Claves para entender a los Maestros

19 junio 2018

Italia y la Masonería


¿Qué está pasando en Italia?
Las negociaciones entre la euroescéptica y antiinmigración Liga Norte -es la extrema derecha separatista antieuropea, racista y xenófoba- y el Movimiento 5 Estrellas -el partido fundado por el cómico Beppe Grillo, a menudo calificado de populista- duraron más de dos meses y medio.
El candidato propuesto como primer ministro, Giuseppe Conte, un profesor universitario sin experiencia previa en la gestión política, recibió el mandato del presidente, Sergio Matarella, para formar gobierno.
Se pudo llego a un acuerdo entre los dos partidos más votados en las elecciones generales del 4 de marzo, entre los líderes el Movimiento 5 Estrellas, Luigi di Maio, y de la Liga Norte, Matteo Salvini, para la conformación del gobierno italiano. Pero el mismo dejo en evidencia una fuerte conmoción en la sociedad.
No pueden formar parte del gobierno los sujetos que …pertenezcan a la masonería”. Dejando a los masones en el mismo plano de los delincuentes, corruptos y mafiosos.

La reacción no se hizo esperar:
El Gran Oriente de Italia -la congregación masónica más numerosa del país con alrededor de 18.000
miembros- pidió la intervención del presidente de la República ante esta medida, que consideran una “discriminación odiosa” y “una ofensa a la historia de Italia”.

La idea de insertar una cláusula antimasónica en el contrato entre la Liga y el M5S es contraria a los principios constitucionales. Recuerda a las leyes fascistas que los masones siempre denunciaron y que son la consecuencia de una peligrosa deriva liberticida”, afirmó el grupo en un comunicado.

Uno de esos barómetros es la Masonería. La vieja fraternidad de seres humanos libres solo puede trabajar si hay democracia. Ha sido perseguida por todas las tiranías de la historia moderna: desde Hitler, Franco y Mussolini hasta todas las dictaduras comunistas, todas las teocracias islamistas, la inmensa mayoría de los reyes absolutos desde el XVIII hasta ahora, y todos los papas desde Clemente XII. Los antiguos albañiles y arquitectos del medievo se transformaron, en la Inglaterra del XVII, en constructores de personas libres que se reunían para ponerse de acuerdo por encima de sus creencias religiosas o de sus ideas políticas. Como es lógico, se reunían en secreto: no hay nada más peligroso para un tirano que la reunión de los librepensadores, porque suelen cuestionar las verdades oficiales y los dogmas.
De ahí vienen todas las persecuciones contra la Masonería a lo largo de la historia: de quienes quieren controlar la vida y el pensamiento de los demás. Y quien controla el pensamiento de los otros prefiere que estos sean, en la medida de lo posible, ignorantes, porque son más fáciles de manejar. Y si es posible fanáticos, porque te hacen el trabajo sucio.
España es el país que ha sufrido, en proporción a su población, la más larga, despiadada y espeluznante persecución contra la Masonería en toda la historia. Los masones estaban entre las obsesiones personales del dictador Franco (quien muy probablemente intentó hacerse masón y no se lo permitieron) y desató contra ellos la campaña de descrédito más feroz de cuantas hizo organizar en su vida, y fueron bastantes. Hizo matar, según el Archivo de Salamanca, a más de 15.000 personas acusadas de ser masones, y represalió a otras 80.000; y eso que, en España, al comienzo de la guerra civil, no había más de 6.000 personas afiliadas a las logias. La furia de aquel hombrecillo no tuvo más límites que los de su propia vida.
Básicamente hay dos grandes tendencias. Una es la Masonería que se autodenomina regular, que depende de Londres y que aún hoy, en pleno siglo XXI, niega el acceso a las mujeres e impone la creencia en Dios y en la inmortalidad del alma. En lo esencial está representada por la Gran Logia de España (GLE), que no reconoce como masones más que a sus propios miembros. La otra corriente es la llamada Masonería liberal, de raíz francesa e integrada por varias organizaciones: la mayor de ellas es la Gran Logia Simbólica Española, que ya se ha solidarizado con los masones italianos después de la que han liado los pagliacci. Por supuesto que permiten el acceso a las mujeres en pie de absoluta igualdad y no se meten en la fe de nadie: abundan los masones y masonas creyentes de todas las confesiones, pero también agnósticos y ateos.
Desde luego, no falta gente que todavía pretende usar la Masonería para medrar o conseguir poder, como pasó en Italia con la tristemente célebre Logia P2, que eran una partida de delincuentes disfrazados de masones. Eso sucede en todas partes. También aquí.
Pero muchísimos más creen sinceramente que el cometido de las Logias consiste en trabajar con otros –que no suelen pensar como tú– para tratar de hacerte mejor persona: más libre, más digno y justo, más tolerante, más igualitario y respetuoso, más solidario. E intentar que la sociedad en que vivimos todos avance por ese mismo camino. ¿Eso es fácil? No, en absoluto. Es una forma de entender la vida para la que no todo el mundo está preparado. Desdichadamente.
Esto lo saben perfectamente los italianos, cuyo país no se entendería sin los masones Garibaldi, Cavour, Collodi, Paganini, Mameli, Fermi, Ferrari y por ahí seguido hasta la extenuación. Por eso esta patochada de los pagliacci del nuevo gobierno no durará. Pero de ella puede extraerse una conclusión inquietante: la libertad, la democracia, los derechos humanos, no son definitivos ni irreversibles. La democracia no es algo natural: es un artefacto cultural inventado por los hombres para poder convivir de la mejor manera posible. Pero está siempre en peligro. A la menor oportunidad te sale un Franquito, un Adolfito, un Stalinín o un Berlusconcillo que tratan de destruirla o, como mínimo, de corromperla para enriquecerse. Y para controlar a todos los demás. Así pues, hay que estar vigilantes. Porque hoy son los masones, pero ¿quién asegura que un día u otro no serán los pobres, los inmigrantes, los gais, los zurdos u otra vez los judíos.

