Claves para entender a los Maestros

04 junio 2016

33º Soberano Gran Inspector General (II)

33º Soberano Gran Inspector General
Grado Trigésimo Tercero y último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado
Único Grado del Supremo Consejo del 33°
Decimoquinto de los Grados definidamente Templarios
Tercero de los Grados Administrativos
Único Grado de la Novena Clase o Serie



Origen:
v  Según la leyenda del rito, este grado habría sido fundado el 1° de mayo de 1780. Algunos indican el 1° de mayo de 1786.
v  Desde un punto de vista histórico, el grado realmente parece haber surgido recién en 1802.
v  De donde el más elevado de los grados del rito escocés habría sido el último en ver la luz.
v  Todo parece haber comenzado el 27 de agosto de 1761, cuando los «Diputados Generales del Arte Real, los Grandes Vigilantes y Oficiales de la Grande y Soberana Logia de San Juan de Jerusalén establecida en París» concedieron un Privilegio a Esteben Morín por el cual tenía plenos poderes para «multiplicar los Grados Sublimes de la Más Elevada Perfección, y crear Inspectores en todos los lugares donde no se hubieren establecido los grados sublimes».
v  El problema es que no se sabe con claridad cuál era realmente la autoridad masónica que concedió el privilegio. Pike opina que fue una patente expedida en forma unida por la Gran Logia y el Gran Consejo, que en aquellos tiempos se disputaban el poder masónico en Francia.
v  Poco tiempo después, Morín embarcó hacia América.
v  El rito por él practicado era el rito de perfección en 25 grados que, con el agregado de 8 nuevos grados, conformaría finalmente el rito escocés en 33 grados.
v  Morín estableció cuerpos del rito de perfección en varios países de América Central, y nombró a M. M. Hayes Diputado Inspector General para Norte América.
v  Este, a su vez, designó a Isaac da Costa Diputado para Carolina del Sur, y por su conducto los Grados Sublimes fueron diseminados entre los masones estadounidenses.
v  De esta misma época es el Manuscrito Francken, es decir, la copia que A. Francken efectuó de los Rituales que Morín trajo de Europa, y que hoy es uno de los documentos más valiosos acerca del origen del Rito Escocés.
v  Volviendo a Esteban Morín, digamos que, después de los hechos que acabamos de referir, se pierden sus pasos y su destino final nos es totalmente desconocido.

Los objetivos exotéricos del grado son…
v  Defender la justicia y el derecho.
v  Trabajar por el logro universal de los Derechos Humanos.
v  Mantener la unión y la fraternidad entre todos los hombres en general y los masones en particular.
v  Promover la tolerancia religiosa.
v  Combatir toda forma de tiranía y despotismo.
v  Fomentar la educación y la difusión del conocimiento.
v  Promover la libertad, tanto en forma individual, impidiendo que el Estado sofoque la libre expresión de las ideas, como en forma general, sosteniendo el derecho de cada Estado o Nación a la soberanía y la libre utilización de sus recursos.

Los objetivos esotéricos del grado son…
v  Conservar la regularidad en el trabajo de los todos los grados y, especialmente, en los de la Masonería Sublime.
v  Preservar el contenido esotérico de las tradiciones de la Orden.
v  Acceder al logro pleno y completo de la gnosis.
v  Difundir la gnosis y la Iluminación en todos los niveles del rito.
v  Alcanzar una vislumbre de la Corona cabalística (Kether).
v  Preservar la egrégora del rito, sirviendo de fuente mística para vivificar todos sus grados.

Simbología:
v  El triple triángulo

De acuerdo con este símbolo, cada uno de los aspectos ternarios de la Creación es, a su vez, tríplice. Es decir, la división ternaria existe tanto en el todo como en las partes, de donde surge naturalmente el número 9.
En realidad, cada uno de estos nueve aspectos también es tríplice, y así sucesivamente, por lo que emanan otros números masónicos tales como el 27, el 81, etc.

v  El blanco y el rojo
Se dice que el blanco representa la inocencia de los Caballeros Templarios, sometidos injustamente a juicio, y el rojo la sangre derramada durante su cruel castigo. Pero esto parece sólo una lectura exotérica, sin demasiada relevancia.
Otros, desde un punto de vista más profundo, dicen que “así como el blanco es la síntesis de todos los colores, así el 33° es la síntesis de todos los grados”.
Respecto del rojo, es un color que siempre ha caracterizado al rito escocés.
Si bien el grado “rojo” por excelencia es el de Caballero Rosacruz, y el 33° corresponde más exactamente a la categoría de “grados blancos”, a veces se habla de “grados rojos” generalizándolo a todos los escoceses.
Quizás esta predilección por el rojo responda a un origen alquímico, aludiendo a la última etapa en la consecución de la Piedra Filosofal.

