G.I.-
(Marcando el paso y el signo del Primer Grado.) Hermano Segundo Vigilante, hay
un mensaje.
S.V.-
(Da los golpes del Primer Grado, luego se levanta con paso y signo.) Venerable
Maestro, hay un mensaje.
V.M.-
Hermano Segundo Vigilante, averigüe quién desea la admisión.
G.I.- (Corta la señal, abre la puerta y se dirige al Guardián
Exterior.) ¿A quién tiene ahí?
G.E.- El Señor..., un pobre candidato en estado de oscuridad, que ha
sido dignamente recomendado,
reglamentariamente propuesto y aprobado en logia abierta, y llega por su propia
y libre iniciativa, convenientemente preparado, y suplica humildemente ser
admitido a los misterios y privilegios de la francmasonería.
G.I.-
¿Cómo espera obtener esos privilegios?
Cand.-
(Impulsado por el Guardián Exterior.) Por la ayuda de Dios, al ser libre y de
buenos informes.
G.I.- Deténgase mientras informe al Venerable Maestro. (Cierra la
puerta, marca el paso
y el signo.) Venerable Maestro, un pobre candidato en estado de oscuridad, etc.
(Entonces se repite el informe del Guardián Exterior.)
VM.-
¿Cómo espera obtener él esos privilegios?
G.I.-
Por la ayuda de Dios, siendo libre y de buenos informes.
VM.-
Los buenos informes ya se han oído en su favor; ¿aseguraría, Hermano Guardián
Interior, que está preparado adecuadamente?
G.I.-
Lo aseguro, Venerable Maestro.
VM.-
Entonces sea admitido en debida forma. (El Guardián Interior corta el signo.)
Hermanos Diáconos.
(El
Primer Diácono coloca el reclinatorio en el rincón nordeste. El Guardián
Interior recibe al candidato en la puerta y le aplica la punta de un puñal en
su pecho izquierdo desnudo y pregunta:
¿Sentís algo? Ante la respuesta afirmativa, el Guardián Interior alza el puñal para mostrar al Venerable Maestro que su tarea
está hecha. El Segundo Diácono toma entonces la mano derecha del
candidato con su izquierda y le guía al reclinatorio.)
VM.-
Señor... Como nadie puede ser hecho Masón si no es libre y de edad madura, os
pregunto: ¿sois un hombre libre y de veintiún años cumplidos?186.
Cand.-
Lo soy.
VM.-
Asegurado esto os agradecería que os arrodilléis mientras la bendición del Cielo
es invocada sobre nuestras actuaciones. (Da un solo golpe, respondido por los
vigilantes. Los Hermanos están de pie al orden
con la señal de Reverencia y los Diáconos cruzan sus varas sobre la
cabeza del candidato.) El Venerable Maestro o el capellán si lo hay ofrece la
oración siguiente:
«Reclamamos Tu ayuda, Poderoso Padre y Supremo Gobernador del
Universo, a nuestra actual reunión, y concédenos que este candidato a la Francmasonería dedique y
consagre su vida a tu servicio para que se
convierta erta en un Hermano puro y fiel entre nosotros. Dótale con tal
competencia en tu divina sabiduría que, asistido por los secretos de
nuestro Arte masónico, pueda capacitarse para desplegar las bellezas de tu
divinidad, en honor y gloria de tu santo nombre.»
M.I.A.-
Así pueda ser. (Todos rubrican el signo de Reverencia y los Diáconos bajan sus
varas).
VM.- En
todos los casos de dificultad y de peligro, ¿en quién ponéis vuestra confianza?
Cand.-
En Dios.
VM.- Me
alegra encontrar su fe tan bien fundada; apoyado en respaldo tan seguro podéis
levantaron con seguridad y seguir a su jefe con firme y humilde confianza
porque donde el nombre de Dios es invocado confiamos en que no aparezca peligro
alguno.
(El Segundo Diácono ayuda al candidato a
levantarse y el Primer Diácono retira el reclinatorio. El Venerable Maestro y
los hermanos toman asiento.)
VM.- (Dando un solo golpe, repetido por los
Vigilantes.) Los Hermanos del Norte, Este, Sur y Oeste tomarán nota de que el
señor... pasará ante ellos para mostrar que es el candidato adecuadamente
preparado y persona apta e indicada para ser hecho Masón.
