SEMANA SANTA
¿Cuantas lecturas tiene?
Comenzamos a transitar por una semana especial para muchos
cristianos, dada la connotación religiosa que tiene. Pero en Uruguay
oficialmente se denomina Semana de Turismo, y en el
imaginario social llega con la denominación Semana de la Cerveza, de la
Vuelta Ciclista o de la Criolla.
Pero sin duda también podemos abordar la misma desde
otra perspectiva, que esta ligara a la interpretación de Semana Santa.
La gnosis la define:
Semana Santa es
la época en la que tradicionalmente se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Sin embargo, detrás de este extraordinario acontecimiento
se esconde un mensaje oculto y por ello es conveniente entender el profundo significado
esotérico de la Semana Santa.
La Semana Santa o
semana mayor, la más santa de las semanas, puede estudiarse desde diferentes puntos de vista. Puede verse desde el punto de vista histórico, desde una perspectiva astronómica, a la luz de la religión comparada y con un enfoque íntimo trascendental.
Desde el punto de vista histórico nos recuerda
la pasión del gran iniciado Jesús o Jeshuá Ben Pandirá. De acuerdo con los
estudios gnósticos, no todos lo versículos bíblicos se refieren a la vida
privada de Jesús. Muchos aspectos de su vida privada, su preparación, sus estudios,
su iniciación se encuentran ocultos. Otros aspectos de su obra y enseñanza
extraordinaria, no aparecen en ninguno de los cuatro evangelios, pero afortunadamente sobrevivieron de generación en generación por la tradición oral y se hallan contenidos en los evangelios apócrifos. Gran parte de su enseñanza esotérica permaneció escondida durante siglos, pero a partir del siglo XIX, las arenas del desierto y la divinidad han ido devolviéndola en la forma de los códices gnósticos en los que se
halla la Pistis Sofía, los evangelios gnósticos y muchos otros textos de invaluable valor histórico, arqueológico y esotérico.
Ejemplos de pasajes no
registrados en la Biblia y relacionados con la tradición de Semana Santa son: el manto de la Verónica, los nombres de los dos ladrones crucificados junto a Jesús y el nombre del centurión romano que atravesó el costado del señor.
Si bien es cierto,
conocer la vida privada de Jeshuá Ben Pandirá, resulta interesante y atrae el interés de muchos investigadores y buena parte de la humanidad, resulta mucho más interesante entender el Drama
Cósmico oculto detrás de la Semana Santa. Es indudable el fundamento
astronómico de esta época sagrada. Solo así se entiende la pregunta: ¿Por
qué la Semana Santa es una fiesta movible?
Semana
Santa, la tradición del Equinocción de Primavera, no es un acontecimientos ocurrido solamente en Tierra Santa. Es una fiesta antiquísima celebrada por todos los pueblos antiguos. Y es que el fundamento astronómico de la Semana Santa solo se entiende en relación con la Navidad o
nacimiento del niño dios de Belén. Detrás de Navidad y
Semana Santa, hay un Mito solar extraordinario,
motivo de estudio y celebración por todos los pueblos antiguos.
Los grandes dioses
solares de todas las antiguas civilizaciones tienen una equiparación extraordinaria con Jesucristo y el mensaje esotérico que envía esta fiesta solar es el mismo para la conciencia humana.
El significado oculto de Semana Santa
La más santa de las
semanas, registra formidables acontecimientos que todo iniciado debe efectuar si quiere alcanzar la perfección, la inmortalidad o la Auto Realización Íntima del Ser. A una escala intermedia, señala el camino a seguir
por los iniciados que quieren alcanzar la santidad, la maestría o la
salvación. Al nivel de la humanidad, proporciona múltiples símbolos que interpretados
adecuadamente explica las causas por las cuales el animal intelectual se
encuentra tan lejos de Dios y cuál es el método para regresar a él.