v  El Sol
Los antiguos rituales decían que «así como el Sol da luz y vida a toda la Tierra, así la Ilustre Orden del grado 33° otorga luz y vida al Gran Cuerpo Masónico en todo el Universo».
Esto sólo puede tomarse en sentido simbólico, porque los Supremos Consejos del 33° sólo ejercen su autoridad sobre el rito escocés antiguo y aceptado, y no sobre los grados simbólicos y el resto de los innumerables ritos masónicos.

v  El esqueleto con el estandarte de la Orden

A veces se dan de este símbolo interpretaciones exotéricas poco interesantes, tales como que «representa el castigo a los traidores de la Orden», o que se debe «vencer o morir gloriosamente en el campo de batalla, bajo la bandera de la Orden».

Nada de esto tiene sentido en la época actual, a menos que se interprete la «guerra» en forma simbólica.
Desde nuestra óptica, este esqueleto se relaciona con la carta N° 13 del Tarot.
 
v  La espada llevada por el águila
Se dice que dicha espada es el símbolo de la gnosis, que se supone que el Iniciado ha adquirido en los 32 grados anteriores.
Por otra parte, algunos han visto en el águila bicéfala un lejano recuerdo del símbolo solar egipcio, con las dos serpientes en torno al disco solar.
Otros han dicho que la corona representa a Kether y la cruz sobre ella a Malkuth, de donde el principio y el fin del árbol sefirótico son Uno.

v  Deus meumque jus
Esta divisa, típica del grado 33°, ha sido interpretada con cierta ligereza.
Generalmente se la traduce como “Dios y mi derecho”.
Se supone que su origen data de la Batalla de Gisors en 1198, cuando Ricardo Corazón de León la empleó como una contraseña.
En la referida batalla Ricardo derrotó a los franceses. El significado de la contraseña era que Ricardo debía su condición real sólo a Dios y a su propia herencia familiar (su “derecho”) y, por lo tanto, no estaba sujeto a ningún poder terrenal.
Esto, que es una justificación del origen divino de la monarquía, realmente tiene muy poco de masónico.
A principios del siglo XV, Enrique V adoptó este lema, en su forma francesa Dieu et mon droit, como el lema de la monarquía británica, que lo incluye en su escudo de armas.
El hecho de haberlo escogido en francés se debe a que este último idioma había reemplazado al latín como lengua de la clase alta.
De todas formas, es muy poco probable que los fundadores del rito escocés, que eran franceses o norteamericanos, eligieran esta frase como lema meramente para referir a la corona real de Inglaterra.
Otras traducciones de la frase son: “Dios y el derecho me protegen”, de carácter exotérico, y “Dios y mi mano derecha”, relativa al acto de elevar esta última durante la coronación de los reyes germanos.
O bien “Dios y mi rectitud moral”, la cual no deja de destilar cierto sabor jesuítico.
Ninguna de estas lecturas es satisfactoria desde un punto de vista masónico.
La interpretación más habitual dada en América Latina es: “habiendo sido creado el ser humano en la plenitud de sus derechos, todos debemos ejercerlos sin excepción alguna”.
Esta frase puede tener una lectura política, válida pero meramente exotérica.
Nosotros creemos que una interpretación esotérica puede obtenerse reflexionando sobre el sentido de la palabra “derechos”.
El Martinismo habla de los “derechos de nacimiento” que posee la especie humana, que se habrían perdido como consecuencia de la simbólica “caída del hombre”.
La reintegración, entre otras consecuencias, tendría el efecto de recuperar el ejercicio de tales derechos.
Esotéricamente, por lo tanto, los “derechos” en cuestión serían las habilidades y facultades originales del hombre.
El Iniciado del 33°, entonces, sería el símbolo del Hombre reintegrado, y por lo tanto reinstalado en la plenitud de sus derechos.
Desde un punto de vista masónico, la totalidad de los derechos dentro de la Orden se alcanza en el tercer grado, es decir, con la condición de Maestro.
Pero los Altos Grados fueron creados para compensar las deficiencias del tercero en el que, por no recuperarse la Palabra, no puede lograrse una Maestría completa.
Por lo tanto, en el 33° se conseguiría, al menos teóricamente, el objetivo final de todos los Ritos y los Altos Grados: alcanzar la Maestría masónica efectiva, no sólo formalmente, sino fundamentalmente en espíritu y en verdad.
De donde el “maestro masón” sería sinónimo de “hombre reintegrado”, empleando el lenguaje martinista.
Un hombre que, ahora sí, ha reconquistado el empleo pleno de todos sus derechos.
Por ello, no debería descartarse totalmente la propuesta formulada en algunas oportunidades, acerca de que, cuando los Soberanos Grandes Inspectores Generales visitan una Logia Simbólica, lo hagan vistiendo exclusivamente los atributos del Maestro Masón.
Porque, al fin y al cabo, si son verdaderos Iniciados del 33°, no son más que verdaderos Maestros Masones.
En la imagen, cuadro del grado de Maestro.
Finalmente, digamos que algunos han propuesto reemplazar este lema por el de “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, u otros similares.
Ello es comprensible, porque la referencia a “Dios” no es aceptable para todos los Hermanos.
Nosotros creemos que el lema puede ser preservado, siempre y cuando se le otorgue una interpretación esotérica, y no se lo reduzca a algo religioso o vinculado con la moral o la política profanas.
Blanchard (2002) la toma como Palabra de Pase, a la que se responde, en los Rituales en inglés, «God and my right» Dios y mi derecho»).
Esta costumbre no nos parece feliz, pues estimula una lectura exotérica de la divisa bajo consideración.

