¿Qué está pasando en Italia?
Las negociaciones entre la euroescéptica y
antiinmigración Liga Norte -es la
extrema derecha separatista antieuropea, racista y xenófoba- y el Movimiento 5 Estrellas -el partido
fundado por el cómico Beppe Grillo, a menudo calificado de populista- duraron
más de dos meses y medio.
El candidato propuesto como primer ministro, Giuseppe
Conte, un profesor universitario sin experiencia previa en la gestión
política, recibió el mandato del presidente, Sergio Matarella, para formar
gobierno.
Se pudo llego a un acuerdo entre los dos partidos más
votados en las elecciones generales del 4 de marzo, entre los líderes el Movimiento 5 Estrellas, Luigi di Maio, y
de la Liga Norte, Matteo Salvini,
para la conformación del gobierno italiano. Pero el mismo dejo en evidencia una
fuerte conmoción en la sociedad.
“No pueden formar parte del gobierno los sujetos que …pertenezcan a la
masonería”. Dejando a los masones en el mismo plano de los
delincuentes, corruptos y mafiosos.
La reacción no se hizo esperar:
El Gran Oriente de Italia -la congregación masónica
más numerosa del país con alrededor de 18.000
miembros- pidió la
intervención del presidente de la República ante esta medida, que consideran
una “discriminación odiosa” y “una ofensa a la historia de Italia”.
“La idea de insertar
una cláusula antimasónica en el contrato entre la Liga y el M5S
es contraria a los principios constitucionales. Recuerda a las leyes
fascistas que los masones siempre denunciaron y que son la consecuencia de una
peligrosa deriva liberticida”, afirmó el grupo en un comunicado.
Uno de esos barómetros es la Masonería. La vieja fraternidad
de seres humanos libres solo puede trabajar si hay democracia. Ha sido
perseguida por todas las tiranías de la historia moderna: desde Hitler, Franco y Mussolini hasta
todas las dictaduras comunistas, todas las teocracias islamistas, la inmensa
mayoría de los reyes absolutos desde el XVIII hasta ahora, y todos los papas
desde Clemente XII. Los antiguos
albañiles y arquitectos del medievo se transformaron, en la Inglaterra del
XVII, en constructores de personas libres que se reunían para ponerse
de acuerdo por encima de sus creencias religiosas o de sus ideas políticas.
Como es lógico, se reunían en secreto: no hay nada más peligroso para un tirano
que la reunión de los librepensadores, porque suelen cuestionar las
verdades oficiales y los dogmas.
De ahí vienen todas las persecuciones contra la Masonería a
lo largo de la historia: de quienes quieren controlar la vida y el pensamiento
de los demás. Y quien controla el pensamiento de los otros prefiere que estos
sean, en la medida de lo posible, ignorantes, porque son más fáciles de
manejar. Y si es posible fanáticos, porque te hacen el trabajo sucio.
España es el país que ha sufrido, en proporción a su
población, la más larga, despiadada y espeluznante persecución contra la
Masonería en toda la historia. Los masones estaban entre las obsesiones
personales del dictador Franco (quien muy probablemente intentó hacerse masón y
no se lo permitieron) y desató contra ellos la campaña de descrédito más feroz
de cuantas hizo organizar en su vida, y fueron bastantes. Hizo matar, según
el Archivo de Salamanca, a más de 15.000 personas acusadas de
ser masones, y represalió a otras 80.000; y eso que, en España, al
comienzo de la guerra civil, no había más de 6.000 personas afiliadas a las
logias. La furia de aquel hombrecillo no tuvo más límites que los de su propia
vida.
Básicamente hay dos grandes tendencias. Una es la Masonería que
se autodenomina regular, que depende de Londres y que aún hoy, en
pleno siglo XXI, niega el acceso a las mujeres e impone la creencia en Dios y
en la inmortalidad del alma. En lo esencial está representada por la Gran Logia
de España (GLE), que no reconoce como masones más que a sus propios miembros.
La otra corriente es la llamada Masonería liberal, de raíz
francesa e integrada por varias organizaciones: la mayor de ellas es la Gran
Logia Simbólica Española, que ya se ha solidarizado con los masones italianos
después de la que han liado los pagliacci. Por supuesto que permiten
el acceso a las mujeres en pie de absoluta igualdad y no se meten en la fe
de nadie: abundan los masones y masonas creyentes de todas las confesiones,
pero también agnósticos y ateos.
