Claves para entender a los Maestros

12 julio 2014

22º Príncipe del Líbano o Caballero Real Hacha

22º Príncipe del Líbano o Caballero Real Hacha

Grado Vigésimo Segundo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado
Cuarto Grado del Consejo de Caballeros Kadosh
Cuarto de los Grados Históricos y Filosóficos
Cuarto de los Grados definidamente Templarios
Cuarto Grado de la Sexta Clase o Serie


Los orígenes del grado:
Ø  Se remontan al Rito de Perfección, en 25 grados. El Manuscrito Francken lo denomina Caballero del Hacha Real, Gran Patriarca o Príncipe del Líbano.
Ø  El ritual original era muy breve, y prácticamente no mencionaba los detalles de la iniciación. Sin embargo, rápidamente el grado experimentó un gran desarrollo ritualístico.
Ø  El grado presenta muchas analogías con el Carbonarismo y con el grado de Leñador,[1] que era practicado en algunas logias durante el siglo XVIII. Dicho grado, por ejemplo, era trabajado en 1760 en la Logia de Mirecourt.
Ø  Se ha dicho que este grado tiene un “carácter hermético y oculto”, el cual realmente no se advierte en todos los rituales.
Ø  El mayor misterio de este grado son las “17 letras” que aparecen grabadas en el Hacha.
Ø  Algunos han especulado con un mensaje oculto en las mismas, pero nadie ha podido descifrarlo, si es que tal mensaje realmente existe.
 La principal lección se refiere a la necesidad, el honor y la dignidad del trabajo.
En el grado de Compañero, ya vimos que el trabajo es el destino del hombre. Vimos que la habilidad, el talento no son suficientes, sin esfuerzo son de poco provecho. El corazón puede concebir y la cabeza puede divisar un diseño, un plan. Todo puede quedar en nada, sería inútil si la mano no está dispuesta a ejecutar el diseño.
En este grado se aprende que el trabajo es un DEBER del hombre. Ningún hombre, capaz de trabajar, debe vivir en este mundo sin producir tanto como él consume, y si es posible, más de lo que consume para dejar un sobrante que sirva para los que no pueden trabajar. Es decir, ningún hombre debe vivir en este mundo sin dejarlo mejor de lo que él lo encontró. Además, es deber de los hombres estudiar y buscar la instrucción necesaria para superarse y que su trabajo pueda ser tan provechoso como sea posible.
En la construcción del Templo del Rey Salomón, muchos obreros carecían de conocimientos mínimos. No tenían ninguna habilidad que les sirviera para realizar un trabajo de mayor importancia. Ésos que poseían una moderada habilidad, podían cortar y pulir las maderas en el bosque o labrar piedras en las canteras. Los que poseían mayor habilidad eran utilizados como supervisores del trabajo. Pero solamente UNO en ese gran ejército de obreros, por su habilidad y conocimientos superiores, fue designado como el principal artífice de esa estructura magnífica y se convirtió en el compañero de Reyes.
El hombre que se empeña y busca la excelencia, está destinado a lograr excelencia y el que se esfuerza con más celo, es el que servirá más a sus semejantes.
En masonería, los hombres de trabajo son los personajes principales en sus leyendas. La masonería es un gran taller que intenta lograr buenos frutos para nuestras generaciones y para el futuro, y donde nosotros veneramos al Gran Arquitecto del Universo. Conmemoramos la construcción de un Templo.
Utilizamos las conocidas herramientas de trabajo de los masones; preservamos en bronce y hierro el nombre de un obrero. Cuando nos reunimos en tenidas oficiales estamos en el trabajo. El Venerable Maestro es nuestro guía que organiza al Taller y le da la instrucción apropiada. Todo esto es tan sublime así como es simple. En realidad, construimos dentro de nosotros mismos, con procesos mentales creativos, con una estructura espiritual mayor y más monumental que cualquier trabajo en mármol o en bronce.
Este grado tiene lugar en Líbano. Se refiere a la gran importancia para la masonería de los Poderosos Cedros del Líbano. La leyenda nos enseña que los Sidonios fueron empleados en cortar estos árboles para la construcción del Arca de Noé. Sus descendientes cortaron cedros para el Arca de la Alianza, y los descendientes de éstos para el Templo del Rey Salomón. Más adelante, Zerubbabel los empleó para la construcción del Segundo Templo. Formaron Colegios en el Monte del Líbano y en sus trabajos adoraban al Gran Arquitecto del Universo. Una secta de Drusos o Teístas, aún reside ahí y conduce ceremonias místicas.

