Lobatones
El
término Loweton, Lobetón, Louvetón, Luveton, Lobatillo, Luston o
Lovetón, es la forma en que la Masonería llama a los hijos de los
maestros masones. Por considerarse a sí mismos los francmasones como "hermanos",
cada hijo de un maestro masón es sobrino de todos los otros masones.
Por extensión, el Loweton es simplemente el hijo de un masón activo,
sea o no un maestro, pero en la práctica solo se reconocen lowetones a los
hijos de los maestros masones. El Loweton es el lobato de
la manada, es el pequeño que debe ser protegido, educado, guiado y amparado por
todos los hermanos masones.
RITUAL DE ADOPCION DE LOBATONES
Para la Ceremonia de Adopción, se decorará la Logia con
colgaduras y gasas blancas con adornos de plata y abundancia de flores, formando
festones y guirnaldas.
La iluminación será espléndida, especialmente la de Oriente,
y las luces se distribuirán convenientemente por grupos de tres.
Se adornarán con lazos blancos y azules, guarnecidos de oro,
el dosel, el trono, las mesas de los Vigilantes, las de los Oficiales y las
Columnas, en las que las iniciales J.·. y B.·. quedarán encerradas dentro de una
corona de flores, de la que penderán anchas cintas blancas.
Junto a las gradas del Oriente se halla una mesita triangular
cubierta con un tapete de satín blanco con flores de plata, y encima un jarro
con agua, una palangana y un paño blanco. Sobre una fuente de plata habrá pan,
una vasija con miel, una copa con vino y una cucharilla de plata. En el centro de
esta mesa se colocará un candelabro de tres brazos, con las luces apagadas. En el
altar del Venerable se pondrán, a ambos lados, varios jarrones con flores, y algunos
vacíos, por estar destinados a contener los ramos que se colocarán en ellos en
el momento oportuno.
El niño será apadrinado en este acto por uno o por dos
Maestros Masones…
La apertura de los trabajos se verifica en el grado de
Aprendiz, de la manera acostumbrada.
Leída y aprobada el acta de la tenida anterior, se da entrada
a los Visitadores y Comisiones de otras Logias, y el Venerable Maestro expone el
objeto de los trabajos, haciendo resaltar la importancia que revisten, e invita
a todos a que le presten su concurso para que el acto que se va a verificar
tenga toda la brillantez y realce que debe acompañar a estas solemnidades.
Recomendará a los hermanos que se abstengan de hacer signo
alguno masónico durante la permanencia de los profanos en el Templo, y dispuesto
todo para la ceremonia, el Venerable designará una Comisión especial, presidida
por el Maestro de Ceremonias, para que dé entrada en el Templo a las señoras y profanos
invitados.
Cuando todos estén colocados en los puertos que previamente
se hayan designado, el Ven.·. Maest.·. dice:
Ven.·. Maest.·. - Sentémonos.
Todos obedecen.
Ven.·, Maest.·. - Hermano Primer.·. Vigilante, servíos participamos
qué asunto nos reúne esta noche en el Templo.
Prim.·. Vig.·.- Venerable Maestro, el hijo de uno de nuestros
hermanos se ha extraviado en el mundo profano. Dos masones de esta Logia, guiados
por los impulsos del bien, le han conducido hasta las puertas del Templo y piden
protección para él.
Ven.·. Maest.·. - Hermano Segundo Vigilante, ¿qué podemos hacer
en favor de ese niño?
Seg.·. Vig.·. -Admitirle en el Templo, y que encuentre un
protector en cada uno de nosotros.
Ven.·. Maest.·. (Dirigiéndose a los profanos). -Señoras y caballeros:
Ya habéis escuchado de labios de nuestros hermanos Vigilantes cuál es el objeto
que nos reúne. La Francmasonería, Institución altamente humanitaria, que persigue
la fraternidad entre los hombres extiende su activa propaganda a la sociedad profana
para establecer el reinado de la Libertad, sin la cual es imposible el progreso
humano.
A su desarrollo se oponen, por una parte, el dominio de las
pasiones, y por otra, la superstición y el fanatismo, enemigo de la luz y valladar
constante a las ideas de emancipación de la conciencia y del imperio de la
razón.
Da un golpe de mall.·., y luego prosigue:
Ven.·. Maest.·.-Hermano Maestro de Ceremonias, id a ver si el
niño y los padrinos están dispuestos a ser recibidos.
El Maestro de Ceremonias sale y vuelve diciendo:
Maestro de Ceremonias. - Venerable Maestro, los padrinos y el
niño están en el atrio del Templo y piden el favor de ser introducidos.
Ven.·. Maest.·. -Ruego al h.·. Experto que, acompañado del
Portaestandarte y otros cuatro hermanos, salgan a su encuentro, saludándolos en
nombre de la Logia, y vuelvan con ellos, llamando a las puertas profanamente.
Los designados salen del Templo, y luego que han cumplido la
orden del Ven.·., llaman a la puerta del modo indicado por éste.
Ven.·. Maest.·. -Ved quién llama.
El Guarda-Templo entreabre la puerta; el Maestro de
Ceremonias se acerca a ella, y después de mirar al exterior, la cierra de
nuevo, y dice:
Maest.·. de Ceremonias. - Venerable Maestro, es el h.·. Experto
acompañado de otros masones, que traen un niño profano y piden entrada en el Templo.
Ven.·. Maest.·. -Cumplir con vuestro deber. (Da un golpe de
mall.·. y todos los hh.·. se ponen de pie).