Desde luego, no falta gente que todavía pretende usar la
Masonería para medrar o conseguir poder, como pasó en Italia con la tristemente
célebre Logia P2, que eran una partida de delincuentes disfrazados de
masones. Eso sucede en todas partes. También aquí.
Pero muchísimos más creen sinceramente que el cometido de
las Logias consiste en trabajar con otros –que no suelen pensar como tú– para
tratar de hacerte mejor persona: más libre, más digno y justo, más tolerante,
más igualitario y respetuoso, más solidario. E intentar que la sociedad en que
vivimos todos avance por ese mismo camino. ¿Eso es fácil? No, en absoluto. Es
una forma de entender la vida para la que no todo el mundo está preparado.
Desdichadamente.
Esto
lo saben perfectamente los italianos, cuyo país no se entendería sin los
masones Garibaldi, Cavour, Collodi, Paganini, Mameli, Fermi, Ferrari y
por ahí seguido hasta la extenuación. Por eso esta patochada de los pagliacci del
nuevo gobierno no durará. Pero de ella puede extraerse una conclusión
inquietante: la libertad, la democracia, los derechos humanos, no son
definitivos ni irreversibles. La democracia no es algo natural: es un artefacto
cultural inventado por los hombres para poder convivir de la mejor manera
posible. Pero está siempre en peligro. A la menor oportunidad te sale
un Franquito, un Adolfito, un Stalinín o un Berlusconcillo que
tratan de destruirla o, como mínimo, de corromperla para enriquecerse. Y para
controlar a todos los demás. Así pues, hay que estar vigilantes. Porque hoy son
los masones, pero ¿quién asegura que un día u otro no serán los pobres, los
inmigrantes, los gais, los zurdos u otra vez los judíos.
En cualquier caso, lo de Italia no es tan grave. No parece
fácil que haya demasiados masones dispuestos a formar parte de semejante gobierno.
Los masones suelen ser gente que busca buenas compañías.
El origen de la
retórica antimasónica
Pero, dentro de este contexto de negociaciones políticas, ¿a
qué se debe la inclusión de la masonería en el código ético de la posible
coalición como una de las razones que invalidan a cualquier posible
miembro del gobierno?
Una
de las razones hay que buscarla en la historia reciente italiana, en uno de los
escándalos más graves de las últimas décadas, el de la logia P2
o Propaganda Dueen 1981.
Aunque originalmente era una sociedad secreta, la masonería
intenta combatir la falta de transparencia con la que históricamente se la
asoció.
"Aquí tenemos una
especie de reactualización de un tema que estuvo muy presente en la esfera
pública italiana en los últimos 30-40 años. Y las raíces están en el famoso
escándalo del P2 que fue una especie de logia masónica descrita
normalmente como desviada", le dice a BBC Mundo Marco Pasi, profesor
asociado de historia de la filosofía hermética en la Universidad de Ámsterdam.
"Fue un gran
escándalo cuando se descubrió que en esta logia había muchas personas que
estaban en altas posiciones en política, en el ejército, en los medios de
comunicación. El grupo tenía unos intereses políticos, una agenda para
transformar las instituciones italianas", agrega este experto en
relaciones entre grupos esotéricos y política.
El escándalo de la
P2, la logia clandestina
La logia P2 se fundó en 1945, pero fue expulsada del
principal grupo masónico italiano, el Gran
Oriente de Italia, en 1976.
Desde entonces, siguió operando de forma clandestina con el
objetivo de reconducir la política italiana a posiciones más conservadoras.
El artículo 38 de la Constitución Italiana prohíbe la
existencia de sociedades secretas, por lo que las actividades de P2 se
encontraban fuera de la ley.
El presidente del Banco Ambrosiano, Roberto Calvi, miembro de la P2, fue
hallado muerto en extrañas circunstancias bajo un puente de Londres en 1982.
En
17 de marzo de 1981, en el marco de la investigación sobre la quiebra del
Banco Ambrosiano -participado por
el Vaticano-, se encontró una lista en la casa de Lito Gelli, gran maestre de
la logia secreta.