v  El Tetragrama
Es «lo primero que se advierte al ingresar al Templo».
Según Rizzardo da Camino, en este grado el Tetragrama simboliza que “el Principio (Iod) de Vida (Hé) está en la propia Vida (Vau Hé)”.
Como es sabido, el valor numérico del Tetragrama es 10+5+6+10 = 26 = 8.
El número 8, con su forma ondulante que recuerda al caduceo y la Kundalini, representa el fluir, subiendo y bajando de la Energía Universal.

v  El número 8
En tal sentido, el simbolismo del número 8 es similar al del Signo de Reconocimiento del grado 18° (Caballero Rosacruz), con un índice apuntando hacia el Cielo y otro hacia la Tierra, y el cuerpo del Iniciado sirviendo de vehículo de comunicación entre ambos.
Recordemos también que el número 888 es, en la Cábala griega, el número del Cristo, de donde se alude aquí a la cristificación (individuación) del Iniciado.

v  Las coronas
Según Jung, un sombrero o una corona representa un principio circular unificador, bajo cuya influencia se coloca toda la personalidad del que lo lleva.
En este grado se utilizan varias coronas, tanto la corona solar del Rey alquímico, como coronas simbólicas de roble y de ciprés.
De hecho, la Iniciación es a veces referida como una coronación.
En cualquier caso, la idea es demostrar la culminación (hipotética) del proceso de individuación: el surgimiento consciente del Sí-Mismo, el logro de una personalidad totalizada y unificada.

v  La columna vertebral
La columna vertebral humana consta de 33 vértebras, divididas en 5 regiones.
Se ha comparado cada vértebra a un grado del Rito Escocés y al ascenso de la Kundalini como la “vivificación” sucesiva de cada grado, o bien de cada clase (conjunto de grados).

v  Las cinco luces del Oriente
Aunque en forma algo exotérica, los rituales interpretan el candelabro de cinco luces del Oriente como el “conjunto de la enseñanza masónica: la Religión Natural, la Ciencia, la Perfección Humana, la Justicia y la Verdad”.
«La religión natural, universal y tolerante; el secreto de las operaciones de la Naturaleza; la perfección del verdadero Templo, que es el interior del ser humano; la victoria del Sol sobre las tinieblas y el triunfo de la verdad sobre las imposturas y los errores»

v  Las tres luces del Sur
Representan el clásico ternario masónico, es decir, el agente, el paciente y el ser engendrado; el movimiento, la fermentación y la vida; el Padre, la Madre y el Hijo.

v  Las dos luces del Oeste
Son el principio de la dualidad: la beth frente a la unidad de la aleph.

v  La luz única en el Norte
Representa el Absoluto, la Fuente que, a la vez, emana y está presente en todas las «aguas» de la Creación.
Es el Principio, el Punto Creador Primordial y, a nivel humano, el Sí-Mismo.
En la imagen, la yud, el punto o falo creador, la única luz que brilla en el Norte.




Dr. Jorge Norberto Cornejo
Buenos Aires – Argentina
mognitor1@yahoo.com.ar


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