La Logia
Este recinto donde se realizaran las ceremonias, está
compuesto por una serie de espacios y habitaciones que a lo largo de la
formación y de la vida de un masón van marcando su proceso. Todo el ámbito está
lleno de simbolismos, cuidando hasta en los más mínimos detalles como por
ejemplo, algunos de ellos:
Ø Sala de los Pasos Perdidos. Suele
ser la antesala que precede al templo. Sirve de distribuidor, lugar de
preparación de los trabajos y conduce a la sala de tenidas. Debe tener sillas,
una mesa con útiles para escribir y una mesita con el Libro de Asistencia, en el que firmarán todos los miembros de la logia
y visitadores antes de entrar al Templo; además, un mueble donde custodiar los
mandiles, collarines y demás utensilios de la logia. Conviene recordar que este
nombre es el mismo que reciben muchos ámbitos de los edificios del Parlamento.
Ø Cuarto de Reflexión. Compartimiento
oscuro de dimensiones reducidas, ubicado fuera del templo, pero generalmente
cerca de la puerta de éste. Tiene como finalidad permitirle al profano, a la
luz de una vela, escribir su “testamento
filosófico”, reflexionar sobre el acto iniciático que va a emprender. También
es utilizado en todos los pasajes de grado, ataviado con los símbolos correspondientes.
Ø Salón de Banquetes. Puede estar en
cualquier sitio. Tiene como finalidad permitir un clima más relajado y
fraterno, una interrelación mayor, más allá de los grados. El ágape es una continuación de las
tenidas, en él se realizan los brindis que son obligatorios.
Ø Cámara Lúgubre. No tiene ninguna
ventana, ni más puertas que la situada en el centro de la pared de Occidente.
Ø Templo. Es un lugar expresamente
acondicionado y solemnemente consagrado donde todas las logias celebran sus
trabajos. Siendo una imagen representativa del Universo, tiene forma de cubo,
por corresponder esta figura al número cuatro, que simboliza la naturaleza. Está
orientado en dirección Oeste Este y su fondo, de ser posible, debe ser
semicircular. Sus cuatro lados reciben los nombres de los cuatro puntos
cardinales (Oriente, Occidente, Norte y Mediodía).
Plano de una logia.
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La palabra logia es de origen sánscrito y, en diversas formas
derivadas, común a casi todas las lenguas indoeuropeas.
La configuración de una logia necesita de un número
determinado de integrantes. Tres la gobiernan, cinco la componen y, siete la
hacen “justa y perfecta”.
El número 7 tiene su vinculación con la alquimia del
septenario, dado que es el número de la armonía y de ella nace la justicia.
Así realiza la descripción de una logia el masón John
Thruth; “La sala forma un paralelogramo
cuyos cuatro lados llevan los nombres de los cuatro puntos cardinales. La
puerta de entrada da al Occidente, y al frente se halla el Oriente, donde se
encuentra un estrado, con tres escalones, separado por la balaustrada. En el
centro de la tarima, sobre cuatro escalones más, se ubica la mesa y el sillón
del Venerable. Un dosel azul-celeste o carmesí cubre el “oriente” o pared.
En el fondo del
pabellón se coloca el “delta” o triángulo resplandeciente que lleva escrito, en
caracteres hebreos, el nombre de Dios o Jehová. A la izquierda está el disco
del sol y a la derecha el de la luna.
Cerca de la
balaustrada se observan las mesas triangulares y los sitiales del orador, del
secretario, del tesorero, del hospitalario y del maestro de ceremonia. Junto a
la puerta se hallan dos columnas: la de la izquierda con la letra “B” (Boaz) y
la de la derecha con la letra “J” (Jakín); y los sitiales para los vigilantes,
expertos y guardianes.
