El Ágape
Fraternal
Ágape se deriva del griego agape (ágape: amor, amistad, caridad), que
los traductores de la Biblia al latín tradujeron como charitas (caridad).
Los primeros cristianos usaban el plural, agapai y después el latín ágape para designar las cenas litúrgicas
fraternales orientadas hacia la unión de los asistentes y ayuda a los más
necesitados, al igual que las comidas-reuniones religiosas judías denominadas haburot.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española, la palabra Ágape se utiliza para referirse a la comida
fraternal de carácter religioso que se realizaba entre los primeros cristianos,
destinada a estrechar los lazos que los unían.
Con el tiempo se desvirtuó su objeto, siendo pretexto
para cometer los más diversos excesos que condujeron a su condena por parte de
san Pablo y prohibidos en el siglo IV por el clero. Con ese sentido fue que
llegó al español, como sinónimo de banquete o comida abundante para celebrar
algún acontecimiento.
Desde los tiempos inmemoriales es un ritual el tomar
alimentos y bebidas, encontrándose en los misterios más antiguos y formando
parte de las tradiciones místico religiosas de casi todas las culturas.
Sólo con la simple recopilación histórica de los lugares y
civilizaciones donde se ha efectuado esta práctica, tendríamos suficiente
material para hacer varios volúmenes, pues hay sobrada evidencia de que la
ingestión ritual de alimentos y bebidas se ha realizado entre mayas y aztecas, celtas y
druidas, egipcios y hebreos, griegos y romanos; también entre los cristianos
antiguos y aún entre los modernos, pudiendo apreciarse hoy en día en religiones
como la católica durante la misa o después de ceremonias importantes, como en
bodas, bautizos, comuniones y hasta en los funerales.
En los rituales masónicos de tenida ordinaria y de banquetes
se sintetizan a la perfección los conceptos, principios y objetivos del ágape
ritual, surgidos desde la más remota antigüedad y afinados a lo largo de la historia,
integrándose a la vez en lo que podríamos llamar un sistema de filosofía
iniciática, que observa las formas más comunes para su ejecución.
¿Para
qué o por qué comer y beber como parte de una ceremonia?
¿Existe
relación directa entre comer y beber y los lazos de amistad?
Si queremos estar en compañía de alguien a quien estimamos o
con quien tenemos vínculos personales, lo convidamos a que coma y beba con
nosotros. Si llegan a nuestra casa visitas, obligadamente preguntamos si se
desea tomar algo u ofrecemos algo de comer.
Como éstos, existen infinidad de ejemplos de la vida
cotidiana donde se presentan juntas la comida y la bebida, asociados a la
relación interpersonal. ¿Qué es lo que interiormente nos mueve a realizar esta
conducta?
Se entiende que Ágape
Fraternal es un acto de Unión, de
Comunión en fraternidad, tanto de carácter material como espiritual.
Ágape fraternal: El
PAN
Para comprender con amplitud este emblema, es necesario
hacer referencia al simbolismo de su materia prima, el Trigo, ya que el
pan es producto del trabajo del hombre, que muele el grano (tierra), a masa la harina (agua) y la pone al Fuego transmutándola alquímicamente en Alimento, justa retribución
a su esfuerzo de Sembrar, Cultivar y Cosechar.
El pan se encuentra presente en la Cámara de Reflexión y en
otros símbolos de la masonería en donde adquiere un profundo significado en
cuanto a la idea de producción para la reproducción, de acción fecunda dentro
de la continuidad. El trigo como todo símbolo vegetal, aparece en las
tradiciones de diversas culturas siendo representativo de resurrección e
inmortalidad; en tal sentido, encuentra su base filosófica simbólica en el
antiguo misterio del Árbol del Mundo.
En él vemos que el fruto de la planta (el grano) encierra dentro de su
cobertura tanto la esencia de sí misma como la garantía de su continuidad
vital.
Este árbol místico tiene 12 frutos, cifra que
numerológicamente se obtiene duplicando por dos el número 6, o bien, desde la ciencia del
Trivium y el Quadrivium es igual a 3 veces cuatro o cuatro veces tres, lo que
resulta de alto contenido iniciático para los masones. Estos 12
frutos, que equivalen a los 12 soles, las 12 tribus de Israel, los 12
apóstoles, los 12 signos del Zodiaco, los 12 meses, los 12 tonos de la
escala cromática, los 12 Aditya de la tradición Hindú, hijos de Aditi, diosa de
la tierra cuyo nombre significa Indivisibilidad y por lo tanto Inmortalidad.