(El Primer Diácono coloca el reclinatorio en una posición delante
del pedestal del Venerable Maestro en el Oriente y le da el puñal. El Segundo
Diácono toma firmemente al candidato por la mano derecha, le conduce a través
del Norte, el Este y el Sur cuadrando cuidadosamente la logia con detención en
las esquinas, volviéndose luego para reemprender el camino con el pie
izquierdo. Cuando llega al Segundo Vigilante le toca tres veces en el hombro
derecho con la mano derecha del candidato.)
S.V- ¿A quién tenéis?
S.D.- Al señor..., un pobre candidato en
estado de oscuridad, etc.
S.V- ¿Cómo espera obtener ese privilegio?
S.D.- Con la ayuda de Dios, siendo libre y
de buenos informes.
(El Segundo Diácono conduce al candidato
hasta el Primer Vigilante, cuadrando la logia en la esquina suroeste. Se le
hace el mismo examen. Entonces pasan a la izquierda del Primer Vigilante y
miran al Este.)
P.V.- (Marcando el paso y la señal.)
Venerable Maestro, os presento al señor..., un candidato adecuadamente
preparado para ser hecho Masón.
V.M.- Hermano Primer Vigilante, vuestra
presentación será atendida, para lo cual dirigiré algunas preguntas al
candidato, a las que con fin responda con sinceridad.
¿Declaráis firmemente por vuestro honor
que, sin coacción por parte de amigos contra vuestra propia inclinación, y sin
influencia de motivos indignos, os ofrecéis libre y voluntariamente candidato
para los misterios y privilegios de la Francmasonería?
Cand.- Lo declaro.
VM.- ¿Os comprometéis de igual manera a que
estáis dispuesto a solicitar esos privilegios por una opinión previa y
favorable de la Institución, un deseo general de conocimiento y un anhelo más
apto para servir a vuestros compañeros del Arte?
Cand.- Me comprometo.
VM.- ¿Declaráis además seriamente por
vuestro honor que, evitando el miedo por una parte y la rudeza por otra,
perseveraréis continuamente a lo largo de la ceremonia de vuestra iniciación y
si sois admitido os comportaréis y mantendréis en adelante según los antiguos
usos y costumbres establecidas de la Orden?
Cand.- Lo declaro.
VM.- Hermano Primer Vigilante, ordenaréis
al Segundo Diácono que instruya al candidato para que avance hacia el pedestal
en la debida forma.
P.V.- Hermano Segundo Diácono, el Venerable
Maestro ordena que instruya al candidato para que avance hacia el pedestal en
debida forma.
(El Segundo Diácono conduce al candidato
hasta una yarda del pedestal. Entonces le instruye para que coloque sus pies en
ángulo recto con los talones juntos, el pie izquierdo hacia el Este y el
derecho hacia el Sur.)
S.D.- Marcad un paso corto con vuestro pie
izquierdo colocando luego los pies en forma de escuadra. Dad otro paso algo
mayor y colocad luego los pies como antes. Otro aún más largo, con los pies del
mismo modo.
(El candidato debe estar ahora en posición
de arrodillarse ante el pedestal. Mientras tanto el Primer Diácono ha llegado y
está de pie a la izquierda del candidato, con el Segundo Diácono a la derecha,
los tres mirando a Oriente.)
VM.- Es mi deber informaros de que la
Masonería es libre, y requiere una perfecta libertad de inclinación en cada
candidato para los misterios. Se funda en los más puros principios de piedad y
virtud; posee grandes y valiosísimos privilegios; y para asegurar esos privilegios
a hombres dignos, y nosotros confiamos solamente en hombres dignos, se requieren
votos de fidelidad; pero permítame aseguraron que en esos votos no hay nada incompatible
con vuestros deberes civiles, morales o religiosos; ¿estáis por tanto dispuesto
a asumir un solemne Juramento, fundado en los principios que he indicado, y a
guardar inviolados los secretos y misterios de la Orden?
Cand.- Estoy dispuesto.
VM.- Entonces os arrodillaréis sobre
vuestra rodilla izquierda, vuestro pie derecho formando escuadra, me daréis
vuestra mano derecha que yo coloco sobre el libro de la Sagrada Ley mientras
vuestra mano izquierda se ocupará en sostener este Compás, con una punta hacia
vuestro pecho izquierdo desnudo.