Dada la honda
significación de la Semana Santa para todos los pueblos y no solo para el Cristianismo,
resulta muy lamentable que algunos guías espirituales recomienden a sus discípulos no conmemorar esta fiesta sagrada y sostengan
que carece de valor espiritual por el simple argumento de tener orígenes
paganos. La verdadera Semana Santa es para vivirla internamente por un
auténtico cristiano.
Para entender el
profundo mensaje oculto escondido en los versículos bíblicos hay que acudir entre otros recursos, a la ley sagrada del Heptaparaparshinock o
Ley de Siete, a la Alquimia, a la Kábala, a la Anatomía Oculta y a la Psicología
Gnóstica.
La Ley de Siete principios, es la Ley de
Orden que se explica mediante la escala musical. Reminiscencias de la ley de Octava, son los Siete días de la Creación, los siete días de la semana y los siete planetas de los antiguos.
La ley de Siete explica el porqué de los siete niveles de energía en el átomo y la Tabla Periódica en la Química.
De acuerdo con la Ley
de Siete, los días de la Semana Santa desde Domingo de Ramos, hasta Sábado de Gloria, se relaciona con los siete días de la Creación y con los siete planetas que se ven a simple vista (Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno). Los siete días de la Semana Santa ya indicados forman una escala musical completa. Domingo de Resurrección corresponde a la nota Do de una escala superior. Los ocho días de esta sublime fiesta se corresponden con el Santo ocho, el signo del infinito y el número de Job.
En cada día de Semana
Santa ocurren acontecimientos extraordinarios: la entrada triunfal en Jerusalén, los mercaderes del templo, la cena en Bethania y la maldición de la higuera estéril. Los dos días siguientes, son cruciales: Jueves Santo y Viernes Santo. En cada uno de estos días ocurren muchos acontecimientos que ameritan dedicación especial. Luego viene el día del reposo y la Resurrección.
La Gnosis enseña
que todos los acontecimientos ocurridos durante esos ocho días, no son de ayer, de un remoto pasado y no deben verse en el ambiente de Tierra Santa. Al estudiar la Semana Santa desde la óptica del Drama Cósmico,
se explica que cada uno de los personajes de tal drama se encuentran
en la psiquis de cada individuo humano.
Cuando en los
evangelios se leen los milagros y prodigios de Jesús, hay que entender que esos milagros los debe realizar el Cristo íntimo, el salvador individual de cada persona. Cuando Jesús cura la ceguera, lo hace para que podamos ver el camino hacia él, cuando cura sordos, es para escuchar su palabra, sus mensajes que vienen de las partes superiores de sí mismos, cuando cura paralíticos, es para aprender a caminar en su búsqueda. ¿Y cuándo cura la lepra? Esa lepra es el ego, viva personificación de los errores humanos.
El ego o yo de la Psicología
Gnóstica es el que tiene atrapada, encarcelada a la Esencia
maravillosa a la que el Cristo viene a salvar.
Simbolismo esotérico
En Domingo de
Ramos, el señor entra en la Jerusalén Celestial montado en un pollino o crío de un asno. Jerusalén, la ciudad santa de las doce puertas, es nuestro propio cuerpo. Cristo debe entrar en nuestra ciudad interior, montado en el burro que representa a la mente. La mente debe aprender a obedecer al señor y aceptar que es su guía.
Los mercaderes del
templo, son los elementos indeseables de nuestra conducta que cambian al oro,
al Cristo Sol por la plata, por el dinero, por la Luna, son los que comercian con palomas, con el Espíritu Santo, señor y dador de vida.
Hay que aprender a empuñar el látigo de la voluntad para expulsar a los mercaderes de nuestro templo corazón.
La Cena en Bethania relata
un antiguo ritual que simboliza matrimonio en castidad indispensable para realizar la Gran Obra de la Alquimia. Por ello, el primer milagro del Salvador, es la transmutación del ens
seminis, de las aguas de la vida en vino de luz del alquimista en las bodas
de Caná.
