Santiago María Figueredo Grueso
9 de setiembre de 1781 – 22 de febrero de 1832
Montevideo – Buenos Aires
Distinguido
sacerdote fundador de la Villa de San
Fernando de la Florida, actor de nuestras luchas por la independencia y rector
de la Universidad de Buenos Aires.
Hijo de Santiago Figueredo, porteño de origen portugués y de
Ana María Grueso.
Cursó los estudios elementales en el Colegio de San
Francisco de Montevideo. Sus padres dispusieron que siguiera la carrera
eclesiástica, pasó a la ciudad de Buenos Aires a cursar estudios en el Real
Colegio de San Carlos, “donde obtuvo junto a una sólida cultura intelectual,
que fue base de su relevante actuación pública, vínculos de estrecha amistad
con la juventud más distinguida de la sociedad porteña”.
A pesar de haber tenido que abandonar su carrera en el año
1803, por razones económicas, ayudado por personas de su amistad volvió a
Buenos Aires recibiendo las órdenes el 20 de diciembre de 1806, por el obispo
de Buenos Aires Benito Lué y Riega, en la Iglesia de San Juan, de las Monjas
Capuchinas.
Prestó servicios en la Iglesia Matriz, de Montevideo,
como capellán de un batallón de voluntarios durante las invasiones inglesas
1806/07.
En febrero de 1809 pasa a Pando y de allí al pueblo del
Pintado, donde fue designado como párroco de Nuestra Señora del Luján
–actual departamento de Florida-.
Contando con el franco apoyo de los cabildantes, el 24 de
abril de 1809 funda la ciudad de San Fernando de la Florida “en nombre de
nuestro amado monarca”.
Iniciada nuestra gesta independiente, Figueredo demostró un
ferviente entusiasmo por la causa de la Libertad. En correspondencia con
Artigas establece: “…he introducido en la Campaña las Gazetas de Buenos -
ayres, por cuia lectura y mis sesiones particulares he conseguido desengañar á
mas de quatro, que alucinados con las ridículas amenazas é insignificantes
promesas del tirano, o ignorantes de nuestros incalculables progresos,
paralizaban sus deseos en medio de Tantas incertidumbres. Toda la gente de que
constan los seis partidos demi comprehension estan prontos á rehunirsele en el
momento, que vmd. se acerque, y Yo por mi parte, quedo formalizando una
Compañia devecinos hacendados, q.- en mi compañia se agregaran áservir
voluntarios y sin gravamen alguno de Erario - manteniendonos siempre á nuestra
costta…”.
Por su parte Artigas días antes de la batalla ; “no
olvidaré hacer presente á V. E. los distinguidos servicios de los presbíteros
Dr. D. José Valentin Gomez, y don Santiago Figueredo, curas vicarios, éste de
la Florida y aquel de Canelones; ambos no contentos con haber oolectado con
activo celo varioa donativos patrióticos, con haber seguido las penosas marchas
del ejército participando de las fatigas del soldado, con haber ejercido las
funciones de su sagrado ministerio en todas las ocasiones que fueron precisas,
se convirtieron en el acto de la batalla én bravos campeones, siendo de los
primeros que avanzaron sobre las filas enemigas con desprecio del peligro, y
como verdaderos militares”.
En la batalla de Las Piedras actuó como Capellán y Ayudantre
de Campo del ejército Patriota.
El 12 de marzo de 1812 pasó a prestar servicios como
Capellán del regimiento de Blandengues de la frontera de Montevideo, cargo que
desempeñó en forma gratuita donando su sueldo integro para ayudar a “las
urgencias de la patria”.
Integrante del éxodo, demostró este cura rebelde “que
sabia ser párroco sin dejar de ser ciudadano y respetar los derechos de la
Patria a al par de los augustos derechos de la religión”.
Distanciado de Artigas a raíz de las divergencias de éste
con el gobierno centralista porteño, Figueredo no aparece más en la historia de
nuestro país.
Radicado en Buenos Aires es nominado para el cargo de
Capellán del ejército del Alto Perú, en el año 1814. Estando en camino, al
pasar por Córdoba, gestionó y obtuvo el título de doctor en derecho civil, lo
que le hizo perder muchos meses. Regresó a Buenos Aires al saber que el
Ejército del Norte había rechazado a Alvear, y apoyó su breve gobierno.
En julio de 1815, meses después del derrocamiento de Alvear,
fue condenado a destierro en la Guardia del Monte. Recién en septiembre del año
siguiente recuperó la libertad, por orden de Pueyrredón y con permiso del Congreso
de Tucumán.
Miembro de la Asamblea General Constituyente de las
Provincias Unidas y Canónigo de la catedral de Buenos Aires en 1818 y finalmente
el 23 de agosto de 1830, Rector de la Universidad de aquella capital.
La muerte lo sorprende el 22 de febrero de 1832 cuando había
proyectado un viaje a nuestro país, con e objeto de fundar la Villa del
Rosario.
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Su actividad masónica se remonta a principios del siglo XIX,
actuando en las logias que funcionaban en Buenos Aires, siendo uno de los que
se afiliara a la Logia Lautaro de aquella ciudad.[1]
[1]
Gran Logia de la Masonería del Uruguay- Biografías masónicas
orientales. Tomo I. Montevideo. 1991. p. 62.
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