(El Primer Diácono ayuda a que el candidato
tome dicha posición. El Compás está abierto en ángulo recto, la punta superior
dirigida al pecho izquierdo del candidato. El Maestro da un solo golpe,
repetido por los Vigilantes. Los Hermanos se levantan y se sitúan al orden con
la señal del Grado. Los Diáconos cruzan sus varas sobre la cabeza del
candidato, sosteniéndolas con sus manos izquierdas, marcando el signo con la
derecha.)
VM.- Repita su nombre completo y diga
después de mí:
JURAMENTO
Cand.-Yo...,
en presencia del Gran Arquitecto del Universo, y de esta digna, venerable y
patentada logia de Masones Libres y Aceptado, regularmente convocada y adecuadamente
dedicada, por mi propia libre voluntad y acuerdo, por esto (El Venerable
Maestro toca la mano derecha del candidato
con su mano izquierda) y por esto (El Venerable Maestro toca la Biblia con su mano izquierda) sincera
y solemnemente prometo y juro que yo siempre ocultaré, esconderé y jamás
revelaré parte ni partes, punto ni puntos de los secretos o misterios propios
o que pertenezcan a los Masones Libres y Aceptados en la Masonería, que puedan en adelante ser conocidos por
mí o se me comuniquen en el futuro, a
no ser a algún o algunos verdaderos y legales Hermanos y ni siquiera a ellos
sin la debida comprobación, estricto examen o segura información de un
Hermano bien conocido, acerca de que él o
ellos son dignos de tal confidencia, o en el cuerpo de una justa, perfecta
y regular logia de Antiguos Francmasones. Yo además prometo solemnemente que no
escribiré esos secretos, ni los dictaré,
grabaré, marcaré, esculpiré o los dibujaré de cualquier otra manera ni provocaré ni toleraré que así se
haga por otros, si está en mi poder hacerlo, sobre cualquier cosa móvil
o inamovible bajo la bóveda del cielo, dondequiera que una letra, carácter o
figura, o la más mínima traza de letra, carácter o figura pueda ser legible o inteligible para mí mismo o para cualquier persona
del mundo, de forma que nuestras artes secretas y misterios ocultos
puedan inadecuadamente ser conocidos por mi indignidad. Juro observar todos esos puntos sin evasión, equivocación o reserva
mental de cualquier clase, bajo una
pena no menor en caso de violación de alguno de ellos de que mi cabeza
sea cortada, mi lengua arrancada de raíz y enterrada en la arena desde la
playa, donde la marea regularmente fluye y refluye dos veces en veinticuatro
horas, o el más efectivo castigo de ser
marcado como un individuo conscientemente perjuro, privado de toda dignidad
moral, y totalmente inadecuado para ser recibido en esta venerable logia, o en
cualquier otra logia patentada o asociación de hombres que estimen el
honor y la virtud por encima de las ventajas exteriores de rango y fortuna. Así
Dios me ayude y me mantenga firme en este mi grande y solemne juramento como un
ingresado aprendiz francmasón.
(Todos
cortan la señal, los Diáconos bajan sus varas y el Venerable Maestro retira el
Compás de la mano del candidato.)
VM.- Lo que habéis repetido sólo puede considerarse como una seria
promesa; como un
compromiso de vuestra fidelidad y para convertirlo en Juramento Solemne lo sellaréis
con vuestros labios en el Libro de la Sagrada Ley.
(El candidato así lo hace.)
VM.- Habiendo vivido un tiempo considerable
en estado de oscuridad, ¿cuál es en la situación actual, el deseo predominante
de vuestro corazón?
Cand.- Luz.
VM.- Hermano Segundo Diácono, que la
bendición se restaure en el candidato.
(El Venerable Maestro hace oscilar su
mallete a la izquierda, a la derecha y hacia abajo en el pedestal. Los
Hermanos aplauden a la vez, el Segundo Diácono manipula el capuchón de forma
que los ojos del candidato se dirijan a la Biblia que hay ante él. Entonces le
quita la soga del cuello.)
V.M.- Una vez que habéis sido devuelto a la
bendición de la luz material, permitidme llamaros la atención sobre las que
consideramos las tres grandes, aunque simbólicas, luces en la Francmasonería;
son el Libro de la Sagrada Ley, la Escuadra y el Compás. Las Sagradas
Escrituras han de gobernar nuestra fe, la Escuadra regular nuestras acciones,
el Compás mantenernos en la debida vinculación con toda la Humanidad,
particularmente con nuestros Hermanos en la Francmasonería.
