Laurentino Blas
Ximenez
3 de febrero de 1832
– junio de 1868
Magistrado,
catedrático,
periodista
y legislador.
Fue señalado por sus contemporáneos como uno
de esos ciudadanos talentosos de quien la Patria tenía mucho que esperar.
Siendo muy joven había revelado tal
disposición para el estudio que el Dr. Manuel Herrera y Obes lo impulsó a que
abandonase sus tareas como dependiente en una casa de comercio donde trabajaba
ganando para comer, dándole el destino de meritorio en el Ministerio de
Gobierno y RR.EE.
Un año después, en 1849, ya era auxiliar, en
1852 auxiliar de 1º y en 1854 oficial 2º reemplazando al Dr. Fermín Ferreira y
Artigas.
En el año 1857 se recibe de Bachiller y al
año siguiente comienza su carrera como periodista en El Eco del Comercio,
para pasar más tarde a formar parte de la redacción del periódico El Comercio
el cual fue suprimido por resolución del Poder Ejecutivo de fecha 17 de julio
de 1857.
Pasado el momento tempestuoso de
intransigencias políticas que va de diciembre de 1857 a febrero de 1858, el
Presidente Pereira a instancia del Dr. Florentino Castellanos lo designó para
ocupar un cargo en la colecturía de aduanas, lo que le permitió continuar con
sus estudios de derecho.
El 8 de junio de 1859 la Universidad Mayor le
confió la Cátedra de Físico-Matemática, donde inauguró el método de excursionar
con sus alumnos para realizar los estudios sobre el mismo terreno. Fue así que
viajó a Minas con el objeto de observar los yacimientos de plomo y cobre
existentes en la región haciendo también un relevamiento y estudio de la Cueva
de Arequita en los meses de diciembre-enero de 1861.
El 25 de agosto de ese año se recibió como
doctor en jurisprudencia en una colección pública que tuvo lugar en la iglesia
de la Matriz. El 18 de julio de 1861 la Sala de Doctores de la Universidad
Mayor lo votó para el cargo de Vicerrector de la misma.
Compenetrado de su misión de educador se puso
al frente de una clase de matemáticas para jefes y oficiales de artillería, inaugurando
la misma en el Fuerte de Gobierno.
El 10 de marzo de 1865 el Gral. Flores lo
designo Juez de Comercio al producirse la renuncia de José Pedro Ramírez.
Más tarde pasó a ocupar las funciones de
Fiscal especial de tierras públicas, a la que se le acumuló, por decreto del 8
de agosto de 1867, las de fiscal de gobierno y hacienda.
Ciudadano sumamente inquieto donde su
descanso estaba en su permanente trabajo en favor de la enseñanza para llevarla
los niveles más adelantados de la época, formó parte de una comisión encargada
de confeccionar un plan de enseñanza primaria y un reglamento de preceptores,
en colaboración del Dr. Blas Vidal y de Isidoro de María.
Hombre de profundos y arraigados sentimientos
liberales, educado en la escuela del deber y del sacrificio, cae víctima de su
generoso corazón que lo impulsaba a socorrer a lso que habían sido alcanzados
por el cólera, cuando este fatal flagelo azotaba la capital en 1868.
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Ingresó a la Masonería nacional,
siendo miembro activo de la Logia Caridad de la cual era su Venerable
Maestro en el momento que lo sorprendió la muerte.[1]
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