ORDEN DE LOS
CABALLEROS ORIENTALES
Sin duda esta es la más conocida para todos nosotros, es
probable que fuera subordinada a los Caballeros
Racionales incluso muchos de sus miembros la integraron.
Entre sus integrantes se destacan:
Aguilar, Francisco;
Aguirre, Atanasio;
Aldecoa, Agustín;
Antuña, Francisco Solano;
Bauzá, Francisco;
Benavente, Diego (chileno);
Berro, Pedro Francisco
(español);
Blanco, Silvestre, Prudencio
y Juan Benito;
Calatayud, Pedro;
Camusso, Carlos (español);
Castriz, Ramón (español);
Chopites, Antonio;
Cifuentes, Manuel;
Costa, Domingo;
Cullen, Domingo y Ramón;
De Acha, Román;
Díaz, Antonio (español);
Echevarriarza, Cristóbal
(español);
Ellauri, José, León y Rafael;
García de Zúñiga, Zenón;
Gayoso, Baltasar;
Gil, Francisco;
Giró, Juan Francisco y Pablo;
Goddefroy, Luis (francés);
Graceras, Roque;
Iriarte, Tomás de;
Lamas, José Benito;
Lapido, Atanasio;
Lecocq, Francisco y Gregorio;
Lenguas; Pedro;
Massini, Ramón;
Muñoz, Francisco Joaquín;
Murguiondo, Prudencio;
Nieto, Pablo A.;
Noble, James (inglés);
Oribe, Ignacio y Manuel;
Pereira, Gabriel Antonio;
Pérez, Gregorio, Lorenzo
Justino y Luis Eduardo;
Platero, José Mª;
Roo, Juan María;
Rucker, Conrado (inglés);
San Vicente, Carlos de;
Tort, Matías;
Vázquez, Santiago y Ventura;
Vidal, Daniel y Manuel;
Villardebó, Miguel Antonio
(español);
Zubillaga, José Féliz y
Gregorio;
Zufriategui, Pablo y Juan
“El club patriótico de
Montevideo, denominado de Caballeros Orientales, surgió de la Gran Logia de los
Lautaros establecida en Montevideo y en disidencia con la que existía en Buenos
Aires. Don Santiago Vázquez era uno de sus antiguos miembros y suyo fue el
pensamiento de la creación de su sociedad patriótica con la denominación ya
indicada, él confeccionó el reglamento que debía regir. La sociedad no conocía
la existencia de la Lautaro a que debía su origen…
…en todas las
deliberaciones prevalecía la resolución impulsiva y secreta de los grados más
altos y que eran, por lo tanto los Lautaros, los miembros directores…”.[1]
De la Constitución de
la Orden podemos apreciar su organización con solo tres grados:
v
El recién iniciado era instalado en la clase de Caballero Oriental;
v
el grado siguiente de Consejero; y
v
el grado de Anciano
–acá se encuentran los lautaros y
miembros fundadores.
Teniendo pequeñas modificaciones para los cargos con las
logias masónicas:
Constitución Orgánica del Orden de los Caballeros Orientales
Capítulo 1º
De la Gran Sala, Cámara, Oficiales y miembros de que se compone
“Artículo 1º.- La G.S.
se compone de la reunión de todos los Caballeros O. que se designen bajo el
título general de compañeros se dividen en Jóvenes y Cámaras y se sirven de
Oficiales para el ejercicio de las funciones: el nombramiento se hará por
deliberación de la G.S.
2º.- La cámara primera
se llama cámara de ancianos; y de ella unida a los consejeros se forma el
consejo o cámara de consejo; ninguna tiene número fijo de individuos que debe
estar en proporción del total de compañeros; pero ni el consejo podrá exceder
de la mitad de éstos ni los ancianos de la mitad del consejo, luego que la G.S.
exceda de 40 individuos.
3º.- Los oficiales de
la G.S. son: Presidente, Vicepresidente, Orador 1º y 2º; secretario 1º y 2º;
Tesorero y Ayudante; Archivador, Maestro de Ceremonias, y supernumerarios, que
por méritos o servicios se crean convenientes; todos los oficiales son tomados
del consejo: se nombran por deliberación de la G.S.
