Claves para entender a los Maestros

15 diciembre 2013

Segundo Grado: Compañero


Cuando el aprendiz ha madurado en su primer grado simbólico, por apreciarlo así su tutor -el Segundo Vigilante- y sentirse él mismo afirmado en su propósito, el Venerable Maestro le propone aumentar de salario a los otros maestros del taller. Será así como el aprendiz podrá pasar a formar parte de la Cámara de Compañeros de la logia.
La masonería moderna se llama especulativa o filosófica porque, partiendo de la experiencia personal e intransferible de cada hombre en una actividad u oficio, propone un autoanálisis que permita al masón “sentir” a sí mismo identificado con la obra que realiza. La especulación  filosófica, ya que son los grandes principios que el Hombre parece llevar grabados dentro de sí los que él mismo va descubriendo también en la naturaleza, accedieron, con ello, a la Ley universal. Aunque haya en las diversas latitudes de nuestro mundo variados factores condicionantes o matizadores de ese impulso, existe en todos los humanos un denominador común al enfocar temas como la Justicia, el Amor, la Libertad, etc.
 
Plancha
El compromiso del aprendiz, consigo mismo y con sus hermanos, de participar en ese empeño común, desde la búsqueda del mejor conocimiento de sí mismo, lo convierte virtualmente en compañero del oficio de constructor, pronto a proseguir el proceso iniciático a través de cinco nuevos viajes simbólicos.
El número cinco es el que caracteriza a este grado y a su simbología fundamental: a los cuatro elementos básicos de la naturaleza se une una energía nueva que los une para dar sentido a la acción del iniciado. Simbólicamente, las fuerzas elementales de la Tierra, el Aire, el Agua y el Fuego, conducen hacia la Quintaesencia del Espíritu de Vida que da coherencia y sentido a la obra universal. En el apéndice se pueden encontrar más elementos sobre la iniciación en este grado.
Primer viaje
El conocimiento intelectual no basta en la masonería, es necesario que los posibles valores descubiertos sean analizados, estimados y aprehendidos; es decir, integrados personalmente para que forme parte del animus operando que, como hábito, guía al masón en su construcción. El compañero ha de empeñarse en afinar sus sentidos, que simbolizan su capacidad de percepción y de penetración en el mundo del conocimiento, representada mediante el afilado cincel que recibe. Los datos percibidos a través de la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato facilitan la información y la formación intelectual al ser correctamente clasificados y racionalizados.
Segundo viaje
Inteligencia y voluntad son dos facultades humanas que han de combinarse para lograr cualquier fin. Sin embargo, el perfeccionamiento masónico, que pasa por el autoconocimiento y reconstrucción personal, tiene un objetivo específico: el compañero se construye a sí mismo para formar parte de un templo ideal.
Este viaje se centra en el arte de la construcción. El ritual iniciático selecciona simbólicamente los estilos dórico, jónico, corintio, toscano y compuesto. El compañero masón emprenderá distintas posibilidades de construir, valorando todas aquellas que permitan la armonización de los dos grandes principios de la polaridad universal, representados por los arquetipos de Fuerza y Belleza, cuya conjugación produce la verdadera Sabiduría. Para ello recibe dos utensilios: una palanca  y una regla, simbolizando otras tantas facultades humanas positivas, o virtudes, indispensables para la obtención del fin perseguido, por cuanto la palanca pone de relieve la importancia del punto de apoyo o motivo que justifique nuestra fuerza de voluntad en la acción emprendida, la consistencia del punto en el que se centra la fuerza -o valor moral del empeño- y la determinación del punto de aplicación u objetivo de la actuación. Por su parte, la regla simboliza la mesura y la idoneidad de la voluntad aplicada, tanto en el espacio como en el tiempo.
Tercer viaje
En su tercer viaje el compañero recibe dos utensilios más: en su mano izquierda, una plomada, y en su mano derecha, un nivel. Pero la iniciación ha de llevar a lo que llaman conocimiento vertical, que es el que busca la manifestación de lo trascendente, sin detenerse más de lo necesario en las meras apariencias y reconociéndolas como tales.
Para los masones operativos medievales, la geometría universal representaba el compendio de todas las ciencias y de todas las artes, por cuanto estudia el reino de las formas y de las modulaciones o medidas que las producen. La expresión matemática, el número, era por ellos otra cara de la Geometría. De ahí el valor simbólico que en masonería contiene la inicial “G” que es el otro gran símbolo del segundo grado.
Cuarto viaje
El compañero recibe en su mano izquierda la Escuadra, como nuevo utensilio con el que llevar a término su obra. Ha de aprender a unir adecuadamente su propia piedra a las demás y ha de hacerlo utilizando la Escuadra ritualmente.
Quinto viaje
El iniciado viaja sin portar utensilio alguno en sus manos. Habiendo usado bien las herramientas, habiendo trabajado honradamente lo mejor que ha podido, ha preparado su piedra. Esta podría no ser una piedra perfectamente cúbica, pero habrá adquirido una forma geométrica que la hará mejor utilizable para su ensamblamiento constructivo.
En este quinto viaje se exalta el valor del trabajo masónico. No se trata de la exaltación del trabajo profano como tal, que en sí mismo es encomiable, si es honrado, sino del trabajo que conduce a la iniciación.



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