La COLUMNA
¿Qué rol cumple en la Masonería?
En más de una ocasión hemos mencionado la columna o las
columnas, en los grados, en diferentes instancias del templo e incluso haciendo
referencia al crearse o cerrarse una logia.
A partir de ahora trataremos de enfocarnos un poco más en
este elemento, o símbolo que tiene su lugar destacado en este mundo de la
masonería.
Comencemos por ver el valor simbólico de la columna. Sin
ninguna duda son los pilares, se constituyen en un elemento central en la
edificación del templo. Otra faceta es la
idea que el masón mantenga una conducta vertical, recta, llena de virtud. Incluso
la logia se eleva gracias a las columnas.
Una de su utilización es para soportar un techo, otras
culturas lo ven como símbolo del vigor sexual, la columna es sinónimo de
fuerza. Sin duda se valoró a la columna y la humanidad la convirtió en objeto
de culto.
Incluso esta asociación de la columna con la vida de los
hombres se traslada al mundo de los muertos. Muchas culturas, entre ellas las
europeas, entendían que los muertos podían levantarse. De allí que el alma
debería tener un cuerpo para poder observar el mundo. Eso llevo a colocar una
columna en la tumba, para cuando se levantara el alma del muerto no estuviera
errante en busca de un cuerpo, sino se quedaría en el pilar de su cabecera.
También está la presencia de la columna trunca, con el entendimiento de
truncarse la vida.
Las dos columnas del
Templo
Sin duda ya estamos viajando en nuestra mente al Templo de Salomón, y sus dos columnas J
y B. ¿Es
fue el inicio?
Parece ser que fueron los tirios que no estaban en la línea
de hacer representaciones de las divinidades. Pero si eran conscientes de la
dualidad como un resultado del desarrollo universal con intervención divina. Consideraron
adecuado como símbolo de ello las columnas. En el Mediterráneo, la dirección
para las columnas y el orden del templo fueron los paralelos.
Viendo el nacimiento del sol y la luna en el oriente, frente
al nacimiento se encontraba un vasto mar. La salida del mar frente a su ciudad
consistía en una separación de la tierra donde aparecían dos columnas. Se
trataba de dos grandes riscos a la manera de pilares, Gibraltar y Jebel Musa.
Conocidos en el pasado, durante el imperio romano como Calpe y Abila,
respectivamente. Después seguía lo ignoto, la luz, el abismo, lo que no podía
ser explicado y conocido.[1]
Los tirios por ello marcan el carácter sagrado del umbral
con dos columnas. Al edificar el templo, ubican dos columnas a su entrada. El
templo era una representación del universo conocido, erigido en una pequeña
isla.
Esta construcción fue conocida como Templo de Hércules, después de la conquista de la ciudad por los
griegos. Actualmente, se señala que en la época fenicia se trataba del Templo de Melkart.
Interesa señalar que se convirtió en una especie de modelo
para otras edificaciones semejantes. De hecho, la mayor parte de templos
mediterráneos siguieron algunos aspectos de su construcción como la dirección
este – oeste, y las dos columnas. Muchas de estas estructuras fueron
posteriormente conocidas como Heraklión o templos de Herácles, o Hércules para
los romanos.
El templo de
Melqart-Hércules de Cádiz
La mayor parte de los templos que se construyeron al inicio
del primer milenio A. C. por influencia tiria tenían dos columnas al ingreso.
Los hebreos no tenían mayor experiencia en la construcción, aunque tenían
conocimiento de la arquitectura de Egipto. Donde muchos monumentos tenían dos
obeliscos en su frente.
Cuando los hebreos toman la decisión de la construcción del
templo, se recurrió a Tiro. El llamado Templo
de Salomón sin duda se elevara bajo la influencia de Tiro. En el siglo I A.
C. existía una alianza de los tirios con los hebreos que se concretó en la
construcción del templo de Jerusalem. Hiram
I de Tiro envió a Hiram Abif, el hijo de la viuda, al Rey
Salomón para realizar la construcción.
En el Primer Libro de
Reyes (11:6:1), es que Hiram Abif hizo dos columnas a la entrada del
templo, de dieciocho codos de altura, aproximadamente 8.5 metros. De bronce,
huecas, con tres gavetas sin sostener ninguna viga. Esta tradición se recoge en
los templos masónicos.