4º.- La sociedad en
general no tiene números fijo de miembros; todos los hombres de importancia del
país están indicados para serlos, y cuando la reunión se considere demasiado
grande o numerosa, la sala podrá deliberar sobre la creación de una segunda de
arreglo a constitución.
Capítulo 2
De las funciones de los Oficiales en sala, su colocación y…
Artículo 1º.- El
Presidente preside la G.S. y el Consejo, su colocación en el centro bajo las
decoraciones que […] Secretario, Tesorero y Archivador, y firma generalmente
todo documento de la Orden.
2º.- El Vicepresidente
se coloca al extremo opuesto del Presidente cercano a las columnas; su función
consiste en velar el orden interior de la G.S. durante las reuniones, y
remplaza al Presidente […]
3º.- El Orador es el
fiscal, y conservador de los estatutos y reglamentos del Orden, y debe reclamar
sobre toda infracción que observe; tiene el encargo de ilustrar […] sujeto a
discusión y es el único que puede hablar sobre ellos cuantas veces lo crea
conveniente; hace discursos a los iniciados y se coloca […] la columna de la derecha.
4º.- El segundo
desempeña las funciones de 1º en su ausencia y puede encargarse de la
ilustración de algunos negocios para ayudar al 1º cuando el consejo lo
delibere; se coloca inmediatamente al 1º.
5º Los Secretarios 1º
y 2º son los encargados de firmar las minutas de las deliberaciones, de
extender los acuerdos, documentos y comunicaciones del Orden, que autoriza con
su firma, o signo, despachar alternativamente, remplazado al 2º al 1º según las
exigencias las ocupaciones de este, o simultáneamente según la resolución
del Presidente; se coloca en el primer
lugar de la columna de la izquierda a no ser en los momentos de despacho que
están en dos mesas a derecha e izquierda del Presidente, no ocupándose entre
tanto sus asientos son depositarios de los libros y documentos corrientes que
no están en estado de pasar al Archivo.
6º.- El Tesorero
encargado de recibir y conservar los fondos de la asociación y de hacer su
distribución con arreglo a las órdenes de ella; lleva cuenta de cargo y vasta
documentación, y la presentara cuando la G.S. lo deliberase; se colocara
inmediatamente a la oratoria.
7º.- El Ayudante de
Tesorero es encargado de ayudar al Tesorero en la recaudación y distribución de
fondos y suplanta la falta de él; se coloca inmediato a los Secretarios.
8º.- El Archivador lo
es de todos los documentos, que no son necesarios en el ejercicio de la
Secretaria; se coloca inmediatamente al Tesorero.
9º-- El Maestro de
Ceremonias está encargado de vigilar que cada miembro ocupe el lugar que le
corresponde, y hacer con los candidatos las funciones que señala la liturgia;
se coloca inmediata al Ayudante Tesorero.
10º.- Los
Supernumerarios sirven para llenar los vacíos en falta accidentales por
resolución del Presidente, y para su efecto en ausencia, muerte o dimisión de
los Oficiales; se colocan a derecha e izquierda, por antigüedad, o edad,
inmediatamente a los Oficiales en ejercicio.
11º.- Los Oficiales
que han dimitido constitucionalmente sus comisiones conservan el carácter de
tales; y se colocan después de los Oficiales en ejercicio, y antes de los supernumerarios.
12º.- En ausencia de
Oficiales, que no pueden verificarse sin permiso de la Sala, ella delibera
según la naturaleza de la separación, si es o no accidental o provisoria; en
este caso lo suceden, como un iniciado provisionalmente hasta su incorporación
en el contrario queda separado de sus funciones…
13º.- La G.S. puede
alterar las comisiones de los Oficiales en ejercicio para equilibrar el
trabajo, o para hacerlo compatible con las funciones públicas de sus
individuos.
Capítulo 3
De las Cámaras
Artículo 1º.- La
Cámara de Ancianos tiene la iniciativa de las proposiciones para la
deliberación de la G.S.; cualquiera de sus individuos hace en ella las que cree
conveniente; la Cámara discute y delibera si ha lugar a proponerlas a la G.S.;
si decide en contrario se pasa al orden del día; si en apoyo de la proposición,
se forma consejo donde por deliberación se sanciona la aprobación de los
ancianos, o se […] pasando al orden del día; solo en aquel caso toma la G.S. en
consideración el proyecto propuesto.
