Claves para entender a los Maestros

01 mayo 2023

Logia Secreta de Fray Bentos

 

“Logia Secreta de Fray Bentos”



Esas riquezas que nos regalan escritores del interior del país, que por algún motivo no llegan a Montevideo, hoy presentamos un ejemplo de cuanto desconocemos de situaciones que solo ellos tienen la suerte de rescatarnos:

 

Hoy, a mis 48 años, tengo muy claro qué es un “triángulo” y una logia, pero fue hace seis años, al visitar en Fray Bentos un lugar conocido por pocos y añorado por muchos, que pude ver con mis propios ojos lo que presumía desde chico y refrendar las palabras de mi tata.

En ese punto geométrico encontré, en una vitrina, perdida entre medallas, fotos, banderines y placas recordatorias, un recibo de una confitería, fechado en el año 1928, del servicio enviado al gran ágape al que concurrieron los señores de traje negro del pueblo y otros que llegaron en tren a la inauguración de su nuevo “taller”.

La masonería tenía una década de gloria y conquistas. Se fundaron unas veintidós logias en el interior, en nuestra ciudad el mérito de la instalación de la sede lo tiene el Soberano Gran Comendador Julio Bastos.

En el año 2002 el país vive una de las peores crisis económicas de su corta historia, fue un momento muy convulsionado tanto en lo social como en lo económico y de una inestabilidad sin parangones en lo político...

Aunque hoy, en el 2020, sin crisis…

Sin embargo, en lo personal ese año fue muy grato. Volví a vivir en Young; me mudé con todas mis pertenencias pues me casé con Marita, el amor de mi vida, que hoy es la madre de mis dos hijos lindos e inteligentes, Ivo, que me asombra con sus razonamientos y la dulce Noa. Me trasladé con el mismo empleo de Codicen que desempeñaba en Montevideo, en una especie de comisión interna hasta que en 2004 paso definitivamente a ocupar un cargo en UTU, donde con gusto continúo.

En esa institución me encuentro con una obra del pintor fraybentino Mario González Sosa. De inmediato sentí una fuerte atracción por esa pintura.

En esa época cumplía funciones en el horario nocturno y realmente la obra lucía totalmente diferente de noche, el juego de sombras, luces y colores sorprende y es elocuente acerca de la gran calidad artística de su autor.

El cuadro fue pintado por González Sosa en el año 1998 en las clases de dibujo de la profesora Marianela Correa, por cuya iniciativa se reunieron las obras de varios artistas como Rita Fischer, Mario González Macciolo, Rito Rodríguez y el inolvidable Mario; ellos y otros alumnos de la Escuela le han otorgado al centro un toque artístico interesante y acogedor.

Cuando se produce la reforma de la Escuela Industrial retiran todos los cuadros, algunos los guarda la profesora Correa y Mario se lleva su pintura para la casa, ya que decía que quería hacerles unos retoques.

Continué impactado por esa obra, pasé mucho tiempo observándola, imaginando qué deseó expresar el artista cuando la pintó y cómo la realizó en la escuela si lo que plasmó no tiene relación con lo que se ve allí o a su alrededor. Me llevó varios años percatarme de mis errores de apreciación.

Un día fui a la casa de Mario con la única intención de saber del cuadro, me acompañó Hugo Ibarguren, coterráneo de Mario y gran conocedor de arte en general y de pintura en particular.

Conversamos sobre la pintura, una vez más le pregunto por el proceso de creación de ese cuadro espectacular y al respecto indago sobre su opinión y su posible pertenencia a la masonería.

Su respuesta fue integral y generosa. Me contó que la masonería “siempre” existió en Fray Bentos (lo que de alguna manera es verdad ya que en 1881 se fundó la primera logia en Villa Independencia, como se llamó la ciudad hasta 1900), por esa razón muchos lugareños conocían a sus miembros, el lugar y hasta los días y horarios de las reuniones, contraviniendo el habitual secreto que suele rodear la institución. La gente sobreentendía que una invitación a ser masón equivalía a “sacar la lotería sin jugar”.

Continuó narrando que de niño era muy inquieto y que su curiosidad lo llevó a “colarse” en el local de la logia (de la que sólo quedan unos escalones y una semiplaza frente a la Corte Electoral) y consiguió presenciar una ritual, lo que en la jerga se conoce como una tenida de primer grado.

Tenía tanto miedo y descargaba tanta adrenalina al ver la solemne ceremonia que él sabía que debía ser reservada y oculta que sólo atinó a cerrar los ojos y escabullirse antes de ser descubierto. Aunque conocía a los participantes se juró guardar el secreto hasta su muerte. Sólo se permitió comunicar lo que consignó en esa obra que llamó “Logia Secreta de Fray Bentos”.

La tenía en un rincón de su taller, cuando la vi casi me desmayé de la emoción y no podía dejar de contemplarla; habían pasado diez años, pero el destino volvió ponerla frente a mis ojos.

¡Mario, quiero que me vendas esa pintura! Hace años que la estoy rastreando, gracias a Hugo y sus averiguaciones hoy la encuentro. Pone el precio tú que sos el autor.

¿Tanto te gusta? Te la vendo, pero con una condición.

Sí, dale, la que tú digas, Mario.

Que si un día te aburrís de ella o no la quieres más la dones a un lugar donde se sienta cómoda y conserve la dignidad de su origen.

Claro, Mario, eso dalo por hecho.

Y también ponele un buen marco de madera hecho por Ponce porque es muy grande y se te va a romper.

Marchamos con la pintura a lo de Ponce… Agradezco haberlo hecho ya que fue una de las últimas veces que vi a Mario, que volvió a su ciudad natal y falleció poco tiempo después.

Por las investigaciones realizadas y con datos casi certeros, acompañados de información de los ciudadanos masones younguenses de esa época, puedo decir que la logia levantó columnas en el año 27 y sólo duró hasta el 37.

Entiendo que abatió sus brazos como un gladiador legendario que da pelea hasta el final, pero, por motivos que desconozco, bajó sus columnas y no las volvió a levantar hasta el año 6012 de esta era, en otros Orientes pero con idénticos valores. 95 años después, con otros hermanos, pero con los mismos principios de libertad, igualdad y fraternidad, a escasos 150 metros, en una misma línea imaginaria de tiempo similar a la Línea Arago de París, se yergue orgullosa una nueva logia masónica sostenida por hombres y mujeres de buena voluntad.

 

JOSE A. SANTIN. El Lado B. La historia secreta de Young.

Impresora Estudio54.

pp. 30-36.

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