José de San
Martín y Matorras
25 de febrero de 1778 – 17 agosto de 1850
Yapeyú (Virreinato del Río de la Plata) –
Boulogne-sur-Mer (Francia)
Así lo recuerda la Gran Logia de Argentina de Libres y
Aceptados Masones.
El libertador de Argentina, Chile y Perú fue iniciado masón
en la Logia Integridad de Cádiz (1808) cuyo Venerable Maestro (Presidente) era
el general Francisco María Solano, Marqués del Socorro. Poco después se afilió
a la Logia Caballeros Racionales Nº 3, también de Cádiz, donde recibió el grado
de Maestro Masón el 6 de mayo de 1808.
Tras un breve paso por Sevilla, se estableció en Londres
durante cuatro meses, allí participó de la fundación de la Logia Caballeros
Racionales Nº 7.
Con el Conde de Fife, una de las prominentes figuras de la
masonería londinense, acordó los detalles finales de su viaje al Río de la
Plata a bordo de la fragata George Canning junto a sus hermanos masones Alvear,
Zapiola, Holmberg, Chilabert y otros.
Ya en Buenos Aires, en contacto con Julián Álvarez,
Venerable Maestro de la Logia Independencia, y con su ayuda fundaron la Logia
Lautaro, cuyo primer Venerable Maestro fue Alvear.
La próxima escala masónica de San Martín fue la ciudad de
Córdoba, adonde llegó procedente de Salta después de organizar el Ejército del
Norte y dejarlo en manos de Martín Miguel de Guemes.
El 24 de mayo de 1814, San Martín constituyó la Logia
Lautaro de Córdoba, cuya Acta de fundación se conserva. Cinco meses después
asumió como Intendente de Cuyo y fundó la Logia Lautaro de Mendoza.
Con su hermano masón Manuel Belgrano y a través de misivas y
documentos, instaron entonces a la convocatoria de un Congreso que finalmente
se reunió en Tucumán y resolvió la Independencia el 9 de julio de 1816. Tres
semanas más tarde, el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón nombró a San
Martín como General en Jefe del Ejército de los Andes: el Libertador fundó la
Logia del Ejército de Buenos Aires en la que fue designado Venerable Maestro.
Tras el cruce de la cordillera, el Ejército de los Andes
triunfó en Chacabuco el 12 de febrero de 1817. El parte de la victoria,
redactado por San Martín, lleva su firma y la rúbrica que utilizaba en los
documentos masónicos.
A poco de su llegada victoriosa a Lima, San Martín fue
proclamado Protector del Perú y en ese carácter tomó algunas disposiciones,
entre ellas la clausura de la Inquisición. Destinó sus bienes al aumento y
conservación de la Biblioteca de Lima (8 de febrero de 1822). Inmediatamente
fundó la Logia Paz y Perfecta Unión de la capital peruana que en la actualidad
lleva el número 1 de la Gran Logia del Perú.
Sin solución de continuidad, San Martín programó el
encuentro con su hermano masón Simón Bolívar. Los preparativos estuvieron a
cargo de la Logia Estrella de Guayaquil.
Al instalarse el Congreso Constituyente del Perú, declinó el
mando supremo y embarcó con destino a Londres el 10 de febrero de 1824 después
de una corta estada en Mendoza.
Al reencontrarse con el Conde de Fife, pasó un tiempo
en Escocia. Asistió a las tenidas masónicas de las logias San Andrés Nº 59 y
San Juan Operativo Nº 92. Pasó luego a Bruselas, donde se incorporó a la Logia
La Perfecta Amistad que mandó acuñar una medalla de plata en su homenaje, obra
del masón Henri Simon, en la que el Libertador aparece de perfil.
Al radicarse en Francia retomó la relación con Alejandro
Aguado, Marqués de las Marismas, con quien asistió a las tenidas de la Logia de
Ivry, cuyo Venerable Maestro era el doctor Rayer, médico personal de Aguado.
José de San Martín falleció en Boulogne Sur Mer el 17 de
agosto de 1850.
Cinco años después, la Logia Unión del Plata de Buenos Aires
designó a Domingo Faustino Sarmiento y Santiago R. Albarracín para gestionar
una estatua que recordara la memoria del Libertador de Argentina, Chile y Perú.
La ceremonia de inauguración se desarrolló el 13 de julio de 1862. Hicieron uso
de la palabra los masones Bartolomé Mitre, gobernador de Buenos Aires a cargo
del Poder Ejecutivo Nacional, el general Enrique Martínez, en representación
del Ejército Argentino, Tomás Guido, amigo íntimo del Prócer, y el general
Lucio Mansilla, Comandante de la Guardia de Veteranos.
De inmediato, la masonería comenzó las gestiones para la repatriación de los
restos de San Martín. El proyecto legislativo fue aprobado, pero la guerra con
Paraguay demoró el traslado hasta 1880. La comisión a cargo de esas tareas
pensó colocar los restos provisoriamente en la Catedral de Buenos Aires, pero
las autoridades eclesiásticas plantearon la objeción de los códigos canónicos
que prohíben depositar los restos de un masón en un lugar consagrado.
Después de numerosas reuniones y consultas, la iglesia
aceptó la construcción de un mausoleo junto a la Catedral, pero fuera del
cuadrilátero consagrado. Colocó el ataúd hacia abajo, según la premisa de que
quienes fallecen fuera del seno de la iglesia van al infierno que, según esa
versión, se encuentra en las entrañas de la tierra. Veinte años después, las
autoridades eclesiásticas comenzaron a rendir homenaje al Padre de la Patria.
La Masonería Argentina rinde emocionado recuerdo a su
hermano José de San Martín, su Gran Iniciado, paradigma de virtudes masónicas
claramente volcadas a su vida civil y militar.
http://www.masoneria-argentina.org.ar/novedades-y-eventos/99-jose-de-san-martin?fbclid=IwAR2AFZN2uzk2m9ocAETVChcxddCyEWAhjiNqIoICkszQCJO3k44QlAOX9lc
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