REGULARIDAD MASÓNICA
1929, e∴v∴
En nuestros días para
que una Obediencia sea reconocida regular por las demás debe acreditar que
cumple con los siguientes principios básicos:
Regularidad de origen:
Toda Gran Logia deberá
ser regularmente establecida por una Gran Logia reconocida o por tres o más
Logias regularmente constituidas.
La creencia en el Gran
Arquitecto del Universo y de su voluntad revelada, debe constituir una
obligación esencial para todos sus miembros.
Todos los iniciados
deberán jurar su Obligación sobre el Volumen de la Ley Sagrada, debidamente
abierto, donde esté la revelación de lo anteriormente citado, de conformidad
con la conciencia particular de la persona que sea iniciada.
Que solo pueden ser
miembros de la Gran Logia, así como de las Logias en particular, exclusivamente
varones y que la Gran Logia no tenga relaciones masónicas de ninguna clase, con
cualquier tipo de Logias o cuerpos que admitan, como miembros, a personas de
sexo femenino.
Que la Gran Logia debe
tener jurisdicción soberana sobre las Logias bajo su obediencia; que por lo
tanto debe de ser responsable, independiente y con gobierno propio, con la sola
e indiscutible autoridad sobre los tres grados de aprendiz, compañero y Maestro
Masón en toda su jurisdicción y no debe, en ningún caso, estar sujeta a
compartir dicha autoridad con un Supremo Consejo o con cualquier otro poder que
reclame algún control o supervisión sobre estos grados.
Que las Tres Grandes
Luces de la Masonería (el Volumen de la Ley Sagrada, la Escuadra y el Compás)
deben siempre estar presentes cuando la Gran Logia o sus Logias subordinadas
estén trabajando, siendo el principal de ellas el Volumen de la Ley Sagrada.
Que las discusiones
sobre religión o política en las Logias deben de ser estrictamente prohibidas.
Que los Antiguos
Principios, Usos y Costumbres, así como los Landmark de la Orden deben ser
estrictamente observados.
Habiendo sido aceptada
por la mayor parte de las Grandes Logias Regulares del mundo una Regla de Doce
Puntos cuyo cumplimiento es exigido por todas ellas para obtener el
reconocimiento como Obediencia regular:
La Francmasonería es
una Fraternidad iniciática, que tiene como fundamento tradicional la creencia
en Dios, el Gran Arquitecto del Universo.
La Francmasonería se
basa en los “Antiguos Deberes” y en los “Landmarks” de la Fraternidad;
especialmente en cuanto al absoluto respeto a las tradiciones específicas de la
Orden, esenciales para la regularidad de la Obediencia.
La Francmasonería es
una Orden a la cual no pueden pertenecer más que los hombres libres y
respetables, que se comprometan a poner en práctica un ideal de Paz, Amor y
Fraternidad.
La Francmasonería
tiene como objetivo el perfeccionamiento moral de sus miembros, así como el de
la humanidad entera. La Francmasonería.
La Francmasonería
impone a todos sus miembros la práctica exacta y escrupulosa de los rituales y
simbolismos, como modo de acceso al Conocimiento por las vías espirituales e
iniciáticas que le son propias.
La Francmasonería
impone a sus todos sus miembros el respeto a las opiniones y creencias de cada
uno. Prohíbe en su seno toda discusión o controversia política o religiosa.
Así se constituye en
centro permanente de Unión Fraternal, donde reina una comprensión tolerante y
una fructífera armonía entre los hombres, los cuales, sin ella, hubieran permanecido
extraños los unos de los otros.
Los Francmasones toman
sus obligaciones sobre un Volumen de la Ley Sagrada, con el fin de dar al
juramento o promesa prestados sobre el mismo el carácter solemne y sagrado
indispensable para su perennidad.
Los Francmasones se
reúnen, fuera del mundo profano, en Logias donde deben estar siempre presentes
las Tres Grandes Luces de la Orden: un libro de la ley Sagrada, una Escuadra y
un compás, para trabajar según el rito, con celo y asiduidad, conforme a los principios
y reglas prescritas por la Constitución, Estatutos y Reglamentos Generales de la Obediencia.
Los Francmasones no deben
admitir en sus Logias mas que hombres, de reputación perfecta, personas de
honor, leales y discretos dignos bajo todo punto de vista de ser hermanos y
aptos para reconocer los límites del dominio del hombre y el infinito poder del
Eterno.
Los Francmasones
cultivan en sus Logias el amor a la patria, el sometimiento a las Leyes y el
respeto a las Autoridades constituidas, y consideran el trabajo como el Deber primordial
del ser humano y honrarlo en todas sus formas.
Los Francmasones
contribuyen, por el ejemplo activo de su sabio, viril y digno comportamiento,
al esplendor de la Orden, dentro del respeto al secreto masónico.
Los francmasones se
deben mutuamente ayuda y protección fraternales, aun en caso de peligro de su
propia vida. Practican el arte de conservar, en toda circunstancia, la calma y
el equilibrio indispensables para una perfecta maestría de si mismos.
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