Pascual Harriague
1819 – 14 abril de
1894
Hasparren
(Francia) - Paris
Nació en Francia en la localidad de
Hasparren, país vasco, llegando a nuestro país en el año 1838.
En los primeros años trabajó como peón en el
Saladero del Cerro, trasladándose luego a San José como dependiente de
pulpería. De allí pasa a Salto donde se dedica a la curtiembre de cueros –su oficio-
en un establecimiento primitivo que él con sus conocimientos y su enorme
voluntad supo adelantar para transformarlo en una grasería y en fábrica de
jabón y velas. En el año 1852 se le encuentra explotando las piedras finas de
Salto (ágatas y cuarzo). Sin embargo su destino lo lleva nuevamente a la
industria saladeril fundando el célebre establecimiento La Cabllada. Interesado siempre
por cuestiones de agricultura pensó ensayar en su tierra el cultivo de la vid.
La Caballada en
1890, con su puerto propio
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Con este fin hace traer desde su patria,
Francia las cepas que no consigue aclimatar, logrando luego de muchos intentos,
que cepas cultivadas en Entre Ríos que tenía igual clima se adapten a las
experiencias que estaba realizando logrando fijar una variedad de vinos con
caracteres propios que hoy se le conoce como Harriague.
Con Francisco Vidiella (masón), también vecino de Salto, son los
verdaderos Padres de la Industria Viti Vinícola
del Uruguay.
El gobierno de Tajes le concedió una medalla
especial Por su personal constancia y
patriotismo en la solución de un problema que interesa tanto al país.[1]
Fallece en Paris, el 14 de abril de 1894, muy
apenado por los estragos que la filoxera (insecto norteamericano) estaba
haciendo en sus jóvenes cepas. Sus hijas, que residían en Buenos Aires,
Pascalina, Octavia y Teresa trajeron, cumpliendo con la voluntad paterna,
silenciosamente sus cenizas, que se ubicaron en el Panteón familiar. Al llegar estas,
no hubo honores oficiales, el pueblo ignoró tal acontecimiento
y en silencio
fueron depositadas en nuestra necrópolis.
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Perteneció a la Masonería oriental,
ingresando en la Logia Protectora de la
Virtud de la ciudad de Salto, el 26 de octubre de 1859.[2]
[1] Un
enólogo europeo redescubre en Uruguay la cepa Tannat hacia 1990 y la lanza a nivel mundial. Desde entonces el Tannat
se ha transformado en la cepa símbolo de Uruguay, elaborándose los mejores
vinos del país a partir de esta variedad. La
cepa cultivada por Harriague hoy se identifica también con su nombre, aunque
corresponda siempre a la variedad Tannat. Pero la trascendencia lograda por
Harriague se refleja en los libros sobre vinos, así encontramos su definición
en la “Guía de uvas vitiviníferas” de
Jancis Robinson: “Harriague: nombre
uruguayo para Tannat inspirado en el apellido de un pionero vasco”.
[2] Gran Logia de la Masonería del Uruguay- Biografías masónicas
orientales. Tomo I. Montevideo. 1991. p. 77.
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