(Toma entonces con su mano derecha la mano
derecha del candidato y prosigue).
Levantaos, recién juramentado Hermano,
entre los Masones. Ahora estáis capacitado para descubrir las tres luces
menores; están situadas al Este, Sur y Oeste y representan al Sol, la Luna y al
Maestro de la logia; el Sol para regir el día, la Luna para gobernar la noche,
el Maestro para dirigir su logia. Hermano..., por vuestro manso y sincero
comportamiento esta tarde, habéis escapado de dos grandes peligros, pero hay un
tercero que os acechará hasta el último período de vuestra existencia. Los
peligros a los que habéis escapado son los de ser apuñalado y estrangulado
porque a vuestra entrada en la logia este puñal (lo empuña y muestra al
candidato) se esgrimió hacia vuestro pecho izquierdo desnudo para que si
intentabais lanzaros hacia delante hubierais provocado vuestra propia muerte
por apuñalamiento, mientras que el Hermano que lo sostenía hubiera permanecido
firme y cumplido con su deber. De igual manera esta soga con un nudo corredizo
alrededor de vuestro cuello hubiera hecho fatal cualquier intento de retirada;
pero el peligro que os aguardará hasta vuestra última hora es el castigo por
vuestro juramento, vuestra garganta cortada si inicuamente reveláis los
secretos de la Masonería.
Habiendo pronunciado el Gran y Solemne
Juramento de un Masón, se me permite informaros ahora de que hay varios grados
en la Francmasonería, cada unos con sus secretos peculiares reservados; que,
sin embargo, no se comunican de forma indiscriminada sino que se confieren a
los candidatos de acuerdo con su mérito y capacidades. Por tanto, procedo a
con-faros los secretos de este grado, es decir aquellas marcas por las que nos
reconocemos unos a otros y nos distinguimos del resto del mundo; pero debo
anticipar para vuestra información general que todas las Escuadras, Niveles y
Plomadas son verdaderos y propios signos mediante los que se puede reconocer a
un masón. Se esperará de vuestra persona que esté perfectamente erguido,
vuestros pies formando escuadra, vuestro cuerpo considerado así como un emblema
de vuestra mente, y vuestros pies de la rectitut de vuestras acciones.
Ahora marcaréis un paso corto hacia mí con
vuestro pie izquierdo, llevando el talón izquierdo a la concavidad. Este es el
primer paso regular en la Francmasonería, y la posición en la que los secretos
del grado se comunican. Consisten en una señal, un contacto y una palabra.
Colocad vuestra mano en esta posición con
el pulgar extendido y formando escuadra con la garganta. La señal se da
corriendo la mano elegantemente sobre la garganta y dejándola caer al costado.
(Realiza la señal que el candidato copia.)
Esta es una alusión al castigo en virtud de
vuestro juramento; implica que como hombre de honor y masón preferiríais ver
cortada vuestra garganta (de nuevo se marca el signo) a revelar indebidamente
los secretos que se os confían.
El contacto se verifica mediante una clara
presión del pulgar sobre la primera articulación de la mano, lo cual, cuando
se da y recibe regularmente sirve para distinguir a un Hermano de noche tan
bien como de día. Este contacto exige una palabra muy apreciada por los masones
como contraseña de sus privilegios. Toda precaución que se observe al
comunicarla será poca; nunca se pronunciará completa sino por letra o sílabas;
para permitir que lo hagáis así os diré que esa palabra es BOAZ.
(El candidato repite la palabra. El
Venerable Maestro entonces la deletrea, y el candidato le sigue.)
VM.- Como en el curso de la ceremonia
seréis llamado por esta palabra, el Segundo Diácono dictará ahora las
respuestas que deberéis dar.
V.M.- (Haciendo el contacto). ¿Qué es esto?
Cand.- (Inducido por el Segundo Diácono
para responder.) El contacto de un Aprendiz Ingresando Francmasón.
VM.- ¿Qué es lo que exige?
Cand.- Una palabra.
VM.- Dadme esa palabra.
Cand.- En mi iniciación se me enseñó a ser
cauteloso; la deletrearé o la partiré con usted.
VM.- Lo que os plazca, y empezad.
Cand.- (Impulsado todavía por el Segundo
Diácono.) BO.
VM.-
AZ.
Cand.- BOAZ.