Las paredes están
tapizadas de azul o carmesí y del mismo color son las alfombras. Sobre la
mesa del Venerable se deposita un
compás, una escuadra una espada flamígera de hoja ondulada y un ejemplar de la
constitución general de la orden. A un lado se levanta un gran candelero con
una larga vela y a ambos costados de la sala se ubican los asientos para los
demás “hermanos”, formando dos hileras que se llaman: la columna del Norte y la
columna del Sur o del Mediodía”.[1]
El techo de la logia representa una bóveda celeste tachonada
con siete Estrellas, recordando que
siete hermanos son los indispensables para que una logia pueda trabajar en
forma regular, siete hacen la logia perfecta; teológicamente el número siete
significa divina plenitud, perfección y
consumación. Como veremos; algunas logias han variado la decoración del techo,
sin apartarse de los aspectos generales de la misma.
El recinto de la logia consta de tres partes que
corresponden a las del Templo de Salomón,
que es el modelo bíblico simbólico: el Atrio
(o Ulam salomónico), espacio que
precede al Centro de trabajo
propiamente dicho (el Hikal
salomónico), en el que se encuentra el pavimento mosaico, con el plano de la
obra o “cuadro de logia” al que han
de atenerse los obreros, y el Oriente
(el Debir salomónico), en el que se
halla el Venerable Maestro o
presidente del taller.
La puerta de acceso a la logia está flanqueada por dos columnas colocadas en el interior –las del
templo salomónico lo estaban en el Ulam-. El acceso y las columnas corresponden
simbólicamente al Occidente del recinto, no siendo indispensable que el Oriente
y el Occidente simbólicos coincidan, en efecto, con esos puntos cardinales.
La luz física procedente del Sol surge, cada día, por el
Este u Oriente y desaparece al ponerse el astro por el Oeste u Occidente. De
igual modo, la luz no física, el entendimiento de lo verdaderamente
trascendente, es evocada simbolizando en la logia el aparente recorrido solar.
Al entrar en la logia, se camina buscando la Luz procedente del Oriente y, al salir de ella, se camina hacia el
descanso solar del Occidente, tras haber concluido el trabajo del día.
Teóricamente, las logias deben tener siempre forma de “cuadrado alargado”, según la
terminología usada por los constructores medievales. Es decir forma
rectangular. Los maestros medievales utilizaban diversas proporciones para
crear planos rectangulares, destacando la correspondiente al trazado con
arreglo al número áureo, que es el valor constante 1,618. A su vez, todo
rectángulo puede considerarse compuesto por una adición sucesiva de triángulos,
rectángulos.
El plano de obra o cuadro de logia se halla sobre el suelo o
Pavimento
Mosaico, formado por baldosas blancas y negras, colocadas en damero.
Sobre él se sitúa el cuadro o programa de cada sesión, en el que se concentra
la intención laboral de los masones de manera especial, siendo su referencia
inspiradora de ideas adecuadas al tipo de trabajo que cada uno está llamado a
realizar durante la tenida. En principio, todo el suelo de la logia debe estar
enlosado de esa forma, siendo imprescindible que lo esté, al menos, un
rectángulo central sobre el que descansa el plano.
El techo natural de una logia es la bóveda celeste. De la
parte central del techo y perpendicular al plano de las obras o cuadro de
logia, pende a menudo una plomada que, simbólicamente, va desde el Nadir al
Cenit, o desde lo más profundo a lo más alto, a modo de axis mundi, significando la ilimitación de la búsqueda masónica.
Los muros interiores reciben los nombres de Mediodía y Septentrión –a derecha e izquierda de la puerta de acceso,
respectivamente- y están simbólicamente sostenidos por los hermanos masones,
que son las columnas espirituales del templo. Los aprendices se sientan a lo
largo del muro de Septentrión y los compañeros a lo largo del muro de Mediodía,
ocupando los maestros la primera fila en ambas ubicaciones. El Hospitalario de la logia, detrás del hermano
Experto. El Tesorero toma asiento encabezando la columna de Mediodía, detrás
del Maestro de Ceremonias. El Primer Vigilante o ayudante del Venerable Maestro se sienta en
Occidente, a la izquierda de la puerta de acceso. Al otro lado de dicha puerta
se coloca el hermano Guardatemplo y
en el centro de la columna de Mediodía se halla el sitial del Segundo Vigilante. Los sitiales del Primer y Segundo Vigilante se elevan respectivamente dos y un peldaños sobre
el nivel del suelo del taller.
