Encíclica “Humanum
Genus”
Papa León XIII
20 de abril de 1884
En el decurso de los siglos, las dos ciudades han luchado, la una contra la
otra, con armas tan distintas como los métodos, aunque no siempre con igual
ímpetu y ardor. En nuestros días, todos los que favorecen la peor parte parecen
conspirar a una y pelear con la mayor vehemencia, bajo la guía y auxilio de la
sociedad que llaman de los Masones, por doquier dilatada y firmemente
constituida. Sin disimular ya sus intentos, con la mayor audacia se revuelven
contra la majestad de Dios, maquinan abiertamente y en público la ruina de la
Santa Iglesia, y esto con el propósito de despojar, si pudiesen, enteramente a
los pueblos cristianos de los beneficios conquistados por Jesucristo, nuestro
Salvador.
Llorando Nos estos males, y movido Nuestro ánimo por la caridad, Nos sentimos
impelidos a clamar con frecuencia ante el Señor: He aquí que tus enemigos
vocearon; y levantaron la cabeza los que te odian. Contra tu pueblo
determinaron malos consejos, discurrieron contra tus santos. Venid, dijeron, y
hagámoslos desaparecer de entre las gentes.
En tan inminente riesgo, en medio de tan atroz y porfiada guerra contra el
nombre cristiano, es Nuestro deber indicar el peligro, señalar los adversarios,
resistir cuanto podamos a sus malas artes y consejos, para que no perezcan
eternamente aquellos cuya salvación Nos está confiada, y no sólo permanezca
firme y entero el reino de Jesucristo que Nos hemos obligado a defender, sino
que se dilate con nuevos aumentos por todo el orbe.
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