Por eso se emplean 12 panes o pedazos de pan en la ceremonia mítica del jueves
santo.
El Trigo es al mismo tiempo vida y muerte; padre e
hijo de la continuidad; claro representante del ciclo eterno, y convertido en
Pan, representa la unión que crea la esencia que es Alimento, que da la Vida.
El Trigo en tanto vegetal, al crecer posee un aspecto aéreo
y otro subterráneo: consta de un tallo que se dirige al cielo, alimentándose de
aire y sol, pero también se desarrolla hacia adentro, dirigiéndose hacia las
profundidades de la tierra, de donde se nutre de agua y minerales con su raíz,
soporte imprescindible del tallo. Al crecer en la Vertical hacia Arriba y hacia
Abajo y tomar para sí en ambas direcciones los 4 elementos vitales, el
trigo/planta observa de manera exacta el principio hermético de
correspondencia.
El Trigo es semilla, planta y al multiplicarse por la Mano
(mazo, la fuerza de la voluntad) y el Saber (cincel, acción
fecunda) del hombre, se erige en imagen de la Esencia verdadera; de la
continuidad de la idea independiente de la muerte física; del conocimiento y
reconocimiento de la realidad objetiva, a la vez alimento del cuerpo y
representación del ciclo cósmico en la tierra.
Por otra parte, la pluralidad del pan, derivada de la
reproductividad geométrica de la semilla con que se elabora, simboliza nuestras
múltiples existencias, sin interrupción en distintas épocas y lugares, y nos
recuerda que no vivimos sólo una vez, sino en una misteriosa cadena cíclica en
la que Ser y No Ser se alternan permanentemente.
Ágape fraternal: El VINO
Para entender su significado simbólico, debemos remitirnos
al misterio del Elixir de la Vida, también llamado Licor de la Inmortalidad, vinculado de manera directa con ya
mencionado Árbol del Mundo y
equivalente alquímico vegetal de la Piedra Filosofal
de naturaleza mineral, relacionada a su vez con el número 6 y sus múltiplos.
Al igual que el Pan, el Elixir es esencia, pero líquida; es
sangre, Súmmum espiritual, de ahí que el vino en el ritual tenga que ser rojo.
El vino, fluido derivado del fruto maduro de la Vid, es
emblema natural de la vida manifestada en la sustancia; de ahí que también
tengamos que remitirnos a su materia prima: la Vid. Aunque las palabras Vino,
Vid y Vida tienen distintos orígenes, para fines de este trabajo resulta
interesante conocer sus significados, pues juntos forman una idea en común que
puede revelarnos conocimientos importantes:
En cuanto a la palabra Vid tenemos que se
deriva del término Vi-Tis, vinculado con el verbo Vi-Ere que quiere decir
Enlazar, precisamente como lo hace la Vid para sostenerse de sus guías. La
Palabra Vida,
del sánscrito Giv-Vita y del griego Bios, proviene de la raíz verbal Gvi
duplicada en Vi-Vus, Gvi-v-Vere, Ví-ve-re, término que en nuestro idioma quiere
decir o interpretamos como alimento. De tal suerte, tenemos enlazados los
conceptos Unión, Vida y Alimento.
El Vino por su parte,
representa la propia virtud natural, las cualidades innatas, sin alteraciones
degradantes. Es la esencia espiritual, la realidad interior, alimento del
espíritu. Al igual que el Pan, el Vino representa unidad, permanece
inmutable en su esencia, inmanente; es producto que se mantiene estable,
uniforme y prístino hasta la última gota, pero que corre el peligro de verse
alterado y corrompido si se contamina con un elemento ajeno o si no se elabora
con los Frutos y métodos adecuados, convirtiéndose de elixir divino y vital en
veneno mortal.
Ágape fraternal: La
COPA
Pasemos ahora al tratamiento de este utensilio, cuya
simbólica por cierto tiene también un aspecto vegetal, evidente en uno de sus
sinónimos: el Cáliz, que en la Flor constituye el receptáculo y guardián del
acto reproductivo de la planta (otra vez vemos aquí enlazados los conceptos de
Vida, Unión y Continuidad).