VM.- Esta palabra se deriva de la columna
situada a la izquierda del pórtico de entrada en el Templo del Rey Salomón,
llamada así por Boaz, el bisabuelo de David, príncipe y gobernante en Israel.
El significado de la palabra es «en fuerza». Pase, Boaz.
(El Segundo Diácono conduce al candidato
hacia el pedestal del Segundo Vigilante, instruyéndole cómo cuadrar la logia
en la esquina sudoeste).
S.D.- (Con paso y señal.) Hermano Segundo
Vigilante, os presento al Hermano... en su iniciación.
S.V- Agradecería al hermano... que avanzase
hacia mí como un Masón. (El candidato marca el paso y la señal.) ¿Tenéis algo
que comunicar?
Cand.- Lo tengo. (Realiza el contacto,
ayudado por el Segundo Diácono.) S.V- ¿Qué es esto?
Cand.- Una palabra.
S.V- Dame esa palabra.
Cand.- En mi iniciación se me enseñó a ser
cauteloso; la deletrearé o partiré con usted. S.V- Como guste, y empiece.
Cand.- B.
S.V_ O.
Cand.- A.
S.V- Z.
Cand.- BO.
S.V- AZ.
Cand.- BOAZ.
S.V- Pase, BOAZ.
(El Segundo Diácono conduce al candidato, cuadrando
la logia en la esquina, hacia el pedestal del Primer Vigilante. Donde marca el
paso y la señal.)
S.D.- Hermano Primer Vigilante, os presento
al Hermano... en su iniciación (corta la señal).
P.V.-Yo agradecería al Hermano... que
avance hacia mí como un Masón. (El candidato marca el paso.) ¿Qué es eso?
Cand.- El primer paso regular en la
Francmasonería.
P.V.- ¿Traéis alguna otra cosa?
Cand.- La traigo. (Marca la señal.)
P.V.- ¿Qué es eso?
Cand— La señal de un Aprendiz Ingresado
Francmasón.
P.V.- ¿A qué alude?
Cand.- Al castigo de mi Juramento; implica
que, como hombre de honor y Masón, prefiero que mi garganta sea cortada (marca
nuevamente la señal) antes que revelar inadecuadamente los secretos que se me
han confiado.
P.V.- ¿Tenéis algo que comunicar?
Cand.- Lo tengo (ofreciendo el contacto).
P.V.- ¿Qué es esto?
Cand.- El contacto de un Aprendiz Ingresado
Francmasón.
RV- ¿Qué exige?
Cand.- Una palabra.
RV- Dadme esa palabra.
Cand.- En mi iniciación se me enseñó a ser
cauteloso; la deletrearé o partiré con usted. P.V.- Como os plazca y empezad.
(La palabra se parte exactamente igual como
sucedió ante el Venerable Maestro.) P.V.- ¿De dónde se deriva esa palabra?
(El candidato da la misma explicación que
antes y recibe el paso. El Segundo Diácono conduce al candidato hacia el
Maestro en el Oriente).
P.V.- (Con paso y signo).Venerable Maestro,
os presento al Hermano... en su iniciación, para alguna marca de vuestro
favor.
V.M.- Hermano Primer Vigilante, delego en
usted para investirle con la distinguida insignia de masón.
(El Primer Vigilante asistido por el
Segundo Diácono, inviste al candidato con la insignia o mandil de su grado. El
mandil es de piel pura y blanca de cordero, sin adornos de ninguna clase. El
Primer Vigilante sostiene la esquina inferior derecha del mandil en su mano
derecha mientras habla.)
P.V.- Hermano... por orden del Venerable
Maestro os invisto con la distinguida insignia de masón. Es más antigua que el
vellocino de oro o el águila romana, más honorable que la Jarretera o cualquier
otra Orden existente, porque es la insignia de la inocencia y el vínculo de la
amistad. Yo os exhorto enérgicamente a llevarla siempre y considerarla como
tal; y os informo además de que si nunca deshonráis a esta insignia (el Primer
Vigilante golpea al mandil del candidato con su mano derecha; los Hermanos
simultáneamente golpean sus mandiles) ella nunca os deshonrará.
