Claves para entender a los Maestros

14 marzo 2016

José Longinos Ellauri Fernández

José Longinos Ellauri Fernández
14 de marzo de 1789 – 21 de noviembre de 1867
Montevideo

Ministro de Estado, Constituyente de 1830 y diplomático.

Era hijo de Juan de la Cruz de Ellauri Ugarte, natural de Vizcaya y de Petrona Antonia Fernández Ximénez, natural de Montevideo.

En 1805 es enviado a Buenos Aires para seguir la carrera eclesiástica ingresando como interno en el Colegio Carolino. Interrumpidos sus estudios en razón de las invasiones inglesas de 1809, los volvió a reanudar en 1808 pero ahora en la Universidad de Chuquisaca, matriculándose en Teología y Cánones.

La revolución de 1810 lo sorprende en Buenos Aires regresando a Montevideo enrolado entre los milicianos del Rey y con un destino público que le había conferido el Cabildo.

Promediando el año 1811 marcha a Río de Janeiro en donde sus simpatías por los españoles se enfrían haciendo suya la causa patriota de la independencia.

Producido el armisticio de 1811 se traslada a Buenos Aires donde obtiene un cargo de oficial escribiente en la secretaría de hacienda, en cuyas funciones permaneció hasta el año 1823.

Al año siguiente, 1824, se radica definitivamente en Montevideo, aceptando en razón de los hechos consumados, la autoridad imperial brasileña prestando servicios en la administración de justicia imperial, al mismo tiempo que trabajaba en su estudio particular como abogado.

Durante los sucesos de 1825 permaneció neutral en la contienda, apareciendo recién, luego de independizarse la Provincia, electo como diputado por Montevideo para integrar la Asamblea General Constituyente y Legislativa de 1828. Fue nominado como secretario de la comisión especial encargada de redactar el proyectó de la constitución que regiría los destino del Uruguay.

El 13 de marzo de 1830, durante el gobierno provisorio del Gral. Rondeau, es nombrado Ministro de Gobierno y RR.EE.

A mediados de 1830 es senador por Canelones y en noviembre de ese mismo año el Presidente Rivera lo designa nuevamente para ocupar la Cartera de Relaciones Exteriores. Alejado del ministerio el 2 de setiembre de 1831 es electo diputado por Montevideo y en 1834 fue Vice-Presidente de la Cámara.

El 14 de enero de 1839 fue designado como fiscal general del Estado, sustituyendo al Dr. Francisco Solano Antuña, quien se había ausentado hacia Buenos Aires junto con la comitiva del derrocado Presidente Gral. Manuel Oribe.

El 6 de febrero de 1839, por tercera vez es nombrado Ministro de RR.EE.

El 9 de agosto del mismo año se le encomendó una misión diplomática en Europa, la cual se extendió por 16 años y 4 meses.

La obra realizada por el Dr. Ellauri fue de excepcional resultado para el Uruguay al cual vinculó mediante acuerdos y tratados a las grandes potencias europeas, sin dejar por eso de entablar relaciones con naciones como Suecia, Noruega, Dinamarca, Cerdeña y las ciudades Hanseáticas. “Es probable que a ninguno de nuestros diplomáticos tocase nunca misión tan excepcional como la de Ellauri –donde encuadró toda la etapa de la Defensa de Montevideo- pero ciertamente ninguno se hubiera desempeñado con más inteligencia con más tino y con más ponderación”.

El 3 de marzo de 1856, el Presidente Pereira lo nombró su Ministro de Gobierno y RR.EE., cargo que ocupó tan sólo 17 días, pasando el 8 de abril a desempeñarse nuevamente sus tareas como fiscal general de gobierno.

A su regreso de Europa, la República le debía por concepto de sueldo de esos 16 años en e extranjero, la suma de 123.000 pesos. Ellauri, habiase sostenido en la legación a costa de sus bienes particulares los cuales agotó pasando los últimos años verdaderas penurias económicas, aunque finalmente la deuda le fue abonada en cuotas. Luego de un año de desempeñar la fiscalia se vio obligado, en razón de su estado precario de salud, a ampararse a una justa y bien ganada jubilación con la cual pudo vivir sus últimos años postrado en la cama y ciego, pero, con toda la plenitud de sus facultades mentales.

En esa inmensa soledad, que solamente los grandes hombres son capaces de sobrellevar con dignidad y altivez, lo sorprende la muerte el 21 de noviembre de 1867.

Con fecha 25 el gobierno decretó que sus restos fueran trasladados al Panteón de los Hombres Ilustres en razón de los importantes servicios prestados a la Nacióna la cual consagro su esclarecida inteligencia y su más decidida voluntad”.

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En nuestra Masonería, fue miembro activo de la Logia Asilo de la Virtud.[1]







[1] Gran Logia de la Masonería del Uruguay- Biografías masónicas orientales. Tomo I. Montevideo. 1991. pp. 51-53.

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