En cualquier caso, lo de Italia no es tan grave. No parece fácil que haya demasiados masones dispuestos a formar parte de semejante gobierno. Los masones suelen ser gente que busca buenas compañías.

El origen de la retórica antimasónica
Pero, dentro de este contexto de negociaciones políticas, ¿a qué se debe la inclusión de la masonería en el código ético de la posible coalición como una de las razones que invalidan a cualquier posible miembro del gobierno?
Una de las razones hay que buscarla en la historia reciente italiana, en uno de los escándalos más graves de las últimas décadas, el de la logia P2 o Propaganda Dueen 1981.

Aunque originalmente era una sociedad secreta, la masonería intenta combatir la falta de transparencia con la que históricamente se la asoció.
"Aquí tenemos una especie de reactualización de un tema que estuvo muy presente en la esfera pública italiana en los últimos 30-40 años. Y las raíces están en el famoso escándalo del P2 que fue una especie de logia masónica descrita normalmente como desviada", le dice a BBC Mundo Marco Pasi, profesor asociado de historia de la filosofía hermética en la Universidad de Ámsterdam.
"Fue un gran escándalo cuando se descubrió que en esta logia había muchas personas que estaban en altas posiciones en política, en el ejército, en los medios de comunicación. El grupo tenía unos intereses políticos, una agenda para transformar las instituciones italianas", agrega este experto en relaciones entre grupos esotéricos y política.

El escándalo de la P2, la logia clandestina
La logia P2 se fundó en 1945, pero fue expulsada del principal grupo masónico italiano, el Gran Oriente de Italia, en 1976.
Desde entonces, siguió operando de forma clandestina con el objetivo de reconducir la política italiana a posiciones más conservadoras.
El artículo 38 de la Constitución Italiana prohíbe la existencia de sociedades secretas, por lo que las actividades de P2 se encontraban fuera de la ley.
El presidente del Banco Ambrosiano, Roberto Calvi, miembro de la P2, fue hallado muerto en extrañas circunstancias bajo un puente de Londres en 1982.
En 17 de marzo de 1981, en el marco de la investigación sobre la quiebra del Banco  Ambrosiano -participado por el Vaticano-, se encontró una lista en la casa de Lito Gelli, gran maestre de la logia secreta.

