Claves para entender a los Maestros

20 febrero 2016

Las paradojas del laicismo!!!

Las paradojas del laicismo!!!

Hoy proponemos hacer un ejercicio reflexivo. Es moneda corriente la lucha que realiza la masonería, por el laicismo, en Uruguay es un largo camino que empezó con el proceso de secularización en el siglo XIX –como en la gran mayoría de los países latinoamericanos el puntapié lo dio la secular
ización de los cementerios-, el haber pasado el Art. 5º de nuestra primera Carta Magna, donde el Estado oriental tenía un religión oficial, la que es abandonada al redactarse la segunda constitución en 1916.

Desde esa fecha y hasta la actualidad, se han dado muchos debates si el Estado viola ese principio de laicidad. Para algunos está presente la discusión por el mantenimiento de la Cruz, donde Juan Pablo II realizo su misa campal, o a la muerte de este cuando se coloca la estatua del Papa delante de la cruz.
Un dato que no es menor para el Uruguay, a lo largo y ancho del mismo podemos encontrar estatuas de varias religiones en espacio público y nadie se escandaliza por ello, incluso hasta de filosofías y es común ponerlas en la misma bolsa como religión.



I.M.M.

Confucio P. Rodo
Orixa Iemoja.
Playa Ramírez
Tres Cruces
Damaso A. Larrañaga
Virgen de los Pescadores.
Piriapolis




Neptuno. P. Rodó



Isla de Flores

Estas imágenes ya las tenemos incorporadas a nuestras retinas, por lo tanto no nos cuestionamos si violan o no la laicidad del Estado, del espacio público.
Lo que tiene que quedar bien claro que el Estado debe de garantizar que todas puedan tener la misma posibilidad si desean estar presente en los espacios públicos, violar es permitir unas y prohibir otras. ¿Dónde puede haber una violación? Si esos monumentos fueron realizados con los fondos del Estado, eso sí es un aspecto que no da lugar a segundas interpretaciones, el Estado no puede financiar nada en esa línea.

Pasemos a ver desde el punto de vista de la propia definición que implica laicismo.

La laicidad del Estado y de sus instituciones es ante todo un principio de concordia de todos los seres humanos fundado sobre lo que los une, y no sobre lo que los separa. Este principio se realiza a través de los dispositivos jurídicos de la separación del Estado y las distintas instituciones religiosas, agnósticas o ateas y la neutralidad del Estado con respecto a las diferentes opciones de conciencia particulares.

Puede definirse la laicidad como un régimen social de convivencia, cuyas instituciones políticas están legitimadas por la soberanía popular y no por elementos religiosos.

Si la laicidad designa el estado ideal de emancipación mutua de las instituciones religiosas y el Estado, el laicismo evoca el movimiento histórico de reivindicación de esta emancipación laica. La laicidad pretende un orden político al servicio de los ciudadanos, en su condición de tales y no de sus identidades étnicas, nacionales, religiosas,…

El laicismo como afirma Henri Peña-Ruiz, “es la palabra para referirse al ideal de emancipación de la esfera pública con respecto a cualquier poder religioso o, en un sentido más amplio de toda tutela del Estado que, siendo democrático, ha de ser de todos y no sólo de unos algunos”.

La laicidad descansa en tres pilares: la libertad  de conciencia, lo que significa que la religión es libre pero solo compromete a los creyentes, y que el ateísmo es libre pero solo compromete a los ateos; la igualdad de derechos, que impide todo  privilegio público de la religión o del ateismo; y la universalidad de la acción pública, esto es, sin discriminación de ningún tipo. Esas son las tres exigencias indisociables del laicismo, afirma Henri Peña-Ruiz.

Los principios del LAICISMO
Libertad de conciencia. La conciencia es naturalmente libre para adherirse a cualquier opción espiritual, ya sea creyente, agnóstica o atea, o para no adherirse a ninguna o cambiar de opción cuando quiera (la apostasía es un derecho que ha de ser garantizado por el Estado).

Separación del Estado y las confesiones religiosas. Lo que implica la clara distinción entre el ámbito público y el privado, y la estricta separación entre la política y las religiones u otros particularismos.

Igualdad de trato de todos los ciudadanos y ciudadanas. La neutralidad del Estado laico exige que ninguna opción particular (religiosa o no) sea discriminada ni positiva ni negativamente. No caben los privilegios públicos de una opción  cualquiera en un Estado laico. Solo así se garantiza la igual consideración de todos los individuos como ciudadanos libres.