2º.- Las Cámaras
pueden deliberar sobre reglamentos interiores de ella, en cuanto no se opongan
a la presente constitución, y puede nombrar secretarios que lleva un registro
particular de cada una…
Capítulo 4
Del Orden y de las discusiones, deliberaciones y libro
Artículo 1º.- El
Presidente designa el carácter y división de los trabajos en cada sección y los
anuncia.
2º.- Los trabajos se
dividen en recepción, discusión, proposición, opinión pública, doctrina.
3º.- Nadie puede
alterar el orden de los trabajos propuestos por el Presidente a no ser por
motivos urgentes…
4º.- Cuando el
Presidente anuncia discusión, el Orador o el Relator encarga por el Consejo
propone los puntos, que esta ha sancionado para discutir y la ilustraran
sucesivamente.
5º.- Cualquiera de los
miembros expresa con la brevedad posible sus dictámenes, y las razones en que
la fundamenta, después que ha hablado el Orador.
6º.- Nadie puede
hablar en Sala sin haber obtenido permiso, ni pedirla en tanto que otro esté
hablando.
7º.- Ningún miembro
será interrumpido en su locución a no ser que falta a el orden, y al objeto de
la discusión, en cuyo caso será advertido por el Presidente.
8º.- Nadie puede
hablar sobre un punto que se discute sino una vez, y solo por segundo cuando la
considere necesario para explicar los conceptos de la primera.
9º.- Son exceptuación
del artículo anterior el Presidente, el Orador, y el Relator…”.[2]
Aclaremos que su actividad fue puramente política, y no
todos sus miembros eran iniciados en los secretos de la masonería filosófica,
estos eran los menos. Por lo que se desprende la Orden de Caballeros Orientales fue una organización satélite, una
institución paramasónica. Al frente hermanos masones, su estrategia
instrumentada por una logia, esta última si todos sus hermanos masones, teniendo
una misión determinada de carácter político. Confirmando lo manifestado hasta
el momento, es clave entender este procedimiento; “…‘los miembros de la antigua Gran Logia se reunían en privado siendo
las resoluciones que allí se tomaban las que daban después la ley’, (a la
Orden) y, al explicar más adelante la forma en que los lautarinos lograban
hacer prevalecer sus opiniones, apunta Iriarte: ‘porque nos era fácil
conquistar los votos de algunos miembros de los ancianos y por consiguiente
sucedía que cuando nos incorporábamos a los Consejos para deliberar ya
llevábamos la votación ganada y así sucesivamente para la reunión inmediato
inferior; así los orientales que no conocían el secreto de la Gran Logia
seguían su impulso sin poder evitarlo no sospecharlo’”.[3]
En esta línea fue frecuente los lineamientos que Carlos
Alvear desde Buenos Aires le transmitía por intermedio de cartas casi diarias a
Montevideo; “Es preciso trabajar con
empeño en ganarse a los españoles, esta masa de población es muy importante…”.[4]
Está claro la lucha contra el enemigo invasor,
luso-brasileño, buscando la independencia de la Provincia Oriental, para poder
integrarla al sistema federal de las provincias hermanas del Río de la Plata.
Muchos Caballeros
Orientales integraran el Cabildo en 1822: Cristóbal Echevarriarza, Domingo
Cullen, Gabriel Antonio Pereira y Santiago Vázquez; y 1823: Román de Acha,
Pedro Francisco Berro, Silvestre Blanco, Juan Francisco Giró, José María
Platero y Bernardo Susviela Llano.
Como sabemos esto colabora en la empresa llamada Cruzada Libertadora de los 33 Orientales,
pero veamos que su financiamiento también contó con la ayuda monetaria de la
Hermandad, entre ellos tenemos a:
Féliz Alzaga
Julián de Gregorio Espinosa
Ramón Larrea
Pedro y Manuel Lezica
Juan Pedro Aguirre
Mariano Fragueiro
Juan José y Nicolás Anchorena
Ruperto Albarellos
Daniel Pelúas- Masonería en el Uruguay. Los Orígenes. Editorial Fin de Siglo. Montevideo. 2016.
