Claves para entender a los Maestros

12 diciembre 2015

Masonería Argentina III

Masonería Argentina (III)

Gran Oriente Argentino del Rito Azul

1902


En 1902 se creó una Obediencia denominada Gran Oriente del Rito Azul, la que trabajo solo en los tres primeros grados, se entendía  que allí estaba resumido todo el conocimiento y las enseñanzas masónicas.

El nombre de Rito Azul viene de que esos primeros tres grados, configuran la llamada Masonería azul o simbólica. Los fundadores fueron dos sobrinos del ex Presidente Domingo F. Sarmiento.

El G. O. A. del Rito Azul nació en 1902 y, en 1917, todavía se lo mencionaba. Se caracterizaba por excluir el sistema de altos grados escocistas (del 4 al 33) y trabajaba con los tres primeros (los grados azules). Su primer Gran Maestre fue el almirante Enrique Guillermo Howard (1852-1913), ocupando el cargo hasta 1906. Otros miembros fueron (11): Julio y Augusto Belín Sarmiento, Pedro Consoli, Antonio Reinaldo, Lorenzo Benetti, Pedro Grande, Narciso Terrón, Guillermo Tatlok, Eleodoro Suárez, Jacinto Z. Caminos, Antonio Galmes, etc. Las Logias fundadoras fueron: Libertad Nº 48, Unión Italiana 1ra., Caridad, Primera Argentina, San Martín (de Quilmes) y Unión y Constancia (de Arroyo Seco). Luego se sumaron: Lautaro (de Rosario), San Juan de la Frontera (de San Juan), Domingo Faustino Sarmiento (de Bella Vista) y Cosmopolita (de Paraná). Problemas internos producen nuevas rupturas y en poco tiempo surgen el Gran Oriente del Rito Confederado y el Gran Oriente Nacional del Rito Argentino”.[1]


Un aspecto que en la actualidad no se continua: “El Almirante Howard, jefe de la Armada Argentina y Gran Maestre del G. O. A. del Rito Azul, decía: La Masonería debe apoyar en los comicios electorales a los candidatos que convengan a sus intereses hasta apoderarse del gobierno por los medios legales que marca la Constitución.

Julio Belín Sarmiento, Gran Maestre del Gran Oriente Argentino de Logias Confederadas, expresaba: Si por política ha de entenderse las múltiples cuestiones que requieren solución y que directa o indirecamente afectan a una sociabilidad, entiendo que la Masonería debe participar activamente en la lucha política. No hay que confundir, sin embargo, esto con la lucha entre partidos más o menos personales que tienden a sobreponer sus intereses y conveniencias. Si hubiéramos de prescindir de aquella política sana a que me he referido sería casi inútil la existencia de la Institución entre nosotros.
Por otro lado, Carlos D´Amico, Gran Maestre del Gran Oriente Nacional del Rito Argentino, expresaba: No dejes nunca de cumplir tus deberes de ciudadano argentino. Concurre en todos los comicios a dar tu voto por el representante de las ideas masónicas, para que no te culpen de las miserias que puedan afligir al Estado. Una particularidad de este último Gran Oriente es que a D´Amico le sucedió en el cargo, hasta su muerte, Carlos Pellegrini”.[2]


En el balance del tercer ejercicio administrativo (1904-1905), declaraba el Gran Maestre y Vicealmirante Enrique G. Howard: "En este lapso de tiempo se fundaron e instalaron 32 Logias y Triángulos, y por lo tanto contamos hoy con 103 en pleno desarrollo de actividad. Durante el mismo período el número de iniciados, afiliados y regularizados, ascendió a 589". Este es el detalle: Iniciaciones, 444. Afiliaciones: 100. Regularizaciones: 45. Suspendidos, radiados o expulsados: 46. Fallecidos: 12”.[3]
Al finales de 1902, esa Obediencia se divide en dos ramas, que se llamaron Gran Oriente del Rito Confederado. En 1910, la masonería Argentina en sus diferentes ramas, contenía a 146 logias regulares nacionales y 21 extranjeras. En 1914, 41 logias formaron un tercer organismo denominado Masonería Universal, Supremo Consejo Grado 33, Gran Oriente del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

En 1916 se produce el reingreso a la Logia madre de la Gran Logia Argentina del Rito Azul, lo mismo ocurre en 1927 con la otra Logia disidente.

Hasta 1930 en el territorio argentino había dos organizaciones principales: la Gran Logia Argentina bajo el REAA y la Gran Logia Nacional Argentina.Hay que tener presente que estas Obediencias no eran las únicas, sino que además funcionaron una Filial Hispano Argentina del Gran Oriente Español, y la Gran Logia Provincial de Santa Fe, con Carta Patente otorgada en Nápoles.

En 1932 las logias de la Gran Logia Nacional ingresaron en la Gran Logia Argentina del REAA, y a finales de ese año, mediante el llamado “Pacto de Unión”, también lo hicieron las logias de obediencia española.



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