Comencemos por lo
más sencillo, recordemos que es un solsticio.
Los solsticios (del latín solstitium (sol
sistere), "Sol quieto") son los momentos del año en
los que el Sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo,
y la duración del día o de la noche son las máximas del año,
respectivamente.
Astronómicamente, los solsticios son los momentos en los que
el Sol alcanza la máxima declinación norte (+23º 27’) o sur (−23º
27’) con respecto al ecuador terrestre.
En el solsticio de verano del hemisferio
Norte el Sol alcanza el cenit al mediodía sobre el Trópico
de Cáncer y en el solsticio de invierno alcanza el cenit al
mediodía sobre el Trópico de Capricornio. Ocurre dos veces por año: el 20
o el 21 de junio y el 21 o el 22 de diciembre de cada año.
En el solsticio de verano del hemisferio Sur el
Sol alcanza el cenit al mediodía sobre el Trópico de Capricornio,
y en el solsticio de invierno alcanza el cenit al mediodía sobre el Trópico
de Cáncer. Ocurre dos veces por año: el 20 o el 21 de diciembre y el 21 o el 22
de junio de cada año.
A lo largo del año la posición del Sol vista desde la Tierra
se mueve hacia el Norte y hacia el Sur. La existencia de los solsticios está
provocada por la inclinación del eje de la Tierra sobre el plano de
su órbita.
En los días de solsticio, la duración del día y la altitud del
Sol al mediodía son máximas (en el solsticio de verano) y mínimas (en el
solsticio de invierno) comparadas con cualquier otro día del año. En la mayoría de las culturas antiguas
se celebraban festivales conmemorativos de los solsticios.
En zonas templadas, las fechas de los solsticios son
idénticas a las del paso astronómico de la primavera al verano y
del otoño al invierno. Las
fechas del solsticio de invierno y del solsticio de verano están
invertidas en ambos hemisferios.
Solsticio
de junio
Iluminación de la Tierra por el Sol en
el solsticio de junio.
Ocurre regularmente alrededor del 21 de junio. Es
denominado de verano en el Hemisferio Norte o de
invierno en el Hemisferio Sur.
La fecha del solsticio de junio constituye el día más largo
del año en el hemisferio septentrional, y el más corto en el hemisferio meridional.
En el polo Norte el Sol circula por el cielo a una
altitud constante de 23°.
En el Círculo polar ártico el centro del Sol
solamente toca el horizonte del Norte, sin ponerse. El Sol culmina al
Sur, donde alcanza su altitud máxima: 47°. Es el único día que el Sol se
mantiene sobre el horizonte durante 24 horas.
En el Trópico de Cáncer el Sol sale a los 27°
Norte, del Este. Culmina al cenit, y se pone a los 27° Norte, por el Oeste.
El Sol está sobre el horizonte durante 13,4 horas: 13 horas 24 minutos.
En el ecuador el Sol sale a los 23° Norte, del
Este. Culmina al Norte, donde alcanza su altitud máxima: 65°. Se pone a los 23°
Norte, al Oeste. Permanece 12 horas sobre el horizonte.
En el Trópico de Capricornio el Sol sale a los 27°
Norte, del Este. Culmina al Norte, donde alcanza su altitud máxima: 59.48°. Se
pone a los 27° Norte, por el Oeste. El Sol está sobre el horizonte durante 10,6
horas: 10 horas 36 minutos.
En el Círculo polar antártico el centro del Sol
solamente toca el horizonte del Norte, sin salir. Es el único día que el Sol se
mantiene abajo del horizonte durante 24 horas.
En el polo Sur nunca sale el Sol. Siempre se
mantiene 23° abajo del horizonte.
Solsticio de
diciembre
Iluminación de la Tierra por el Sol el
solsticio de diciembre.
Ocurre alrededor del 21 de diciembre. Se le denomina
«de invierno» en el Hemisferio Norte, o «de verano» en el Hemisferio
Sur.
El día del solsticio de diciembre es la noche más larga del
año en el hemisferio Norte y la más corta en el hemisferio Sur.
En el polo Norte nunca sale el Sol. Siempre se
mantiene 23° abajo del horizonte.
En el Círculo polar ártico el centro del Sol
solamente toca el horizonte del Sur, sin salir. Es el único día que el Sol se
mantiene por debajo del horizonte durante 24 horas.