El documento contenía los nombres de 961 presuntos
miembros de la logia, entre ellos ministros,
parlamentarios, jueces, banqueros
y hombres de negocios como Silvio Berlusconi, quien en aquel momento aún no
había dado el salto a la política.
Aunque muchos de los señalados negaron su pertenencia a la
logia, el escándalo sacudió la política y llevó a la dimisión del gobierno del
primer ministro Arnaldo Forlani.
Golpe a la imagen de
la masonería
"Este fue un
momento definitorio para la historia de la masonería en Italia porque el
escándalo afectó mucho su imagen pública en los años siguientes. La idea de la
masonería como un problema político ha emergido una y otra vez en el país",
apunta Pasi.
"Pero
probablemente nunca fue tomada como un tema del discurso retórico por un
partido grande antes del Movimiento 5 Estrellas. Y esto es lo nuevo ahora
(...) La historia de la masonería es muy compleja y hay que evitar
simplificaciones. Y para el M5S es muy fácil generalizar y simplificar porque
para hablarles a sus votantes suelen usar un lenguaje muy simple",
agrega.
El gobierno fascista de Benito Mussolini prohibió la
masonería en 1925.
El experto asegura, sin embargo, que el M5S no es el primer
partido en plantear la "incompatibilidad"
entre su militancia y la masonería.
"El Partido
Comunista durante la mayor parte de su historia y la Democracia Cristiana, el
partido más importante de Italia después de la II Guerra Mundial, también lo
hicieron. Y antes de la guerra, el fascismo tuvo una historia larga de
persecución de la masonería. Lo que es nuevo quizá es que en el pasado esta
incompatibilidad era más sobre el papel", señala el profesor.
Infiltración mafiosa
en la masonería
Pero, más allá de los escándalos que dañaron la imagen de la
masonería en las últimas décadas, otra razón para entender por qué la masonería
figura el "Contrato para el gobierno
del cambio" (este es el nombre completo del documento suscrito por el
M5S y la Liga Norte) son los vínculos entre esa asociación y la mafia.
A finales de 2017, una comisión del parlamento italiano
encargada de investigar la infiltración mafiosa en las organizaciones masónicas
presentó los resultados de su investigación.
Cerca de 200 masones, según el informe, estaban implicados
en investigaciones antimafia, especialmente en Calabria y Sicilia, en el
sur del país, y seis habían sido condenados por asociación mafiosa.
Se calcula que hay unos seis millones de masones en el
mundo.
La comisión antimafia también señaló que los mafiosos
utilizan reuniones secretas de las logias para hacer negocios y establecer
contactos con políticos y empresarios, y denunció la falta de transparencia de
estas organizaciones que, según datos de la investigación, tienen cerca de 3.000
miembros cuya identidad se desconoce.
"La cuestión de
la relación entre mafia y masonería aflora de una forma recurrente en las
investigaciones judiciales de las últimas décadas, con una intensificación en
tiempos recientes", señaló el informe de la comisión.
La defensa de la
masonería
Frente a estas acusaciones, desde las organizaciones
masónicas se alegó que esos casos individuales únicamente representan una
minoría dentro los miles de miembros de la masonería y se aseguró que
es injusto acusar al colectivo en su conjunto.
"Nosotros hacemos
controles de forma rigurosa y los seguiremos haciendo, pero nuestras
inspecciones no tienen las funciones de la policía judicial y no podemos actuar
como si lo fuéramos", aseguró en aquel momento Stefano Bisi, gran maestro
del Oriente Italiano, en una entrevista citada por la agencia de noticias
italiana Ansa.
El compás y la escuadra son símbolos usados por la
masonería.
Marco Pasi relativiza la influencia de la relación entre la
masonería y la mafia en la decisión de la Liga Norte y el M5S, un grupo que ya
mantenía un discurso antimasónico antes de la publicación de los resultados de
la comisión antimafia.
"La forma misma
en que se organiza la masonería hace fácil que organizaciones criminales
intenten infiltrarse en ella y que, en ocasiones, tengan éxito. Esto sucede con
mayor frecuencia en zonas de Italia donde la criminalidad organizada tiene un
cierto control del territorio", reconoce el historiador.
"Pero en este
caso, la mafia no solo se infiltra en la masonería, sino en todas las
capas de la sociedad, incluidas las instituciones públicas. En este contexto,
la masonería es parte de una imagen más amplia", concluye.
FUENTES:
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