VIII
Conferencia de la Confederación Masónica Interamericana
7 de marzo de 1970
CARTA DE SANTO DOMINGO
Considerando:
Que
la situación política de los países Latinoamericanos, lejos de ser favorable a
las Instituciones democráticas, ha tomado rumbos regresivos que amenazan la
libertad, la paz y el progreso del Hemisferio;
Que los planes de integración económica han sido
Interferidos por consideraciones e intereses de grupos opuestos al desarrollo
de los pueblos latinoamericanos;
Que al mismo ritmo en que aumenta la población,
cualitativamente disminuyen las potencialidades espirituales y la capacidad de
trabajo, con el agravante de que las fuerzas extremistas capitalizan a su favor
la ignorancia y el descontento de las clases sociales de más bajos ingresos;
Que en algunos casos la incapacidad de gobiernos
constituidos por elección popular, ha desacreditado en América el sistema
democrático y propiciado el marginamiento político de los sectores que representan
el orden jurídico y el patrimonio moral de las naciones;
DECLARA
Para contrarrestar la acción de movimientos reaccionarios y
extremistas y consolidar la libertad, es urgente que las fuerzas democráticas
se reorganicen y asuman la tarea de encarar los problemas latinoamericanos con
un criterio de solidaridad que simultáneamente favorezca el desarrollo
económico y la permanencia y mejoramiento de las instituciones republicanas. Se
considera que la aparente diferencia de posibilidades no justifica el
marginamiento de la política de integración clamorosamente reclamada por los pueblos
latinoamericanos, cuyo estado de pobreza y de inconformidad se debe,
principalmente, a la indiferencia e incapacidad de los núcleos dirigentes para ejecutar
una política social justa y progresista. La demora en establecer un evidente
equilibrio entre el capital y el trabajo y en adelantar planes educativos que
democraticen la cultura y afirmen en la conciencia de la juventud definidos
conceptos de libertad y convivencia, determinará el incremento de regímenes
totalitarios, a los cuales interesa mantener y fomentar el estado de atraso y
agitación en que vive el Hemisferio. Las frustraciones espirituales de que está
siendo víctima la juventud, traducidas en una posición anárquica frente a la
sociedad, deben ser objeto de inmediata atención, así como la proliferación de
la violencia, la acentuación de la política discriminatoria de razas, el uso de
las drogas y demás factores de tipo disolvente, exigen soluciones inmediatas al
través de legislaciones adecuadas. Hoy, más que nunca, el armamentismo debe ser
combatido en Latinoamérica y en el mundo entero pues mientras el hombre sienta
la amenaza de la violencia, sus potenciales éticos estarán al servicio de la
disolución, el odio y la barbarie. Es, pues, necesario que los pueblos
latinoamericanos, en un acto de elemental conservación, se levanten contra las
guerras y cancelen definitivamente toda posibilidad de prestarse como
instrumento para dirimir con su sangre y con su riqueza conflictos cuyos
móviles y justificación desconocen. Por lo que respecta a la Masonería es este
el momento para condenar enfáticamente las guerras especialmente entre los
países del Hemisferio y para invitar, tanto a los gobiernos legalmente
constituidos como a los pueblos, a iniciar un gran movimiento en defensa de los
derechos humanos, de la paz y la libertad del Continente. La Masonería
considera que toda controversia debe ser lealmente ventilada al través del
derecho internacional, teniendo en cuenta que cualquier agresión o acto de
fuerza repercute fatalmente en el desarrollo y en los destinos de las naciones
latinoamericanas. La VIII Conferencia Interamericana de la Masonería Simbólica
desea, finalmente, proclamar, una vez más, su absoluta adhesión a los
principios democráticos, por cuya vigencia plena en el Continente seguirá
luchando incansablemente sin reparar en las dificultades que se le opongan.
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