MANUSCRITO
KEWAN
1714-1720 e∴v∴
Según la traducción francesa de Patrick Négrier aparecida en
La Franc-Maçonnerie d’après ses textes classiques. Anthologie 1599-1967,
Detrad, 1996 (impreso en Atenas). El texto fue publicado por primera vez en
Harry Carr, The Early Masonic catechism, Kila
(MT), Kessinger Publishing Company, 1963, p. 183. Las notas
son de P. Négrier. Se observará que el texto es prácticamente idéntico al del
Manuscrito de Edimburgo.
Forma en la que se da la
Palabra de masón
La persona que debe recibir la palabra está de rodillas, y
después de un cierto número de gestos destinados a asustarle, le hacen tomar la
Biblia y poner su mano derecha encima; invocan ante él muchas amenazas por si
acaso rompiera su juramento. El sol en el firmamento y toda la compañía
presente darán testimonio contra él, lo que será la causa de su condena, por la
cual no dejarán de asesinarle. Es entonces, después de que haya jurado secreto,
cuando le dan el juramento como sigue:
Por Dios mismo, y a
la espera de que rindáis cuentas a Dios cuando os encontréis desnudo ante Él en
el gran día del juicio, no revelareis nada de lo que vais a ver u oír hoy, ni
de palabra ni por escrito, cuando sea, ni trazareis con la punta de una espada
o de otro instrumento sobre la nieve, o sobre la arena, y no hablareis excepto
con alguien que haya sido recibido masón... ¡Que Dios venga en mi ayuda!
Después de que haya prestado este juramento, es alejado de
la compañía con el último masón recibido, y una vez se le ha asustado
suficientemente haciendo mil gestos y melindres, el segundo masón le enseña la
manera de hacer en lo que concierne a los signos y las posturas, que son como
sigue. Yo vengo aquí, yo, el más joven, el último aprendiz que ha sido
recibido, pues lo he jurado por Dios y por san Juan, por la escuadra y por el compás,
y por el juez universal, a asistir a mis maestros en el servicio a la honorable
logia desde el lunes por la mañana hasta el sábado por la noche, para guardar
las llaves, so pena de que se me corte la lengua por debajo del mentón, y de
ser sepultado en un torrente, allí donde nadie lo sepa.
Entonces hace de nuevo el signo, que consiste en trazar con
la mano una línea bajo el mentón atravesando la garganta, para significar que
ésta le será cortada en el caso de que rompiera su promesa. Después todos los
masones presentes murmuran la palabra entre ellos, comenzando de manera que
finalmente le llegue al maestro masón, quien le da la palabra al último
aprendiz recibido.
Hay de señalar ahora que todos los signos y palabras, como
aquellos de los que en otro lugar se habla, pertenecen no solamente a los
aprendices recibidos, sino también al maestro masón o a los compañeros de
oficio. En primer lugar, todos los aprendices deben ser alejados de la
compañía, y nadie será invitado a quedarse excepto los maestros.
Entonces, aquel que va a ser recibido como miembro de la
compañía debe ponerse de nuevo de rodillas, y pronunciar otra vez el juramento
que se le ha dado, después de lo cual debe salir de la compañía con el maestro
más joven a fin de aprender la palabra y los signos del compañerismo; entra
después nuevamente, hace al maestro los signos del compañerismo, y dice las
mismas palabras que a su entrada, omitiendo esta vez el juicio universal. Luego
los maestros murmuran la palabra entre ellos comenzando por el más joven, como
antes. Tras esto, el masón más joven avanza y se pone él mismo en la postura en
la que debe el otro recibir la palabra, y dice a todos: La honorable compañía,
los respetables masones y la honorable compañía de la que vengo os saludan
bien, os saludan bien, os saludan bien.
Algunas de las preguntas que los masones acostumbran a hacer
a aquellos que declaran poseer la palabra de masón, con objeto de reconocerles:
- ¿Sois masón?
- Responded: Sí, ciertamente, lo soy.
- ¿Cómo debo entender
esta respuesta?
- (La comprenderéis) en el tiempo y lugar oportunos (nota:
esta respuesta no debe darse más que cuando estéis en sociedad y no haya
masones presentes; pero si no hay mucha gente allí donde estéis, podéis
responder con los signos y los demás puntos de vuestra recepción).
- ¿Cuál es el primer
punto de vuestra recepción?
- Respuesta: dadme el primero y yo os daré el segundo. El
primero es oír y callar.
El segundo, bajo pena de trazar una línea con la mano
derecha desde la oreja izquierda a la oreja derecha, para cortaros la garganta.
- ¿Dónde habéis sido
recibido?
- Respuesta: En una logia honorable.
- ¿Qué es lo que hace
a una logia justa y perfecta?
- Respuesta: 7 maestros, 5 aprendices, a un día de marcha de
una población, de manera que no pueda oírse ni el ladrido de un perro ni el
canto del gallo.
- ¿Nada más hace a
una logia justa y perfecta?
- Respuesta: 4 maestros, 3 aprendices recibidos y el resto
tal como ya he dicho.
- ¿No hay nada más?
- Respuesta: Cuantos más hay, mayor es la alegría, y cuantos
menos, mejor es la carne.
- ¿Cuál es el nombre
de vuestra logia?
- Respuesta: La logia de Kilwinning.
- ¿Cómo está
orientada vuestra logia?
- Respuesta: Este-oeste, como el templo de Jerusalén.
- ¿Dónde estuvo la
primera logia?
- Respuesta: En el atrio del templo de Salomón.
- ¿Hay luces en
vuestra logia?
- Respuesta: Tres, al nor-este, al sud-oeste y en el paso
del este. La primera indica el maestro masón, la segunda la palabra, la tercera
el compañero de oficio.
- ¿Hay joyas en
vuestra logia?
- Respuesta: Tres, una piedra bruta, una piedra cúbica y un
gran óvalo.
- ¿Dónde podría hallarse
la llave de vuestra logia?
- Respuesta: A tres pies y medio de la puerta de la logia,
bajo una piedra bruta...
- ¿Qué entendéis por
una piedra bruta...?
- Respuesta: Quiero decir no solamente bajo una piedra
bruta, sino también bajo el pliegue de mi hígado, allí donde yacen todos los
secretos de mi corazón.
- ¿Cuál es la llave
de vuestra logia?
- Respuesta: Una lengua bien puesta.
- ¿Dónde está esa
llave?
- Respuesta: En la caja de hueso.
Una vez que los masones os hayan examinado por medio de
todas o de una parte de estas preguntas, y de que hayáis respondido con
exactitud, os reconocerán como aprendiz.
Pero no como maestro ni como compañero del oficio.
- De modo que os
dirán: Vemos que habéis entrado en la cocina, pero ignoramos si habéis entrado
en la sala.
- Respuesta: He entrado tanto en la sala como en la cocina.
- ¿Sois compañero del
oficio?
- Respuesta: Sí.
- ¿Cuántos puntos hay
en el compañerismo?
- Respuesta: 5, a saber: pie contra pie, rodilla contra
rodilla, torso contra torso, mano contra mano, y oreja contra oreja, lo cual
constituye los signos del compañerismo: dadme las manos, y os daréis cuenta de
que soy un verdadero masón.
La palabra está en I Reyes, 7, **, y en II Crónicas, 3, en
el ** versículo. Todo el versículo, pero en particular las palabras J***** y
B***.
Daniel, espectacular artículo, me aclaras muchos conceptos que por ahí vuelan aún.
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