***
Es interesante la propuesta del periodista Valentín Trujillo
del diario El Observador, en el 2015, nos planta: “Treinta y tres cosas
que usted no sabía de los Treinta y Tres”. Es frecuente que este
episodio de la historia nacional diera para muchos y diferentes
interpretaciones.
Sino ver el video de Guillermo Vázquez Franco:
Pero volviendo a planteo de periodista
seleccionamos algunas:
ü
La más clásica. No se sabe a ciencia cierta
cuántos eran los 33 orientales. Según una investigación de Jacinto Carranza
durante la década de 1940, existen 16 listas diferentes de nombres y en total
se menciona a 59 personas.
ü
En 1823, Ana Monterroso, esposa de Lavalleja,
llegó a Montevideo desde Buenos Aires con espías para organizar la revolución
luego de la cruzada.
ü
Si los “cruzados” no fueron 33, tampoco fueron
todos orientales. Según el historiador Aníbal Barrios Pintos, hubo cuatro
argentinos, cuatro paraguayos y uno nacido en Mozambique. Se trataba de Joaquín
Artigas, liberto que era criado del cruzado Pantaleón Artigas, sobrino del
prócer. El cordobés Simón del Pino fue el único de los cruzados que estampó su
firma en el acta de la Declaratoria de la Independencia.
ü
Luis Ceferino de la Torre fue quien confeccionó
las banderas que portaron los cruzados el 19 de abril en el desembarco. El
pintor suizo Jean Philippe Goulou fue quien pintó la inscripción “Libertad o
Muerte” en la ropería de Luis Latorre, y una mujer de la sastrería Pérez y
Villanueva de Buenos Aires fue quien bordó las letras. Pudo estar inspirada en
la frase: “Independencia o muerte”, del Grito de Ipiranga. Latorre la donó
luego al Museo Nacional, de donde la robó en 1969 el grupo anarquista OPR33.
ü
La idea original era desembarcar el 12 de abril,
pero una fuerte tormenta retrasó el segundo lanchón.
ü
El 18 de abril los hermanos Ruiz prendieron una
fogata para avisar que el río estaba despejado. Esa era la señal para navegar.
En su diario, Juan Spikerman anotó que pasaron tan cerca de una lancha
brasileña que vieron sus faroles. Los cruzados desembarcaron el 19 de abril. No
se sabe si fue de mañana o a la hora 23, en plena noche. Las crónicas difieren
de forma tan extrema.
ü
En 1828 Lavalleja confeccionó una lista de los
cruzados, que Manuel Oribe corrigió en 1830 con motivo del cobro de las
pensiones para quienes participaron en 1825.
ü
En octubre de 1831, el argentino Tiburcio Gómez
reclamó que él también había sido uno de los 33. Como se creía que había
muerto, no estuvo en la lista de 1830. En su lugar se había incluido a Basilio
Araujo. En 1832, Lavalleja reconoció que Gómez sí había estado y cobró la
pensión. No obstante, luego se le suspendió el pago porque adhirió a la
revolución de Lavalleja contra el presidente Fructuoso Rivera.
ü
José Leguisamón, alias “Palomo”, se había unido
a los 33 en el Paraná. Como murió en la batalla de Ituzaingó en 1827, no
recibió reconocimiento alguno.
ü
Muchos de los cruzados habían participado de la
revolución oriental junto a José Artigas. La mayoría acompañó a Lavalleja en su
puja contra Rivera. La mayoría, salvo excepciones, luego se hicieron blancos,
con Oribe.
ü
Santiago Gadea es una de las excepciones. Apoyó
al presidente Rivera y luchó contra Lavalleja, su antiguo jefe, durante las
revoluciones del primer gobierno de aquel.
ü
Varios de los cruzados orientales nacieron en
Las Piedras o alrededores: Manuel Meléndez, Ramón Ortiz, Juan Rosas, Andrés
Cheveste, Atanasio Sierra.
ü
Manuel Meléndez murió de tifus y su pensión como
cruzado la cobró su madre, que gestionó este trámite.
ü
Cuando Sierra murió en 1862, la bandera de los
33 que se había utilizado en la Agraciada cubrió su féretro.
ü
El cruzado Juan Acosta quedó ciego y mendigaba
de la mano de un niño por Montevideo. Se lo nombró teniente para que cobrara la
pensión.
