Claves para entender a los Maestros

06 marzo 2021

Leyenda del Maestro Hiram

 

Leyenda del Maestro Hiram


La Biblia caracteriza a Hiram como una persona llena de Sabiduría, conocimiento y habilidad para trabajar el oro, la plata, el bronce, el hierro, la piedra, la madera, la púrpura, el jacinto, el lino y la escarlata, y para grabar toda suerte de figuras (1 Re. 7:13-14 y 2 Ch. 2:12-13), por lo que revela su total idoneidad para ejecutar cualquier trabajo que estuviera relacionado con la construcción o adorno del Templo.


Por ejemplo, Flavio Josefo destaca que Hiram era un artesano “experto en todo trabajo”  (Ant. Jud. VIII, III,76). Nuestro personaje fue conceptuado pues como hábil edificador y artífice, aunque alguien ha destacado que Hiram era más artista que constructor o arquitecto. A Hiram también se atribuye la creación de los Mares de Bronce para el adorno el adorno del Templo y la confección de los instrumentos del culto (1 Re. 7:23-50 y 2 Ch. Caps. 3 y 4).

También se expresa que formó las Columnas J y B (1 Re. 7:15-22; 2 Ch. 3:15-17). Nada más dice la Biblia sobre Hiram.

La tradición esotérica considera a Hiram como un descendiente o Hijo de Caín, que según la Leyenda es hijo de Eva y del demonio Samael, a quien Dios lo apartó de Eva y por eso a Caín se lo conoce como el primer “Hijo de la Viuda” (nombre con el que también se conoce hoy a los Maestros., cuyo descendiente fue Tubalcaín que forjaba los metales (Gen. 4:22), y ya vimos que Hiram era hijo de una mujer viuda israelita y también artesano en metales, por lo que estaba gobernado por el elemento de la Industria, que es el Fuego.

La Masonería considera a Hiram no sólo como un habilísimo trabajador sino como una persona dotada de Sabiduría y Bondad espiritual, por lo que une a la perfección operativa la perfección anímica.

La Leyenda de Hiram es por todos conocida, aunque posee diversas variaciones según los Grandes Ritos o versiones.

https://www.diariomasonico.com/cultura/simbologia/el-m-hiram/

 

Si bien el arquitecto del Templo de Salomón es un personaje bíblico que aparece en el Libro de los Reyes del Antiguo Testamento con rasgos propios, la leyenda referida a su persona, a su obra y a su simbolismo no aparece en la Biblia. Esto plantea ab initio la cucstión de las fuentes de la leyenda de Hiram Abbi, hijo de una viuda de la tribu de Neftali, que es mito central de la Masonería occidental y el núcleo de la leyenda iniciática del Grado de Maestro. Recordemos que la palabra leyenda es un término técnico propio del vocabulario iniciático y que, en su sentido original, significa "lo que debe ser leído", y de ningún modo un relato fabuloso o inventado.

Una de las versiones de la leyenda de Hiram Abbi que no aparece en la Biblia fue recogida por el escritor Gerard de Nerval en el barrio de los orfebres y fundidores de Estambul, y es expuesta en su libro Voyage en Orient.

Básicamente, la leyenda relata que, ante la imposibilidad de encontrar dentro del pueblo judío constructores (masones) capaces de levantar el Templo de Jerusalén, el rey Salomón pidió ayuda al rey Hiram de Tiro, quien fuera amigo de David, su padre. Hiram de Tiro complació al rey de Israel enviando materiales y obreros de la construcción al mando del experto arquitecto llamado Hiram Abbi. Para poder construir el Templo, Hiram organizo a los albañiles en clases según sus conocimientos y habilidades, de las cuales la Biblia recoge el nombre de dos de ellas: los Menatschim y los Harodim, que designaban a los oficiales superiores y a los maestros de las logias.   

Durante la construcción del Templo, tres malos Compañeros impacientes por la demora en ser elevados a la maestría, pretenden arrancar los secretos del arte a Hiram, por medio de violencia. Un viernes al mediodía, cuando Hiram Abbi se caminaba al Templo para comenzar sus oraciones, uno de los malos Compañeros lo asalta en la puerta de Oriente del Templo en construcción y le exige que le comunique los secretos de la maestría. Ante la negativa de Hiram, lo golpea fuertemente con una regla.   

