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13 abril 2020

El clero contra la masonería


Diario
LA ANTORCHA
Montevideo - Uruguay
28 de febrero de 1901

El clero contra la masonería

Una de las muchas publicaciones que el clero acredita en Buenos Aires, y que solo leen aquellos que crean aún en la austera conducta de los frailes, que nos importan de otras regiones, hablando de la Masonería, dicen que “los ataques que le ha dirigido estos días a esta secta infame le han valido muchas felicitaciones que los lectores”.


Y modestamente declara, quien no ha hecho otra cosa que “ir descubriendo a ignorante y los planes inicuos que fraguan y los hermanitos contra las buenas costumbres de los pueblos a quienes invita a sacudir el suave yugo de la religión católica, para atarlos más tarde a la cruel cadena de la tiranía yo esclavitud masónica”.

¿Conque descubrimiento al ignorante, eh? ¿Y cuál es ese sujeto, el católico, el masón?

En cuanto a los planes inicuos que fraguan los hermanitos (¿de los ignorantes?) contra las buenas costumbres, es otra cosa, puesto que quienes pretenden sacudir el suave yugo católico no deben ser tales, porque es sólo a estos es que admiten ese bonito dogal, como dijo el político uruguayo en época de literaturas y cinco billetes convincentes por demás.

Pero volviendo a nuestros caminos, sigamos al autor que tantas felicitaciones recibió escribiendo contra la masonería.

“El hombre afiliado a la secta masónica -dice el escritor clerical- se hace cruel (¡sopla!), sanguinario (arre diablo) y siempre dispuesto a atentar contra la muralla y bienestar de sus semejantes”.

¿De cuáles? ¿De los frailes que recibieron felicitaciones o de aquellos que hacen uso del suave yugo católico para evitar que “sean atados a la cruel cadena de la tiranía y esclavitud masónica?”

No lo explica el aplaudido autor, pero lo da a entender en el siguiente párrafo, que recomendamos a nuestros lectores:

“Bajo el falso en nombre de la libertad e igualdad, la masonería ha solido (entiéndase bien) ha solido, dice, apagar el sentimientos religiosos en el corazón humano (como los dominicos y jesuitas apagaban la vida de los seres inocentes e indefensos que caían en sus manos) ha sembrado el odio entre súbditos y gobernantes (lo mismo que los discípulos de Loyola en los pueblos que dominan) y alimentado la división en las familias más únicas”.

Si no lo leyéramos en la católica “Hojita del Hogar” creeríamos que se trata de una broma clerical, son como de molde, si se aplicaran a los inocentes pastores del Señor.

Pero póngase serios que viene lo grave:
“A la sombra del inviolable secreto que hace jurar a los iniciados en sus misterios (¡ah!) ha dado lecciones de asesinato, de incendio, de crueldad; (esto si que es espeluznante como ustedes ven) ha impulsado a los más inauditos crímenes en la certeza de la impunidad, (es claro, porque la masonería, en los países que ha gobernado, ha dominado el criterio, la mente y el corazón de los hombres, como los jesuitas) inculcándoles ideas tan poco humanitarias”. (¿por qué no cita un caso ni concreta un hecho al aplaudido escritor?) “Y en efecto, ¿de qué no es capaz una secta ambiciosa, guiada por el fanatismo, (¿pero sabrá este hombre lo que esta diciendo?) que une a su causa individuos que han jurado acudir a su socorro, que parece formada para unir a los herejes de todas las sectas?”

Pero ¿en qué quedamos, son fanáticos o son herejes los masones?

Pero prosigamos.

Ella quiere y pretende admitir que en su seno todas las sectas; luego, la de principios moderados ha de encontrarse al lado de los que son feroces (Ave María Purísima) y extremados en los suyos. Luego, por confesión propia, (de quién, de los católicos o de las sectas) se encontrarán formadas dos sectas contradictorias, cuyos principios masónicos tienden formar un todo monstruoso, capaz de todos los excesos en que el error y el fanatismo pueden hacer caer al hombre débil y cegador por las preocupaciones de las falsas opiniones”.

Un último párrafo para concluir:

La masonería es la corruptora de las costumbres (¿católica?) en el individuo, en la familia y en la sociedad, y que haya personas en nuestra capital que crean que la masonería (atiendan ustedes que esto es bueno) es una sociedad moralizadora y de buena costumbre” (¡Qué va a ser hombre!)

“¡Qué ceguedad! ¡Qué crimen!”, son las palabras finales del artículo que contra la masonería ha escrito el celebrado autor de otras producciones por el estilo, escritas “para ignorantes a quienes hay que descubrir los planes inicuos de los hermanitos contra las buenas costumbres de los pueblos”.

Escribiendo con tal elocuencia y con argumentos de consonancia […] no hemos de extrañar que sea grandemente felicitado por sus lectores quien escribe contra la masonería en condiciones tales.

Reciba también la nuestra, porque es cosa segura que una vez leídos el artículo que comentamos, la institución masónica se verá en serios apuros para hacer frente a tan formidable impugnador.

J. DEYOU
Caricatura de 1891. El Papa León XIII batallando contra la masonería.

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