La acción tiene lugar en el taller de un carpintero en las faldas del Monte del Líbano. Un Caballero Prusiano llega en busca de obtener el título de Príncipe de Líbano atenido a su nacimiento noble y su alta jerarquía. Como la Masonería no reconoce “ni Títulos ni fortunas...” es rechazado y más bien le exigen a que primero él debe renunciar a su título y rango. De este modo el aprende que debe lograr su anhelo por mérito propio, a través del trabajo simbolizado por la sierra, el plano y el hacha.
El concepto del trabajo es central en toda instrucción y emblemas masónicos. Somos un Taller de trabajo, usamos mandiles de trabajo, y un Maestro nos supervisa y traza los planos y diseños que deben servir de modelo para el trabajo. Nuestra leyenda, utiliza obreros para el trabajo manual y también expertos en las artes y ciencias y en áreas de instrucción y aprendizaje. Es una verdad muy profunda del Rito Escocés que esta definición tan amplia de trabajo cubre toda actividad masónica: mental y física, espiritual y material.
La energía puede ser física o mental. El plan manifiesto del Gran Arquitecto del Universo requiere del hombre el uso de sus facultades y habilidades en toda empresa, para lograr recompensas y la verdadera felicidad a través de una vida entera de superación y trabajo. Esa superación, ese trabajo requieren energía, inteligencia y carácter. La energía significa actividad”.[2]

El 22° está estrechamente conectado con el que le precede.
De hecho, algunos Rituales remontan el origen mitológico de este grado a Noé e indican que representa “el acrecentamiento de los conocimientos y el poder de los Noaquitas”.
Y también presenta elementos del Marinero del Arco Real, del Rito York.
Si bien siempre fue un grado muy poco practicado, en la actualidad algunos Consejos comienzan a otorgarle mayor importancia.
Algunos Rituales dicen que el 22° “cierra la primera serie filosófica” y, de hecho, a partir del 23° se produce un cambio en la orientación de los grados.
Según D. Ligou este es un grado “hermético y oculto”, aunque tal condición se revela sólo en algunos de sus aspectos.
El 22° presenta analogías con el Aprendiz (1°), el Compañero (2°), el Intendente de Edificios (8°), y el Gran Maestro Arquitecto (12°).
En todos ellos, la temática del Trabajo ocupa un lugar fundamental en el Ritual y la filosofía del grado.
De todas formas, se supone que en el 22° la noción de Trabajo se sublima y, finalmente, refiere explícitamente a la “Gran Obra” alquímica.

Los objetivos exotéricos del grado son:
Ø  Valorar la dignidad y la importancia del trabajo.
Ø  Fomentar el empleo y la industria.
Ø  Exaltar el reconocimiento social de la condición de trabajador.
Ø  Permitir que todos los trabajadores tengan acceso a la educación.
Ø  Comprender, desde un punto de vista exotérico, el valor de la profesión de Leñador.
Ø  Trabajar por la igualdad de derechos y de bienestar para todas las “clases” sociales.

Los objetivos esotéricos del grado son:
Ø  Profundizar el significado esotérico del trabajo.
Ø  Permitir la libre expresión de la creatividad del ser.
Ø  Comprender los aspectos esotéricos de la profesión y la actividad del leñador.
Ø  Estudiar la Cábala, la Alquimia, la “Filosofía del fuego”.
Ø  Estudiar los aspectos esotéricos de las doctrinas de fenicios, etruscos y drusos.
Ø  Recuperar para este grado la simbología artúrica.