Al respecto, resulta imprescindible referirnos a la Leyenda del Grial, escrita a principios
del segundo milenio de la E.·. V.·. Tiene sus antecedentes más remotos en las
tradiciones celtas de transmisión verbal, procedentes del antiguo Egipto,
en cuyos jeroglíficos, escritura sagrada donde a menudo la imagen de la cosa
representa la palabra misma que la designa, vemos al Corazón figurado por el
emblema del Vaso, idea sin duda genial, pues parafraseando a Charbonneau ¿el
corazón del hombre no es en efecto el vaso en el que su vida se elabora
continuamente con su sangre?, encontrando de nueva cuenta juntas las ideas de
Continuidad, Esencia y Vida.
Analicemos los aspectos más importantes de esta leyenda:
I. Cuenta la
leyenda que la copa fue tallada por los ángeles en una esmeralda desprendida de
la frente de Lucifer en el momento de su caída. Encontramos similitud
con la mitología Hindú, donde la diosa Shiva tiene una joya en el entrecejo o
tercer ojo, que representa el centro del ser integral, la eternidad. Existe
también una evidente relación con el punto en el Círculo y el Árbol del Mundo,
variaciones de la representación esotérica del número 10.
II. El Grial fue confiado a Adán, pero lo perdió
al ser expulsado del Paraíso. Basándonos en el significado de la joya en la
tradición Hindú citada, podemos interpretar este párrafo como alusivo de que el
hombre, al apartarse de su centro original (el centro del mundo, el Edén),
perdió su inmortalidad para confinarse al mundo temporal.
III. Set logró entrar en el Paraíso y recuperar el
recipiente. El nombre Set representa las ideas de fundamento y estabilidad,
conceptos ambos que implican permanencia, continuidad, y al hacer a este
personaje el rescatador del Grial, al autor de la leyenda quiso dar a entender
la intención de crear un centro espiritual que sustituyera al paraíso perdido,
rescatando con ello el orden primigenio, destruido por la caída del hombre; con
lo que surge entonces otra curiosidad: a todos los grandes centros espirituales
se les ha denominado el corazón del mundo y todos han pretendido de manera
idéntica ser el lugar de manifestación del Verbo eterno en el seno de la
humanidad terrestre, vislumbrando de nueva cuenta expresados con esta idea, los
conceptos de congregación e inmortalidad en la inmanencia de la idea original.
IV. Ya dentro del cristianismo, tenemos que el
Santo Grial es la Copa que contiene la preciosa Sangre de Cristo, primero
en la última cena y después al recogerla José de Arimatea junto con el Agua (!)
que emanaba de la herida propinada en el costado por un centurión con su Lanza.
Con ello, la Copa se convierte en equivalente simbólico del corazón del
redentor. Por eso en la eucaristía, el Vino debe ser mezclado con Agua por el
sacerdote.
V. Después de la muerte del Cristo, el Santo Grial
fue llevado a Inglaterra por José de Arimatea y Nicodemus, integrándose
entonces a la leyenda del Rey Arturo, en la que la tan famosa Mesa o Tabla
Redonda está destinada a recibir la Copa Divina en cuanto Percival, uno de sus
caballeros (que, curiosamente como los panes, eran 12) la hubiese rescatado,
llevándola de la Gran Bretaña a Armórica, tocándose este símbolo con el del
punto en el círculo y sus correspondientes, algunos de ellos señalados líneas
atrás.
Sin pretender apartarnos del tema, diremos con brevedad que
la alegoría de la Tabla o Mesa Redonda es tan antigua como las tres que en esta
ocasión nos ocupan, estando siempre asociada a la idea de los centros
espirituales a los que ya hicimos referencia, así como a la rueda del Zodiaco,
por la presencia en torno a ella de 12 personajes principales, cosa que
comúnmente podemos encontrar en la construcción de todos estos centros
espirituales (recordemos el Mar de Bronce del Templo de Salomón). Por esta razón
el Ágape ritual debería realizarse con 12 participantes o doce panes, o bien en
múltiplos de 12, implicando dicha cantidad la transposición del símbolo a la
objetividad del momento presente y en general a la vida humana en comunidad.
Volviendo a la Copa podemos descubrir que estando junto a
sus homólogos, el Cáliz, el Corazón, el triángulo de base invertida,
etc., comparte con las alegorías del Vino y el Pan la característica de representar
Unificación, Vida y Permanencia, complementándolas para expresar un concepto
más acabado.
Habiendo bebido todos de la fuente de la existencia, el
Cáliz debe ser destruido para evitar su profanación (de ahí su carácter Sagrado).
Contiene la esencia por una sola vez y necesita ser repuesto en cada acto; su
pureza virginal es condición imperdonable de aptitud para recibir el nutriente
fluido. Al igual que nuestro corazón, debe hallarse limpio, puro y sin mancha
para contener el Alimento material y espiritual compartido con los hermanos.
