres brazos del Aprendiz, se
coloca uno de cinco, el número del Compañero.
Junto con
las tres luces del Altar Central y el Fuego del Oriente, completan nueve luces,
lo que anticipa temas del grado de Maestro.
“Todo cuanto existe
procede de la Unidad; es Dual en su naturaleza; Trino en manifestación;
Cuádruple en su totalidad; Quinario cuando lo infunde la Vida”.
Los colores:
En algunos Rituales, tres de las cinco
luces se pintan con colores específicos: la correspondiente a la Sabiduría de blanco, como emblema de la totalidad
del conocimiento (por comprender el blanco todos los colores).
La de la Fortaleza de rojo, símbolo de actividad, movimiento, potencia y poder.
Y la de la Belleza de azul, emblema del Cielo infinito, que representa el amor hacia la
Obra.
Se trata de una especie de “lectura esotérica” de la bandera
francesa.
Las herramientas del grado
Si el
Cuadro Modelo del Templo, como plano simbólico de la obra social a construir,
plantea la finalidad del segundo grado, sus herramientas constituyen los medios
a emplear para cumplir esta finalidad.
Recordemos
que, en el Rito Francés Moderno, las herramientas le son entregadas al
compañero durante los viajes de la ceremonia de adelanto, en los cuales, además,
se le presentan a su consideración, determinados cometidos de estudio.
De
acuerdo con el ritual del grado, éstos son los viajes, herramientas y cometido
de estudio, relacionados entre sí:
Primer viaje: mazo y cincel, relacionados con los
sentidos.
Representaba el primer año de
estudios del neófito, que debía emplearse en conocer la calidad de los
materiales con que se iba a edificar el templo simbólico y la manera de
prepararlos. A tal propósito se le entregaban un mazo y un cincel para «quitar
del alma las asperezas de la ignorancia y grabar en ella los principios
inmutables de la masonería» (J. Ruiz, Ritual del Compañero…, o. c.,
p. 43). El primer material a preparar era el propio masón, por lo que se
imponía el conocimiento de sus sentidos que le permitían «relacionarse con el
mundo exterior y despertaban la actividad de las facultades del alma» (J.
Ruiz, Ritual del Compañero…, o. c., p. 43).
Con
el mazo y cincel se pretende "persistir en el desbastamiento de la
piedra en bruto", con el fin de "preparar los elementos para el
levantamiento del edificio". Para el efecto deben ejercitarse y educarse
los sentidos con el fin de mejorar las facultades intelectuales y morales y así
avanzar en el camino de perfeccionarmiento.
Segundo viaje: escuadra y compás, relacionados con el
arte.
En el segundo viaje el
mazo y el cincel se sustituían por una regla y un compás. Con la regla se
indicaba que el masón debía ser justo, equitativo y recto en sus relaciones con
los demás; y con el compás venía representarse la sabiduría, la prudencia y la
circunspección.
La escuadra sirve para verificar que la
piedra esté debidamente tallada, mientras que el compás permite descubrir
progresivamente el mundo a partir de un centro. El trabajo conjunto de escuadra
y compás facilita el logro de diversidad de figuras geométricas, para aguzar
las facultades de imaginar, proyectar y realizar. A su vez, el uso de estos
instrumentos con una perspectiva artística, permite concebir la forma del templo.
Tercer viaje: regla y palanca, relacionadas con la
ciencia.
Avanzado en la ceremonia se obligaba a
realizar un tercer viaje al iniciando, en el que se le entregaban una
regla y una palanca. La lección principal de este tercer viaje consistía en
hacerle comprender que la enseñanza de las artes liberales estaba llamada a
dirigir la acción de las facultades humanas. El Venerable, en presencia de
grabados que representaban las distintas ciencias y artes, explicaba
elementalmente el objeto científico de las siguientes materias: Gramática,
Retórica, Lógica, Aritmética, Geometría, Astronomía y Música, incluyendo en
algunos rituales Trigonometría, Navegación, Arquitectura, Agrimensura y otras
varias técnicas y ciencias. Este tercer viaje era un verdadero canto al poder
de la ciencia y del arte, en cuanto tenían de humanizador frente a la
ignorancia que esclavizaba a los pueblos, por ello los grandes científicos y
artistas se presentaban como verdaderos modelos de identidad al futuro
compañero.
La regla graduada sirve para trazar los
planos del templo, verificando que cada elemento ocupe el lugar correcto dentro
del todo. "La palanca multiplica la fuerza y permite poner en movimiento
los pesos y bloques más grandes a condición de un punto de apoyo adecuado.",
por lo que constituye un símbolo de la reflexión y de la voluntad para llevar a
término un obra, así como de la fuerza y eficiencia con miras a conseguir un
objetivo. Pero todo esto supone un conocimiento científico de las cosas, con el
fin de utilizar la regla y la palanca para mover y colocar cada elemento que
constituirá la estructura del templo.