La búsqueda del bien común como única razón de ser del Estado. Los griegos llamaban “koinonía” al principio según el cual el ejercicio de la ciudadanía debía tener como único referente el bien común (koinon), poniendo entre paréntesis los intereses privados.

El Estado laico, sobre la base de aquel principio republicano, tiene como referencia la universalidad del bien común. No es legítima la financiación pública de los cultos particulares, que debe destinarse única y exclusivamente a lo que es de interés general.
 El laicismo se compromete así con la defensa de los servicios públicos, es decir, la utilización del presupuesto público para aquellos servicios que son de interés general (educación, sanidad, etc.).

Aclaraciones
El laicismo no es antirreligioso, pues ello iría en contra del principio de la libertad de conciencia que anima el ideal laico. Tampoco es esencialmente anticlerical, si por ello se entiende una  oposición frontal al ejercicio de las funciones del clero.

Laicismo no es ateísmo o agnosticismo. El laicismo busca una forma de convivencia institucional, una organización política de la sociedad, mientras el ateísmo o el agnosticismo son cosmovisiones en las que dios no se incluye.

Religión no es lo mismo que clericalismo. El “clericalismo”, frente al cual lucha el movimiento laicista, es la ilegítima deriva política de la religión, es decir, la pretensión de dominación de una opción espiritual particular sobre la esfera pública. El laicismo no es anticlerical cuando el clero desempeña su papel dentro de los límites de su comunidad religiosa; pero se vuelve anticlerical, en virtud de sus principios, cuando el clero traspasa los límites de su comunidad religiosa e intenta imponer una cierta concepción de la ley (común) a partir de una cierta concepción de la fe (particular).

Defender la libertad de conciencia y la tolerancia que de ella se deriva no es ser relativista. La neutralidad del Estado laico no implica la relatividad  de los valores morales (relativismo), y mucho menos ausencia de valores (nihilismo).  Precisamente, el laicismo asume la salvaguarda  y la garantía de valores morales fuertes, pero no son valores particulares que provienen de una matriz particularista, sino valores universales,  cuya raíz está en los derechos humanos (libertad de conciencia, autonomía moral, igualdad entre el hombre y la mujer, dignidad de las distintas orientaciones sexuales, libertad a la hora de decidir sobre la interrupción voluntaria del embarazo, etc.).  Quienes desde sectores clericales se arrogan el papel de guardianes de la moral tienden a negar la validez universal de los valores morales que defiende el laicismo.

La lucha por el laicismo es la lucha por la emancipación de las conciencias. Pero esta lucha estará inacabada mientras una religión particular siga gozando de prerrogativas ilegítimas en el ámbito público en general y de forma especial en el ámbito escolar.  Por eso, el laicismo reclama la separación del Estado y de las Iglesias, del poder político y de las instituciones religiosas, así como la abolición de todo tutelaje de la conciencia humana, como condición de posibilidad para la emancipación del ser humano. De ahí su especial relación con la racionalidad y el libre pensamiento”.[1]

Bueno todo esto bien por el planteo reciente de la intención de colocar una estatua de la Virgen María en la rambla de Montevideo, lo que motivo que algunas organizaciones comiencen una campaña en su contra:

