La
Boca, bastión de la Masonería
En Suárez al 400 se recuperó una casa
donde funcionó la histórica Logia
Liberi Pensatori. Allí, miembros de la Orden decidieron retomar la antigua
tradición de una institución que asistió a cientos de familias con necesidades
en el barrio.
Por Leandro Vesco
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“La gente
del barrio acudía a las logias porque se sabía que los Hermanos ayudaban, en
tiempos en donde no existía el estado de bienestar, la masonería fue la única
Institución que socorrió a los primeros boquenses que se asentaron en un barrio
a orillas del mundo en donde había muchas carencias”, con orgullo por saber
que sus Hermanos se comprometieron con la realidad que les tocó vivir, un
miembro de la masonería, que por discreción prefiere no dar su nombre, regla de
oro de la Orden, nos cuenta la fecunda historia de los masones en La Boca, que
nuevamente están trabajando en un viejo templo de la calle Suárez, donde
funcionó una legendaria Logia que trató de iluminar y apoyar la vida de los
boquenses.
La
Boca en 1820 era un caserío. Madera, algunas chapas, inundaciones e incendios,
pobreza y trabajo. La historia no ha cambiado mucho, pero este lugar de Buenos
Aires acogió a muchos intelectuales y miembros de sociedades ligadas con el Risorgimento, el movimiento que luchó
por la unificación de Italia. A partir de ese año y durante todo el siglo XIX
llegaron en barcos personas que estaban formadas intelectualmente para combatir
contra la desigualdad y luchar por los derechos individuales. Si Mendoza trajo
delincuentes y personas de dudosa moral para fundar Buenos Aires, a La Boca
llegaron prohombres de una altísima claridad moral y capacidad para hacer de
este páramo un lugar en donde las ideas de libertad y fraternidad se
desarrollasen. La masonería fundó La Boca.
Carbonarios
y masones, Mazzini y Garibaldi, revolución y nacionalismo, eran palabras e
ideas que se oían en un barrio precozmente iluminado por la necesidad de la
libertad. No es de extrañar que se haya alimentado aquella imagen
independentista de La Boca al erigirse como República, sus vecinos, muchos de
ellos habían sido combatientes de las revoluciones italianas. Para entender el
origen de la masonería en La Boca urge conocer que esta Orden, cuyo nacimiento
se pierde en la noche de los tiempos, ayudó a Risorgimento. “Los exiliados
de aquellas luchas llegaron a La Boca, eran personas de lucha pero también de
trabajo. La Fraternidad masónica era la Logia”
“En un lugar muy fuerte, cubierto e
iluminado, donde reina la paz, la concordia y la caridad, bajo la bóveda
celeste en el punto vertical que corresponde al Oriente de Buenos Aires, se
reunieron los miembros que componen la Augusta y Respetable Logia de San Juan
de Escocia, del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, Regularmente Constituida con
el título distintivo de Augusta Logia Liberi Pensatori, en la Boca del
Riachuelo”, esta es la transcripción del Acta Constitutiva de la Logia que
ayudó a La Boca a ser lo que fue, corría el 15 de enero de 1875. Liberi Pensatori trajo al barrio los
ideales de la Fraternidad. Promovió la educación, sus hermanos fundaron en 1906
una escuela que llamaron Unión Fraternal en donde se enseñó bajo los principios
del laicismo. “La Logia ayudaba a las
familias con necesidades, se preocupaba por el bienestar de los vecinos,
fundamentalmente por la juventud, promovía la cultura y sus miembros eran
hombres comprometidos con el mundo, actuaban en forma directa, daban
asistencia, comida, abrigo. La Logia era un lugar abierto en años en donde no
existía socorro”, relata el Hermano que trabaja en el templo de la calle
Suárez al 400.
En
1875 la masonería boquense crea un Hospital gratuito para todos los vecinos, en
un barrio de obreros que querían ser más que eso, la Logia se transformó en un
espacio de contención y de formación. “Hasta
la propia Iglesia enviaba gente a las Logias”, comenta el Hermano masón. Lo
que demuestra hasta qué punto la Logia se había constituido como eje barrial de
progreso y libre pensamiento. No existe una sola Institución del barrio que no
tenga un origen masón. La Mutual San
Martín, el Teatro Verdi. Tomás
Liberti (masón), por ejemplo, creó los Bomberos Voluntarios. Pero con
la irrupción del fascismo en Europa y la llegada del peronismo en nuestro país,
la masonería y sus ideales de filantropía y progreso representaron una amenaza
para la dirigencia política que quería enarbolar esas banderas, pero
desprovistas de lealtad y moral. “Las
logias debieron volver a ser secretas ya que muchos Hermanos fueron
perseguidos, incluso muertos”. El barrio comenzó su decadencia.
Pero
en La Boca desde hace un tiempo algunos Hermanos de la Orden han querido
retomar la antigua tradición masónica boquense y están trabajando en un templo
de la calle Suárez al 400, lugar donde funcionó la histórica Logia
Liberi Pensatori. Aún en silencio, de a poco se oyen voces y pasos en
un lugar en donde se pensó La Boca, dándole al barrio ese identidad que acuna
valores que surgieron de masones que dieron todo por el progreso del pueblo
obrero.
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