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29 noviembre 2018

Prensa


LA MASONERIA
Diario: LA ANTORCHA
Montevideo/Uruguay
30 de agosto de 1900
No tengo la honra de pertenecer a esa sociedad, y puedo con imparcialidad opinar. Si fuera masón no escribiría, porque esa sociedad ni se defiende ni se encomia.
La sociedad va acostumbrándose a ver esa institución como inofensiva; ya no ve a los masones como excomulgados, vilundos.
Solo algunos espíritus intransigentes conservan la preocupación de que los masones no solo son herejes, sino brutos y antropófagos.
Consultando la historia, voy a trazar a grandes rasgos la de la masonería.
No se conoce sociedad más antigua que la masonería y puede decirse que es la única que ha atravesado todos los tiempos sin sufrir alteración notable en su moral, en sus principios, en su forma y en sus ceremonias, y que tales como hoy existen atestiguan un origen antiquísimo.
Sin embargo, como sucede a los mártires que se sacrifican por la humanidad, ha sido perseguida y escarnecida, y hoy, aunque la luz de la civilización irradia por todos los ámbitos de la tierra, esa institución es rechazada por algunos, tolerada por otros, y mal juzgada por muchos que la condenan sin conocerla.
M. Lenoir dice que muchos escritores han demostrado la semejanza que existe entre las ceremonias de la iniciación masónica y la de los misterios de Isis y de Eleusis y que estiman a la Masonería como hija legítima de la filosofía gimnosofista. Otros, dice M. Lande, en su “Enciclopedia”, reconociendo la similitud de las practicas secretas, le dan un origen más moderno y piensan que la institución masónica debe su existencia a una hermandad de albañiles constructores que se formaron en el siglo VIII. Dice el mismo Lande que parece en el efecto que en esa época una colonia de albañiles arquitectos pasó de la Galia a Inglaterra y agrega que en el siglo X, bajo el rey Aldestan, existió una sociedad semejante tenida en alta estima; pues era presidida por el príncipe Edwin, hermano de aquel rey.
En 1277 una compañía de albañiles constructores dirigió los trabajos del soberbio y admirable templo de Strasburgo. Se asegura que tenían sus leyes y reglamento y grados y que se correspondían con sociedades de otros países.
Estos albañiles trabajadores, según sus reglamentos, se presentaban en ellas cortes de las diversas nacionales donde eran llamados por los gobiernos para que se encargasen de la dirección de los trabajos de edificios importantes. A este propósito dice M. Besuchet:

La semejanza que se nota en la arquitectura, forma y dimensiones de muchos monumentos de los siglos XII, XIII y XIV denuncia una unidad de pensamiento y de reglas, que no habría podido tener lugar sino bajo una inspiración común”.
Esto indica según el mismo Besuchet, que la Masonería actual es muy distinta de la sociedad de albañiles, que es puramente material. Es cierto que, en los tres primeros grados, de Aprendiz, Compañero y Maestro, se sirve de adornos y emblemas, como el compás, la escuadra y la llana, pero la Masonería existe es espiritual y simbólica.
La semejanza de emblemas tomados de la industria arquitectónica, con los de Isis y Eleusis demuestra esa verdad.
Aquella era puramente material. Esta es puramente espiritual, verdaderamente moral.
Las leyes de la Masonería existen se pueden concretar en estos términos:
El masón es un hombre, que práctica los deberes de la humanidad.
Es un hombre libre, amigo del pobre y del rico si son virtuosos.
La orden de los masones tiene por objeto la beneficencia, el estudio de la moral universal, de las ciencias, de las artes y la practica de todas las virtudes.
Esta sociedad se compone de hombres libres que, reunidos en sociedad, se proponen el respeto a las leyes y la conservación de la moral”.
Los masones por sus estatutos no pueden ocuparse de cuestiones políticas, ni religiosas.
Antes de concluir con mis apreciaciones hare a la ligera algunos recuerdos.
En Costa Rica conoció al canónigo don Francisco Calvo precisamente a su regreso de Roma. El señor canónigo condecorado con varias cruces, y autorizado con licencias que solo se conceden a los arzobispos, obtuvo en la Masonería el grado 33º.
Este hecho me hizo estudiar la historia de la Masonería, y ratifiqué que, como decía Besuchet, casi todos los grandes hombres, emperadores, reyes y príncipes habían sido masones; -y que Pío IX lo fue hasta su apostasía.

El escándalo que se hace rehusando la entrada en los templos católicos a los que se señalan como masones no tiene razón de ser. Jesús el fundador divino de la religión cristiana que hoy está tan cambiada estableció la religión universal, es decir la católica admitiendo a todos, solo excluyó a los que negociaban con el templo, y el águila de la iglesia, el gran apóstol de los gentiles, dice en su epístola a los romanos:
Tribulación y angustia para el alma de todo hombre que practica el mal, del judío desde luego después del gentil, pero honra, gloria y paz eterna a todo el que practica el bien, al judío y al gentil, pues Dios no hace distinciones de personas”.

MANUEL CACERES


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