Claves para entender a los Maestros

15 septiembre 2013

Los Miembros de la Logia

Los Miembros de la Logia

Si bien todos los masones integran la hermandad, estoy van desempeñando diferentes cargos dentro de la logia en los momentos que se realizan las tenidas. “En el manual de instrucción del primer grado, y a modo de preguntas y respuestas, leemos lo siguiente:
P. ¿Dónde habéis sido recibido masón?
R. En una Logia justa y perfecta.
P. ¿Qué hace falta para que una Logia sea justa y perfecta?
R. Tres la dirigen, cinco la iluminan y siete la hacen justa y perfecta.


Disposición de las autoridades.
Dentro de a cábala, el esquema es el árbol de la vida.

Los tres son el Venerable Maestro, y el Primero y el Segundo Vigilante, los cuales están vinculados con los tres puntos cardinales diurnos del Sol, y con los tres pilares de la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza. Estos oficiales representan el espíritu director de la Logia, entre otras razones porque a ellos les corresponden la escuadra, el nivel y la perpendicular, es decir, las tres herramientas fundamentales en toda construcción, y muy especialmente de la construcción de nuestro templo espiritual. Si a estas “tres luces”, como también se las denomina, añadimos el orador y el Secretario (representantes respectivos de la Ley o Tradición masónica, y de la Memoria de la Logia), aparecen entonces las “cinco luces”, las que constituyen, gracias a las propiedades simbólicas del número cinco, el alma o principio dinámico generador que propicia que la Logia quede iluminada interiormente. Los dos restantes son el Experto y el Maestro de Ceremonias, encargados de asistir al Venerable en los ritos de la apertura y clausura de los trabajos, además de cumplir el papel de “guías” de los candidatos a la iniciación y en la “elevación” y “exaltación” al segundo y tercer grado, respectivamente. Estos siete oficiales “cubren” los puestos y funciones más importantes e imprescindibles para que la Logia sea verdaderamente “justa y perfecta”, indicando con ello la idea de acabamiento de la Gran obra que precisamente el número siete simboliza. Recordemos que siete fueron los días que el Sumo Arquitecto empleó para crear el mundo, siete son los días de la semana, siete son las sefiroth de construcción cósmica, siete son los planetas y los metales alquímicos a ellos asociados, siete son los colores del arco iris (incluyendo el blanco en tanto origen de los seis), siete son las notas musicales, y siete, en fin, es el centro de la cruz tridimensional que determina las seis direcciones del espacio.

Asimismo (al menos virtualmente), una Logia también puede ser “justa y perfecta” si de esos siete hermanos, tres como mínimo poseen el grado de maestro, dos el grado de compañero y dos más el grado de aprendiz, abarcando de esta manera la totalidad de la jerarquía iniciática. Según esto, podríamos entonces asignar el espíritu de la Logia al maestro, el alma de la misma al compañero y el cuerpo al aprendiz, con lo cual se establece una tríada cosmológica análoga a los tres planos o niveles (celeste, intermediario y terrestre) de la manifestación universal. De ahí, pues, que no resulte extraño que se necesite del concurso de siete hermanos como mínimo para que los trabajos sean también, al igual que la Logia donde éstos se cumplen, “justos y perfectos”, y para que sea posible la transmisión regular de la influencia espiritual del Gran Arquitecto.
De otro lado, se ha comparado a las “siete luces” masónicas con las siete estrellas de la Osa Mayor, las que, según diversas tradiciones, simbolizan a otros tantos personajes míticos que asumen la función de transmitir la sabiduría perenne de un ciclo de la humanidad a otro, o de una época histórica a otra, asegurando así la permanencia y continuidad del Conocimiento metafísico y sus diversas aplicaciones cosmológicas, y con él el de la propia tradición primordial de los orígenes, depositaria de dicho Conocimiento. Estos seres míticos y celestes son los siete Rishi de la tradición hindú, cuya réplica terrestre la encontramos, por ejemplo, en los siete sabios de Grecia o en los siete reyes legendarios de la antigua Roma, e incluso, por qué no, en los siete masones de la Logia “justa y perfecta”. Y así como las siete estrellas de la Osa Mayor giran en torno a la Polar —que es el centro de nuestro universo y, por consiguiente, el símbolo de la Gran Unidad— de manera semejante los masones realizamos nuestros trabajos en el Nombre y a la Gloria del Gran Arquitecto, uno de cuyos símbolos más representativos es precisamente la letra “G” o la iod hebraica inscrita en el centro de la estrella pentagramática, figurada, a su vez, en el techo (cielo) de la Logia, estrella que los masones operativos asimilaban a la propia estrella Polar.
En la simbólica de los “operativos” de la letra “G” pende una plomada que desciende en vertical hasta el centro mismo del suelo de la Logia, uniendo así el polo celeste al polo terrestre, el cielo a la tierra, o si se prefiere, la Logia de lo Alto a la Logia de Abajo, siendo ésta un reflejo de aquélla. La presencia central de dicha plomada, además de establecer un eje ordenador en el espacio de la Logia, también crea una perspectiva de movimiento y rotación alrededor de ese eje, pues, al fin y al cabo, ¿no es nuestro Templo una imagen simbólica del cosmos, y por lo tanto, de la Rueda del Mundo o Rata Mundi?[1]
 
El Venerable Maestro representa las luces de Orador y el Secretario representa las luces de la logia. Son los maestros que ostentan la mayor responsabilidad respecto a la organización y funcionamiento del taller.

 
El Primer Vigilante su función en logia es asegurarse de que los obreros reciban su salario, es decir, que estén contentos y satisfechos; además de ayudar al Venerable Maestro de abrir y cerrar los trabajos.

El Segundo Vigilante forma a los aprendices y el Primer Vigilante a los compañeros. Los vigilantes son iniciadores. Ese es el aspecto esencial de su función. El Segundo Vigilante prepara a los aprendices para el trabajo de compañero y el Primer Vigilante prepara a los compañeros para las responsabilidades de la maestría.


El Experto está encargado muy específicamente de todo el aspecto ritual de los trabajos. Es el custodio del ritual y dirige las ceremonias. Su lugar está en la columna del Mediodía, cerca del Tesorero y del Orador.

El Guardatemplo encargado de cerciorarse de la seguridad del Templo se llama, por consiguiente, en Francés “cubridor” (en español guardatemplo). Es identificado a veces con el Tejador. En los ritos anglosajones, Emulación y York, hay un guardatemplo interior y un guardatemplo exterior o tejador que, armado con una espada, aparta a los intrusos y a los profanos y prepara a los candidatos. El guardatemplo se sienta al Occidente, al lado del segundo vigilante. Se asegura que el Templo esté bien cubierto, informa de ello al segundo vigilante, quien a su vez informa al primero, el cual informa al Venerable. El guardatemplo informa también acerca de la presencia de visitantes en pasos perdidos.
 
El Orador es el guardián de la ley y de la tradición masónica recogidas en los reglamentos generales y particulares y es el único que puede oponerse, eventualmente, a cualquier decisión antirreglamentaria del Venerable Maestro, debiendo dar o negar su aprobación a los trabajos realizados en la logia.
 
El Secretario es la memoria del taller, debiendo recoger y conservar en actas todo aquello relevante que sea dicho o hecho en él durante las sesiones.

El Tesorero tiene un doble aspecto; por un lado el simbólico dentro de la organización y por otro su calidad de soporte para el trabajo interior de quien la ejerce. Y un tercero es su cometido administrativo como encargado de la tesorería de la logia: cobro de las cuotas, derechos por aumento de salario, pagos reglamentarios, provisión de los fondos para su funcionamiento.