La higuera está
relacionada con las fuerzas sexuales, con el ens
seminis, indispensable para lograr el Nacimiento Segundo del que
habló Jesús a Nicodemo en el capítulo 3 del Evangelio de Juan. Eso del
árbol que no da fruto está más allá de la interpretación literal y se relaciona con los místicos que no realizan transformaciones íntimas profundas y que no trabajan en la conservación de su energía, ni en la transmutación
alquímica.
En Jueves Santo se
realiza la Última Cena. El Kalki Avatara de la Era de Acuario,
Samael Aun Weor explica en el capítulo titulado: Dos Rituales de su
libro: “El Matrimonio Perfecto”, que la Última Cena es una ceremonia
mágica de inmenso poder y que a diferencia de lo que se especula con el Santo
Grial, “La Última cena fue una ceremonia de sangre. Los apóstoles trajeron cada
uno entre su copa, gotas de su propia sangre, y vaciaron estas gotas entre el Cáliz del Cristo Jesús. En ese Cáliz el Adorable había echado también su sangre real. Así, entre el Santo Grial, se mezcló la sangre del Cristo Jesús con la sangre de sus discípulos.
Según las tradiciones
gnósticas el Cáliz sagrado de nuestro señor Jesucristo existe, fue el mismo que recibió Abraham de manos de Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo (Gn 14: 17 – 20) y que con el tiempo pasó también
a las manos de Moisés y de Salomón. El Gnosticismo Universal enseña
que entre quienes intuyeron el destino final de la Santa Reliquia se
encuentra Ricardo Wagner y lo devela en su majestuosa ópera: Parsifal.
Conforme al Drama Cósmico,
en Jueves Santo el Redentor del mundo da las últimas instrucciones a sus discípulos y en el Nuevo Testamento están registradas las que da a Pedro y a Judas Iscariote. Esa
noche ocurre también la oración en el huerto de Getsemaní y el formidable llamado al despertar de la Conciencia al encontrar a sus discípulos durmiendo, es decir, con la conciencia dormida (Mt 26: 38 – 44).
Viernes Santo se
encuentra lleno de elementos simbólicos escondidos en las 14 estaciones del Viacrucis y
las siete palabras. Judas, Pilatos y Caifás, representan el mismo papel
que los tres traidores que asesinaron a Hiram Abif en las
tradiciones masonas, de Hiram Abif se habla en el primer libro de Reyes.
Judas representa
al demonio del deseo, Pilatos al demonio de la mente, que
siempre se lava las manos y Caifás al demonio de la mala voluntad.
Las multitudes que gritan. Crucifícale, no son de ayer, de un
remoto pasado, ni quedaron en Jerusalén. Esas multitudes se encuentran en la psiquis
humana y constituyen el yo pluralizado de la Psicología
Gnóstica.
Según las tradiciones, Jesús muere
a los 33 años, en clara alusión a las 33 vértebras de la columna vertebral por donde asciende victoriosa la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes: el Kundalini. Es crucificado en el monte de la Calavera, adonde debe ascender Kundalini. En lo alto de la cruz fue escrita su causa con las siglas: INRI.
A diferencia de lo que
creen muchos, la cruz no es un símbolo de martirio, sino de creación y nacimiento. Detrás de los palos de la cruz, lo mismo que en el cáliz y la lanza de Longinos, se esconde un simbolismo sexual, pero de sexualidad espiritual trascendente. Por eso las multitudes le gritan que se baje de la cruz incitando al iniciado a que se salga de la Senda del filo
de la navaja. INRI en Alquimia significa: Ignis Natura Renovatur Integram, el Fuego renueva incesantemente la Naturaleza.