En el Trópico de Cáncer el Sol sale a los 27° Sur,
del Este. Culmina al Sur, donde alcanza su altitud máxima: 43,12°. Se pone a
los 27° Sur, por el Oeste. Está sobre el horizonte durante 10 horas 36 minutos.
En el ecuador el Sol sale a los 23° Sur, por el
Este. Culmina al Sur, donde alcanza su altitud máxima: 68°. Se pone a los 23°
Sur, en el Oeste. Permanece sobre el horizonte durante 12 horas.
En el Trópico de Capricornio el Sol sale a los 27°
Sur, del Este. Culmina al cenit y se pone a los 27° Sur, por el Oeste. Está
sobre el horizonte durante 13,4 horas: 13 horas 24 minutos.
En el Círculo polar antártico el centro del Sol
solamente toca el horizonte del Sur, sin ponerse. El Sol culmina al Norte,
donde alcanza su altitud máxima: 47°. Es el único día que el Sol permanece
sobre el horizonte durante 24 horas.
En el polo Sur el Sol circula por el cielo a una
altitud constante de 24°.
Más allá de estos
acontecimientos, que pasa en las civilizaciones:
En Europa, ante la llegada de los solsticios,
desde tiempos prerromanos, se han realizado diversas celebraciones y rituales,
con hogueras.
Del solsticio de junio se pueden citar las famosas
hogueras de la Festividad de San
Juan, que tienen lugar en España y en otros países del hemisferio Norte,
para celebrar el solsticio de verano. Éstas provienen de festividades
anteriores a la natividad del cristianismo, aunque actualmente se conmemoren
con ese nombre.
En Sudamérica los pueblos originarios celebran el
comienzo de su nuevo año en junio, en el solsticio de invierno. Por ejemplo,
los pueblos andinos celebran el Inti
Raymi.
En el solsticio de diciembre, en especial en las
culturas romana y celta, se festejaba el regreso del Sol. A
partir de esta fecha los días empezaban a alargarse. Esto se atribuía a un
triunfo del Sol sobre las tinieblas, que se celebraba con fogatas.
Posteriormente la Iglesia Católica decidió situar en una fecha
cercana, el 25 de diciembre, la Natividad de Jesucristo, otorgándole el
mismo carácter simbólico de renacer de la esperanza y de la luz en el mundo y
corrigiendo así al mismo tiempo el significado de la festividad pagana previa,
denominada Sol Invictus.
Visiones desde dentro de la masonería:
PLANCHA SOLSTICIO DE VERANO
A la Gloria de la Humanidad
Venerable Maestro y Queridos Hermanos:
Hoy, justo en el día de la iniciación de nuestros
nuevos hermanos aprendices, hemos entrado en el solsticio de verano del año
6004 de la Verdadera Luz. Y eso es precisamente lo que han pedido ellos al
entrar en nuestro taller y lo que nosotros seguimos anhelando como el gran
Goethe en su lecho de muerte: “luz, más luz”.
El solsticio de verano, en el hemisferio norte, marca
el punto más alto del sol en el firmamento y por tanto la mayor duración de la
jornada diurna. Es uno de los dos momentos del ciclo de la Rueda Anual en
la que la distancia angular del Sol al Ecuador celeste de la Tierra, es máxima.
Es el día más largo donde el Poder de las Sombras tiene el reinado más corto. La
luz vence a las tinieblas, la Naturaleza despierta y las plantas se cargan de
energías ocultas y poderes sobrenaturales, mientras los masones celebramos la
fiesta mayor de nuestro calendario uniéndonos a una tradición que se remonta
siglos atrás y nos hermana a las grandes civilizaciones del pasado.
Según una consistente creencia hermética, los
solsticios de verano e invierno son hitos del espacio-tiempo cósmico,
momentos-puente en los que el Universo celebra la esencia de la identidad y la
intensa comunicación entre los seres que lo habitan. En la tradición de los
misterios helénicos y egipcios, los solsticios son las dos puertas zodiacales,
la entrada y salida de la "caverna cósmica" en la que se refugia el
planeta en su eterno viajar alrededor del sol y que se designan como "la
puerta de los hombres" y la "puerta de los dioses".