Entre los símbolos principales de este grado se encuentran:
Ø El hacha.
Ø Los instrumentos del leñador en general (la sierra, etc.) Habitualmente, se consignan como herramientas del grado: la sierra, el plano y el hacha filosa. Habitualmente, se consignan como herramientas del grado: la sierra: La sierra prolonga la mano del hombre, expande su fuerza, es la herramienta con la que se consigue transformar lo externo; el plano: quita la corteza, la “máscara” del árbol. Quitar la corteza es análogo a tallar la piedra bruta, a limar sus asperezas  y el hacha filosa: el instrumento que “parece hacer algo malo, pero en realidad hace algo bueno”.
Ø Los cedros del Líbano.
Ø El rodrigón. Se define como “la vara que se clava al pie de una planta para sujetarla”. El Ritual compara al Candidato con la planta y al Maestro con el rodrigón, que sostiene y sujeta al Candidato hasta que este alcanza su independencia material e intelectual.
Ø  El color púrpura. Es la segunda vez que aparece como un color fundamental del Rito. La anterior fue en el grado 14°: Gran Elegido, Perfecto y Sublime Masón, el grado que corona la Logia de Perfección. Esto otorga al Príncipe del Líbano un rango que debería ser ciertamente elevado dentro del Rito. Recordemos que el púrpura resulta de una mezcla entre el azul (los grados Simbólicos, el trabajo manual) y el rojo (los grados Escoceses, el trabajo intelectual o filosófico). Y todo eso se hace patente en los colores de las dos Cámaras que conforman el Templo de este grado.
Ø  El arco iris.
Ø  La Mesa Redonda. Exotéricamente, es un símbolo de igualdad. Esotéricamente, es la egrégora de los Iniciados que, libres e iguales, son la representación viviente del Círculo, del Ouroboros.
Ø  La serpiente de tres cabezas. Este ser mitológico era unos de los tantos monstruos que poblaban el inframundo de la mitología etrusca. Podemos pensarla como una especie de diosa triple del inframundo, una especie de Diana de tres cabezas.

El Templo:
Tiene dos Cámaras:
Ø  la Primera Cámara se denomina “El Taller del Monte Líbano”: Está decorado de azul, es de pequeñas dimensiones y lo iluminan once luces. Algunos Rituales dicen que esta Cámara representa “la Oficina de un  carpintero en el Monte Líbano”.
El Taller del Monte Líbano está lleno de ramas y fragmentos de corteza de árbol, supuestamente traídos del bosque.
La Mesa del Maestro se denomina “tronco grueso de cedro”, los miembros se sientan sobre “haces” y tienen frente a sí “troncos” (mesitas pequeñas).

Ø  la Segunda es “El Consejo de la Meda Redonda”.
Como puede apreciarse, esta segunda Cámara, mencionada en todos los Rituales, introduce en el grado la influencia artúrica, que ya había aparecido en el grado 14°, con el personaje de Galaad.
Asimismo, esto implica una cierta heterogeneidad, pues parece que más que de uno solo, se trata de dos grados diferentes que se han fusionado.
Estará iluminado por 36 luces, dispuestas simétricamente.
Al respecto, véase lo que dice Umberto Eco acerca del número 36, en “El Péndulo de Foucault”.
Otros Rituales dicen que las 36 luces se distribuyen en 6 grupos de 6, y cada uno de estos, en 3 grupos de 2.
Los Rituales han pasado por alto el origen artúrico del nombre de esta Cámara, y han incorporado poco del simbolismo de esa tradición, lo cual es, realmente, algo para lamentarse.




[1]Cuando menos desde un punto de vista iniciático, es cierto que los carbonarios provienen de los leñadores, porque es evidente que primero se hacha la leña en los bosques antes de fabricar carbón con aquella. Sabemos muy poco de estos lignarii (cortadores de madera), hacheros, desmontadores, “cuereadores” y trabajadores diversos de la madera, pero lo cierto es que la actividad misma del leñador posee un componente iniciático.
Durante las turbulencias que estallaron en Escocia en el tiempo de la reina Isabelle, mucha gente buscó en los bosques un refugio contra la tiranía. Formaron grupos ocupados en fabricar carbón de madera y en conspirar políticamente.
Habitaban en el bosque en cabañas de forma alargada y se gobernaban por una especie de triunvirato en funciones por tres años, que presidía sobre tres asambleas o logias: una legislativa, otra administrativa y otra judicial. Esta última se denominaba Alta Venta; las ventas estaban divididas en barracas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario