5º Grado MAESTRO PERFECTO
Recordemos que algunos de sus símbolos corresponden a los del cargo de Venerable de la
Logia. En algunos rituales incluyen la expresión “Consummatum Est”.
La
calificación de “Perfecto” puede confundir, porque la “Perfección”
corresponde en realidad al grado 14° Gran
Elegido Perfecto.
Según Delaunay (siglo XIX) este grado debería denominarse “Ancien Maitre” (Maestro Antiguo o “Maestro
Ascendiente”, de acuerdo con Mackey) y ser el complemento de la Maestría
Simbólica.
Cuadro de Logia del siglo XVIII, con muchos
elementos del Maestro Perfecto
|
En algunas ocasiones se lo denomina “Maestro Verde” o “Escocés Verde”. De acuerdo con investigaciones
contemporáneas de I. Mainguy es posible que este grado corresponda en parte a
las versiones originales del 3° grado Maestro.
En este grado se retoma el simbolismo constructivo y
arquitectónico y, por ello, relaciona los Grados Inefables con los Grados
Simbólicos.
Y por ello el Maestro Perfecto vuelve a utilizar como
símbolos fundamentales la escuadra y el compás.
En los grados anteriores lo Divino había sido representado
por un triángulo, pero aquí se introduce un nuevo principio.
Ø
Aparece con mayor relevancia el símbolo del cubo.
Ø
Esto nos introduce a una concepción de lo Sagrado
menos religiosa y más esotérica.
Ø
Según Carl Jung, incorporar un cuarto elemento
implica una visión más completa de lo Sagrado.
El cubo define un septenario (seis caras, o bien seis
direcciones, más el punto central). La meditación en el cubo busca construir un
espacio sagrado, trascendente al espacio
ordinario.
Aprender y crecer:
Son las dos columnas entre las que se lleva a cabo el
trabajo del Maestro Perfecto.
Ø
Aprender, para testificar su eterna
condición de Aprendiz.
Ø
Crear, como parte de la natural y
universal necesidad de la expresión, que en un movimiento centrífugo compele a
todo aquello que se ha construido interiormente, a expresarse y manifestarse en
el exterior.
Por eso es un grado pleno de símbolos fúnebres, en el que la
acacia, sin embargo, es una nota de esperanza.
El símbolo en el Oriente,
según los rituales actuales:
Ø
Dos columnas cruzadas, sobre ellas 3 círculos
concéntricos que contienen en su centro un cuadrado de oro con el monograma J.·.
B.·.
Ø
Otros indican las dos primeras letras del Nombre Divino, en alfabeto fenicio o
hebreo, una blanca y otra negra.
En los rituales actuales el Templo tiene forma circular, por lo cual la Logia se denomina “Círculo
de los Maestros Perfectos”.
Los lados Norte y
Sur se denominan “semicírculos” y se dice que “los Hermanos decoran ambos semicírculos”.
Nuevamente las cuatro divinidades, pero en esta ocasión con
sus plantas simbólicas:
El
olivo: es un símbolo de la paz, se le consagra a Júpiter y a Minerva.
“La razón de que el
olivo simbolice a la diosa se explica a través de la siguiente narración
mítica:
Posidón, dios de los
mares y hermano de Zeus, codiciaba los reinos terrenales, por ello reclamó la
posesión del Ática clavando su tridente sobre la Acrópolis ateniense
donde brotó un pozo de agua salada. Más tarde, llegó Atenea a la ciudad y la
tomó de manera pacífica llamando como testigo a Cécrope, primer rey de Atenas.
Atenea hizo brotar un olivo junto al pozo que había generado Zeus. Posidón
enfurecido reto a la diosa, Zeus se interpuso y ordenó la formación de un
tribunal divino para decidir a quién de los dos dioses debía estar consagrada
la ciudad. Así pues, el tribunal formado por las divinidades del Olimpo tras
escuchar el testimonio de Cécrope, decidió posicionarse de lado de Atenea.
Determinaron que era ella quien tenía el derecho a poseer esa tierra porque
había otorgado a la ciudad el mejor regalo: el primer olivo. Desde entonces la
ciudad adoptó el nombre de Atenas y el olivo plantando por Atenea fue venerado
durante siglos en la Acrópolis simbolizando la victoria.
El olivo en Grecia
simbolizaba la paz y la prosperidad, así como la resurrección y la esperanza.