ü
Avelino Miranda fue herido en 1827 y quedó
inválido, pero se hizo soldado de Rivera. Cobró su pensión. Lo asesinaron dos
hermanos, uno de ellos cuñado de una mujer a la que Miranda quiso violar.
Matías Álvarez murió en una riña a finales de 1825 y su viuda nunca cobró la
pensión.
ü
Por tener abierta una causa criminal, a Andrés
Spikerman, hijo de un carpintero holandés y hermano del cruzado Juan, se lo
excluyó del premio. Lo desterraron en 1832 y fue soldado de Oribe.
ü
El cruzado Tiburcio Gómez murió en 1882, con 102
años, “entre la indiferencia del gobierno y del pueblo”, según anotó Carlos
María Ramírez. La familia no pudo comprarle un ataúd. El cruzado Gregorio
Sanabria, que peleó con valor en Sarandí, en 1829 se había declarado como
“indigente”.
ü
En 1831, el cruzado Felipe “Carapé” (apodo que
en guaraní significa “enano”) era leñador sobre el río Uruguay. Lo acusaron de
matar un soldado en una pulpería. Su defensor fue Carlos Villademoros, autor de
una obra de teatro en verso sobre los 33. Carapé estuvo un año preso. Murió en
1835.
ü
Dionisio Oribe era uno de los dos negros que
participaron en la Cruzada Libertadora. Era criado de Manuel Oribe. Gestionó su
pensión y cobró el premio. Acompañó a su patrón durante toda la Guerra Grande y
murió en la Unión en 1857, el mismo año que Oribe.
ü
El pintor Juan Manuel Blanes no fue el primer
artista que retrató el desembarco en la playa de la Agraciada. Este honor le
correspondió a la pintora Josefa Palacios, apodada como “Pepita” y oriunda de
Colonia. Palacios pintó a los 33 orientales en 1854. El cuadro está en el Museo
Histórico Nacional, ubicado en la Ciudad Vieja. Blanes pintó su emblemático y
gigantesco cuadro en 1878. Para documentarse viajó hasta la Agraciada y llevó a
Montevideo arena de la playa para acentuar el realismo. Cuando se inauguró la
obra, Blanes enfrascó la arena y la vendía como souvenir al público, que la
adquirió con avidez.
ü
Hasta 1855 la plaza ubicada actualmente entre 18
de Julio, Colonia, Minas y Magallanes se llamó plaza Artola. Al año siguiente,
se decretó que se la bautizara como plaza de los Treinta y Tres Orientales.
Tiene una estatua ecuestre de Lavalleja. A metros de allí está la doble estatua
del filósofo Carlos Vaz Ferreira y el físico Albert Einstein, quienes se
juntaron a conversar en esa plaza en abril de 1925, a un siglo exacto del
desembarco.
ü
En 1952 el cineasta Miguel Ángel Melino filmó
una película sobre la gesta de 1825. El filme se llama El desembarco de los
Treinta y Tres Orientales, dura unos 50 minutos.
Los dos jefes
orientales Lavalleja y Oribe, se los vincula a la masonería, en el Museo de los
Presidentes se encuentra la banda de grado 33 de Manuel Oribe.
En este siglo XXI, en la Gran Logia de la Masonería del Uruguay
se procede al encendido de luces de las logias:
ü
Logia Juan Antonio Lavalleja, en el departamento
de Lavalleja.
ü
Logia Manuel Oribe, en el departamento de
Montevideo.
Por último le dejamos este link http://danielpeluas.blogspot.com/2016/12/libertad-o-muerte.html
donde abordamos el origen del lema “Libertad o Muerte”.
Canciones:
[1]
Fernández Cabrelli, Alfonso- Presencia masónica... Ob. Cit. p. 39. Esto es fragmento de un
manuscrito anónimo que se encuentra entre los papeles de Bernardino Rivadavia
en el Museo Mitre de Bs. As.
[2] Biblioteca Pablo Blanco Acevedo. Tomo 132. pp.
78-79.
[3] Fernández Cabrelli, Alfonso- Presencia masónica... Ob. Cit. p. 42.
[4] Ídem. p. 43.
No hay comentarios:
Publicar un comentario