V.M.- Permítaseme añadir a la observación
del Primer Vigilante que nunca se pondrá esta insignia si se dispone a visitar una
logia en la cual haya un Hermano con el cual mantengáis discrepancia, o contra
quien sintáis animosidad. En tal caso se espera que le invite a retirarse,
para resolver vuestras diferencias amistosamente; una vez logrado lo cual
podrá revestirse y entrar en la logia y trabajar con el amor y armonía que
caracteriza siempre a los Masones. Pero si por desgracia vuestras dificultades
son de tal naturaleza que no pueden solucionarse con tanta facilidad, será
mejor que uno de los dos o los dos se retiren antes que la armonía de la logia
se vea perturbada por vuestra presencia. Hermano Segundo Diácono, colocad a
nuestro Hermano recién hecho en la parte nordeste de la logia.
(Así se hace mirando los dos al Sur.)
S.D.- Izquierda de la logia, derecha de la
logia, prestad atención al Venerable Maestro.
VM.- Es costumbre, en la edificación de un
grandioso y soberbio edificio, colocar la primera piedra en la esquina
nordeste de la construcción. Habiendo sido recién admitido a la Masonería, está
colocado en la parte nordeste de la logia para representar esa piedra, y que
desde el cimiento colocado esta tarde podáis alzar una estructura perfecta en
sus partes y honorable para el constructor.
Señor... ahora se yergue, para toda
apariencia externa, como un Masón justo y recto, y yo os recomiendo
encarecidamente que continuéis y actuéis como tal.
VM.- Por tanto, procederé inmediatamente a
poner vuestros principios, en cierta medida, a prueba, para llamaron a
ejercitar aquella virtud que puede denominarse justamente como la
característica distintiva de un corazón francmasónico, y me refiero a la
caridad. No necesito extenderme aquí en sus excelencias; sin duda la habéis
sentido y practicado frecuentemente. Es suficiente decir que goza de la
aprobación del Cielo y la tierra, y que como su hermana la misericordia bendice
tanto al que la da como al que la recibe.
En una sociedad tan ampliamente extendida
como la Francmasonería, cuyas ramas se expanden por las cuatro partes del
globo, no puede negarse que tenemos muchos miembros de rango y opulencia; ni
puede ocultarse que entre los millares que militan bajo sus banderas, hay
algunos que quizás por circunstancias de inevitable calamidad y desgracia, se
han reducido al límite, inferior de la pobreza y el infortunio. A favor de
ellos es nuestra habitual costumbre despertar los sentimientos de cada Hermano
recién hecho por una invocación a la caridad que las circunstancias de su vida
puedan correctamente otorgar. Por tanto, aquello que estéis dispuesto a donar
debe depositarlo ante el Segundo Diácono; será recibido con gratitud y
fielmente aplicado.
S.D.- (Presentando la bandeja de las
limosnas.) ¿Tenéis algo que dar por razón de caridad?
(El candidato queda algo aturdido ante la
respuesta que debe dar, y probablemente indicará por sus propias palabras que
su dinero se ha quedado fuera en la antelogia y nada lleva sobre sí.)
S.D.- ¿Ha sido privado de cualquier cosa de
valor antes de entrar en la logia? (Se deja al candidato responder
afirmativamente). Si no hubiérais sido despojado, ¿daría algo libremente?
(Se espera nuevamente una respuesta
afirmativa. Pero no se le sugiere.)
S.D.- (Con paso y señal.) Venerable
Maestro, nuestro Hermano recién hecho afirma haber sido desprovisto de
cualquier cosa de valor previamente a su entrada en la logia, y de no ser así
daría algo libremente.
(Corta la señal.)
V.M.- Le felicito por los honorables
sentimientos según los habéis actuado, e igualmente por la imposibilidad que
en la presente instancia os impide obrar según ellos; creedme que la prueba no
se ha hecho para jugar con vuestros sentimientos; lejos de nosotros semejante
intención; se ha hecho por tres especiales razones. Primero, como ya he
indicado, para probar vuestros principios; segundo para demostrar ante los
Hermanos que no lleváis ni dinero ni sustancias metálicas; porque de lo
contrario la ceremonia de vuestra iniciación tendría que repetirse, y tercero
como una advertencia a vuestro corazón para que si en algún tiempo futuro
encuentra a algún Hermano en circunstancias de miseria, y solicita vuestra
ayuda, deberéis recordar el momento preciso en que se la recibió en la Masonería,
pobre y sin un penique, y entonces abracéis con entusiasmo la oportunidad de
practicar esa virtud que habéis profesado admirar.