Así lo demuestran los hechos acaecidos tras el incendio de Atenas por el
rey persa Jerjes en el siglo V a. C. Jerjes incendió toda la
Acrópolis de la ciudad, dentro de la cual se hallaba el olivo centenario
de Atenea que quedó calcinado. Sin embargo, cuando los atenienses entraron a la
ciudad arrasada, el olivo ya había crecido un codo, simbolizando la rápida
recuperación y renovación de los atenienses ante la adversidad”.[1]
El olivo recuerda las características de la diosa:
sabiduría, prudencia y civilización.
El laurel: de sus
hojas se elaboran guirnaldas y coronas
para los festivales. Con ella se coronaban a los poetas, artistas, deportistas.
Pero debemos de en tender que no es a la victoria, a la consagración exterior y
visible de la actividad en cuestión; lo tenemos que ver como un reconocimiento
de la actividad desarrollada, ya el realizarla implica una serie de victorias
interiores.
“El laurel es sinónimo
de historia, de tradición, de grandeza. La razón es muy sencilla: en la
antigüedad los romanos, en las festividades del dios Saturno, entregaban una
corona de laurel a los hombres que se destacaban por su valor o por sus méritos
en los deportes. Personajes importantes como Petrarca, el padre del humanismo,
y Dante, poeta italiano, usaron esta corona como señal de engrandecimiento y
fama. Esto con el tiempo se convirtió en un símbolo que incluso en la
actualidad se recuerda pese a la antigüedad de la tradición. Una muestra de
ello es el término laureado, que hace alusión a un honor. En los Juegos
Olímpicos de Atenas de 2004 se retomó esta tradición y a los ganadores de las
distintas disciplinas se les impuso una corona de laurel en la ceremonia como
parte del premio.
Pero la relación de
los griegos con el laurel, una hierba proveniente del sur de Europa y el norte
de África, es mucho más amplia, se remonta a la mitología donde este árbol está
consagrado a Apolo, dios de la sabiduría y el heroísmo. Cuenta la leyenda que
este dios estaba enamorado de Dafne, una hermosa ninfa, pero que ella no le
correspondía y decidió huir a las montañas. Apolo, al darse cuenta, decidió
perseguirla, razón por la que la ninfa suplicó a su padre, el dios Peneo, que
la transformara para así poder escapar de su enamorado. El padre la convirtió
en un árbol de laurel que Apolo a su vez convirtió en su árbol sagrado del que
tomó algunas ramas y se hizo una corona”.[2]
También simboliza la inmortalidad.
La encina: “Es considerado árbol sagrado, como
símbolo de fuerza, solidez y longevidad, en diferentes ámbitos religiosos de la
antigüedad, consagrada al dios Zeus en Dodona, a Júpiter
Capitolino en Roma o a Perun, de la mitología eslava. Según
diversas tradiciones, la clava de Hércules era de madera de
encina, lo mismo que la cruz donde se crucificó
a Jesucristo. Abraham recibe las revelaciones
de Yavé cerca de una encina”.[3]
El mirto: “Planta muy famosa en la antigüedad, cuando
se consideraba símbolo del amor y la belleza. Se cultiva por sus
flores y sus hojas aromáticas y se la consideraba el símbolo del amor y la
belleza ya que, junto con la rosa, era una de las plantas consagradas a la
diosa Afrodita.
En la Grecia Clásica,
el mirto o arrayán, simbolizaba tanto la fecundidad como la fidelidad. Plinio
el Viejo describe, en su Historia Natura ritos nupciales en los que los esposos
iban coronados con mirto durante el banquete. Es una de las plantas de
mayor contenido erótico: mirto o “botón de mirto” era el nombre con que se
conocía el clítoris de una mujer en Grecia, Con coronas de mirto se
honraba a los campeones olímpicos. También se emplea como anticatarral y
antiséptico.
En época romana la
planta no pierde su significado erótico, pues se utilizaban ramilletes de mirto
para azotar a las mujeres durante las festividades de la Bona Dea con el fin de
aumentar su fertilidad, tal y como describe Ovidio en sus Fastos. En Roma,
el templo de Venus estaba rodeado de estos arbustos. Se decía también que
el mirto estaba consagrado a Venus a causa de su olor suave, porque estaba
siempre verde, o bien porque las hojas de mirto brotaban de dos en dos, igual
que el amor, que es libre y recíproco. El fruto del mirto es negro, melancólico
y engendra inquietud.
También se decía que
poseía propiedades afrodisíacas.
Otra historia del
mundo clásico relaciona el mirto con significados funerarios: la de Dioniso bajando
al Hades a rescatar a su madre, Sémele, muerta por los rayos de Zeus. La
tradición cuenta que tuvo que dejar un arbusto de mirto en el inframundo para
poder sacar a su progenitora”.[4]
Los símbolos principales del grado son:
Ø
La rama de acacia: llamada la “rama misteriosa”. Representa la
inmortalidad, independientemente de la forma en que la misma se conciba. Además,
haber alcanzado completamente la condición de Maestro. “Debe traerlo de nuevo a la vida; de otra manera no puede ser nuestro
Colega” (de una antigua parábola Rosacruz).
Ø
El cubo o hexaedro: Es un símbolo
del Universo, o de una forma de comprender el Universo. Indica totalidad, algo
completo. Sus 6 caras son iguales, lo que, en cierto modo, es una limitación,
porque no puede manifestar variedad, diversidad. ¡Aunque sea algo completo, hay
que buscar todavía más!
Ø
La cuerda verde: Son emblemas de
otra forma de comprender al Universo, o de otro estado en la evolución del
Universo. La cuerda verde, por su color, refiere a la vida. Se relaciona con la
serpiente y el Ouroboros. Una
paradoja: con esa cuerda “vital” se
desciende el cadáver de Hiram a la
tumba. Se dice que la Cuerda Verde “une a los masones de ambos mundos”.
Ø
Los números 4 y 5: Puede parecer
incoherente que, en el Quinto grado, los símbolos se basen en el número 4. Sin
embargo, L.C. de Saint Martin dice que “la
caída del hombre se debe a que ha sustituido el cuatro por el cinco…”. Sin
suscribir las posturas extremas de este autor, quizás aquí se indique que, con
la muerte de Hiram, entramos como en un estado de “caída”, confusión y caos.
El Mausoleo con el Corazón de Hiram, según Lavagnini
|
Ø El Mausoleo
de Hiram:
Ø La escuadra y el compás: La escuadra
representa la línea recta, el cuadrado, el cubo. El compás la línea curva, el círculo, la esfera. Cuando se dice que “el Maestro Perfecto conoce el círculo y su
cuadratura” se está indicando que ha integrado perfectamente ambos
instrumentos.
Ø
La mujer y el tiempo: Se cree que
este símbolo fue ideado por Jeremy L.
Cross en EE.UU. Sea como fuere, es un símbolo de gran profundidad, aunque a
la mujer se la suele calificar como “virgen”,
en realidad remite más a la Diosa Isis
llorando por la pérdida de Osiris (la
columna rota). El símbolo es deliberadamente ambiguo…
La mujer lleva una rama de acacia y es
símbolo de vida, pero está llorando una muerte. El tiempo es lo que marca el
fin de la vida, pero sus alas (vuela, pasa muy rápidamente) también son alas de
ave o de ángel, portadores de vida.
Ø
Las cuatro columnas: El Templo
representa un círculo (es el ojo del Maestro Secreto expandido). Las columnas
blancas forman un cuadrilátero, o sea que el Templo es la representación
material de la cuadratura del círculo.
El símbolo
fundamental del grado está compuesto por:
Ø
El cubo, en el centro.
Ø
Llevando inscripta la letra yod, o bien la yod y
la hé.
Ø
Rodeado por tres (o cuatro) círculos
concéntricos.
Ø
Y todo ello sobre dos columnas cruzadas.
El cubo:
Ø
Es un símbolo que se estudia con plenitud en el
grado 14°. Su comprensión en este grado es, por lo tanto, sólo relativa
Ø
El cubo representa una totalidad, una cosa
completa, una cuaternidad, algo totalmente realizado. Es el centro de un
mandala, y es el punto que contiene en potencia la expresión (expansión) de
dicho mandala.
Ø
Es el mercurius
quadratus, la completitud manifiesta que emana del punto inmanifestado.
Ø
Su simbolismo es, entonces, dual, puesto que es
tanto el punto central como el mandala cuaternario que emana del mismo.
Ø
Curiosamente, en la cábala el cubo es el símbolo
de Malkuth, el último sephiroth,
representado. Con cuatro colores por aludir a los cuatro “elementos” del mundo manifestado. Por lo tanto, si el centro del
círculo (el principio de la manifestación), y el fin de la emanación (Malkuth),
se simbolizan de la misma forma (por cubos), concluimos que el principio y el
fin del ciclo son uno.
