PALACIO LEGISLATIVO (I)
Sin duda es un año muy particular para este
edificio emblemático del país, nuestro desafío será poder leer su edificación,
su decoración, a partir de una serie de notas iremos desentrañando la escritura
de su piedra que nos dejaron los arquitectos, escultores.
Previamente podemos mencionar la existencia de
algunos libros que han estudiado él mismo:
Bausero,
Luis- Los escultores italianos del Palacio Legislativo.
Montevideo: Comisión Administrativa del Poder Legislativo, 1966.
Paz Arrarte, Amelia-
Palacio Legislativo. 2018.
Bausero,
Luis- Historia del Palacio
Legislativo de Montevideo. s/e. Montevideo. 1987.
Carlomagno Goycochea, Gisella- El Palacio de la Aguada: camino a sus 100 años. Montevideo.
2019. Web.
Ferraz-Leite, Alejandro – Hojman, Miriam –
Rodriguez Ayçaguer, Ana María- El Palacio Legislativo:
aspectos arquitectónicos, urbanísticos, artísticos e históricos. Poder
Legislativo, Comisión Administrativa. 2020.
A fines del 2024 sale El Palacio Legislativo.
Una historia por desvelar de Eduardo Cuitiño. En la última nota daremos algunos
datos para una mejor comprensión del libro, ya que se acerca en algo a lo que
hemos ido publicando.
En esta ocasión nuestra mirada se centra en
ver como en muchas partes se realizan los trabajos decorativos de los
edificios, pero cruzando el estilo grecorromano con acontecimientos propios de
nuestros procesos históricos y a que lectura podemos acercar.
Palacio Legislativo
Comencemos con un edificio emblemático para
los uruguayos, como lo es la sede del Parlamento. Desde su posición
privilegiada nos presenta un aire al Partenón griego, salvando que sus
funciones eran diferentes.
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Partenón |
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Podemos considerarlo como el más importante de
los muchos “templos laicos” que
fueron construidos en la capital durante el período del Centenario, esta
construcción formó parte de una propuesta simbólico-política, que buscaba
imponer una huella perdurable en los sentimientos de los ciudadanos uruguayos.
Este “Partenón” montevideano
a modo de tener una significación espiritual que para algunos actores de la
época buscaban por resaltar; “...la
inauguración del Palacio Legislativo… tiene, por sí misma, significación
mayor que el propio acontecimiento histórico que se rememoraba, habida cuenta
del exacto valor jurídico y político de éste. ...En nuestra joven pero ya
robusta democracia,...todas las magnificencias y todas las bellezas se
condensan en el Palacio Legislativo, sede de la representación popular y
laboratorio espiritual de donde han de surgir las normas del derecho que… deben
favorecer el bienestar material y moral del pueblo. ...Pero además de lo que
representa como símbolo..., el Palacio vale por lo que sugiere, no sólo en el
plano del raciocinio, sino también en el de la sensibilidad moral. ...Y bien:
de lo colectivo, la enseñanza puede pasar, con un intenso valor fermentativo, a
lo puramente individual. El ejemplo del Palacio, en efecto, puede demostrar a
los hombres que no hay empresa, por grande y difícil que aparezca, que no puede
acometerse, cuando se obra bajo el impulso acicateador de una noble idealidad.
Esta influencia educativa del Palacio, en planos puramente éticos, constituye…
uno de sus más altos méritos”.[1]
No es solo un capricho asociar a estas dos
obras arquitectónicas por parte nuestra, sino recordemos que el 8 de setiembre
de 2010, al conmemorarse los 135 años de las relaciones diplomáticas entre
Uruguay - Grecia, se realizó el lanzamiento de un sello alusivo al
acontecimiento.
Recordemos que el Parlamento de la novel
república, que jurara su primera Carta Magna el 18 de julio de 1830, tenía su
sede en el Cabildo de Montevideo. Prácticamente desde su instalación, se
presentaron dificultades para seccionar, dado que se debía de alternar para
seccionar las cámaras. Por ello no fue de extrañar que aparecieran propuestas
desde la ampliación hasta la construcción de un nuevo edificio.
Se tuvo que esperar hasta el 15 de abril de
1904 donde se labra el acta de recepción de 27 proyectos para la construcción
de la nueva sede, de los cuales 24 procedían del extranjero.[2]
Saliendo el fallo el 13 de setiembre, siendo el mismo para la obra póstuma de
Vittorio Meano.[3] Dada esta situación el arquitecto
Gaetano Moretti[4] tendrá la responsabilidad
de llevar adelante la obra, previamente realizadas algunas modificaciones del
proyecto original.
[1] El Palacio. Diario El Día. Agosto, 26 de 1925. Montevideo.
[3] Vittorio
Meano (1860, Susa, Italia- 1º de
junio de 1904, Buenos Aires, Argentina)
arquitecto italiano, quien desarrolló su actividad profesional en
el Río de la Plata.
Su formación
académica comienza en 1878, cuando se gradúa de geómetra en
el Instituto de Pinerolo, y se
cree que luego comenzó sus estudios de arquitectura en la Academia Albertina de Turín.
En 1884 viaja a Buenos Aires, para integrarse al estudio
de Francesco Tamburini, tenía la concesión de varias obras públicas entre
las que se encontraban la ampliación y reforma de la Casa Rosada.
En 1890 muere
Tamburini, Meano queda a cargo del proyecto del nuevo edificio del Teatro Colón, en el que seguiría los
planteos dados por Tamburini. En 1895 adquiere su primer proyecto, la
construcción del Palacio del
Congreso de la Nación Argentina.
Nunca vería
completado ninguno de sus proyectos, ya que fue asesinado el 1º de
junio de 1904 por el italiano Juan Passera, su ex mayordomo y
presunto amante de su esposa, Luisa Meano.
[4] Gaetano
Moretti (1860 - 1938) un arquitecto italiano y profesor universitario. Fue
el primer presidente de la recién creada Facultad
de Arquitectura del Politécnico de Milán en 1933.
Nacido en Londres en
una familia de ebanistas, se graduó de profesor de Diseño Arquitectónico en la Academia de Bellas Artes de Brera en
1883. Fue un arquitecto ecléctico, participando activamente tanto en Italia
como en el extranjero.