DENUNCIAN VIOLACIÓN DE LAICIDAD POR
INSTALACIÓN DE ESTATUA DE LA VIRGEN MARÍA

Una docena de organizaciones enviaron una carta a Daniel Martínez para aclararle que si se aprueba la instalación de una virgen en la rambla se producirá "una violación a la laicidad y la vulneración de las reglas de convivencia tolerante entre todos los ciudadanos".
El arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, pidió a la Intendencia permiso para la colocación de una imagen de la virgen María en la rambla. La comuna consideró el proyecto "viable" y autorizó la construcción de una escultura de hasta 3,80 metros...
En la carta, las organizaciones aclaran que no puede ser un justificativo que ya haya otras estatuas en la rambla que pertenecen a otras religiones, lo que también es violatorio de la laicidad.
"Uruguay es un Estado Laico, como tal, las instalaciones estatales y los espacios públicos en general deben guardar la neutralidad correspondiente, preservándolos para el uso y goce común de toda la ciudadanía y -en ningún caso- para el usufructo de una colectividad religiosa en particular. Esto es válido para todo el ámbito de soberanía de la República -superficie terrena, marítima y fluvial- incluyendo sus islas y el territorio antártico. Por ello, igualmente rechazamos la estatua religiosa instalada recientemente en la isla de Flores", dice la carta.
"La laicidad es la libre manifestación de todas las concepciones religiosas, políticas e ideológicas en igualdad de condiciones, sin preferencias para una en particular, en función de su peso o tradición social o alguna otra consideración particular, plasmándose institucionalmente en el Estado Laico. En él todos los ciudadanos y ciudadanas son iguales, no admitiéndose favoritismos que, sea por el resultado del orden jurídico o por vía de los hechos, resulten en la instauración de ciudadanos de categorías A, B, o C, de triste memoria en el recuerdo de los uruguayos. Consagrar favoritismos implica romper una regla fundamental de la democracia republicana y laica", agrega.
El punto tres de la carta indica: "Nuestra Constitución de la República expresa, de manera clara y concreta, que la libertad de cultos está garantizada plenamente y que todas las manifestaciones religiosas tienen derecho a expresarse libremente. En el Estado Laico las instalaciones estatales y los espacios públicos no pueden, y fundamentalmente no deben, ser un escenario de competencia entre preferencias particulares religiosas o políticas, sino el ámbito reservado al bien común".
"La instalación de un símbolo religioso en ese espacio, en forma permanente, constituye una violación a la laicidad y la vulneración de las reglas de convivencia tolerante entre todos los ciudadanos. Significa, en los hechos, un claro favoritismo hacia quienes tienen determinada influencia en las esferas estatales, en detrimento de otras expresiones minoritarias discriminadas, suponiendo una injusticia y generando condiciones de dominación inaceptables en una república democrática y laica.[2] La opresión consentida y consagrada jurídicamente es la peor de las opresiones", agrega.
Las organizaciones consideran que si - finalmente - se acepta y decide instalar otra imagen religiosa, esta vez en la rambla del Buceo, "no sólo sería violatoria de la laicidad sino que también se apartaría de la aplicación justa e igualitaria de la libertad de cultos". "El hecho de que existan otros símbolos religiosos en el departamento de Montevideo, siendo también ellos violatorios de la laicidad y el Estado Laico, no habilita ni legitima una decisión que implique una nueva e irritante violación a la misma", agregan…”.


La carta está firmada por:
AILP (Asociación Internacional de Librepensamiento),
AULP (Asociación Uruguaya de Libre Pensadores), Lic. Elbio Laxalte Terra. Miembro de la Asociación Civil 20 de Setiembre (www.20desetiembre.org). Portavoz de la Asociación Internacional de Libres Pensadores – AILP

Será interesante que el lector de una mirada a estos link, y podrán calibrar el peso que tienen para algunas de estas instituciones, y no tiene desperdicio poder ver el video de APEL.

Y en esta línea de hacer un alto para ver las cosas cotidianas, no hemos visto un cuestionamiento por ejemplo la presencia en muchas iglesias la presencia de un símbolo patrio, como es la bandera de los 33, con la Virgen que estos tuvieron en la gesta heroica.
Iglesia de Punta Carretas
O en los cementerios públicos, conviven infinidad de símbolos de diferentes religiones y filosofía, y no genera ningún conflicto.
Tampoco he visto voces en contra, por ejemplo cuando se inaugura en la ciudad de Rivera, del monolito a la Masonería –quien sí lo hizo fue el Partido Comunista[3]-, y tener presente que su ubicación se realizó en la Plaza General José Gervasio Artigas, que está frente a la Iglesia Inmaculada Concepción.




Tampoco se escapa la rambla de Montevideo, pero está presente un recordatorio masónico:



Y en esa lucha a ultranza por el laicismo, capaz también habría que iniciar campaña por cambiar los nombres del santoral canario: Santa Lucia, San Ramón, Santa Rosa, San Antonio, San Jacinto, San Bautista.


Creemos como en el video que recomendamos, los términos y las circunstancias van cambiando, por lo que la “lucha” en este terreno también debe de acompasar eso tiempos… tolerancia, diversidad, etc., más que hacerlos respetar es saber convivir con el otro en forma armónica y en paz, y no estar en pie de guerra permanentemente. No es imponer sino saber de tu diferencia y caminar juntos.





[2] El destacado es nuestro.
[3]…edil comunista Enrique Da Rosa (suplente de un edil nuevoespacista), cuando al sustentar su voto afirmó: “No voto a una organización secreta” de la que no se conocían ni los integrantes ni los fines”. http://www.lr21.com.uy/comunidad/206476-con-dura-critica-del-comunismo-los-masones-instalan-monolito-frente-a-catedral-de-rivera Aclaremos el tema no secreta, sino discreta.

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