Herido, Hiram huye hacia la puerta del Mediodía, donde es asaltado por otro de los malos Compañeros, quien nuevamente le demanda la comunicación de los conocimientos secretos. Ante una nueva negativa, le aplica un fuerte golpe con una escuadra.

Ya malherido, Hiram corre hacia la puerta de Occidente, donde es enfrentado por el peor de los malos Compañeros. quien, ante una nueva negativa, lo derriba muerto de un mazazo en la frente. Temerosos de que su crimen sea descubierto, los tres asesinos esconden temporariamente el cadáver en las afueras de Jerusalén y lo entierran a gran profundidad, colocando una rama de acacia sobre la tumba, para poder reconocer el lugar posteriormente.   

Ante la ausencia del maestro arquitecto, el rey Salomón envía a nueve maestros en su busca, en tres grupos de tres. Al cabo de un tiempo, los maestros descubren el cuerpo de Hiram Abbi e intentan revivirlo, infructuosamente, por medio del poder de la palabra secreta de los Aprendices. Ante el fracaso, prueban reanimarlo con la palabra de los Compañeros, con el mismo resultado. Finalmente, el maestro arquitecto renace a una nueva vida por medio del poder de la palabra de los Maestros.   

Fácilmente, se advertirán los elementos comunes que aparecen, bajo formas distintas, en los ritos iniciáticos de las diversas tradiciones ortodoxas que expresan siempre, en una forma u otra, la misma doctrina subyacente: la muerte y  el renacimiento en un estado superior, previo paso recapitulatorio por los estados interiores, representados por un descenso al mundo subterráneo, al Hades, al infierno, a una tumba, etc.

La equivalencia de algunos símbolos, a veces muy diferentes entre sí, muestra la sutileza de la enseñanza iniciática para transmitir los mismos conocimientos bajo diferentes apariencias. En efecto, el simbolismo vegetal representado por  la acacia alude al proceso de muerte y renacimiento, pues dicho árbol tiene la particularidad de florecer en invierno (nos  referimos a la familia de las mimosas, representada entre nosotros por el llamado "aromo", que florece en agosto, invierno en el hemisferio sur, pero no a las llamadas "falsas acacias"), y tiene su correlato con el símbolo cosmológico del "Sol de medianoche" de los misterios egipcios: en ambos casos, se alude a una situación extrema y de cierta manera "antinatural" que viola la normalidad del orden exterior esperable, ya que generalmente los vegetales no florecen en invierno ni el sol brilla durante la noche. Este simbolismo también aparece en el    Evangelio de san Juan cuando se afirma que "la Luz brillo en   medio de las tinieblas"...     

Una de las variantes de esta leyenda masónica, citada por  Alec Mellor en su obra Practicas masónicas (Barcelona, AHR,   1 976), refiere que, durante la colada del bronce que se utilizaba para la fundición de la inmensa pileta para abluciones que era conocida como el Mar de Bronce, tres Compañeros envidiosos le arrojaron agua fría para que el metal no fraguase. El contacto del bronce derretido con el agua fría produce un terrible estallido, y en ese instante Hiram tiene la visión de su antepasado Tubalcain, quien era también un fundidor de metales.    Su ancestro lo llama imperativamente, e Hiram se arroja dentro del metal hirviente y muere. Tubalcain lo guía por el mundo subterráneo de los muertos y le revela los últimos secretos de los orfebres y fundidores de metales. Luego lo regenera por medio de un "bautismo de fuego" y, de este modo, provisto de sus nuevos conocimientos y regenerada su naturaleza, Hiram retorna al mundo de los vivos y logra fraguar el Mar de Bronce. Un apéndice de esta variante de la leyenda de Hiran lo muestra como padre de un hijo nacido de  su unión con Balkis, a reina de Saba.

Jorge Francisco Ferro

Las Sociedades Secretas.

Lumen. Bs. As. 2008.

 

                                                                                                                                                                                                                                                              

 

 

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