Las siete palabras o
siete frases que pronuncia el señor en la cruz también son profundamente significativas y se relacionan con el septenario sagrado de teósofos y yoguis, con siete principios anímicos y espirituales que el iniciado debe construir o realizar. Una de ellas, enigmática por siglos es la famosa frase maya: Helí, Helí, Lamá Zabaktani y que significa: “Ahora hundirme
en la prealba de tu presencia”.
La Gran Obra alquimista
culmina con la muerte y resurrección del Hierofante.
La Gnosis enseña
que el Cristo Jesús realmente resucitó y aún conserva el mismo cuerpo físico que usó en Tierra Santa.
¿Qué
simbolismo tiene la semana santa dentro de uno mismo?
Respuesta de los libros del V.M. Samael Aun Weor.
Incuestionablemente la
Semana Santa tiene raíces esotéricas muy hondas, porque el iniciado debe
trabajar sobre las fuerzas lunares, y sobre las fuerzas de Mercurio, y con las
fuerzas de Venus y del Sol, y de Marte, de Júpiter y de Saturno. El Logos se
desenvuelve en Siete Regiones y de acuerdo con los siete planetas del sistema
solar.
La llama debe aparecer
en el cuerpo físico, debe avanzar en el cuerpo vital, debe proseguir su camino
por la senda astral, debe continuar su viaje por el mundo de la mente, debe
llegar a la esfera de Venus en el mundo causal, debe continuar o proseguir su
viaje por el mundo de la mente, debe llegar a la esfera de Venus en el mundo
búdhico o intuicional, y, por último, en el séptimo día, habrá llegado al mundo
del Atman, al mundo del espíritu. Entonces el Maestro recibirá el bautismo del
fuego, que lo transformará radicalmente.
Obviamente, todo el
drama cósmico, tal como está escrito en los cuatro Evangelios, deberá ser
vivido dentro de nosotros mismos, aquí y ahora. Eso no es algo meramente
histórico, es algo para vivir ¡aquí y ahora!
Los tres traidores que
crucifican al Cristo, que lo llevan a la muerte, están dentro de nosotros
mismos. Los masones los conocen [Sebal, Hortelut y Stokin], los gnósticos
también los conocemos: Judas, Pilatos y Caifás.
Judas, es el demonio
del deseo, que nos atormenta. Pilatos es el demonio de la mente, que para todo
tiene disculpas. Caifás, es el demonio de la mala voluntad, quien
prostituye el altar.
Esos son los tres
traidores que entregan al Cristo por treinta monedas de plata. Las treinta
monedas representan todos los vicios y pasiones de la humanidad:
Cambian al Cristo por
las botellas en la cantina, cambian al Cristo por el prostíbulo, o por el lecho
de Procusto. Cambian al Cristo por el dinero, por las riquezas, por la vida
sensual. Lo venden por treinta monedas de plata.
Hermanos, recuerden
que multitudes de personas, piden la crucifixión del señor. Todas esas
multitudes gritan ¡Crucifixia! ¡Crucifixia!, no son las de hace 1969 años. Esas
gentes que piden la crucifixión del Señor, están dentro de nosotros mismos,
repito, ¡aquí y ahora! Son los agregados psíquicos inhumanos que en nuestro
interior cargamos, son todos esos elementos psíquicos indeseables que llevamos
dentro, los demonios rojos de Seth, viva personificación de todos nuestros
defectos de tipo psicológico.
Son ellos los que
gritan: ¡Crucifixia! Y el Señor es entregado a la muerte. Quiénes le azotan,
¿no son acaso todas las multitudes que llevamos en nuestro interior? Quiénes
ponen sobre él la corona de espinas, ¿no son acaso todos esos engendros del
infierno que nosotros hemos creado?
El acontecimiento de
la historia cristica no es de ayer, es de ahora, es presente, no es meramente
un pasado, como creen los ignorantes ilustrados. Pero aquellos que comprendan,
trabajarán para la Cristificación.