Los círculos:
Ø
El significado de los círculos que rodean el
cubo es definidamente cabalístico.
Ø
Se los puede interpretar de distintas formas,
pero en cualquier caso está implícito el concepto de expansión a partir de una
cuaternidad cúbica central.
Ø
El simbolismo de los círculos concéntricos que
encierran el punto central se encuentra en el Zohar. “Así que, el punto
está en el centro y las diversas expansiones lo circundan. La primera expansión
abraza el Santuario y todos sus patios y recintos y todos sus accesorios, al
igual que toda la ciudad de Jerusalén limitada por su muro; la segunda
expansión abraza la totalidad de la tierra de Israel, la cual fue declarada
Sacra; la tercera expansión comprende al resto de la Tierra, la morada de todas
las naciones. Entonces viene el gran océano que rodea el todo. Todo este
arreglo está simbolizado por la estructura del ojo humano”.
Ø
Más allá de la referencia sectaria de considerar
a Jerusalén como el centro del Universo, el texto es altamente esotérico y su
comprensión permite aclarar la relación existente entre el ojo y el santuario,
símbolos del Maestro Secreto, y los
círculos concéntricos del Maestro
Perfecto.
Ø
Otra forma de comprender los círculos que rodean
al cubo es a partir de los cuatro “mundos”
de la Cabalá:
·
Atziluth,
·
Beriah,
·
Yetzirah
y
·
Assiah.
Cada uno de estos “mundos” (en hebreo: עולמות Olamot/Olamos,
singular: Olam עולם) es
una emanación del Principio Creador,
y se expande desde el mismo en forma simbólicamente circular.
Atziluth, o Atzilut (Olam Atzilut, עולם אצילות,
literalmente el Mundo de la Emanación), es el más elevado de estos cuatro
mundos. Se le hace corresponder la letra hebrea shin, que simboliza el Fuego. Se lo visualiza como una irradiación
luminosa que proviene del Punto o Principio Creador. Atziluth contiene a los
tres sephiroth más elevados: Kether, Chokmah y Binah. Es el plano arquetípico básico, la esencia más elemental de
la existencia.
Beri'ah (hebreo: בריאה o בריה),
o Briyah (también conocido como Olam Briyah, עולם בריאה
en hebreo, literalmente el Mundo de la Creación), es el segundo de los cuatro
mundos metafísicos del Árbol de la Vida.
Se le hace corresponder la letra hebrea mem,
que simboliza el Agua. Es un mundo creativo, asociado al Eterno Femenino y a
las “Aguas Madres”. Beriah contiene a
los tres siguientes sephiroth: Chesed,
Geburah y Tiphereth. Es el segundo paso de la manifestación, caracterizado
por una mayor “densidad” que
Atziluth.
Yetzirah (Olam Yetsirah, עולם יצירה
en hebreo) es el tercer mundo del Árbol
de la Vida. Netzah, Hod y Yesod son la tríada de séfiras que lo conforman. El martinismo lo
define como “un plano aéreo o forma pura”.
Se le asocia el aire y la letra hebrea aleph.
Se supone que la materia generada (o emanada) en Beriah adquiere forma en Yetzirah.
Por eso a Beriah se le atribuye la “creación”
(más correctamente, la “generación”)
y a Yetzirah la formación. Al respecto, se asocia a Beriah la “existencia potencial” y a Yetzirah la “existencia general”, es decir, todavía
no individuada.
Assiah (o'Asiyah, también conocido como Olam Asiyah, עולם עשיה
en hebreo, literalmente el Mundo de la Acción) es el cuarto de los mundos o “círculos” cabalísticos. También se lo
conoce como el “Mundo de los Efectos”
o el “Mundo de los Hechos”. Es el
plano de la manifestación efectiva; el máximo alejamiento, pero al mismo tiempo
la máxima extensión, de la Unidad originaria. Es el mundo de Malkuth.
Las dos columnas cruzadas:
Ø
Forman la letra “X”, que para Platón era
el símbolo del Alma Universal.
Ø
El punto de cruce es el sitio de la emanación. Es
el punto donde cada columna fecunda a la otra, y ocurre la expansión de los
círculos.
Basado en el material del Dr. Jorge Norberto Cornejo mognitor1@yahoo.com.ar
Muchas gracias por el trabajo, estaba buscando material sobre el tema me ha ayudado mucho QH:. Daniel.
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