Estas columnas son el único elemento con nombre propio
dentro del templo masónico. Los constructores del templo de Salomón se dividían
en tres categorías, diferenciados por su experiencia y destreza: Aprendices, Compañeros y Maestros.
Los Aprendices se juntaban en la Columna del Norte para recibir su Salario, los Compañeros se juntaban en la Columna
del Sur para el mismo propósito, mientras que los Maestros se juntaban en el Hejal.[2]
También hay quienes dicen que luego de finalizados los trabajos, los obreros
guardaban sus herramientas en el interior de las columnas.
El nombre de la Columna
del Norte es Boaz cuyo significado es "Con Fuerza" (Be Hoz). Si nos proyectamos a los tiempos de la
construcción del Templo, nos resulta fácil imaginarnos que la fortaleza física
haya sido uno de los requisitos necesarios para cualquier Aprendiz, siendo menos instruido en el oficio, las principales
tareas que serían ocupados deben de haber sido las tareas que requerían menos
destreza artística y más destreza física. Así mismo, en la masonería
especulativa, el aprendiz debe de
tener fuerza para poder estudiar y con mucha paciencia comenzar a comprender
las cosas que en un principio le son desconocidas.
La Columna del Sur
se llama Yachin y es la Columna de
los Compañeros. Yachin significa:
"preparará". Es interesante
que el verbo D להכי (Leachin) esté conjugado en Futuro. Esto da idea de
movimiento, de cambio. El Compañero
se prepara para ser Maestro. Nos da
cierta idea de esperanza y a su vez de búsqueda de la perfección.
Si juntamos los nombres de las dos columnas obtenemos:
"Con fuerza preparará"
Siendo de esta manera que Dios le ordeno a Salomón que construya su Templo.
La Columna del Norte
tiene en su cima El Globo Terráqueo, el Aprendiz
tiene aún muchos vestigios del mundo terrenal de cuando aun era profano. La Columna del Sur tiene en su cima La Esfera Celeste, el Compañero se encuentra más cerca del
mundo Espiritual. En los altares del Primer
y Segundo Vigilante se encuentran representaciones de las Columnas. Cuando
la Logia no está trabajando, nos encontramos en el mundo Terrenal, la Columna
del Segundo Vigilante está en pie mientras
que la del Primer Vigilante esta
acostada. Cuando el Taller comienza los trabajos, la Logia asciende al mundo
Celestial o Espiritual, el Segundo
Vigilante acuesta su Columna y el Primer
Vigilante levanta la suya.
Las Columnas son símbolo de fuerza. Son también los Pilares
que sostienen a la Logia. No nos olvidemos del término "Abatir
Columnas" cuando una logia deja de existir. Todos nosotros, que
nos encontramos aquí, entre Columnas somos quienes sostenemos a la Logia y le
damos continuidad.
Las tres columnas del
taller
Los talleres masónicos hablan de tres luces. De donde,
teniendo en cuenta que el Venerable
Maestro también participa de esa función, se afirmó la idea de las columnas
representadas así como su equivalente simbólico. El Venerable Maestro es otra columna.
La manifestación de lo sagrado se realiza por las dos
columnas pero para comprenderlo es necesario una tercera, aunque esta sea
simbólica. Esta idea está recogida en el momento de surgimiento de la masonería
simbólica. En el Nuevo Catecismo de los
Francmasones de 1749 dice:
Debajo [de la ventana de Oriente], dónde suponen el tercer
Pilar, La belleza. Sobre uno de las dos Columnas reales, Fuerza y una gran J.,
y sobre la otra Sabiduría y una gran B., y en el centro de la Estrella aparece
una gran G.
Con ello se reinterpretaba la leyenda pues las tres columnas
para elevar el Templo de Jerusalem estaban compuestas por Hiram de Tiro, el Rey Salomón
e Hiram Abif. De allí se pasó a
considerar a las dignidades de la Logia como “columnas”. Tanto los “Antiguos”
como los “Modernos” previa a la
fundación de la Gran Logia de Inglaterra,
mantenían este significado simbólico como se prueba en un diálogo de
retejamiento.
