Oraciones masónicas V
Oración hecha
por el capellán de la Logia · en sesión dedicada a San Juan Evangelista
A.·. U.·., la confianza que vuestra bondad y prudencia me inspiran y la necesidad de cumplir con la obligación que esta respetable L.·. me ha impuesto, honrándome con el Título de su capellán, me animan a encender mi pequeña luz, no para aumentar los resplandores de las grandes luces de nuestra L.·. sino para llenar mi deber y contribuir al regocijo y solemnidad de esta pequeña, aunque muy augusta función dedicada al Restaurador de la antigua M.·. nuestro Patrón S. Juan
Nosotros A.·. U.·. reunidos para llevar al cabo tan grande
obra, debemos trabajar con actividad constancia y fortaleza, para reunir
abundantes y escogidos materiales, cuidando de su mejor colocación, que es para
lo que nos hemos revestido de los adornos M.·. y no para una vana ostentación,
teniendo presente que la joya más preciosa del M.·. es la virtud, verdadera y única
fuente de la alegría, de la paz, de la unión, de la gloria y de la felicidad
terrena y celestial, y sin la que es imposible mantener ni la armonía M.·. ni
civil. Por esto están cerradas nuestras puertas para el vicio y para el crimen
que siempre traen consigo el desconsuelo, la pena la desunión, la discordia y
la anarquía, y lo que es más la reprobación del supremo Arquitecto del
Universo. Por esto los gloriosos H.·. que nos han precedido, pintaron la virtud
con símbolos tan bellos e interesantes, como horribles y espantosos los del
vicio; sigamos pues sus huellas, y sobre todo las de nuestro tutelar Patrono,
que después de haber empleado su larga vida en enseñar a los hombres a vivir en
paz y armonía, ilustrándolos y comunicándolos la luz; nonagenario ya en Éfeso
solía repetir diariamente a sus discípulos estas memorables palabras, que deben
estar grabadas en el corazón de todos los M.·.: Hijos míos amaos unos a otros.
Amémonos, pues, mutuamente guiados por nuestra fe, esperanza y caridad, y
veremos con santo jubilo crecer y elevarse esta obra grandiosa, y descender
sobre nuestros inocentes trabajos las bendiciones del Supremo Arquitecto del
Universo. Amen.
Fuente: A. G. P., Papeles reservados de Fernando VII, t. 67,
fol. 286-287 vto.
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