El Oriente de un templo masónico se sitúa en el extremo
opuesto a la puerta de acceso –que representa el Occidente- y simboliza el Debir o Sanctasantórum del Templo de
Salomón, en el que se hallaba el arca de la alianza conteniendo las Tablas de
la Ley. Está simbólicamente separado del cuerpo o nave central de la logia por
tres peldaños y una balaustrada –también por un velo o cortina negra, que solo
se extiende en determinadas ocasiones-, como lo estaba el Debir salomónico. En el Oriente se encuentra el sitial del Venerable Maestro –elevado tres
peldaños- y los del Secretario[2]y
el Orador de la logia –elevados sobre
dos peldaños, a derecha e izquierda de Venerable
Maestro, respectivamente-. En la mesa del Venerable Maestro debe haber un candelabro de tres luces, una
espada de lámina ondulada (espada
flamígera), un pequeño mazo o maceta
y una luz o llama que ha de estar encendida desde antes de iniciarse la tenida,
por representar la Luz Primordial o Luz Creadora, de la que procede el conocimiento
al que aspira todo iniciado masón. El fuego con el que se van encendiendo todas
las luces a lo largo de los ceremoniales masónicos procede siempre de esa Luz
Primordial simbólica.
En todos los ritos, el Venerable
se sienta al centro del Oriente. En el rito
Francés, en el rito Escocés Antiguo
Aceptado y en el rito de Salomón
tiene a su derecha al Secretario y a
su izquierda al Orador, excepto en el
Gran Oriente de Bélgica, donde se
invierte dicha ubicación.
En el rito francés la columna del Septentrión está
encabezada, al Occidente, por el Segundo
Vigilante. Sobre ella, cerca al Oriente, se encuentran el Hospitalario y el Maestro de Ceremonias. En forma simétrica, en la columna del
Mediodía se encuentran el Primer
Vigilante, el Tesorero y el Experto.
En el rito escocés se produce la “inversión de las columnas”. El Primer
Vigilante se sienta a la cabeza de la columna del Septentrión (al
Occidente), desde donde vigila su columna, la del Mediodía. El Segundo Vigilante toma asiento en la mitad
de la columna del Mediodía, frente a la columna del Septentrión que es la que
está bajo su vigilancia. El rito Escocés
Rectificado y el de Menfis Misraim
también utilizan esta disposición. El de
Salomón coloca a sus oficiales igual que el rito francés. En el rito Emulación la disposición es distinta. El
Primer Vigilante está al Occidente,
el Segundo Vigilante está en la mitad
de la columna del Mediodía, el primer Diácono
se sienta cerca del Oriente, a la derecha del Venerable, el segundo Diácono
ocupa su lugar a la derecha del Primer Vigilante,
el Guardatemplo interior a la entrada
del Templo y el Guardatemplo exterior (Tejador) al exterior. El secretario toma asiento en el Oriente a
la izquierda del Venerable y el Tesorero a su derecha. No hay Orador.
La simbología de estas ubicaciones da lugar a muchos
comentarios. En el rito emulación la
simbología es estrictamente solar. El Venerable
toma lugar en Oriente, donde el Sol se levanta para abrir su carrera diurna; el
Primer Vigilante tiene por misión
indicar cuándo el astro llega a su poniente y el Segundo Vigilante, sentado en la mitad del Mediodía, observa el
paso del Sol por el Meridiano.
Las fotos son de la Logia Hijos del Trabajo, Barracas, Buenos Aires, Argentina. Visita en Junio de 2011.
[2] Ocupa el quinto lugar dentro de la estructura
jerárquica de la logia y junto con el Orador
y las Tres Luces forma el Consejo de Familia de la misma. Es el
representante de la Memoria de la Logia.
Simboliza también la Memoria de la
Tradición Masónica y de las Artes y Ciencias que la Orden ha heredado de
muy diversas culturas y pueblos. Su joya o símbolo distintivo está formado por
dos plumas entrecruzadas en X que representan a la escritura y por ende a las
ciencias de las letras y de las palabras. Se lo relaciona con el dios Hermes,
que tenía como atributo ser el escriba de los dioses.
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