El documento contenía los nombres de 961 presuntos miembros de la logia, entre ellos ministros,
parlamentarios, jueces, banqueros y hombres de negocios como Silvio Berlusconi, quien en aquel momento aún no había dado el salto a la política.
Aunque muchos de los señalados negaron su pertenencia a la logia, el escándalo sacudió la política y llevó a la dimisión del gobierno del primer ministro Arnaldo Forlani.

Golpe a la imagen de la masonería
"Este fue un momento definitorio para la historia de la masonería en Italia porque el escándalo afectó mucho su imagen pública en los años siguientes. La idea de la masonería como un problema político ha emergido una y otra vez en el país", apunta Pasi.
"Pero probablemente nunca fue tomada como un tema del discurso retórico por un partido grande antes del Movimiento 5 Estrellas. Y esto es lo nuevo ahora (...) La historia de la masonería es muy compleja y hay que evitar simplificaciones. Y para el M5S es muy fácil generalizar y simplificar porque para hablarles a sus votantes suelen usar un lenguaje muy simple", agrega.
El gobierno fascista de Benito Mussolini prohibió la masonería en 1925.
El experto asegura, sin embargo, que el M5S no es el primer partido en plantear la "incompatibilidad" entre su militancia y la masonería.
"El Partido Comunista durante la mayor parte de su historia y la Democracia Cristiana, el partido más importante de Italia después de la II Guerra Mundial, también lo hicieron. Y antes de la guerra, el fascismo tuvo una historia larga de persecución de la masonería. Lo que es nuevo quizá es que en el pasado esta incompatibilidad era más sobre el papel", señala el profesor.

Infiltración mafiosa en la masonería
Pero, más allá de los escándalos que dañaron la imagen de la masonería en las últimas décadas, otra razón para entender por qué la masonería figura el "Contrato para el gobierno del cambio" (este es el nombre completo del documento suscrito por el M5S y la Liga Norte) son los vínculos entre esa asociación y la mafia.
A finales de 2017, una comisión del parlamento italiano encargada de investigar la infiltración mafiosa en las organizaciones masónicas presentó los resultados de su investigación.
Cerca de 200 masones, según el informe, estaban implicados en investigaciones antimafia, especialmente en Calabria y Sicilia, en el sur del país, y seis habían sido condenados por asociación mafiosa.
Se calcula que hay unos seis millones de masones en el mundo.
La comisión antimafia también señaló que los mafiosos utilizan reuniones secretas de las logias para hacer negocios y establecer contactos con políticos y empresarios, y denunció la falta de transparencia de estas organizaciones que, según datos de la investigación, tienen cerca de 3.000 miembros cuya identidad se desconoce.
"La cuestión de la relación entre mafia y masonería aflora de una forma recurrente en las investigaciones judiciales de las últimas décadas, con una intensificación en tiempos recientes", señaló el informe de la comisión.

La defensa de la masonería
Frente a estas acusaciones, desde las organizaciones masónicas se alegó que esos casos individuales únicamente representan una minoría dentro los miles de miembros de la masonería y se aseguró que es injusto acusar al colectivo en su conjunto.
"Nosotros hacemos controles de forma rigurosa y los seguiremos haciendo, pero nuestras inspecciones no tienen las funciones de la policía judicial y no podemos actuar como si lo fuéramos", aseguró en aquel momento Stefano Bisi, gran maestro del Oriente Italiano, en una entrevista citada por la agencia de noticias italiana Ansa.
El compás y la escuadra son símbolos usados por la masonería.
Marco Pasi relativiza la influencia de la relación entre la masonería y la mafia en la decisión de la Liga Norte y el M5S, un grupo que ya mantenía un discurso antimasónico antes de la publicación de los resultados de la comisión antimafia.
"La forma misma en que se organiza la masonería hace fácil que organizaciones criminales intenten infiltrarse en ella y que, en ocasiones, tengan éxito. Esto sucede con mayor frecuencia en zonas de Italia donde la criminalidad organizada tiene un cierto control del territorio", reconoce el historiador.
"Pero en este caso, la mafia no solo se infiltra en la masonería, sino en todas las capas de la sociedad, incluidas las instituciones públicas. En este contexto, la masonería es parte de una imagen más amplia", concluye.

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