De todo lo que hasta aquí hemos expresado, podemos ya
formular aunque de manera enunciativa, algunas conclusiones:
1. El comer y el
beber con propósitos rituales se ha realizado desde las épocas más remotas,
inclusive en culturas en apariencia carentes de contacto alguno y aun en la
actualidad;
2. Aunque individualmente los
símbolos del Pan, el Vino y la Copa, utilizados ritualmente tienen sus rasgos
particulares, sintetizados en el Ágape Fraternal conforman en esencia una idea
común, simbolizando -entre muchas otras cosas- un acto de Unión para compartir
en Fraternidad y con Pureza de cuerpo y espíritu, la Vida y el producto de
nuestro Trabajo material, intelectual y espiritual, verdadero Alimento de
inmortalidad para nuestras almas.
3. Conociendo los
alcances de su poder simbólico, la Francmasonería recogió esta
costumbre, adaptándola a su sistema ritual, y con ello consiguiendo una genial
síntesis de sus principios fundamentales, que podemos resumir brevemente en
tres postulados:
* LIBERTAD, en la capacidad Creativa individual de los
frutos (los Hermanos), expresada a través del principio de la Libertad de
Conciencia;
* IGUALDAD, en el origen, la forma y las potencialidades de
cada uno, siendo responsables TODOS, de nuestra superación y calidad,
individual y colectiva; y
*FRATERNIDAD, al conjugarse cada fruto para formar una sola
Esencia vital y permanente, de la cual nos alimentamos hoy, desde siempre y
hasta mañana por toda la eternidad.
El ágape masónico es la comida fraterna de los obreros del
Taller, al cerrar los trabajos rituales y antes de reemprender los trabajos de
fuera del Templo. Los obreros no aspiran al descanso sino que prometen
continuar, fuera del mismo,
la obra masónica.
Ágape fraternal: EL
AGAPE EN LA MASONERA
No
obstante todo su profundo significado simbólico, filosófico y esotérico, someramente
dibujado en las líneas anteriores, en la Masonería el Ágape es una parte de la
Tenida de Orden (ordinaria) que por desgracia se ha perdido en las logias simbólicas,
en aras de un pragmatismo productor de una simplificación innecesaria del
ceremonial, que refleja poca atención a nuestros antiguos usos y costumbres,
cuando no una evidente profanidad, pues se abrevian fórmulas y hasta partes
completas del ritual so pretexto de lo corto de tiempo de que se dispone para
la tenida, pero saliendo de ella se aprovecha para comer y beber en
restaurantes y bares sin la menor preocupación por el tiempo.
El rito francés conserva el Ágape como aquella parte
indispensable dentro de la tenida, con la cual se cierran los trabajos. Si bien
en atención a su promesa de silencio como parte de su formación iniciática los
aprendices no pueden hacer uso de en trabajos abiertos, durante el Ágape pueden
expresar todas sus preguntas, dudas, etc. mismas que serán atendidas y
comentadas por los maestros y los demás hermanos presentes. A tal efecto,
después de realizada la Cadena de Unión, el Venerable y los Vigilantes se
dirigen mallete en mano a donde se celebrarán los trabajos de mesa y conceden
la palabra en el orden acostumbrado. La tenida de Orden se cierra al momento en
que el Venerable da un golpe de mallete en la mesa.
En el mismo rito, efectivamente la Cer.·. de A.·. de Sal.·.
Incluye un Sexto Viaje, denominado Viaje Real, donde se aprecian en el
envoltorio preparado con la manta, y que carga el candidato a compañero con la
palanca, el pan y el vino como únicos integrantes de su ajuar, indispensables
para transcurrir su travesía.
QQ.·. HH.·., sigamos convidándonos del Pan y el Vino de
nuestra esencia inmutable y real. Levantemos de nuevo el Cáliz de la
inmortalidad y una vez sorbiendo el contenido, clamemos al unísono las palabras
que refrendan día con día nuestro vinculo infinito:
¡TODOS PARA UNO; UNO
PARA TODOS!
Fuente:
Fenix News/Simbolismo del Ágape Fraternal
http://www.diariomasonico.com/planchas/agape-fraternal-simbolismo
https://ritofrancesmoderno.wordpress.com/2010/12/14/el-gape-masnico/
http://tallermasonico.com/agape.htm
El autor de este Traz:. es el Q:.H:. José Ramón González Chávez, sería bueno citarlo.
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