Masonería
Argentina (III)
Gran Oriente
Argentino del Rito Azul
1902
En 1902 se creó una Obediencia denominada Gran Oriente
del Rito Azul, la que trabajo solo en los tres primeros grados, se entendía
que allí estaba resumido todo el
conocimiento y las enseñanzas masónicas.
El nombre de Rito Azul viene de que esos primeros
tres grados, configuran la llamada Masonería azul o simbólica. Los
fundadores fueron dos sobrinos del ex Presidente Domingo F. Sarmiento.
“El G. O. A. del Rito Azul nació en 1902 y, en 1917,
todavía se lo mencionaba. Se caracterizaba por excluir el sistema de altos
grados escocistas (del 4 al 33) y trabajaba con los tres primeros (los grados
azules). Su primer Gran Maestre fue el almirante Enrique Guillermo Howard
(1852-1913), ocupando el cargo hasta 1906. Otros miembros fueron (11): Julio y
Augusto Belín Sarmiento, Pedro Consoli, Antonio Reinaldo, Lorenzo Benetti,
Pedro Grande, Narciso Terrón, Guillermo Tatlok, Eleodoro Suárez, Jacinto Z.
Caminos, Antonio Galmes, etc. Las Logias fundadoras fueron: Libertad Nº
48, Unión Italiana 1ra., Caridad, Primera Argentina, San
Martín (de Quilmes) y Unión y Constancia (de Arroyo Seco). Luego
se sumaron: Lautaro (de Rosario), San Juan de la Frontera (de
San Juan), Domingo Faustino Sarmiento (de Bella Vista)
y Cosmopolita (de Paraná). Problemas internos producen nuevas
rupturas y en poco tiempo surgen el Gran Oriente del Rito Confederado y el Gran
Oriente Nacional del Rito Argentino”.[1]
Un aspecto que en la actualidad no se continua: “El
Almirante Howard, jefe de la Armada Argentina y Gran Maestre del G. O. A. del
Rito Azul, decía: La Masonería debe apoyar en los comicios electorales a
los candidatos que convengan a sus intereses hasta apoderarse del gobierno por
los medios legales que marca la Constitución.
Julio Belín Sarmiento, Gran Maestre del Gran Oriente Argentino de Logias
Confederadas, expresaba: Si por política ha de entenderse las múltiples
cuestiones que requieren solución y que directa o indirecamente afectan a una
sociabilidad, entiendo que la Masonería debe participar activamente en la lucha
política. No hay que confundir, sin embargo, esto con la lucha entre partidos
más o menos personales que tienden a sobreponer sus intereses y conveniencias.
Si hubiéramos de prescindir de aquella política sana a que me he referido sería
casi inútil la existencia de la Institución entre nosotros.
Por otro lado, Carlos D´Amico, Gran Maestre del Gran
Oriente Nacional del Rito Argentino, expresaba: No dejes nunca de cumplir
tus deberes de ciudadano argentino. Concurre en todos los comicios a dar tu
voto por el representante de las ideas masónicas, para que no te culpen de las
miserias que puedan afligir al Estado. Una particularidad de este último Gran
Oriente es que a D´Amico le sucedió en el cargo, hasta su muerte, Carlos
Pellegrini”.[2]
“En el balance del tercer ejercicio administrativo
(1904-1905), declaraba el Gran Maestre y Vicealmirante Enrique G. Howard: "En
este lapso de tiempo se fundaron e instalaron 32 Logias y Triángulos, y por lo
tanto contamos hoy con 103 en pleno desarrollo de actividad. Durante el mismo
período el número de iniciados, afiliados y regularizados, ascendió a
589". Este es el detalle: Iniciaciones, 444. Afiliaciones: 100.
Regularizaciones: 45. Suspendidos, radiados o expulsados: 46. Fallecidos: 12”.[3]
Al finales de 1902, esa Obediencia se divide en dos ramas,
que se llamaron Gran Oriente del Rito Confederado. En 1910, la masonería
Argentina en sus diferentes ramas, contenía a 146 logias regulares nacionales y
21 extranjeras. En 1914, 41 logias formaron un tercer organismo denominado Masonería
Universal, Supremo Consejo Grado 33, Gran Oriente del Rito Escocés Antiguo y
Aceptado.
En 1916 se produce el
reingreso a la Logia madre de la Gran Logia Argentina del Rito Azul, lo
mismo ocurre en 1927 con la otra Logia disidente.
Hasta 1930 en el territorio argentino había dos
organizaciones principales: la Gran Logia Argentina bajo el REAA y la Gran
Logia Nacional Argentina.Hay que tener presente que estas Obediencias no eran las
únicas, sino que además funcionaron una Filial Hispano Argentina del Gran
Oriente Español, y la Gran Logia Provincial de Santa Fe, con Carta
Patente otorgada en Nápoles.
En 1932 las logias de la Gran Logia Nacional
ingresaron en la Gran Logia Argentina del REAA, y a finales de ese año,
mediante el llamado “Pacto de Unión”, también lo hicieron las logias de
obediencia española.
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