El Hospitalario también llamado o denominado El Limosnero, es el oficial de la logia responsable de todas las acciones de beneficencia y socorro. Por ello, recoge y administra los recursos destinados a dichas funciones (independientemente de los que administra el Tesorero). Estos fondos solo pueden utilizarse para cosas de alivio y socorro de algún necesitado. Cuida de enaltecer el ideal filantrópico de taller con su gestión, la cual desarrolla con el apoyo de la Comisión de Beneficencia, a la que preside y con la que elabora proyectos que posteriormente somete a la aprobación de la logia, sin que pueda el Venerable dejar bajo mallete estas decisiones. El Hospitalario representa el Principio y el Objeto de la fraternidad de la Orden, por lo que deberá obrar con su conducta, pensamientos y palabras, con arreglo al Sacerdocio Fraternal que desarrolla y contribuir con su ejemplo y enseñanzas a la instrucción de los hermanos en los principios de amor y fraternidad. Para el hermano necesitado, el Hospitalario debe ser el hombre humanitario que sufre con él, que le escucha, consuela y visita frecuentemente; y si llegara al caso, estar con el hermano que muere, ayudándole a hacerlo en paz. Para el extranjero o hermanos visitantes debe de cuidar en todas sus necesidades (facilitándoles alojamiento, información sobre lugares de su interés, etc...) recibiéndolos a su llegada y despidiéndoles a su partida. Se encarga también de dirigir y presidir los honores rendidos a la memoria de los hermanos que han fallecido. Deberá informar al Venerable de manera periódica sobre los movimientos de su caja y estado en que se encuentre. Cuando el hermano Hospitalario cesa en su cargo, el Arquitecto revisor, una vez aprobado el balance presentado por la Comisión de Beneficencia, cierra los libros por medio de un decreto estampado sobre el Libro de caja (dándole un duplicado al Hospitalario saliente) de manera que se pueda evitar que otros hermanos conozcan a las personas socorridas. En las tenidas el Hospitalario se sienta a la derecha del Secretario, encabezando la Columna del Sur. Su joya es una bolsa de limosnas (generalmente con un corazón grabado en el centro). También hay que precisar que en algunas logias se usa un cáliz.

El Maestro de Ceremonias es el oficial que se ocupa esencialmente de que todo en la logia, objetos y demás cosas del ritual, estén en orden. También  se le encomienda la función de preceder y guiar a todos los hermanos en su entrada y salida del templo. Otra función es la de emisario. Así se ve cuando él mismo circula el Saco de Proposiciones en que los hermanos depositan sus trazados y propuestas –trabajo de investigación, sus estudios y sus reflexiones- escritos que son trasladados hasta Oriente. Es el único que tiene permitido poder salir de la logia una vez comenzados los trabajos. Junto con el Guardatemplo, morador o guardián del umbral, por ello, además de las vara, el Maestro de Ceremonias lleva una o dos espadas cruzadas. Su misión es unir los dos mundos conduciendo a los hermanos desde pasos perdidos hasta el recinto donde se va a producir el rito.

El Maestro de Banquetes en primer lugar, es el Experto de los trabajos de mesa (las tenidas de masticación). Le corresponde velar por que los rituales de mesa se desarrollen adecuadamente.
En el rito Emulación el banquete siempre es ritual. Se comienza con la “acción de gracias” recitada por el Capellán y la comida es pautada por una serie de brindis. En los ritos francés y escocés se practica el “banquete de orden”, estrictamente reservado para los hermanos. La mesa está dispuesta en forma de arco circular y está prohibido hablar en voz alta y fumar.

No existe límite respecto al número de hermanos que pueden integrar una logia, pero su dimensión estará siempre en función de la organización del trabajo que se adopte. Todos los maestros y compañeros deben poder participar regularmente en los trabajos, aportando sus planchas de arquitectura a petición del Primer Vigilante o de Venerable Maestro. Los aprendices deben guardar silencio durante el tiempo que permanezcan en el primer grado de su iniciación. No hablan ni leen trabajos en logia, salvo que, excepcionalmente, se lo solicite el Venerable Maestro. El Segundo Vigilante tiene a su cargo la formación de los aprendices y puede solicitarles que compongan planchas para comprobar su avance, pero se tratará siempre de una tutoría previa a la presentación final por el aprendiz de la plancha-examen que habrá de realizar para que los maestros le aumenten su salario, pudiendo así ser iniciado en el segundo grado por el Venerable Maestro del taller.




[1] Siete Maestros Masones- Cosmogonía. Símbolo. Rito. Iniciación. Buenos Aires. 2003. pp. 162-165.

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