¿En qué
creen los masones?
Mucho se escribe de la masonería, pasando
de un extremo a otro. Pero sí está claro que tiene un sistema de creencias y
una filosofía de vida que, en gran parte, son conocidos y manejados puertas
adentro, lo que lo hace más misterioso para los “profanos”.
Tratemos de acercarnos a ellos para una
mejor comprensión de los masones y su accionar en la sociedad, lo que no es tan
lejano a principios
y conveniencias de muchos de nosotros.
Más allá de todo, los masones creen en un Dios,
como cualquier cultura. Representan con frecuencia la figura del Dios-Creador
como geómetra, con un compás en la mano derecha con el que traza o mide el
mundo.
La imagen de Dios-Arquitecto aparece en los
libros sagrados de católicos y musulmanes.
En la Biblia
esta imagen ya se encuentra en el antiguo Oriente Próximo y también, algo modificada, en una carta de Clemente de Roma
a los corintios; “Que el artesano del
universo… mantenga en la tierra el número
contado de sus elegidos. Él nos llevó de las tinieblas a la Luz, de la
ignorancia al Conocimiento”.[1] También
en un himno que data de comienzos del siglo V, la iglesia de Epifanio de
Salamina es calificada de “paraíso del
Gran Arquitecto”.
Al menos el cristianismo presenta a Dios
como el constructor por excelencia. La visión del profeta Amós –de los Profetas
Menores es clara al respecto: “he aquí
que el Señor estaba de pie en un muro, hecho con el nivel y, en su mano, había
un nivel. Y el Eterno me dijo: ¿qué estás viendo Amos? Y yo le dije: veo un
nivel. Y el Señor dijo: Pondré el nivel en medio de mi pueblo de Israel; no
seguiré perdonándolo”.[2]
Job nos proporciona un segundo pasaje
bíblico donde Dios afirma que construyó el universo con sus manos; habla con él
y, en una serie de preguntas teñidas de ironía, le muestra la distancia que
existe entre Dios y el hombre.[3]
El Corán
prohíbe cualquier representación iconográfica de Alá e identifica la divinidad
con “el uno”. Al observar los diseños
geométricos de los musulmanes, principalmente en los mosaicos, vemos que la
combinación de las simetrías y la composición de movimientos producen el efecto
visual de que ningún motivo es singular ni más importante que los demás. Si
Dios no puede ser representado como persona, a través de la abstracción
geométrica se puede traducir la armonía de la experiencia mística. Desde ese
punto de vista, Dios no aparece como geómetra, sino más bien como Geometría
pura.
Los masones como individuos son, en todo
caso, libres de darle a ese Dios el contenido que mejor se ajuste a sus
creencias. Como todos los símbolos, proporciona un marco, pero su interpretación
concreta corresponde a cada cual.
Aunque esto varía según las corrientes,
está claro que representa al Ser Supremo;
su invocación en la práctica del rito no se puede omitir. Pero veamos como G.·.A.·.D.·.U.·.
lo presenta:
Ø Como Principio Creador, dinámico por excelencia, organizador del
Universo, la ley que rige la materia.
Ø No está asociada a ninguna creencia religiosa; por consiguiente, el
masón queda en total libertad con su conciencia respecto a poder practicar una
religión.
Ø Para los teístas y deístas, representa al Ser Supremo, por lo que la
creencia en él y su invocación en la práctica del rito es imprescindible. Sería
la esencia misma que daría sentido al trabajo y la existencia de la masonería.
Ø Para los liberales o adogmáticos, supone establecer un límite a la libertad
de conciencia de sus miembros, entrando en contradicción con los principios
masónicos.
Al
analizar este punto tenemos que tener presente que la masonería no es dogmática
ni religiosa, pero sí posee una doctrina y un método de trabajo.
Por
ello buscamos conocerlos, saber de qué se trata. Lo único que se exige a un
iniciado es que se desprenda de todo lo
que es superfluo y añadido, y se le encierra en la cámara de reflexión; “dejar los metales en la puerta del Templo”,
el cual no es otro que aquel que se desea edificar en la persona, en el masón,
pues éste que vemos es sólo el símbolo.
La
masonería tiene como fin conseguir una sociedad más armónica, más justa y más
fraternal, a partir de una mejora personal de los individuos que la componen.
Es
una asociación secreta –discreta dirán– de personas que profesan principios de
fraternidad mutua, usan emblemas y signos especiales, y se agrupan en entidades
llamadas logias.
Quien
desee practicar el arte de la construcción debe conocer y respetar las leyes
que rigen el equilibrio y la armonía, fuera de las cuales nada duradero se
puede edificar.
Nadie
puede sorprenderse de que los masones se hayan sentido siempre, y de manera
natural, discípulos del Gran Arquitecto del Universo, principio ordenador
de la energía vital de los mundos.
[3] ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿Acaso no le has protegido a él, a su
familia y a todo lo que tiene? El trabajo de sus manos has bendecido, y sus
posesiones se han aumentado en la tierra. Pero extiende, por favor, tu mano y toca
todo lo que tiene, ¡y verás si no te maldice en tu misma cara!
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