Claves para entender a los Maestros

21 junio 2019

LOS SOLSTICIOS EN LA MASONERÍA


LOS SOLSTICIOS EN LA MASONERÍA

Hoy es fecha del solsticio, y en varias culturas tiene un lugar importante dentro de sus tradiciones.

Comencemos por la visión de la masonería, así lo describe J. E. Galleguillos:
Las fiestas de San Juan Bautista y San Juan Evangelista, son el momento simbólico en que los Masones reflexionamos en nuestro interior y advertimos nuevas verdades morales y nuevas realidades espirituales para continuar con la obra suprema, en un nuevo comienzo" Duberlí Yáñez Araya

En nuestras Tenidas Solsticiales, que se efectúan en los meses de Junio para el de Invierno, y Diciembre para el de Verano, coincidiendo con el comienzo de las estaciones del año mencionadas en nuestro Hemisferio Sur, debemos primeramente abrir los Trabajos en la forma acostumbrada en el Primer Grado simbólico del R:.E:.A.. y A:., es decir, observando cuidadosamente la formalidad requerida ante tan Magna celebración. Así, y debidamente dirigida la tenida por el Delegado Regional en ausencia del Gran Maestro, o por éste último sin excepción, según reza el Artículo Nº 61 de nuestro Código Entre Columnas, estamos en condiciones de enfrentar una Fiesta Solsticial en forma correcta y vivir grupal, intensa e íntimamente lo que allí ocurre. Por algo los Solsticios son las fiestas más significativas del calendario masónico.

Los Masones celebramos a nuestra forma, lo que por milenios han celebrado diferentes civilizaciones. En estas festividades realizadas en diferentes formatos según la cultura y la época, se celebraba el “nacimiento del joven Sol”. Nuestros ancestros, en diferentes puntos del orbe y en épocas distintas del mundo, desde los Cananeos, Egipcios, Celtas, Romanos, Persas, Sirios, Fenicios, Griegos, Hindúes, Mayas, Incas, Aztecas, y Mapuches entre muchos otros, habían advertido los diferentes cambios en la naturaleza, originados según sus observaciones, por la presencia o ausencia, cercanía o lejanía del sol. Los misterios de la noche y el día, la oscuridad y la luz, el frío y el calor, la dualidad permanente y cíclica de la tierra, fueron la inspiración de los estudiosos y observadores de todas las épocas. Seguramente se preguntaban porque cambiaban las condiciones de la tierra, el clima, sus cultivos, la fauna, los cielos, y la naturaleza en general, que misterios generaban estos cambios que afectaban sus vidas, y por ello vieron finalmente en el Sol, un dios dador de vida, una fuente inagotable de luz y calor que cíclicamente les favorecía. El estudio mediante la observación de las estrellas, de la Luna, el Sol, el caudal de los ríos y el comportamiento de la naturaleza en general, entregó muchas respuestas a las inquietudes que tuvieron estas diferentes formas de vida en sus diferentes etapas en la tierra, ellos captaron finalmente como el joven Sol comenzaba su renacer en cierta época del año. Se crea así el Mito Solar, que ha permanecido por milenios entre nosotros. Todas estas culturas sin excepción, comenzaron a celebrar estas fechas, en Invierno con el fuego reemplazando al sol para pedir su regreso, su renacer y en Verano para celebrar sus cosechas y la abundancia que les regalaba la naturaleza bañada por el padre Sol.

El Sol es para la masonería, la Luz que emana de Oriente, y la Luz es símbolo de sabiduría, nosotros los masones, en nuestro camino en búsqueda del perfeccionamiento individual para poder finalmente colaborar en la Gran Obra de acción social, caminamos desde el crepúsculo o tinieblas hacia la Luz de Oriente, desde las Apariencias a la Realidad, en una búsqueda interminable, pues para los masones el Luz de Oriente significa aquella Verdad inalcanzable en busca de la cual trabajamos día a día. Al mismo tiempo, trabajamos desde mediodía a medianoche, es decir, desde que la Luz nos ilumina con su máximo esplendor, hasta que el ocaso nos oculta el Sol, el que muere para renacer a medianoche y reiniciar con ello, un nuevo ciclo. Cíclica es también la naturaleza en relación al Sol,
que provoca el frío y el calor, la noche y el día, que nos remarcan la polaridad eterna en que vivimos, representada en nuestros Templos por el pavimento de mosaico y las Columnas B y J. Se simbolizan de este modo las Leyes inmutables del universo.

Así mismo las Logias de San Juan celebran en el Solsticio a San Juan Evangelista el 27 de Diciembre, quien junto a Juan Bautista no son otra cosa que el Dios Jano cristianizado, emulando  la celebración de los Collegia Fabrorum romanos, con Jano el dios de dos caras, una vieja que mira al pasado y otra juvenil que mira al futuro, prescindiendo del eterno presente desconocido realmente para el hombre.


En nuestros Templos, tradicionalmente orientados, están representados los cuatro puntos cardinales, Norte Sur, Este u Oriente, y Oeste u Occidente. El Venerable Maestro está en Oriente, y representa a ese Sol naciente, es por donde sale la Luz que pide el neófito el día de su Iniciación y hacia donde todos los masones caminamos en busca de superación, en Occidente está el Primer Vigilante, que representa el ocaso, el fin del día, pero sin el cual, no habría un nuevo renacer y al mediodía está el Segundo Vigilante, a pleno Sol, para enseñar y guiar sin sombras a los Aprendices. Al Norte, en la zona más oscura del Templo, está el Septentrión, lugar que ocupan los Aprendices, pues ellos, recién incorporados a las filas de la Orden, sólo cuentan con su pasado profano y requieren de dosis reguladas de Luz a fin de ir avanzando paso a paso en el camino que inician en la vida masónica.

Al tener la Masonería la finalidad de enaltecer moralmente a la humanidad, no pudo haber elegido de mejor forma el simbolismo del “movimiento” solar, con sus enseñanzas abiertas sobre los ciclos interminables, y su clara enseñanza de lo permanente a través del tiempo, que nos habla directamente de la vida y la muerte necesaria para la resurrección a la vida y así cíclica e infinitamente. Hemos aprendido el día de nuestra Iniciación, que es preciso morir a un estado, para poder renacer a uno nuevo. Es preciso que esa muerte nos descomponga hasta los huesos, para que brote desde el fondo una nueva vida, la naturaleza nos lo muestra en forma evidente. La comprensión de este constante morir y renacer permite al Masón comprender las cosas de manera distinta, no adoramos al sol como una deidad, o por su fuerza vital natural, sino que está presente en nuestros Templos como un símbolo didáctico que nace en Oriente para entregarnos la Luz de la Sabiduría, cada vez que estamos en Logia, para ir individualmente transformándonos interiormente en símbolos de Luz que irradien a la humanidad entera, Luz y calor fraterno.

El Nacimiento es esperanza, el Solsticio de Invierno es la Fiesta de la Esperanza, por ello está dedicado a los Hermanos Aprendices, quienes son la esperanza de futuro de nuestra Orden. Ellos han sido recién sembrados, y como la semilla que ha de morir en la entrañas de la tierra, ellos, como todos los Masones, han muerto en la caverna a la vida profana, su germinación es la esperanza para una cosecha como futuros MM.·.MM.·. que sigan adelante con la Gran Obra. Han de crecer al alero de la Plomada, hacia arriba en forma recta, como la planta en busca de la luz solar, ambos tienen sus raíces en la Tierra y requieren de la luz y el calor para hacer fructíferos sus esfuerzos por crecer, en el caso de los Aprendices de las Luces de sus Hermanos Compañeros y Maestros y del calor fraternal que se deben brindar los Masones mutuamente. También nuestra Cadena Fraternal es un símbolo de los ciclos infinitos que nos regala la naturaleza, pues como seres humanos siempre estamos en peligro de decaer, de que mermen nuestras fuerzas en el incesante trabajo de pulir la Piedra Bruta, es ahí cuando la fuerza de los ciclos, simbolizada en la Cadena Universal, nos debe fortalecer, eslabón con eslabón, para renovar la marcha en los momentos difíciles a que inevitablemente y como el frío invierno ocurrirán de tanto en tanto en nuestra vida masónica. Ahí en Oriente está el Sol, simbolizando con su Fuerza omnipotente, la Luz creadora y su vital energía repartida siempre en Igualdad, esto es lo que el Masón debe hacer, convirtiéndose él mismo en fuente de Justicia, Igualdad y Fraternidad para todos, ayudando con ello a que las semillas de la Masonería algún día den flores y frutos a la sociedad toda.


La Esperanza es lo que celebramos en el Solsticio de Invierno, por ello hemos comido frutos secos y obtenido semillas en la ceremonia, es lo que con inteligencia el hombre ha guardado de la época de la abundancia, aprendiendo que siempre es preciso conservar energía para cuando el Sol y su Luz estén lejos y los fríos invernales sequen lo que quedó de las cosechas, mermando nuestras fuerzas. Con esos frutos secos guardados, que simbolizan nuestro aprendizaje producto del estudio, reflexión y trabajo, nos apoyaremos en los momentos de duda, propios de la mente humana, para resistir los ataques del ego en nuestro interior. Es el momento de refugiarnos en nuestro propio Cuarto de Reflexiones, para tener la esperanza de poder renacer airosos y pletóricos de energía al momento de subir un nuevo escalón en nuestra vida masónica y retomar con fuerza y vigor nuestros trabajos.

Para los antiguos egipcios
El solsticio de Cáncer (Puerta de los Hombres) era consagrado al dios Anúbis; los antiguos griegos lo consagraban al dios Hermes. Anúbis y Hermes eran, en la mitología de esos pueblos, los encargados de conducir las almas al mundo extraterreno.
La importancia de esa representación de las puertas solsticias puede ser encontrada con el auxilio del simbolismo cristiano, pues, para un masón, las fiestas de los solsticios son, en último análisis, las fiestas de San Juan Bautista y de San Juan Evangelista.
Son dos San Juan y allí hay una evidente relación con el dios romano Janus y sus dos caras: el futuro y el pasado, el futuro que debe ser construido a la luz del pasado.
Sobre una visión simbólica, los dos se encuentran en un momento de transición, en el fin de un gran año cósmico y el comienzo de uno nuevo, que marca el nacimiento de Jesús: uno anuncia su venida y el otro propaga su palabra.

En la tradición hebraica
Las dos estrellas son llamadas de Haiot Nakodish, o sea, animales de santidad, designados por las dos primeras letras del alfabeto hebraico, Aleph y Beth, correspondiente al asno y al buey.
Delante de ellas, hay un pequeño conglomerado de estrellas, denominado en latín, Praesepe, que significa pesebre, corral, establo, y que, en francés, es “crèche”, también con el significado de pesebre, establo, cuna. Esa palabra “créche” ya fue inclusive, incorporada a idiomas latinos, con un significado local donde los nuevos bebes son acogidos, temporalmente.
Ese simbolismo da sentido a la observación material: Jesús nació un 25 de diciembre, sobre el signo de Capricornio, durante el solsticio de Invierno, siendo colocado en un establo-cuna, entre un asno y un buey.
Esa fecha de nacimiento, todavía, es puramente simbólica. Para los primeros cristianos, Jesús nacería en Julio, sobre el signo de Cáncer, cuando los días son mas largos en el hemisferio Norte.

 

En el sentido cristiano
En el plano simbólico, abordaría, entonces, apenas la Puerta de los Hombres y, así solamente habría la comprensión de Jesús, como ser, como hombre. Mas Jesús es el ungido, el Mesías, el Cristo. Según la teología cristiana — y el otro polo, obligatoriamente complementario, es la Puerta de Dios, sobre el signo de Capricornio, tornando la dualidad comprensible.
Entretanto dos elementos, uno material y uno religioso, vendrían a influir en la determinación de la fecha del 25 de Diciembre. El material se refiere a los hábitos y costumbres de los antiguos cristianos y al aspecto religioso, al mitraismo de la antigua Persia, adoptado por Roma:
Los primeros cristianos del Imperio Romano, para escapar las persecuciones, crearon el hábito de festejar el nacimiento de Jesús durante las fiestas dedicadas al dios Baco, cuando los romanos, ocupados con los festejos y orgías, los dejaban en paz.
 
Mas el origen mitraico es el que parece más plausible para explicar esa fecha totalmente ficticia
Los adeptos al mitraismo acostumbraban reunirse en la noche del 24 para amanecer el 25 de Diciembre, la más larga y más fría del año, en una festividad llamada — en el mitraismo romano — de Natalis Invicti Solis (nacimiento del Sol triunfante).
Durante toda la fría noche, se quedaban haciendo ofrendas y deseos pidiendo la vuelta de la luz y del calor del Sol, asimilado al dios Mitra. El cristianismo, al marcar esa fecha para el nacimiento de Jesús, lo identifico con la luz del mundo, la luz que surge después de las prolongadas tinieblas.

Fiestas de San Juan en
Uruguay 2019

El sábado 22 de Junio Colonia del Sacramento realizará 
la Fiesta de San Juan, para vivir el solsticio de invierno en Colonia. 

Este sábado 22 de Junio, en el estacionamiento norte del Campus, por la Rambla Costanera, se encenderán temprano las almenaras para anunciar que San Juan se vivirá por la noche en Colonia. 
La Fiesta, desde el atardecer, se centrará en una gran hoguera central, acompañado por otras de menor intensidad. 
Habrá plaza de comidas típicas, como corresponde a una región tan influenciada por corrientes migratorias de gran historia culinaria. 
Sábado 22 de Junio, Espacio contiguo al Estadio “Prof. Alberto Suppici”, con entrada por Rambla “Cristóbal Colón”. 
(Entrada gratis) 
Hora 16:00
Juegos para niños, con la Payasa “Margarita” (gratis). 
Hora 18:00
Encendido de la hoguera principal. 
Actuación musical: 
- “Tío Vittor”
- “La Clave” 
- Banda “Retro” (Ex Integrantes de Fantasía) 
- Plaza de Comidas 

​​​​​​​Noche de San Juan a la uruguaya



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