El Maestro de Ceremonia sale del Templo; organiza la
comitiva, y colocándose al frente de ella se acerca a la puerta, que permanecerá
abierta. El Guarda Templo dirá entonces:
Guarda-Templo. - Venerable Maestro, la comitiva se encuentra
a las puertas del Templo.
Ven.·. Maest.·.- Dadle entrada, y vosotros, hermanos, formad
la bóveda de acero.
Los hermanos ejecutan la orden del Ven.·., y la comitiva
avanza bajo la bóveda de acero…
Al llegar la comitiva al Altar que está en medio del Templo,
todos se detienen; los padrinos del niño se colocan con éste delante del Altar;
el Experto sube al Oriente 'Y coloca sobre un jarrón que se halla en la mesa
del Venerable, el ramo que lleva en la mano, y pendiente de él, por medio de un
lazo de seda azul, el cartel en que va inscrito el nombre del niño; después, en
unión del Maestro de Ceremonias, distribuye flores, tanto a los masones como a
los profanos, que aquéllos u colocan sobre el pecho en un ojal de la levita, y ramilletes
a las señoras.
Durante esta ceremonia tocará la música, si la hubiere, y cesará
al golpe de mall.·. del Venerable. Todos toman asiento por orden de éste, y después
dice, dirigiéndose a los padrinos:
Ven.·. Maest.·. -Padrinos, ¿qué pedís para este niño?
Un padrino. -Que el Venerable de esta Logia y todos los hermanos
de ella lo tomen bajo su protección, y que en prueba de sus buenos sentimientos,
le admitan en los primeros misterios de la Masonería.
Ven.·. Maese.·. -¿Cuál es el nombre de su padre?
El padrino. - Se llama N…., y pertenece a nuestra Logia.
Ven.·. Maest.·. - El nombre de su padre le hace acreedor a nuestro
cariño. ¿Qué edad tiene el niño?
El padrino. - Tiene, ... años.
Ven.·. Maest.·. (Dirigiéndose al padre del niño).
-Querido h.·. N... , ¿prometéis educar a vuestro hijo inculcándole
los deberes que tiene el hombre para con Dios, para consigo mismo y para sus
semejantes, inspirándole los sentimientos de amor a la Humanidad y a la práctica
de todas las virtudes?
El padre. - Prometo.
Ven.·. Maest.·.- Y vosotros, padrinos, ¿os comprometéis formalmente
a proteger a este niño con vuestros cuidados, y a ilustrarle con vuestros consejos
en el caso de que le fueran necesarios?
Los padrinos. - Lo prometemos por nuestro honor y fe de
masones.
Ven.·. Maest.·. - Hermanos todos, ¿estáis dispuestos a adoptar
al niño N... , hijo de nuestro h.·.
N ... N ... ? Levantaos si así lo acordáis.
Todor los hh.·. se levantan.
Ven.·. Maest.·. - Cúmplanse entonces nuestros deseos.
Da un golpe de mall.·. y baja del Oriente, yendo a colocarse
ante el Altar al lado de la mesita triangular y cerca del candidato; en ambos lados
se colocan el Experto y el Maestro de Ceremonias. Todos permanecen de pie. El Venerable
hace una seña al Ven.·. Maestro de Ceremonias
para que encienda el candelabro colocado sobre la mesita, y luego continúa:
Ven.·., Maest.·. -Que la luz material te vivifique, querido niño,
hasta tanto que la verdadera luz brille a los ojos de tu entendimiento. Cuando tengas
más edad conocerás esa luz, más preciosa que la del día, la luz de la ciencia y
de la verdad, es decir, la inteligencia de la vida y la actividad de la razón, que
comenzarán para ti.
Llegará el día en que tú mismo comprendas nuestra misión y nuestros
misterios, y entonces bendicirás a la Institución que de tal modo se dedica al bien
de la Humanidad.
Padrinos, presentad las manos del niño.
Echa agua sobre las manos del niño, secándolas enseguida, y
prosigue:
Ven.·. Maest.·. -Querido niño, que tus manos estén siempre limpias
de toda mancha y de todo crimen; que se conserven eternamente puras, y, sobre todo,
que no se manchen jamás con la sangre de tus semejantes.
Tocando con los dedos los párpados del niño.
Que tus ojos adquieran la facultad de descubrir el mal para combatirle,
y el camino de la dicha para conducir por él a tus hermanos.
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Poniéndole el mandil.
Te invisto desde ahora con la insignia masónica-, emblema del
trabajo, porque el deber del hombre es trabajar, pagando así la deuda que tiene
para con sus semejantes; el trabajo dignifica al hombre, en tanto que la ociosidad
le degrada. La alegría que produce el cumplimiento del deber es la mayor recompensa
del hombre laborioso y satisface una necesidad moral.
Pero cuando el trabajo del día se termina es necesario atender
a las necesidades físicas.
Que este pan (tomándolo) sea la representación emblemática de
la nutrición del espíritu y del cuerpo. Ten siempre presente que el hombre generoso,
antes de entregarse al descanso, mira en torno suyo por si tiene que partir con
alguien su alimento. Hagámoslo así; dividamos en tu nombre este pan como ejemplo
de la solidaridad que debe unir a todos los hombres y de la filantropía que debe
inspirar todos nuestros actos.
Parte el pan en cinco trozos y los distribuye entre el candidato,
los padrinos, el Experto y el Maestro de Ceremonia. Luego, dirigiéndose a los padrinos,
dice:
Ven.·. Maest.·. - Padrinos, ¿prometéis, por vuestro honor, que
haréis a este niño fiel observador de las virtudes francmasónicas?
Revista CULTURA MASÓNICA N.º 22
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