La logia perfecta
Para llegar a establecer una logia que esa perfecta, esta
debe de contar con cinco Maestros. La
perfección se encuentra en las cinco columnas. Esta idea esta reforzada por el
pensamiento pitagórico que relevó a la quinta proporción como divina. Pitágoras
(569 a 475 a. C.) estudió en Tiro y formó una de las primeras sociedades
secretas en Crotona, Italia, conocida como los matematikoi. Bajo su impulso se
organizó la escala musical basada en las quintas perfectas.
De la misma manera, proporcionó a Platón (427 a 347 a C.) la
base para afirmar que únicamente podían efectuarse cinco sólidos con las
figuras geométricas regulares. Aristóteles posteriormente lo ligaría a los
cinco elementos. En correspondencia con lo que sucedía a nivel filosófico, los
etruscos y romanos, acompañaban a los novios con cinco antorchas para proclamar
que se alcanza la plenitud.
De allí, que los talleres masónicos consideraron que una
logia era perfecta si estaba integrada por cinco maestros. En otras palabras
podía actuar, en busca de la perfección humana.
Siete es el Orden justo y
perfecto
En la cultura occidental árabe judeo cristiana, la comunidad
académica sólo puede existir si está formada por siete personas. En el libro de
Proverbios capítulo 8 se indica:
La Sabiduría edificó su casa, talló sus siete columnas,
inmoló sus víctimas, preparó su vino, y también preparó su mesa.
Luego mandó a sus servidoras a proclamar sobre los sitios
más altos de la ciudad: «Ingresad hombres
sencillos».
Y también a los que no tienen preparación, les dice: «Vengan, coman de mi pan y beban del vino que
he preparado; abandonen la ingenuidad, y vivirán, y gracias al conocimiento
irán por el buen camino».
(Proverbios 9. El
banquete de la sabiduría, 9:1 a 6)
Las famosas casas de la sabiduría, al inicio de la
civilización musulmana, ofrecieron lugares para profundizar en el conocimiento
humano por medio del estudio así como conseguir el perfeccionamiento humano que
permite actuar virtuosamente en la sociedad. Una de las más famosas es la de
Bagdad, fundada en 830, antecedente de las universidades actuales. El
conocimiento se organizaba en siete temas, ahora sería equivalente a siete
facultades.
No obstante, los siete también están ligados al conflicto.
Esquilo en los Siete ante Tebas, recuerda que la discordia entre hermanos; se
inicia, cuando uno se niega al relevo de poder. Los siete, provenientes de
Argos, deben establecer el orden. Siete establecen el orden, pero al mismo
tiempo reconocen que se hace en medio de la contienda.
Para los masones, esto significa que aunque la logia es una
asamblea de hermanos, se debe tener precaución en la misma. Jamás la intimidad
debe llevar al abuso o igualmente, a confiarse en que no se recibirán afrentas.
De esa cuenta, hay que precaverse de la abominación del perezoso y el
insensato.
Hay seis cosas que detesta el Señor, y siete que son para él
una abominación: los ojos altaneros, la lengua mentirosa, las manos que
derraman sangre inocente, el corazón que trama proyectos malignos, los pies
rápidos para correr hacia el mal, el falso testigo que profiere calumnias, y el
que siembra discordias entre los hermanos.
Proverbios 6, El
perezoso y el insensato. (6: 16 a 19)
Por ello, la importancia del ritual. Del trato deferente y
no romper el orden, al interior de una logia. Son la garantía que el taller
organizado para facilitar la iniciación en los sagrados misterios podrá llegar
a buen resultado pues se controla, la necedad de alguno que haya encontrado una
manera de burlar los controles de ingreso a la orden. Las siete columnas que
componen una logia, trabajan virtuosamente en un procedimiento establecido bajo
un orden justo y perfecto.
La columna y el universo
El templo masónico busca ser una representación de la
persona en el universo. Lo profano consiste en vivir sin conciencia
cosmológica. Por ello, los meridianos, los puntos cardinales, la orientación
estelar suprema en el zenit así como el nadir, se encuentran presentes. Para
abrir ese espacio consagrado y evitar que se cierre, se necesitan las doce
columnas.
La idea parte de la existencia de doce casas celestiales o
grupos de estrellas que se movían de manera unida. Las primeras constelaciones
identificadas por la cultura occidental. Los planetas, en contra, realizaban
movimientos rápidos. Para sostener la bóveda celestial, son necesarias doce
columnas que sostienen las doce casas celestiales.10 Esta idea fue sostenida
por el cristianismo: para sostener la prédica se necesitaron doce apóstoles.
