Leandro
Gómez
13 de Marzo de 1811
Discurso del H.·. Leandro Gómez
“Señoras, señores, niños:
Acabáis
de presenciar en el acto de adjudicación de premios de esta escuela la
demostración práctica del resultado feliz que han tenido los esfuerzos de la Comisión
Central de la Sociedad Filantrópica, con sede en Montevideo, en beneficio de la
niñez de Salto, que tal vez sin la protección que hoy se les trata de brindar
germinaría a la vida en la más dolorosa de las carencias: la carencia de una
cultura, no sólo en lo que a letras se refiere, sino una cultura ética y moral.
Vean cómo, señoras y señores, la Filantropía de la Comisión
Central da una muestra patente de fraternidad, buscando orientar los pasos de
estos niños a su porvenir venturoso; cómo busca inquietar a esas mentes hacia
un futuro ilustrado con iguales derechos para todos, incrustando en sus pechos,
junto con la doctrina de una sana moral y el más profundo respeto por el libre
albedrío y con el único juez de sus conciencias, el elegir para sus vidas lo
mejor, según su leal saber y entender.
Buscarán, sin duda, los caminos que los conducirán a su
Dios, que para quien les habla es el Gran Arquitecto del Universo; para otros será
Buda o Mahoma, pero lo buscarán buenamente y con el cariño fraternal hacia sus
semejantes que no piensan igual y no buscarán por ninguna vía imponer sus
creencias, sino exponer las suyas; buscarán también su bienestar personal, pero
lo harán sin envidia ni ambición por lo que puede tener su hermano de camino en
su vida; buscarán, por fin, su verdad, sin por ello olvidarse de que no es ni
la única ni la verdadera, y buscarán, y esto es lo más importante, esa luz que
quisimos mostrarles aquí, en esta escuela, que es la búsqueda y la disposición
para el trabajo, que enaltece y eleva las almas.
Por esto no queremos solo que se diga que aquí formamos
hombres de letras, no, sino que el propósito es más ambicioso... y es el de
formar Hombres. Y de acuerdo a nuestras formas de pensar, que lo sean libres y
de buenas costumbres, con sus defectos, que los tendrán, pero con la suficiente
hombría como para conocerlos y combatirlos.
También es preocupación de esta Escuela Hiram de que si
entre estos niños surge una inteligencia que se destaque, el cultivarla
haciendo los esfuerzos que haya que hacer para su culminación en los centros de
estudios superiores en o fuera de nuestro país, sin perder de vista su
dedicación a la misma y que no le falte el bienestar imprescindible para
estudiar, en la parte material.
El informe presentado por las autoridades de la Escuela pone
de manifiesto al público de Salto, al que tanto favorece la acción de esta
escuela Hiram, que los elementos y el trabajo que se han utilizado en educar a
estos niños que ayer vagaban por nuestras calles, muchos de ellos sin destino y
sin ningún tipo de defensas, han sido un trabajo que sin lugar a dudas
gratificará las conciencias de quienes lo emprendieron, atreviéndolos a la
convivencia y haciendo menudear las filas de malhechores y delincuentes para
atraerlos hacia las filas de los libres y de buenas costumbres.
Me consta, señoras y señores, que tanto la Comisión Central
como la Comisión de esta Escuela Filantrópica Hiram cumplen con esta obra uno
de sus más caros anhelos y el más sagrado de sus deberes que se han impuesto,
el que llevan a cabo con perseverancia y con empeño, siendo el interés cada vez
más vivo por ver su obra encaminada, y en el que han puesto todo y donde la
intransigencia por verla culminada es positiva y muestra la determinación con
que ellos se han abocado a esta tarea de encaminar estas inteligencias por la
senda y la moral.
Dicho esto, digamos, señoras y señores, que la Escuela Hiram
no es sino una parte de esa
gran asociación de hombres libres, que no se ve pero que
existe en el universo desde tiempos inmemoriales y cuyos resultados de su
inclaudicable tarea y útiles en bien de toda la humanidad se palpan en todos
los ámbitos.
También dejemos en claro que está muy distante en el ámbito
de quienes la integran considerar un mérito éstos y otros trabajos de igual
mérito que esta asociación de hombres libres se propone y practican en bien de
sus semejantes, porque como no se vaciló en volcar a todos sus miembros en la
terrible epidemia que padecimos no hace mucho, así sigue hoy en la voluntad de
lograr lo mejor para todos lo seres libres y a aquellos oprimidos darles la luz
y camino de sus vidas. Se ha fijado como meta el nada fácil trabajo de mejorar
la suerte de la condición humana, comprendiendo esto no solo la obligación
moral y material y el dejarlo todo por este ideal, incluso la propia vida.
Y si conserva esta asociación algún pesar en su marcha hacia
este ideal, es el de ver a sus
miembros aparecer a la luz, pues ella no aspira a la
gratitud ni a la vanidad de quienes gozan al recoger los beneficios de acciones
premeditadas que colmen su orgullo; no espera tampoco esa lisonja que tanto
gusta a los vanidosos, pero a quienes integramos esta asociación nos disgusta,
pues adulación y el sentirse poderoso corrompen al destinatario; por eso el
silencio y el malentendido secreto de sus acciones no hacen otra cosa que poner
un halo de humildad que tanta falta hace en las acciones humanas.
Por último, digamos que este honor que hoy me dispensa la
Escuela Filantrópica Hiram es un accidente y lo es por ser hoy su director,
sabiendo de hermanos más capaces que yo para el desempeño de esta tarea. No
tengo dudas de que los frutos que recogeremos serán los más dulces y que esta
obra de filantropía se coronará cuando tengamos frente a nosotros a alumnos
salidos de estas aulas que sean hombres libres, que es nuestro más caro anhelo
y lo que nos hará descansar con la dulce recompensa, que será la de tener la
absoluta tranquilidad de conciencia de nuestros actos.
Muchas gracias.”
CNEL. LEANDRO GÓMEZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario