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11 abril 2021

Patrimonio Masónico II

 

Patrimonio Masónico II

Estética masónica o Estilo masónico

 

En esta línea de abordar el patrimonio masónico, es oportuno el tratar de ver cual de estos dos conceptos son los que se ajustan a esta propuesta.

 


Antes de reflexionar sobre la estética masónica y los problemas de conservación y restauración de la misma, es lógico establecer una aclaración previa en cuanto al término “masónico” asociado al arte y, en concreto, a la arquitectura como valor simbólico y patrimonial. En la disciplina de la historia del arte, el término estilo permite clasificar fenómenos artísticos que trascienden un ámbito concreto y definen una época, movimiento o autor. Cuando la masonería utiliza las bellas artes para generar un discurso o como herramienta y material simbólico en cualquier tipología –logia, monumento funerario– u objeto –regalías masónicas y mobiliario para las tenidas2–, estas creaciones podrían parecer ajenas a las prioridades de la masonería especulativa. Se debe resaltar aquí, además, que existen muchas formas (tendencias, ritos, obediencias, tradiciones) de masonería y, por ello, bien podrían entenderse otras tantas de estética masónica, aunque la gran mayoría comparten un corpus simbólico similar.[1]

 

Acerquémonos al “estilo masónico”, este puede general alguna confusión dada la universalización de la masonería y que esta ni tiene un corpus unificado en esta línea.

Diríamos que el término de estética masónica comienza a ser impuesto en los años 90 del siglo XX, vinculando el mismo al sentido histórico-artístico y patrimonial académico, en la obra de A. Sebastián Hernández Gutiérrez: La estética masónica.

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