(El Segundo Diácono sitúa al candidato ante
el Venerable Maestro. El Maestro Inmediatamente Anterior coloca la caja de
herramientas sobre el pedestal.)
VM.- Ahora os presento las herramientas de
trabajo; son el calibre de 24 pulgadas, el martillo común y el cepillo. El
calibre de 24 pulgadas es para medir nuestro trabajo; el martillo para
arrancara golpes nuestros nudos y excrecencias superfluos; y el cepillo para
alisar y preparar la piedra y hacerla apta para las manos de un trabajador más
experto. Pero como no somos todos masones operativos, sino más bien libres y
aceptados o especulativos, aplicamos estas herramientas a nuestra moral. En
este sentido el calibre de 24 pulgadas representa las veinticuatro horas al
día, que deben emplearse parcialmente en el rezo al Dios todopoderoso; dedicar
en parte al trabajo y el recreo; y en parte a servir a un amigo o un Hermano en
situación de necesidad, sin detrimento nuestro o de nuestras relaciones. El
martillo representa la fuerza de la conciencia, que debe repeler todos los
pensamientos vanos e inconvenientes que puedan perturbarnos durante alguno de
los períodos indicados; con el fin de que nuestras palabras y acciones puedan
ascender inmaculadas al Trono de la Gracia. El cepillo nos señala las ventajas
de la educación, por la cual nos convertimos en miembros adaptados de una
sociedad regularmente organizada.
Como en el curso de la tarde seréis llamado
para ciertos abonos relacionados con su iniciación, es conveniente que sepáis
en virtud de qué autoridad actuamos. Esta es nuestra Carta o Patente de la
Gran Logia de Inglaterra (abre la Carta) que podéis inspeccionar en esta tarde
y las futuras. Este es el Libro de las Constituciones (ofrece un ejemplar al
candidato) y estos son nuestros reglamentos particulares (le ofrece un
ejemplar); os recomiendo un serio uso de ambos porque con uno de estos libros
seréis instruido en vuestros deberes generales respecto del Arte y por el otro
en los que se refieren a esta logia en particular.
VM.- Ahora quedáis en libertad de
retiraron, para recuperar vuestra apariencia y comodidad personal y una vez que
regreséis a la logia llamaré vuestra atención sobre una Obligación, fundada en
las excelencias de la Institución y las cualificaciones de sus miembros.
(El Segundo Diácono conduce al candidato a
la izquierda del Primer Vigilante y le indica cómo saludar al Venerable Maestro
en cuanto masón, con paso y signo. Entonces el candidato se retira y se viste con
sus ropas normalmente, incluido el mandil. Cuando está listo, el Guardián
Exterior avisa con golpes del Primer Grado.)
G.I.- (Con paso y signo.) Hermano Segundo
Vigilante, hay un informe. (El Segundo Vigilante da un golpe, el Guardián
Interior abre la puerta.) G.E.- (Con paso y señal).Venerable Maestro, el
candidato en su regreso. V.M.- Admítale.
(El Guardián Interior corta la señal. El
Segundo Diácono va a la puerta y toma al candidato de la mano cuando entra. Le
ordena de nuevo saludar al Venerable Maestro como Masón, y le conduce al Norte
del pedestal del Primer Vigilante donde se va a recitar la Obligación. Esta se
pronuncia por el Venerable Maestro o por un Venerable Maestro anterior o por un
Vigilante.)
Con la mencionada Obligación la liturgia de
iniciación de un Aprendiz queda concluida. Como muy bien su propio nombre
indica, en este acto el Venerable Maestro además de obligar, recomienda una
serie de cuestiones como el comportamiento, ejemplar que debe acompañar a todo
masón; el respeto al Libro de la Sagrada Ley y la consideración del mismo como
un inagotable modelo para hallarlaverdad y la justicia o el respeto a la
figura del secreto, la fidelidad y la obediencia. En definitiva, un completo
recordatorio de todo el proceso de iniciación.
Tal y como sucede con otras celebraciones y
rituales masónicos, en no pocas ocasiones, y una vez concluidas todas las
pautas exigida, para adquirir el Primer Grado de la masonería, se pone punto y
final con la celebración de un banquete al que deben acudir los miembros de la
hermandad, logia o taller.
Martín
Albo, Miguel- La
Masonería. Una hermandad de carácter secreto. Libsa. Madrid. 2005. pp.
422-433.
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