El Zar Alejandro I y la
Masonería
Alejandro I (1777-1825) fue iniciado en 1803 en tenida
presidida por Boeber como gran maestro del Gran Oriente de todas las Rusias.
Durante su reinado numerosas logias levantaron columnas y varios miembros de la
nobleza siguieron su ejemplo e ingresaron en la masonería.
Entre los masones más ilustres de ese momento cabe citar al hermano y heredero del zar, el gran duque Constantino (1779-1831), que ingresó en la masonería posiblemente por deseo de su hermano.
Los historiadores suelen dividir el reinado de Alejandro I
en dos épocas bien diferenciadas. Una primera etapa liberal desde 1801 hasta
1815 se caracterizó por el deseo de establecer ciertas reformas inspiradas en
el espíritu ilustrado y enciclopedista francés. A este respecto, las logias
tuvieron un papel destacado como centros de difusión de las diversas corrientes
del pensamiento europeo. Sabemos que en 1810 el Ministerio de Interior pidió a
las diversas obediencias copia de las constituciones, reglamentos y rituales masónicos
y, tras un detallado estudio, concluyó en 1812, que los masones eran
respetuosos con las leyes, leales al zar, e inequívocamente patriotas.
En 1803 se había reconstruido un Gran Oriente de todas las
Rusias, en 1815 se fundó la Gran Logia Astrea para la práctica
exclusiva de los tres primeros grados. Por su parte, también se organizó
la Gran Logia Provincial San Wladimir para la práctica de los altos
grados del rito sueco.
Sin embargo, las guerras napoleónicas, la costosa victoria y el sospechoso ejemplo de cerca de 600 masones rusos, incluyendo más de 60 generales y 150 coroneles que, al parecer, habían confraternizado en una tenida con militares franceses en París, alarmó a las autoridades rusas sobre los peligros del espíritu transnacional de la masonería. Además, la firma en septiembre de 1815 del tratado de la Santa Alianza entre las monarquías absolutistas de Austria, Rusia y Prusia imprimió un giro reaccionario a la política interior rusa. La publicación de ciertos folletos del corte liberal y las actividades políticas de algunas logias en las que abiertamente se defendía la promulgación de una constitución política que amparase los derechos de los ciudadanos, puso en guardia al gobierno.
Finalmente, un informe negativo del teniente general y senador
Igor Kushelev (paradójicamente pro-gran maestro de la Gran Logia Astrea) sobre
las actividades de la masonería dio pie al ukase de 12 de agosto de 1822 por el
que el zar la prohibió y ordenaba a los funcionarios públicos masones que se
espontanearan ante las autoridades so pena de muerte.
En total, fueron 571 los masones que se autodelataron, entre
ellos, el propio hermano del zar y heredero al trono el gran duque Constantino,
el duque de Württemberg, tío del zar, el conde Ostermann-Tolstoi, general
vencedor en la batalla de Borodino, el conde Chuvalov, general que acompañó a
Napoleón a Santa Elena.
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