El Señor es elevado al
Calvario, y sobre las cumbres majestuosas del Calvario dirá: «El que en mi cree
nunca andará en tinieblas, más tendrá la lumbre de la vida. Yo soy el pan de la
vida, yo soy el pan vivo, el que come mi carne y bebe mi sangre, tendrá la vida
eterna, y yo le resucitaré en el día postrero. El que come mi carne y bebe mi
sangre, en mí mora y yo en él». El Señor no guarda rencores para nadie.
«Padre mío, en tus
manos encomiendo mi espíritu». Pronunciada esta gran palabra, no se
escucharán sino rayos y truenos en medio de grandes cataclismos interiores.
Cumplida esta labor
del espíritu en el cuerpo, será depositado el Cristo o el Crestos, el
Christus, Vishnú, el que penetra en su sepulcro místico. Y yo les digo en
nombre de la Verdad y de la Justicia, que al tercer día, después del tercer
acto, será levantado, resucitado en el iniciado, para transformar a éste en una
criatura perfecta.
La LUNA
La fecha de la semana santa cambia año a año. Ello se
debe a que la semana santa siempre ocurre cuando el Sol se encuentra en el
signo astrológico de Aries o el equinoccio de marzo y en la primera Luna Llena
que ocurra.
La semana santa tiene un profundo significado esotérico
que se puede utilizar para mejorar las cualidades mágicas que pueda tener
alguna persona.
Pero, no debe olvidarse la connotación esotérica que
tiene para diversas escuelas místicos iniciáticos. La semana santa tiene mucho
de poder mágico. El poder de la primera Luna Llena cuando el Sol se encuentra
en el signo de Aries es notable y puedes aprovecharlo si sabes cómo.
Las oraciones y el uso del poder mental en esta semana
se incrementan.
En otro aspecto, dentro de las escuelas místico
iniciáticas se hacen alegorías de la separación de la luz de las tinieblas. El
Sol en el signo de Aries representa el inicio del nuevo año.
En las tradiciones mágicas del norte la luz y el calor
comienzan su camino ascendente ya que se ha dejado el frío del invierno,
comienza la primavera y de allí el Sol continuará su ascenso hasta el día más
luminoso del año en el verano de Junio.
La Luna Llena, junta su luz con el Sol ascendente y
todo es fuerza mágica que se emplea para ascender en los diversos planos de
luz.
Las meditaciones o el empleo del poder mental durante
la semana santa se ve incrementada en potencia, siendo propicia la semana para
rituales de poder o para descubrir poderes o fuerzas ocultas, inclusive objetos
perdidos, que se puede aplicar hasta para descubrir restos arqueológicos.
La semana santa tiene también un paralelismo con la
creación del mundo en siete días, que es parte de varias tradiciones
religiosas, en dónde luego de mucho trabajo se concluye al final con la luz,
que en este caso es la resurrección.
La semana santa siempre se da en Luna Llena, ese es
uno de los requisitos. Como el Sol está en el signo de Aries, la Luna comienza
a finales de Virgo, luego pasa al signo de Libra y dependiendo del año pasa
hasta Escorpio.
Cuando la Luna comienza a aparecer como Luna Llena en
Virgo, ayudará a descubrir aspectos analíticos, si es en Libra se puede
aprovechar para armonizar la vida y si está en el signo de Escorpión, un signo
esotérico y mágico por lo que se puede aprovechar para hacer rituales,
programaciones mentales, meditación, peticiones, oraciones, con mayor fuerza
que otros años. La luna, luego pasará a Sagitario y Capricornio para consolidar
el poder mental que se pueda aplicar.
Fuentes:
https://gnosiscorrientes.wordpress.com/2010/06/09/la-semana-santa-y-su-mensaje-oculto/
http://www.samaelgnosis.net/preguntas/semana_santa.html
http://vidaok.com/magia-misticismo-fecha-semana-santa/
El simbolismo está en las tres cruces que representan al gobierno Teocrático mal traducido como "reino de Dios"
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