Posteriormente, también para dividir al día se necesitan doce horas.
No obstante, el concepto fundamental consiste en abrir un
espacio sagrado para poder conseguir conciencia de la vida en el cosmos. De la
misma manera que los templos mediterráneos necesitaban concentrar la vivencia
de su mundo. Ahora, en los templos masónicos se concentra la vivencia bajo un
nuevo conocimiento del cosmos, continuando la tradición de los constructores.
Las doce columnas simbolizan la apertura de una dimensión
nueva en el universo. Esa dimensión contiene un espacio sagrado dedicado al
mejoramiento personal, a cobrar un sentido iniciático para poder comprender la
vida y admirar la dinámica del universo. Las doce columnas impiden el cierre de
ese nuevo espacio sagrado de reunión de los talleres masónicos.
Las doce columnas tienen su correlato simbólico en las doce
funciones que se desempeñan en la logia:
1. Venerable Maestro, escuadra: equidad, igualdad y derecho
2. Primer Vigilante, nivel: razón, verdad y justicia
3. Segundo Vigilante, plomada: rectitud, prudencia y
perseverancia
4. Expertos, triángulo equilátero: fuerza, unión y
fraternidad
5. Orador, libro abierto: ciencia, sabiduría y ley
6. Secretario, plumas cruzadas: erudición, trabajo y
experiencia
7. Tesorero, dos llaves: discreción, seguridad y fidelidad
8. Hospitalario, mano con moneda: beneficencia, caridad y
filantropía
9. Maestro de Ceremonias, regla 24’ Trabajo, actividad y
orden
10 Porta Estandarte, compás abierto: moderación, decoro y
dignidad
11. Ecónomo, candado: cuidado, conservación y secreto
12. Guarda Templo Interior y Exterior, espadas flamígeras
cruzadas: valor, honor y mando.
En el 2º de Compañero tiene como símbolos:
Las dos
columnas
Las dos columnas desempeñan un rol fundamental en el
simbolismo de la Masonería, recordemos; «Son las piernas sobre las que se mueve
la Masonería, y debe moverse el masón» (W. Cox Learche).
Siendo este el segundo grado, es lógico que en él se insista sobre la
dualidad, simbolizada por las dos columnas. En primer lugar, debemos considerar
el simbolismo de la columna en general. Sabido es que la Masonería deriva parte
de su «espíritu» de la Tradición Hermética, y que esta tradicionalmente
proviene de un personaje legendario que se suele relacionar con el dios
egipcio Thot.
El tema es que Thot, en egipcio, significa, entre otras
cosas, «columna».
Veamos algunas citas:
«Los dos ríos secundarios que tienen su origen en el río
principal (río de vida), se bifurcan en las dos direcciones, que son los
nombres de las dos columnas del Templo erigido por Salomón: Jakim y Boaz.
Todos estos ríos circulan en un mismo grado, llamado el
«justo», como está escrito: ´Y el justo es la base del mundo´» (Zohar).
«Salomón erigió los pilares a la entrada del Templo: y
erigió el pilar derecho y le dio el nombre de Jachin; y erigió el pilar
izquierdo, y le dio el nombre de Boaz» (Reyes I, 7).
«Creó una realidad de la nada, trajo la nada a existencia y
labró, por así decirlo, colosales pilares del aire intangible» (Sepher
Yezirah).
[1]
http://www.angelfire.com/mo/squera/trazados/Columnas.pdf
[2]
El origen de la palabra Hejal se encuentra en el término
hebreo «ējāl» (היכל), cuyo significado es "santuario",3 vocablo
empleado en el Templo de Jerusalén para referirse al recinto sagrado
interior que precedía al Sanctasanctórum. El hejal contenía
la menorá y otros tantos utensilios empleados por el Sumo
Sacerdote de Israel en el Templo. Entre los sefardíes de los Balcanes
el hejal de la sinagoga es eventualmente llamado Ejal Kodesh, pero la
denominación más empleada y de mayor difusión entre los sefardíes es
simplemente Hejal. https://es.wikipedia.org/wiki/Hejal
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