La primera, regida por la posición de Cáncer en el
firmamento, corresponde al solsticio de verano, y es la más humana pues nuestra
raza como hija de la Tierra y heredera de los dioses necesita la luz solar para
desarrollarse. La segunda, marcada por Capricornio, pertenece más al espíritu,
al reino de las sombras y el conocimiento y es por tanto patrimonio de los
dioses. Esta alternancia nos recuerda que el ciclo anual está
dividido en dos mitades, una "ascendente" y otra
"descendente" como dice la filosofía vedanta de los hindúes: la
primera es el período del curso del sol hacia el norte (uttaràyana), que va del
solsticio de invierno al de verano; la segunda es la del curso del sol
hacia el sur (dakshinàyana), que va del solsticio de verano al de invierno.
Pero no debemos olvidar que en este mundo en el que cada cosa encierra a su
contraria y en el que la luz envuelve su sombra, existen también dos
hemisferios terrestres, dos tiempos en la esfera, y que lo que entre nosotros
es solsticio de verano en nuestro querido Chile, por ejemplo, es solsticio de
invierno.
Venimos de una larga tradición de culturas y
conocimiento que se remonta a la antigua Sumer, el martirizado Irak de hoy, una
civilización que por cierto construía grandes torres o zigurats para
observar mejor el firmamento y fijar las fechas más destacadas de solsticios y
equinoccios. En Egipto se adoraba al sol y su aparición en el solsticio de
verano quedó impresa de forma sagrada en la memoria ancestral de sus piedras
milenarias. La civilización azteca, la tolteca, la maya, la inca, y muchas más
del Nuevo Mundo, construían grandes plataformas piramidales y elevadas para
rendir culto al sol como fuente de luz y también dejaron constancia del
constante perihelio en su impresionante calendario solar.
Entre nosotros, han sido los celtas la cultura que ha
mirado al cielo con mayor fervor. Más inclinados hacia la luna, tal vez por ser
una civilización matriarcal en la que la mujer y las diosas jugaban un papel
fundamental, los celtas levantaban monumentos en los que podía “leerse” el
ciclo solar con absoluta precisión como aún puede verse en la maravilla
megalítica de Stonehenge. Los druidas, como los hindúes, dividían el año en dos
partes de seis meses relacionadas con sus creencias sobre Samos y Giamos,
el mundo de la Luz y el de las Sombras. Estas mitades estan agrupadas en doce
períodos lunares que forman un ciclo anual, pues el calendario celta gira
entorno a las 4 grandes Fiestas de Imbolc, Samain, Beltane y Lugnasad, que
señalan las 4 estaciones de 3 meses. Los romanos, y tras ellos los cristianos,
hicieron coincidir sus fiestas menores con aquellos acontecimientos que ya
celebraban sus ancestros celtas o etruscos. Así el solsticio de invierno es la
fiesta de San Juan Bautista, aquel que lleva el conocimiento y la iniciación
espiritual y el solsticio de verano pasó a ser la noche de San Juan, mientras
que las antiguas fiestas en torno a las hogueras que celebraban el triunfo de
la luz, continuaron sucediendo como hoy mismo ocurre por muchos lugares de
España, sobre todo en Cataluña, Baleares o Galicia.
Mientras el Sol está en su apogeo, nuestra fuente
calor interior que es el corazón, se expande en amor y comprensión. Hagamos que
nuestra atención se pose en este órgano y en los sentimientos que gobierna y
sintamos todo lo que nos rodea. Que nuestras relaciones humanas y el presente
que labramos día a día se tiña de amor, que vivamos impregnados por el filtro
del amor a nuestros semejantes, a la vida y a los principios que la inspiran.
Así desaparecerán de nuestras mentes los prejuicios, la intolerancia, el
creernos diferentes y separados de los otros.
Empecemos por nosotros mismos; hemos de aceptarnos y
querernos, por encima de errores y defectos pues somos mezcla de sombra y luz,
como todos los seres humanos. Para cambiar debemos conocernos como nos pedía
Sócrates y esto sólo es posible si nos miramos de frente, sin complejos ni
rechazo. Si nos hemos liberado de prejuicios, angustia, dudas torturantes,
complejos de superioridad o inferioridad, habremos limpiado la mente y liberado
nuestra auténtica energía. Y así nuestro corazón podrá latir con el ritmo solar
del que está hecho y tú podrás sentir por los demás la compasión que a ti mismo
te negabas.
He dicho.
En los valles al Oriente de Madrid,
en el día de Solsticio de Verano del año 6004 V.L.
Recuerda que el calor de la celebración vivifica, pero
el fuego desbocado transforma todo en desierto.
Fuentes:
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