Claves para entender a los Maestros

05 octubre 2015

Francisco Solano Antuña

Francisco Solano Antuña
24 de julio de 1792 – 5 de octubre de 1858

Constituyente, legislador y magistrado.

Sus padres fueron Manuel Antonio de Antuña y Joaquina García, ambos originarios de La Coruña (España).

Durante las invasiones inglesas, cuando contaba tan sólo con 15 años de edad, fue herido por una bala que le fracturó una pierna.

Incorporado a la revolución, actúa como Oficial de artillería de los patriotas en los años 1813 y 1814. a fines de este último año pasa a ocupar un cargo en la Escribanía Mayor de Gobierno y en 1815 en la Secretaría del Cabildo.

Producida la invasión portuguesa del año 1816, asiste a la aciaga sesión en la cual los cabildantes de Montevideo Juan de Medina, Felipe García, Agustín Estrada, Lorenzo Justino Pérez, Jerónimo Pío Bianchi y Francisco LLambí, resuelven entregar la plaza al Gral. Lecor –jefe invasor- designando para esta tarea al cabildante Agustín Estada y al Vicario Dámaso Antonio Larrañaga.

En 1818 es Secretario del Ayuntamiento pero no aceptando de buen grado la dominación portuguesa, comienza a conspirar contra el invasor siendo uno de los fundadores de la Logia de los Caballeros Orientales. Sus notorias vinculaciones con los movimientos revolucionarios de los años 1822 y 1823 hacen que sea expulsado de su cargo y su comprometida situación frente a las autoridades ocupantes lo llevan a que emigre a Buenos Aires, donde termina sus estudios, recibiéndose de Escribano el 11 de enero de 1825.

Poco antes del desembarco de la Agraciada, vuelve a Montevideo, pero los brasileños, en conocimiento de sus actividades a favor de la causa patriótica lo encarcelan en el bergantín Piraja, luego en la corbeta Doña María de Gloria y finalmente en el buque Charrúa de donde logra evadirse para incorporarse a las filas revolucionarias. Es  designado Secretario de la Sala de Representantes del gobierno provisorio de la Florida.

En 1827 pasó a ser Jefe de a Mesa de Hacienda y junto a los Doctores Ocampo y Ferrara redactó el período El Eco Oriental que se publicaba en Canelones.

En 1829 concurre a Río de Janeiro como Secretario del Gral. Azcuenaga, encargado del canje de los tratados de Paz con el Imperio del Brasil y a su regreso a Montevideo es designado ante la Asamblea Constituyente como representante de la heroica San Felipe y Santiago.

Desde 1831 ocupa el cargo de Oficial Mayor de Ministerio de Hacienda encargándose de la organización interna del mismo con total solvencia.

En 1834 logra en Buenos Aires culminar sus estudios de abogado el 4 de agosto, previa presentación de una tesis sobre Confiscación de los bienes en los crímenes de lesa patria.

En 1834 el Presidente Oribe lo designa Fiscal General del Estado puesto que ocupó hasta la caída del gobierno en 1838, año en que presentó su renuncia y abandonó Montevideo junto con los demás partidarios del Presidente Oribe.

Desde 1843 a 1845 es designado por el gobierno del Cerrito Fiscal y de 1846 a 1851 como Miembro y Presidente del Tribunal de Apelaciones.

En octubre de 1846 se encarga de la dirección del diario El Defensor de la Independencia Americana y un mes después es designado como Miembro de la Comisión Calificadora de Esclavos a fin de dar cumplimiento a la ley de abolición de a esclavitud del 26 de octubre de 1846.

En 1849 en colaboración con Antonio L. Pereira y Joaquín Requena intervienen en el proyecto de Código Civil del Dr. Eduardo Acevedo.

En 1850 asume el cargo de Director de la Academia de Jurisprudencia, junto a los Dres. Joaquín Requena, Jaime Estrazulas y Mones Roses, dando así cumplimiento a un decreto del gobierno de Oribe de 1838.

Finalizada la Guerra Grande, el Dr. Antuña hizo entrega al Secretario de la Academia montevideana, Dr. Conrado Rücker, de la Biblioteca y el Archivo de la del Cerrito y a la renuncia del Dr. Estanislao de la Vega, ocupó la Dirección del Instituto.

En 1852 es designado camarista del Tribunal Superior de Justicia.

Imbuido de un amplio sentimiento artiguista que bebiera en el Campo del Cerrito hacen que junto con su compañero Antonio L. Pereira patrocine el proyecto del Senador, Dionisio Coronel, que denominaba Villa Artigas al pueblo fronterizo Arredondo, hoy Río Branco.

El proyecto de Dionisio Coronel cristalizó el 27 de octubre de 1853 luciendo al pie del mismo la rúbrica de su ardoroso defensor, Francisco Solano Antuña, como Presidente de la Asamblea General.

En consenso general de la gente había desaparecido con él “Un benemérito patricio envejecido en el servicio de la República”.


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En la Masonería fue uno de los primeros masones que fundaran la Logia de los Caballeros Orientales, crisol de nuestra masonería nacional.[1]



[1] Gran Logia de la Masonería del Uruguay- Biografías masónicas orientales. Tomo I. Montevideo. 1989. pp. 16-18.

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