Cuarto viaje: nivel y plomada, relacionados con la
humanidad.
Para realizar el cuarto viaje se
proveía al recipiendiario de una regla y de una escuadra. En el lenguaje de
metáforas arquitectónicas propio de la masonería, estos instrumentos servían
para colocar unas piedras talladas junto a otras de forma que sus aristas
coincidiesen. De nada serviría poseer los conocimientos y virtudes si no se
colocaban unos junto a otros, para que el vicio y la duda ignorante no
encontrasen huecos donde poder ocultarse. Dicho de otro modo, después de haber
estudiado las artes liberales, la cuarta etapa de los trabajos del compañero
debía empezar con la aplicación de estos conocimientos en bien de la sociedad
(E. Caballero de Puga, Ritual Escocés del Compañero…, o. c., p. 38). En el
cuarto viaje se presentaban los nombres de Solón, Sócrates, Jenofonte, Platón,
Licurgo, Pitágoras. La selección de nombres obedecía, a que eran filósofos que
habían creado escuelas o academias, en cierto sentido iniciáticas, para exponer
su filosofía esotérica.
La plomada y el nivel, representativas, respectivamente, de la verticalidad y la
horizontalidad, se complementan para comprobar la calidad del trabajo de la
construcción, tanto al nivel de unas bases perfectamente planas, como de unos
muros que cumplan con una perfecta verticalidad, para que el edificio masónico
se asiente debidamente en el conjunto de la humanidad, para el beneficio de
ésta.
Quinto viaje: llana, relacionada con la glorificación
del trabajo.
Durante el quinto y último viaje
el aspirante llevaba las manos libres sin ningún instrumento, pero conservaba
durante la ceremonia el mandil de aprendiz. Con ello se quería representar la
libertad social, a la que solo debía tener acceso el hombre que trabajaba moral
y materialmente en beneficio de sus semejantes. Al terminar el viaje se
mostraba al iniciando el cuadro del templo masónico en grado de compañero, que
significaba el Universo, verdadero templo del Gran Arquitecto, que sólo era
posible construir por medio de la virtud, la ciencia y el trabajo. El Experto
llamaba la atención sobre la Estrella Flamígera, en cuyo centro destacaba la
letra G. Todos los rituales se esforzaban en dar su versión sobre el
significado de esta enigmática letra.
La llana, atributo del constructor, sirve
para unificar los elementos y pulir las diferencias, con el fin de pulir,
afinar y enlucir el edificio, como una glorificación al trabajo, teniendo en
cuenta que el propósito de unión y de supresión de las desigualdades, no solo
es aplicable a la construcción material sino a la construcción social, sobre la
base del trabajo, que mejora al hombre y a la sociedad.
Cabe
resaltar que las herramientas, entendidas como medios para cumplir con la
finalidad del grado, de construir una edificación social, van cumpliendo etapas
progresivas que van desde la preparación de los materiales, la verificación del
debido escuadramiento de las piedras y de la ubicación del entorno de la
edificación y de los materiales dentro de ésta, así como su debida colocación,
para luego comprobar la horizontalidad y verticalidad de la construcción y
concluir con el enlucido final.
Pero
también se da un proceso interior y gradual dentro del constructor, razón por
la que el Venerable Maestro afirma: "Para ser recibidos compañeros,
ustedes deben pasar de la Columna "J" a la Columna "B", es
decir, de la claridad lunar a la claridad solar, de la plomada al nivel, del
estado de la piedra en bruto al de la piedra cúbica piramidal, del estudio al
conocimiento. Después de descubrir su propio ser interior, ustedes avanzarán
por etapas hacia el descubrimiento de los otros seres, utilizando para ello las
nuevas herramientas simbólicas."
FUENTES:
ppt del Dr. Jorge Norberto Cornejo
me ha encantado este post. gracias una TAF
ResponderEliminarMuy bueno el trabajo y el Blog
ResponderEliminarmuchas gracias por la información. TAF
ResponderEliminarExcelente trazado, bastante completo
ResponderEliminarEn lo ultimo pienso que hay una equivocación el Maestro dice: "
ResponderEliminarPara pasar a grado de compañero deben ir de la columjna "B" a la Columna "J". en el texto esta al revés.
Hola gracias por el comentario. Por lo que he podido ver a lo largo de estos tiempos, puede ser que sea como decis. También me encontre que hay cosas que en el tiempo las cambias y también hay cambios según los ritos. Nuevamente gracias y a las ordenes.
Eliminar